Lola y las papas del vecino - Las Bolas de Pablo

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20 ene 2019

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Lola y las papas del vecino

ESCRITO POR: ZATN
CONTIENE BALLBUSTING F/M.

   RecordarĆ”n a Lola, la protagonista de la historia "QUIEN MANDA EN CASA", esta historia narra su primer Ballbusting, sucedido a los 15 aƱos, cuando aĆŗn no conocĆ­a a quien serĆ­a su marido.
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   Lola vivĆ­a con sus padres en una granja agrĆ­cola, se dedicaban al cultivo de tubĆ©rculos, principalmente la papa, por su belleza era muy visitada por los chicos de fincas vecinas, pero su padre los mantenĆ­a a raya, ademĆ”s muy poco salĆ­a al pueblo, sobre todo desde que su amiga Elena dejó la región, en realidad era muy aislada, sumado esto a su personalidad siempre tĆ­mida.

   Sus 1.45 cm ayudaban a ese aspecto de indefensión que animó a un chico a propasarse con ella...
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...Esteban de 1.65 cm, era un vecino de Lola, estaba encaprichado con ella, el joven de 16 años, había enamorado a varias señoritas de la región, y con fama de casanova planeaba ser el primer hombre de la linda Lolita.

   Tras unas semanas de intentar enamorarla, Esteban por fin logró acceder a Lola... Un tĆ­o del joven estaba de cumpleaƱos y usaron la finca para el evento, con una multitud de gente, Lola y su familia vinieron al evento...
...Tras una corta interacción, Esteban tomó de un brazo a la joven, y con el engaño de enseñarle algo la hizo ir al granero.
Esteban estaba feliz, habĆ­a evadido a la familia de la joven y solo restaba lo fĆ”cil, convencer a la chica de acostarse con Ć©l, si no estaba de acuerdo usarĆ­a la fuerza, en su cabeza aseguraba que al final a ella le gustarĆ­a y se volverĆ­a su novia secreta. 

   En el granero, el joven la besó en los labios, y Lola se alejó.

   "Porque hiciste eso?".

   "Porque me gustas Lolita, y sĆ© que te gusto". 

   "Eso no es cierto, y ya veo que pretendes al traerme aquĆ­, pero no quiero nada contigo".

   Esteban sabĆ­a ahora que deberĆ­a ser a las malas, asĆ­ que retuvo a Lola de un brazo, aplicando su fuerza la lastimó y le arrojó contra una pila de heno.
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   Esteban se quitó el suĆ©ter demostrado una buena musculatura, hacia pesas pues sabĆ­a que las chicas preferĆ­an a un joven fornido, Lola quedó algo impresionada con todos esos mĆŗsculos, mĆ”s cuando el joven flexiono sus bĆ­ceps.

   Pero Lola seguĆ­a decidida a no tener nada con Esteban, Ć©l no era el chico con quien querĆ­a perder su virginidad. Ante el avance del muchacho, Lola lanzó manotazos, fĆ”cilmente evitados por Ć©ste.

   "Vamos, te gustarĆ”".

   La joven intentaba levantarse pero la fuerza de Esteban era demasiada para ella.

   "NO quiero!, dĆ©jame o gritarĆ©!".

   "Si gritas te beso, y te calló con eso".
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   El forcejeo de Lola era inĆŗtil, y cuando Esteban le subió la falda, ella comenzó a patalear, el chico le inmovilizó una pierna y se prendó a sus pantaletas, tirando de ellas y dejĆ”ndola desnuda de la entrepierna, Lola  grito de la pena, y casi lloró, pero finalmente mantuvo la calma...
...Ante la inactividad de Lola, Esteban juraba que se había rendido y accedería a lo que él quería tanto. Finalmente el chico se bajó los pantalones y sin usar interiores demostró su pene erecto, era blanco y con la cabeza grande y roja.

   "AAAhhhh!!!".Gritó Lola cubriĆ©ndose los ojos.

   "Nunca habĆ­as visto una verga?". Cuestionó Esteban y el tono colorado en el rostro de la joven le respondĆ­a a su pregunta.

   Seguidamente Esteban le toca la vulva, los esfuerzos por alejarlo se renuevan pero sin efecto.

   "Deja de resistirte, cuando te la meta te va a gustar mucho".

   El joven se acomoda encima de la joven buscando ubicar su pene en la entrada de la vagina, repentinamente Lola deja de resistirse.

   "EstĆ” bien, pero dĆ©jame tocarte tu cosa". El alegre Esteban se aleja un poco, exponiendo su Ć”rea genital, una mano de la chica acaricia el pene del joven.
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   "EstĆ” muy caliente!!". Lola esta asombrada, Esteban se arrodilla ante ella y la joven se incorpora quedando de igual forma ante Ć©l. El tacto de la adolescente es curioso y exploratorio, con sus pequeƱos dedos la diminuta joven palpa el venoso miembro viril, conociendo cada centĆ­metro de este.

