El orgullo herido (1/5): por culpa de Erick Malverde - Las Bolas de Pablo

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8 ene 2023

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El orgullo herido (1/5): por culpa de Erick Malverde

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Erick Malverde emitió un suspiro mientras estaba sentado en su escritorio en la estación de policĆ­a. Su Ćŗltima actividad al filo de la ley le habĆ­a dejado una gran secuela a su hombrĆ­a, estaba en la captura de un desdichado criminal y cuando estuvo al borde de capturarlo, el maleante se habĆ­a salido con la suya al derrotarlo con unos cuantos golpes bajos.

 

Jonathan Castillo lo habĆ­a dejado con las bolas grandes e hinchadas y logró escapar del viejo edificio dejando sus crĆ­menes impunes. Ā”Cuanto lo odiaba el oficial Malverde! El error no solo lo habĆ­a dejado con las bolas dolidas si no que tambiĆ©n casi le costaba el trabajo y su limpia reputación oficial, desde entonces su jefe superior prefirió limitarlo a las misiones de oficina, parecĆ­a una secretaria tecleando en el cerrado espacio.

 

Erick Malverde deslizó su dedo índice por la tela del ajustado uniforme, palpando la gruesa y flÔcida salchicha que reposaba en su entrepierna. El dolor de bolas que todavía sentía desde días atrÔs del combate con Castillo había imposibilitado que su propia gruesa verga consiguiera una erección. ”El dolor de huevos que salía de su entrepierna era bastante punzante!

 

Volvió a suspirar y consultó el reloj. Su turno había terminado, tomaría una ducha en la estación de policías y se iría a casa o a un bar para pasar las penas.

 

Se dirigió al vestuario donde comenzó a quitarse el uniforme, por lo general le gustaba andar desnudo y mostrar con orgullo (y un poco de socarronería), sus grandes dotes viriles, pero desde que un informe oficial relataba la vergonzosa manera en la que Castillo lo derrotó. Las bolas de Erick pasaron de ser centro de envidia para los oficiales a la zona de vergüenza y burla de Malverde.

 

Cuando iba a deslizar su ropa interior en el vestuario aparecieron sus compaƱeros Armando Quiroga y JosƩ Franco.

 

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—”Mira quiĆ©n tenemos aquĆ­! —se burló Armando, tenĆ­a la mala fama de ser un corrupto entre los oficiales—. Al hombre que Jonathan Castillo derrotó por sus huevos.

 

—Ja, ja, ja —se burló JosĆ© Franco—. El informe arroja que te consiguieron llorando en el suelo, Āæes eso cierto, Erick? Encogido en el suelo llorando por tus bolas.

 

—”CĆ”llate la boca, Franco! —ordenó Malverde haciendo frente a JosĆ©. Se detuvo a pocos centĆ­metros de Ć©l. LucĆ­a grande, temible y poderoso.


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—¿Y si no me callo, quĆ©? —JosĆ© dibujó una sonrisa retadora.  Levantó la mano y apretó con fuerza el bulto de Malverde.

 

Erick soltó un fuerte grito, al mismo tiempo Armando Quiroga se echó a reĆ­r. Malverde hizo presión sobre la muƱeca de JosĆ© y cuando este lo liberó se agarró los huevos. JosĆ© sonrió.

 

Al policĆ­a Armando se le puso la polla medio dura y empezó a acariciĆ”rsela por encima de su uniforme. JosĆ© tambiĆ©n estaba empalmado, y los grandes huevos de Erick guardados en su ropa interior comenzaron a dolerle al triple.

 

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—Nosotros, como toda la estación estamos avergonzados —afirmó Armando Quiroga caminando cerca de Erick—. Jonathan Castillo en algĆŗn lugar debe estar escondido burlĆ”ndose de nosotros por tu culpa Malverde. Somos sus payasos. Ā”Eres una vergüenza para la institución, Erick Malverde!

 

Armando bajó las manos y se apoderó de los gordos huevos de Erick.

