Por un lado
estaba el grupo de la vieja escuela,
aquellos que tenĆan mĆ”s aƱos y aseguraban iban a ganar la competencia, este
equipo de hombres de antaƱo adquiriĆ³ el nombre para la competencia de Los expertos y estaba conformado por:
Wilcar |
La
contraparte era la siguiente generaciĆ³n, hijos y sobrinos de los veteranos se
hacĆa llamar: La renovaciĆ³n.
—¿Por quĆ©
carajos yo no puedo participar? —preguntĆ³ Rafael ChacĆ³n en cierto
momento.
Farid |
—Pero yo
quiero jugar.
—No se
puede. DespuƩs habrƔ oportunidad para que le patees los huevos a tu papƔ.
—¿QuĆ©?
—Rafael abriĆ³ los ojos mirando a Israel quien estaba sentado en una silla
contemplando la inauguraciĆ³n del juego. AutomĆ”ticamente el dentista se cubriĆ³
la entrepierna—. ¿Golpear las bolas de papĆ”?
—SĆ. ¿Crees
que Pablo no le va a batir los huevos a tu abuelo? ¡Ja, ja, ja!
—Pero
—Rafael seguĆa con la boca abierta sorprendido. TomĆ³ una bocanada de aire y
recuperĆ³ el sentido de la realidad—. En lugar de golpear las bolas de mi padre
o mi abuelo, prefiero golpeƔrtelas a ti.
Con eso teniendo una precisiĆ³n mortal, golpeĆ³ de una patada el punto mĆ”s vulnerable de Farid, hundiendo su pie calzado directamente entre los muslos del semental Ć”rabe y haciendo que los ojos del hombre se hincharan mientras su mandĆbula caĆa.
—GrandĆsimo,
cabrĆ³n —dijo Farid con voz apagada mientras se doblaba y se agarraba la
hombrĆa, acongojado en el suelo.
Muchos en la sala se rieron contemplando el dolor que embargaban las pelotas de Farid.
FabiƔn |
Una cara nueva era la de MartĆn que era el descendiente de una mujer ChacĆ³n, un joven de tez morena y sonrisa pĆcara, alegaba tener huevos grandes, pero todos sabĆan que se quedaban cortos al lado de las pelotas de sus primos hijos de varones. FabiĆ”n era hijo del hermano de BenjamĆn, un muchacho de tez blanca con cara de Ć”ngel, a pesar de usar aretes en las orejas, su cabello era castaƱo y estatura baja. El Ćŗltimo en ser presentado en el grupo causĆ³ un revuelo y era uno de los hijos del seƱor Wilcar ChacĆ³n.
—Con
ustedes… ¡RenĆ© ChacĆ³n!
La sala
quedĆ³ completamente en silencio, en la fila de los espectadores los hijos de
Wilcar se quedaron completamente atĆ³nitos ante ese hermano nunca antes conocido.
Marcos |
Wilcar
murmurĆ³ un par de incoherencias que chocaron en su lengua y no formaron palabra
alguna.
El joven que se presentĆ³ en la sala era alto, apuesto, de tez blanca y cabellos negros. TenĆa mirada activa y semblante serio, su trapecio y deltoides estaban bien desarrollados. VestĆa jeans y franela negra que denotaba una musculatura bien trabajada en horas de gimnasio. Hijo de una amante escondida por dĆ©cadas del galante Wilcar.
Horacio |
Wilcar
continuĆ³ pĆ”lido como un papel.
—Ya era momento de conocernos, hermanos —saludĆ³ RenĆ© ChacĆ³n con un sonrisa cĆnica.
—¿CĆ³mo… cĆ³mo
te atreviste a revelar mi secreto? —explotĆ³ con fuerza Wilcar mirando a
BastiƔn.
El
cientĆfico se encogiĆ³ de hombros.
—¡Espera,
espera! —dijo Marcos—, ¿tĆŗ sabĆas de esto, Bastian? ¡Nunca te atreviste a
decirme!