   "Veo que te gusta tocarlo, lo tocaras cada vez que te lo pida, no es asĆ­?". Lola afirma.

   Son segundos eternos de disfrute para Esteban, mientras que en la cabeza de Lola fluyen recuerdos de hace unos aƱos con su madre. 
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   Un par de aƱos atrĆ”s la madre de Lola la sentó un dĆ­a en la sala y le habló sobre los chicos, en cierto momento trataban el tema de cómo defenderse si era agredida por uno de ellos..

   "Entonces ya sabes, si un chico te quiere hacer algo, le das un buen golpe por las bolas, con eso los dejas muy dolidos y no se vuelven a meter contigo".

   "Gracias mamĆ”, entonces duro en las papas!".

   "En las papas?".

   "Si mi tĆ­a una vez les llamó asĆ­, y son como las papas, redonditas y pequeƱas".
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   "Ah, te refieres a la papa criolla o amarilla, porque la papa comĆŗn es mucho mĆ”s grande de lo que tiene los hombres colgando alli."

   La curiosidad de la joven se manifestó en una pregunta:

   "MamĆ” tĆŗ le has pegado a algĆŗn hombre en las papas?".

   La madre sentĆ­a jocosidad ante el llamar "papas" a los testĆ­culos, contuvo la risa y respondió:

   "Si!, mĆ”s de una vez, incluso una de esa fue a tu PapĆ”".

   "A PapĆ”?, y porque le pegaste ahĆ­?".

   "Por serme infiel una vez, y crĆ©eme que aprendió la lección, nunca mĆ”s tuvo aventuras... Toma nota hija, cuando te cases, amenaza a tu marido con  pegarle  ahĆ­ si te traiciona, y del miedo a un golpe de esos se te mantendrĆ” fiel". La adolescente soltó una risilla.

    Finalmente la madre le dice: "Te voy a enseƱar un secreto que te puede ayudar un dĆ­a si un chico te quiere hacer algo contra tu voluntad"

   Volviendo al momento actual en el granero, Lola detalló mĆ”s abajo, viendo como las "papas" colgaban alegremente, en un Esteban agitado y sudado.

   "Puedo tocarte las papas?".

   "Las papas?". Se extrañó Esteban.

   Lola bajo un poco los dedos, y acarició la parte baja del escroto, el chico entendió enseguida a que se referĆ­a.

   Un dedo de la joven palpó de forma circular la piel del testĆ­culo izquierdo de Esteban quien jadeo de gusto:

   "Claro que puedes tocarme las papas... que raro que les digas asĆ­ a las pelotas, pero adelante, tócalas todo lo que quieras".
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   La chica acarició los testĆ­culos del joven, sopesĆ”ndolos, se mostraba impresionada al ser la primera vez que tocaba un par de aquellos.

   "Son como las papas amarillas, por eso les digo asĆ­".

   El jactancioso chico replicó: "Pero mĆ”s bien son papas de las comunes, porque las tengo grandes, no minĆŗsculas como esas criollas amarillas".

   Lola sabĆ­a que no eran grandes, pero era prudente no contradecir al fornido joven, no querĆ­a que se enojara y le pegara... Mantuvo su palpación.

   "Tus papas estĆ”n muy calientes".

   "En tu finca cultivan papas, asĆ­ que ya no me extraƱa que les llames asĆ­... Pero sigue sobĆ”ndome las papas".

   Fue entonces cuando con ambas manos Lola aprisionó las huevas de Esteban, con cada pulgar e Ć­ndice como una pinza, capturó y aprisionó cada hueva por su lado.

   Esteban no supo que hacer, la doble pinza a sus testĆ­culos era firme y enseguida Lola tiró de ellos hacĆ­a abajo.
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   "AAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!!!!!!!!!!!". Solo pudo gritar Esteban, aquella chica de 1,45 cm le tenĆ­a de donde mĆ”s le dolĆ­a, y se hallaba literalmente en sus manos.

   El chico sentĆ­a sus testĆ­culos deformarse, los dedos de la muchacha aplastaban sus cojones, casi como si fueran de hule, si Lola continuaba aplastĆ”ndolas, sus huevos no soportarĆ­an mĆ”s.

   "AAAAHHHHHHHHH, AAAAyyyyyyyyyy". Esteban tenĆ­a los ojos hechos agua, mientras Lola se dedicaba a apretar esas esferas. A pesar de su tamaƱo, lograban someter a su voluntad a aquel chico con tantos mĆŗsculos, en verdad que era un punto dĆ©bil en los chicos, una chica como ella podĆ­a ganarle a un chico solo metiĆ©ndose con esas dos "papitas".