 

Erick Malverde gruñó muy fuerte con los ojos cerrados.

 

Armando sonrió y golpeó con la mano derecha las gónadas de Erick, lo que hizo que abriera los ojos de repente y lo mirara aterrorizado.

 

Armando le guiñó un ojo y le dio una fuerte palmada en los huevos.

 

Erick chilló.

 

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JosĆ© Franco se rió entre dientes y siguió acariciando su largo miembro.

 

Armando cerró el puƱo y lanzó un puƱetazo a las abultadas pelotas de Erick.

 

Erick Malverde gritó.

 

—”Esto es por dejar a la institución como burla para Jonathan Castillo! —sonrió Armando y volvió a golpear los gordos huevos de Erick.

 

Erick gimió de dolor.

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Otro puñetazo chocó en las maltratadas bolas de Erick

 

Malverde chilló e intentó escapar.

 

Armando volvió a golpear los jugosos limones de Erick.

 

Malverde lanzó un grito a todo pulmón.

 

Con una sonrisa triunfal, Armando asestó otro fuerte puƱetazo en la indefensa entrepierna de Erick y aplastó sus dos huevos contra la palma de su mano. Los gritos de Malverde se convirtieron en una tos seca. Sus ojos se humedecieron y perdió la concentración. Pero rĆ”pidamente recuperó el control y le gritó a Armando: —¿QuĆ© crees que estĆ”s haciendo? TE VOY A CASTIGAR.

 

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Armando dijo con voz muy inocente: —Pero te estamos dando una lección, te la mereces por arrogante.

 

Erick jadeó.

 

JosĆ© siguió acariciando su polla.

 

—Pero... no puedes... yo... ā€”balbuceó Erick completamente dolorido.

 

Armando acarició los turgentes huevos de Erick y trató de calmarlo: —Tus pelotas estĆ”n deseando que las libere. ĀæQuĆ© pasa con tu polla? ĀæNo puede pararse? Ā”Ja, ja, ja!

 

José abandonó su lugar y se posicionó detrÔs de Erick. Armando entendió lo que quiso hacer pues le afirmó con la cabeza.

 

—”No! ā€”gritó Erick aterrorizado y JosĆ© lanzó una feroz patada a su entrepierna. Estrellando la bota contra las grandes ciruelas de Erick, aplastĆ”ndolas contra su musculoso cuerpo. Erick chilló.

 

JosĆ© lanzó otra patada, golpeando de nuevo las dos pelotas, aplastĆ”ndolas contra el hueso pĆ©lvico. Erick tuvo arcadas y tosió.

 

Después de ver otra fuerte patada en las sensibles bolas, Armando se frotó su erección dentro del pantalón. Estaba claro que disfrutaba de la terrible experiencia de Erick Malverde.

 

Erick tenĆ­a la cara roja y respiraba con dificultad.

 

Armando volvió a apoderarse de los testĆ­culos, amasĆ”ndolos entre sus dedos, concentrĆ”ndose primero en el huevo izquierdo y luego en el derecho, sin dejar de mirar directamente a los ojos de Erick, que jadeaba y se mordĆ­a el labio inferior.

 

—En todos los departamentos de la policĆ­a nos burlamos de como el supuesto gran Erick Malverde fue derrotado por Jonathan Castillo —se burló Armando—, nos reĆ­mos de cómo te dejó tumbando con las bolas rotas —hundió sus dedos en la bola izquierda, enviando ondas de dolor a todo el cuerpo de Erick. Luego dedicó la misma atención a la bola derecha.

 

Erick volvió a gritar, esta vez mĆ”s fuerte.

 

Armando empezó a apretar las bolas palpitantes de Erick. Su propia polla estaba dura como una roca.

 

Erick jadeaba con los ojos cerrados.

 

Un oficial ingresó a los vestuarios, era de alto rango en la organización, cuando Erick lo vio, halló en él a su salvador.

 

—”Comandante Torres, ayĆŗdeme por favor!

