La mujer tras el cristal

ESCRITO POR: ZATN

CONTIENE BALLBUSTING F/M.

   Son las 11:30 Pm del jueves 14 de Agosto, y me encuentro en un lugar muy poco recomendable, mi nombre es Eduardo Barrientos y por primera vez asisto al puticlub de mi tío Benito.

   En realidad es un club para caballeros, llamado MORTADELO Y FILEMÓN. Es un lugar donde se ve toda clase de espectáculos triple X, desde striptease hasta sexo con putas, y lo mejor si eres hombre: Todas las mujeres que trabajan allí tienen la ropa interior por uniforme!

   Siempre había querido ir, pero mi madre me reprendía, y es que con 18 años cumplidos hace un mes, por fin tengo la edad para asistir a estos lugares sin peligro de algún lío para mi tío, mis padres, o mí mismo… en ocasiones la policía (más de uno es cliente regular del club de mi tío) llega por sorpresa pidiendo documentos para evitar la presencia de menores, ahora con mi cédula de ciudadanía oliendo a nuevo, que me pidan la identificación quién quiera.

   Esta primera noche, mi tío me dio libertad de hacer que lo quisiese: Mirar los shows, beber licor si lo deseaba, pero me advirtió de no pasarme para no llegar a casa ebrio, incluso podía estar con alguna chica del club, pero que le avisara a que chica había elegido, para él arreglar los pormenores, ya que ese sería mi regalo atrasado de cumpleaños… Era una oferta que no me terminaba de convencer.

   Estaba con la boca abierta ante las damas presentes, había rubias, morenas, altas, bajas, blancas, trigueñas, negras, y todas en ropa interior!

   Pero de repente vi a una que me impactó, una negra enorme, sin dudarlo media 1.80 cm, tenía todo su cabello crespo en un enorme moño sobre la cabeza, y usaba una ropa interior blanca que contrastaba con su piel oscura.

   De cara era agraciada, y tenía unos ojos negros que brillaban. Pero lo que me impactó fue su cuerpo voluptuoso… Se cargaba las tetas más grandes que hubiera visto con mis propios ojos, el sostén para levantar tales masas, era gigantesco y a la vez parecía que en cualquier momento los tirantes iban a reventar, de cintura era algo ancha, pero esa era su contextura, sin mencionar unos firmes abdominales… Las caderas eran vastas, que se continuaban con unos gruesos muslos… 

…Usaba unas pantaletas espaciosas, sólo unas así le podrían quedar, dada la abundante carne de la mujer, y aun así se le veían apretadísimas.

   La vi caminar hacia mí, estaba impactado y no moví un musculo, de pronto dijo:

“Permiso”.

   Con su mano derecha me hizo a un lado el brazo, con una suavidad que sorprendía dado su cuerpazo.

   Es verdad!.— Me dije.

   Estaba como un tonto en la mitad del pasillo; Pero lo que me dejó aún más tonto, fue que mientras dio el primer paso para superarme, se giró levemente observándome, lo que automáticamente resultó en el contacto de mi hombro con su enorme teta derecha, la sentí pesada, pero a la vez blanda.

   La morena se comenzó a alejar, a mi vista la contemplaba en cámara lenta, y la disfruté de espaldas, al contorneo de sus caderonas, movía unas señoras nalgonas, y las pantaletas, por muy grandes que fueran se perdían entre esos gigantescos glúteos.

   Seguía con la boca abierta, fue entonces cuando un gringo que debía medir más de 2 metros, se tropezó conmigo, no alcancé a disculparme por estar en medio, el no dijo nada, pero me di cuenta que iba tras la negra, de seguro le iba a proponer sexo. 

   “Se la va a “comer” el degenerado… Que envidia…”. Alcance a decir en voz baja, justo antes de morderme el labio.

   No podía sacarme a la negra de la cabeza, así que fui a una mesa libre para tomarme un trago, recordaba esos tetones y nalgones, cuando, el tío Benito me sorprendió al tocarme el hombro por detrás.

   “Y que tal el lugar, Eduardito?”.

   “Maravilloso Tío”. Seguía obnubilado mirando a lo lejos, a ver si reaparecía aquella morena.

   “Alguna de las chicas te gusta?... Te dije que podías escoger a cualquiera, pero menos la mona Adriana, es aquella que está en la barra…”. Señalo a una belleza rubia que estaba sirviendo tragos.

   “…Ella se tiene que ir, un cliente la pidió esta noche, el muy tonto está loquito por esa mona, y ella cómo le saca dinero, Jajajaja”.

   “NO tío, aun no escojo a ninguna”.

   Era obvio que me gustaba aquella negra, y por mucho, vaya que me había impresionado, pero decidí no decirle nada, sinceramente nunca había pagado por sexo, por lo que aún no me decidía si aceptarle la propuesta a mi tío… Pero aun así tal vez aquella morena podía hacerme arriesgar y aceptar.

   “Luego te digo, aun me falta por ver”.

   Al escuchar eso me informó de un show privado que solo algunos clientes pagaban. Intrigado pedí más información.

   “En el sótano hay unos cubículos especiales, dónde se puede ver a las chicas tener sexo con sus clientes”.