   El consejo de la madre volvió a su cabeza, aquella vez le expuso:

   "Hija los chicos siempre nos subestiman, por ser mĆ”s pequeƱas creen que no podemos hacer nada contra ellos, pero se equivocan, y por eso mismo es fĆ”cil engaƱarlos".

   "EngaƱarlos?, Cómo?".

   "Mi amor, hazle creer que te rindes, que aceptas que eres mĆ”s dĆ©bil, que harĆ”s lo que Ć©l quiera, enseguida creerĆ”n que con su fuerza nos ganaron, por eso se confiarĆ”n y se descuidarĆ”n".

   "Y si no se creen que me rindo?".

   "Pues demuĆ©strale que harĆ”s lo que Ć©l quiera, por ejemplo, tócale donde a ellos les gusta, y dejaran que le toques cuanto quieras".

   "Ya entiendo y ahĆ­ le pego en las papas".

   "AsĆ­ es, aprovecha cualquier oportunidad y pĆ©gale ahĆ­".

   Esteban comenzó a llorar del dolor, nunca le habĆ­an lastimado las bolas de esa manera, ahora sentĆ­a a plena intensidad el dolor testicular. La joven sintió algo de pena por Ć©l, siendo hombre y tan alto comparado con ella, pero ahora lloraba como una niƱa pequeƱa, decidió soltarlo... La libertad en sus gónadas trajo alivio momentĆ”neo, pero comenzarĆ­a un ardor infernal dentro de su escroto. 

   Lola se levantó dejando a Esteban retorciĆ©ndose del dolor, la adolescente se colocó las pantaletas y falda, arreglĆ”ndose, dio una mirada al chico y sin decir nada se dirigió a la puerta de granero.

   El joven temblaba como una hoja a viento, el dolor le hizo castaƱear los dientes, no cesaba en acunar sus huevos, como si eso le trajese algĆŗn alivio, estaba tan traumado que no querĆ­a descuidar tan adolorida zona.

   Lola con paciencia fue junto a su madre y le contó al oĆ­do lo sucedido. La mujer explotó en voz alta: "Que!!!, Te quiso violar en el granero!!". Todo el mundo escuchó y los comentarios brotaron, Lola se sonrojo al verse observada por todos… Ahora enterados de que Esteban habĆ­a intentado aprovecharse de ella, los asistentes tomaron rumbo al lugar de los hechos.

   Cuando la gente abrió el granero, encontraron a Esteban desnudo tirado en la paja retorciĆ©ndose del dolor, sus manos parecĆ­an cocidas a la entrepierna, algĆŗn hombre soltó una carcajada, una mujer presente no pudo evitar decir: "Dios, quĆ© horror!".

   Otra mujer se santiguó. Para todos los presente era obvio lo sucedido, el precoz joven se quiso pasar de listo con la pequeƱa lolita, quien le dio su merecido, mĆ”s de uno sintió pena por el adolescente, lo que debĆ­a sufrir del dolor en las bolas. 

   Pero se lo merecĆ­a... Llamaron al comandante de policĆ­a que tambiĆ©n estaba en la fiesta, el hombre con rasgos propios del jefe Gorgory de los Simpson, y con hamburguesa en mano se puso al mando del caso
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   Con respecto a las cuestiones legales, la propia Lola no tuvo interĆ©s en denunciar la agresión, su madre le habló exponiĆ©ndole que lo correcto era denunciar, pero la joven solo contestó

   "Le apretĆ© las papas como dijiste mamĆ”, me tiene miedo ahora, tuvo su merecido".

   La madre le dijo: "Mi amor, es mejor llamar a las cosas por su nombre, de ahora en adelante... huevos o huevas es mejor que papas, asĆ­ sĆ­ te entiende la gente".

   "Muy bien mamĆ”, serĆ”n huevas... si me intenta obligar un chico, le aprieto las huevas!".

   Finalmente hubo denuncia contra el joven y este pasó unos pocos meses en una correccional juvenil, sumado a terapia psicológica para no volver a incurrir en esas conductas.

   Para cuando volvió a la libertad, el muchacho que aprendió su lección, debió abandonar por petición propia la región, no podĆ­a ver a nadie a la cara sobre todo por saberse que quiso abusar de Lola, sumado a la gran vergüenza al haber sido incapacitado por una chica, y una de mucho menos estatura que Ć©l.

   Los consejos de mamĆ” le sirvieron aquella vez a Lola, y le continuarĆ­an sirviendo en su vida de casada con su futuro esposo EfraĆ­n.


FIN.

Gracias.
Comentarios a zatniktiel@hotmail.com

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