BastiƔn |
—¿CĆ³mo
pudiste hacer eso a mamĆ”, Wilcar! —reclamĆ³ Dereck otro de sus hijos
completamente furioso.
Sin embargo
la atenciĆ³n de Wilcar en estado de furia fue sobre BastiĆ”n tomĆ”ndolo del cuello
de la camisa.
—¿CĆ³mo te
atreviste a revelar mi secreto, hijo de puta? —lo zarandeaba dominado por la
rabia.
—No fue mi
culpa, Farid revisĆ³ mis registros y dio con tus datos.
—Eres un
cabrĆ³n, hermano, me traicionaste.
De repente
la rodilla de Wilcar saliĆ³ disparada hacia la ingle de BastiĆ”n aplastando con
fuerza el contenido del escroto del cientĆfico y haciendo que sus mejillas se
hincharan mientras se doblaba de dolor. TodavĆa lo sostenĆa de la camisa
mientras le regalaba par de insultos.
GermƔn |
GastĆ³n |
GastĆ³n pateĆ³ a su primo en las bolas y GermĆ”n cayĆ³ de rodillas chillando como niƱa. Fue inmediatamente atendido por Jean y Pablo, mientras que al mismo tiempo Marcos y BenjamĆn apartaban a Wilcar del cientĆfico.
RenĆ© se reĆa contemplando la situaciĆ³n que se generĆ³ con su ingreso. SabĆa desde muchos aƱos atrĆ”s que tenĆa unos hermanos. Pero nunca tuvo el placer de conocerlos hasta hoy.
Dereck |
—No me hago
llamar su hermano, soy tu hermano —afirmĆ³ RenĆ©—. Y fui escogido por Farid sobre
ustedes para participar.
—Quiero que
sepas que no eres bienvenido en la familia, bastardo.
Dereck
estrellĆ³ una patada entre las piernas de su hermano.
RenĆ© despegĆ³ los pies del suelo, enseguida se doblĆ³ agarrando sus testĆculos al mismo tiempo que sus piernas temblaban. Dentro de su pantalĆ³n reposaban dos grandes esferas que perdieron su ovalada forma tras la devastadora patada. A RenĆ© los ojos se le llenaron de lĆ”grimas y cayĆ³ de rodillas al suelo.
—Bastardo —murmurĆ³ Dereck dĆ”ndose la vuelta para irse.
MƔs allƔ de
todo el jaleo. Farid enfocaba su rostro a la cĆ”mara que transmitĆa el evento
para las redes sociales.
—En dos
semanas —anunciĆ³ al pĆŗblico—, tendremos el primer reto, serĆ” un desafĆo de lucha cuerpo a cuerpo. Nuestros
retadores elegirƔn a los participantes que buscarƔn el debut de su grupo. Los
invito a participar.
—TĆŗ tambiĆ©n tienes la culpa de esto, desgraciado —era la voz de Wilcar quien apareciĆ³ imponente y furioso contra Farid. El hombre barbudo emitiĆ³ un grito y saliĆ³ huyendo despavorido, detrĆ”s de Ć©l iba Wilcar con ganas de golpearlo y siguiĆ©ndolo iban Marcos y BenjamĆn con la intenciĆ³n de sujetarlo y calmarlo.
En los sucesivos dĆas dentro de los grupos se iniciĆ³ una discusiĆ³n para saber quiĆ©nes irĆan al primer reto. Dentro de La renovaciĆ³n Pablo y HĆ©ctor se ofrecieron a participar por tener experiencia en luchas, mientras que en el equipo de La experiencia Alan, BenjamĆn y Alexis ofrecieron sus nombres; los dos primeros tenĆan larga trayectoria en el cuerpo militar y sabĆan mucho de defensa personal, mientras que Alexis durante sus aƱos de juventud fue un hombre rebelde protagonista de muchas peleas callejeras.
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