   “Observar a otros haciéndolo, eso es Voyeurismo, lo hacen aquí?”.

   “Claro Eduardito, Las chicas saben y los clientes también, pero a ellos poco les importa; los cubículos son de vidrio que permite ver, pero no ser visto, además son insonorizados. Hay total anonimato…Ve!”.

   “NO estoy seguro de querer ver”.

   “Es tu oportunidad, me acaban de pedir uno de los cubículos, son económicos porque saben que los pueden ver, pero nadie ha pedido el servicio de observar, así que estarás tu solo viendo a esa pareja… disfrútalo Eduardito”.

   Tras pensarlo acepté la propuesta de mi tío Benito y fui a ver, me dio la llave del sótano, estaba muy ocupado para hacer de guía y volvió a su oficina en el segundo piso…

   Mientras caminaba al lugar, Me imaginaba teniendo sexo con aquella negraza en uno de esos cubículos, y la vergüenza de saber que nos pueden observar… pero me centré en cómo sería hacerlo con ella, me imaginaba sentado sobre ella , dándole por detrás… Pero a la vez era una situación a temer… porque  alguien como yo, de 1,60 cm de alto y 65 kilos, estaría en una seria desventaja ante semejante mujerona... Llegue a temer, Esa negra me acaba en la cama!, y más al tener yo poca experiencia sexual.

   El sótano era amplio y se observaban 3 cubículos a una altura de un metro, ideal para quien observa, no había diferencia con una habitación normal, con su cama y alfombra,  sólo que a más altura y una pared de cristal... Había una puerta en el muro opuesto, por donde se ingresaba, pero no tenía idea como se llegaba por ese lado.

   En el tercer cubículo la luz estaba encendida, y ahí estaba ella! Aquella morena y el gringo estaba intimando, tal como lo predije, pero no esperaba que lo hicieran allí; El gringo estaba sentado sobre el abdomen de la mujer con su pene entre las gigantescas tetas de la negra, disfrutaba de una paja rusa, o cubana como otros le dicen.

   Por mi lado no dejaba de ver esas tetas desnudas, esperando que el gringo la penetrara para detallar otras áreas más púdicas, mientras aprovechaba el no poder ser visto.

   Pero algo pasó, la negra trataba de quitárselo de encima, mientras el gringo ya con el pene fuera de entre sus teta, trataba de someterla… La mujer alcanzó a incorporarse para levantarse de la cama, pero el hombre la tomó de un brazo la hizo acostarse y se le colocó encima…

…Estaba ansioso por lo que veía, era claro que algo sucedió y la negra le reclamaba, por el vidrio no podía escuchar, solo observaba como sin duda insultos emergían de la boca de aquella negra que parecía fuera de sí… Que le habría hecho?, la insultó?, o le apretó las tetas demasiado duro?... no podía saberlo.

   Presenciaba un duelo de fuerzas, donde el gringo con sus manazas mantenía las manos de la mujer al ras de la cama.

   Ella necesitaba ayuda, pero como ayudarla?, inicialmente estaba impactado por lo inesperado del asunto, y a la vez, no veía la forma de entrar al cubículo desde el sótano. 

   De pronto la situación cambió, el hombre aumentó la fuerza y pudo hacer su voluntad… Sin soltarla, se acostó sobre las enormes tetas de la negra y la besó a la fuerza, ella trataba de rechazar el beso, pero el gringo forzaba la unión de labios.

   Pero la negra era más brava de lo que él y yo creíamos, porque de repente el gringo alejó su boca y en su cara se evidenció dolor…

…Puede ver sangre en el labio del miserable, la negra le había mordido con bravura; Por un instante me alegré, ella no se dejaría así nada más… Pero enseguida temí por la morena, él se desquitaría por lastimarle.

   En efecto los ojos del gringo se inyectaron de sangre, y de inmediato levantó su enorme mano, descargándola contra el rostro de la negra. El soplamocos  hizo doblar la cara de la mujer…

…Al verlo, sentí erizados los vellos en mi espalda, Estaba iracundo, no me importaba que ese tipo fuera casi el doble que yo, como se atrevía a golpearla, tenía que defenderla, busqué alguna entrada al cubículo, pero no había puerta de este lado, incluso golpee el vidrio, pero era grueso y de seguro no escucharon nada.

   Un nuevo golpe del gringo al rostro femenino, y grité sin importar lo inútil que fuese:

   “Maldita basura, déjala!”.

   Pero entonces, y a pesar de tenerlo encima,  la negra contraatacó con la rodilla…

…A través del vidrio, vi al gringo gritar en silencio al techo, la gruesa rodilla de la negra se hundió con fuerza en los colgantes huevos del canalla, quedé impactado ante la severa muestra de dolor del miserable. 

   Del dolor, el gringo se le quitó de encima y cayó de la cama, enseguida su estatura pareció reducirse a la mitad, porque se ubicó encorvado, en la posición que llaman fetal… Podía ver sus manos, peleando por ser la primera en agarrar y cubrir sus aplastados huevos.