 

—¿QuĆ© ocurre aquĆ­? —interrogó el hombre maduro a los dos policĆ­as que retrocedieron atemorizados.

 

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—Le… le… le estĆ”bamos dando una lección a Erick por dejar la gloria de nuestra institución en el piso contra Jonathan Castillo.

 

—¿Ah, sĆ­? —evaluó el comandante Torres. Lanzó una dura mirada a Erick. Entonces sin previo aviso pateó las bolas del oficial sin ningĆŗn rastro de piedad. Aplastando ambos sensibles testĆ­culos con un ruido sordo y provocando en Erick Malverde nuevos espasmos de agonĆ­a.

 

Erick gritó mientras sus pelotas se convertĆ­an en papilla. Con los ojos abiertos como platillos cayó al suelo envuelto en dolor. Estaba gimiendo agarrĆ”ndose las pelotas

 

El comandante Torres se lamió los labios. —Bien ā€”dijo y sonrió a Armando—. A este idiota le gusta pavonearse en el vestuario mostrando sus grandes bolas, por ello, tipos como Jonathan pueden derrotarlo. Por culpa de Malverde estamos en las risas de la prensa al dejar que el criminal se escapara.

 

—SĆ­ ā€”afirmó Armando.

 

—Ooooooooooh —gimió Erick acunando sus testĆ­culos agonizantes una vez mĆ”s. Sus oĆ­dos se atormantaron con las risas de los tres oficiales mientras su mirada se quedaba perdida.

3 comentarios:

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    ”Qué historia tan caliente! Gracias por continuar. Cuando el Comandante también castigó los balones de Malverde, fue una gran sorpresa.

    ¿CuÔnto daño pueden soportar las grandes y peludas bolas de Malverde? ¿Han comenzado a romperse lentamente?

    ¿Puede dar una pista de lo que sucede a continuación?

    Si el pene de Malverde estaba flÔcido por la pelea con Castillo, debe estar muy, muy flÔcido después de esta paliza de los otros oficiales. En los urinarios o en el vestuario del gimnasio, Malverde se avergonzaría de cómo su pene cuelga sin vida. Otros hombres definitivamente notarían y comentarían.

    ¿Malverde tiene novia o prometido? ¿QuizÔs Malverde pierde a su novia porque no puede actuar en la cama? EstÔ enojada porque la polla grande y gruesa de Malverde siempre estÔ flÔcida ahora y podría dejarlo enviÔndole un mensaje de texto.

    Después de ser dejado, Malverde podría emborracharse mucho en el bar, lo que solo haría que su pene se aflojara aún mÔs, pero también podría emborrachar a Malverde lo suficiente como para tomar algunas malas decisiones... Tal vez Malverde hace una apuesta sobre quién tiene un pene mÔs grande en el bar: y pierde (porque todavía estÔ cojo). Cuando pierde, los hombres de la barra llegan a abusar de las bolas de Malverde.

    Después de tanto abuso, los grandes pasillos peludos de Malverde van a necesitar médico pronto. Malverde aún podría ser egoísta y pensar que no necesita un médico, pero su comandante exige que Malverde vaya a ver a un médico.

    Sin embargo, el nombramiento es una trampa de la policía para castigar aún mÔs a Malverde. El Comandante cambia el papeleo de Malverde, y se le dice al médico que le haga una circuncisión apretada a Malverde. Malverde estÔ drogado y no puede detener la operación. ”Ahora Malverde tiene una polla flÔcida, que también parece mÔs corta!

    ¿CuÔl serÔ el destino de Malverde? ¿SobrevivirÔn sus bolas? ¿VolverÔ a ponerse dura su enorme polla?

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    Respuestas
    1. NINTCHDBPICT000450768183

      Necesito el pene de Malverde intacto para su participación en futuras historias con otros policías y criminales xD :D

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    Entiendo. No quisiera ver el potencial de Malverde, ā€œcortadoā€ (;

    Espero con ansias la continuación de la historia de los balones maltratados de Malverde. Buena suerte escribiendo, y gracias!

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