Los sonidos distantes se volvieron cada vez mƔs audibles. Pero era como si
se escucharan bajo el agua. ĀæSeguĆa nadando en la laguna? Pero todo estaba
oscuro. ĀæPor quĆ© iba a estar nadando de noche cuando no podĆa ver? Oyó lo que
creĆa que eran olas y pudo sentir su cuerpo luchar contra algo. SĆ, estaba
luchando, pero ¿qué era?
Chemo vio que el cuerpo de Jairo se movĆa ligeramente, como un hombre
retorciĆ©ndose en sueƱos. SabĆa que el efecto del tranquilizante estaba
desapareciendo y que pronto Jairo estarĆa despierto. Chemo sonrió con
anticipación. HabĆan pasado casi tres horas desde que capturó a Jairo junto a
las aguas de la laguna. Miró a Eduardo, atado desnudo junto a otro Ôrbol. No
mostraba signos de recuperación.
«No me sorprende» pensó Chemo. Se
necesitaron dos dardos para sedar al mĆ”s poderoso. EstarĆa inconsciente por un
largo tiempo.
Jairo se estaba volviendo lentamente mƔs consciente a medida que la droga
se eliminaba de su cuerpo. Pudo sentir vagamente algo Ɣspero contra sus muƱecas
y tobillos. Percibió un dolor sordo en todo su cuerpo. «¿Por qué me siento de esta manera?». Nadar en la laguna relajaba
su cuerpo. A medida que pasaba mƔs tiempo, al hombre semiconsciente se le
presentaban sensaciones adicionales, cada una menos placentera que la anterior.
Lo que comenzó como un dolor sordo se volvió mÔs intensamente doloroso. A
medida que aumentaba el dolor, el ascenso de Jairo a la conciencia se hizo mƔs
rƔpido.
Chemo vio que los ojos de Jairo se movĆan rĆ”pidamente en sus pĆ”rpados todavĆa cerrados. Pronto estarĆa despierto. QuerĆa ser lo primero que viera el semental cuando abriera los ojos. Caminó hacia el joven atado y una vez mĆ”s se maravilló con su cuerpo desnudo. DisfrutarĆa su tiempo con este joven. Lo disfrutarĆa mĆ”s, sabiendo que Eduardo iba a observarlo.
DespuĆ©s de lo que a Jairo le pareció una eternidad, sus ojos finalmente se abrieron. Su visión era borrosa y estaba totalmente desorientado. Su primer pensamiento fue frotarse los ojos, pero cuando trató de hacerlo, sus brazos no se movĆan, del mismo modo, sus piernas. Cuando su visión se aclaró, la forma de su captor apareció a la vista. En un instante, los eventos de mĆ”s temprano en el dĆa regresaron al joven.
āĀ”Chemo! āescupió Jairo. Sus mĆŗsculos se flexionaron contra sus ataduras.
RƔpidamente se dio cuenta de que estaba fuertemente atado y no iba a ninguna
parte. Aún sintiendo los efectos de la droga, se relajó exhausto contra el
tronco del Ɣrbol. Todo su cuerpo brillaba con el sudor del esfuerzo.
āEspero que hayas disfrutado tu siesta, Jairo. PensĆ© que te veĆas cansado por haber nadado temprano en la maƱana āse burló Chemoā. Ahora que estĆ”s despierto, pensĆ© que nos divertirĆamos juntos āse acercó al joven y le acarició la mejilla.
āNo me toques, bastardo. Ā”Eduardo te matarĆ” por esto!
āNo lo creo. Eduardo estĆ” un poco fuera de escena ārespondió Chemo
alegremente. Se apartó del camino, revelando al compañero inconsciente de
Jairo.
āĀæQuĆ© le pasa a Eduardo? ĀæQuĆ© le has hecho? āexclamó Jairo con miedo en su
voz.
āLo mismo que te hice a ti. Eduardo simplemente estĆ” durmiendo los efectos
de un dardo tranquilizante. Dos, de hecho. Pero deberĆa despertarse pronto.
Entonces comenzaremos la fiesta en serio. Sin embargo, tambiĆ©n podrĆamos poner
las cosas en marcha mientras esperamos.
Con eso, Chemo comenzó a acariciar a Jairo con mĆ”s seriedad. SabĆa que no
querĆa que Jairo se corriera hasta que Eduardo estuviera despierto, pero no
habĆa ninguna razón para no llevarlo al lĆmite del placer. Chemo tomó el pene
flÔcido de Jairo con su mano derecha y comenzó a acariciarlo; primero lentamente
y luego un poco mĆ”s rĆ”pido. SimultĆ”neamente, su brazo izquierdo trazó cĆrculos
alrededor de los pezones del jóven. En poco tiempo, a pesar de los argumentos
de Jairo para soltarlo, su pene y pezones estaban erguidos.
Jairo hizo todo lo posible por resistirse, pero su cuerpo no pudo evitar responder a las manipulaciones expertas de Chemo. Tensó su cuerpo, flexionando su hermosa musculatura, pero eso solo hizo excitar a Chemo. El lĆquido preseminal se acumulaba en la polla rĆgida de Jairo y servĆa para lubricar el proceso de las caricias del cazador. Jairo se estremeció ante las sensaciones que emanaban de su ingle y pecho. PodĆa sentir el orgasmo creciendo. Estaba al borde de eyacular.
Chemo estalló en carcajadas y golpeó con su palma la entrepierna de Jairo,
haciendo crujir sus testĆculos y provocando un gemido largo y agudo.
Chemo le sonrió y se echó hacia atrÔs, estrelló una patada en las bolas de
Jairo una vez mƔs.
Jairo aulló de dolor, su cuerpo convulsionó.
Sin dejar de reĆr, Chemo pateó las bolas de Jairo con fuerza, aplastando
sus testĆculos y provocando un gemido de angustia en el guapo semental de piel
morena.
Jairo sollozaba y gemĆa, gruƱĆa de dolor mientras Chemo pateaba sus
testĆculos una y otra y otra vez. Gritó y le rogó que se detuviera, abandonando
su personalidad valiente para sentirse patƩtico y humillado.
Chemo se arrodilló y golpeó a puños los huevos con todas sus fuerzas una nueva vez.
De repente, Chemo se distrajo con los gemidos de Eduardo. Se apartó del
pobre Jairo desplomado contra el Ɣrbol.
Chemo se acercó al otro hombre atado. Una sonrisa cruzó el rostro del captor. Ni siquiera podĆa procesar la forma de planes que tenĆa guardados para esos dos hombres viriles. Ambos pronto descubrirĆan, la profunda depravación de Chemo.
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