   La negra se levantó iracunda, mi primera vista fue dirigida a su rodilla, la tenía gruesa y de seguro maciza, con ella le dejó los huevos de su atacante como tortillas.

   Pero pronto mi atención cambió, y se centró en sus enormes tetas desnudas, tuve una erección, que aumentó ante la vista de su peludo coño al aire…

…Entonces se movió con brusquedad, vi el movimiento de su grueso muslo cuando lanzó una patada contra el gringo en el suelo, el pie desnudo le impactó en la espalda, el tipo se vio más quejumbroso.

   La morena comenzó a ponerse las pantaletas, pronto su coño estaba cubierto, y siguió en ocultar sus tetas… la gigantesca prenda superior le daba problemas, sus tetas eran demasiado grandes, tras 3 fallos por enganchar el sostén, finalmente lo logró.

   Se aproximó a la puerta para salir, pero fue ahora cuando el gringo, aun acostado de medio lado en el suelo,  se volteó al parecer para insultarla; Fue un grave error de su parte, la negra corrió hacia él y le hundió el pie en el estómago, una y dos veces, el gringo solo cubría sus huevos, y la morena se inclinó e intentó agarrarle las pelotas…

…Era un duelo, ella intentando quitarle los dedos y el cubriéndose su herida masculinidad.

   Ya había pasado la ansiedad y tensión en mi corazón, y lo reemplazaba la curiosidad, cómo el gringo me daba la espalda, me moví para lograr ver mejor la acción.

   El canalla estaba desesperado cubriendo sus bolas, se había metido con la persona equivocada, la negra alcanzó a tomarle del pene, le enterró las uñas y tiró de éste… casi se lo arrancó, incluso el gringo se levantó unos centímetros del tremendo tirón de la mujer… cuando le liberó era claro que le había rasguñado el miembro viril.

   Finalmente se retiró del cubículo; Por mi lado quede impactado unos instante, observando como el enorme gringo se retorcía y sollozaba, se le veían las lágrimas; Reaccioné y salí del sótano, queriendo verla y comprobar si estaba bien, aunque claramente lo estaba.

   En la multitud de gente, no logré observar que ruta daba al ingreso de aquellos cubículos. ¿Dónde se encontraba?. Me rendí y fui a la oficina de mi tío, para contarle lo que presencié.

   Mientras le narre lo ocurrido, estalló en una sonora carcajada:

   “JAJAAJAJAJA!”.

   “No te rías tío Benito, que fue algo serio”.

   “Esa negra es bien cojonuda, tiene más pelotas que muchos de los tipos que vienen aquí… No te preocupes por Candelaria, ella se cuida sola, lo que le pasó no es nada para ella…”.

   Así que se llamaba Candelaria, un bonito nombre para esa morenaza; De pronto observe desde el vidrio como el gringo era sacado por un guardia del lugar.

   “Mira!, ahí va el gringo!”. Se evidenciaba que estaba muy dolorido, y mantenía una mano en las pelotas, mientras el guardia le torcía el otro brazo tras la espalda.

   “No te preocupes, ese es Pablito Tobón, ahí donde lo vez es cinta negra y si le vieras los brazos son como dos troncos, con el nadie se mete”. Parecía cierto, a pesar de que aquel guardia no le llegaba ni al hombro al gringo, se veía corpulento y muy malcarado.

   “Jajaja, pobre gringo, lo que le espera si le da problemas a Pablito… le decimos de cariño cuatro peos”.

   “Cuatro peos?”.

   “Jajaja, sí, a quien le mete la mano le saca cuatro peos como mínimo… Jajajaja”.

   Los malos chistes de mi tío Benito no me hacían reír, pero la verdad ese gringo se merecía de todo por golpear a Candelaria.

   Mientras asimilaba todo lo dicho por mi tío, él me vio distraído y pareció leer mi mente.

   “Entonces te la quieres comer, no?”.

   Su ofrecimiento me tomó por sorpresa, y lo negué de inmediato.

   “No, no, eh, de que hablas?”.

   “De la negra Candelaria, se nota que le tienes ganas de  metérsela, no te hagas”.

   “No tío, claro que no, después de lo que le sucedió con ese tipo, cómo va seguir trabajando, se irá a su casa”.

   “Jajajaja, Eduardito, no conoces a esa negra, ella va a seguir “culiando” y ganando plata, y lo hará por que quiere, no porque se lo manden, tú crees que a semejante mujer alguien le puede dar órdenes?, y en la cama no creo que se la puedan meter si ella no quiere, Jajaja”.

   Baje el cabeza, apenado ante la falta de delicadeza en la jerga de mi tío.

   “Entonces, te la presento?, usted solo dígame y acuerdo con ella, recuerda que es por tu cumpleaños… Pero te advierto, esa negra es brava!, brava peleando, y culiando!, Jajajaja”.

   Tío tomó un trago de whisky, se pasó la mano por los labios y quedó esperando mi respuesta, finalmente afirmé con la cabeza, y fue el primer paso para tener sexo con Candelaria, la morena que me había impactado…

…Los sucesos siguientes de aquella noche, no aparecerán en este relato, por no tener relación al tema BALLBUSTING.

FIN.

Gracias.