CONTIENE:
BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE
DespuĆ©s del torneo de Roshambo, donde Milton obtuvo el primer lugar, seguido de Ignacio y LenĆn de tercero con una medalla de bronce. Simón Chacón que habĆa sido contratado como comentarista de todos los juegos, fue directamente a buscar a Evan para hacerle una entrevista en vivo para la transmisión de la CBS por instagram.
āHola ādijo Simón, sonriendo a la cĆ”mara y sosteniendo un micrófono.
Estaba al lado de Evan el gran perdedor que masajeaba sus testĆculos hinchados con la mano. Continuaba desnudo despuĆ©s de la competición.
āHola, Simón.
āTuviste un mal dĆa āSimón seƱaló la entrepierna de Evan.
āSĆ āadmitió Evan.
āEsas bolas grandes no tenĆan ninguna posibilidad contra tus oponentes ācontinuó Simón.
āSĆ āEvan se sintió muy incómodo. Soltó sus bolas y se rascó la cabeza.
Simón aprovechó la oportunidad y agarró aquellos grandes cojones con su mano. Los apretó y sonrió a Evan, que se estremeció de dolor.
āCon huevos tan grandes ādijo Simónā, te tomĆ© por un serio contendiente para la medalla de oro... āle dio un fuerte apretón y Evan gimió de dolorā. Quiero decir, se sienten duros... Y no me vengas a mentir a mi de huevos grandes que yo sĆ© lo que es tenerlos āapretó con fuerza otra vez, haciendo que Evan hiciera una mueca de dolor.
Evan tosió y Simón soltó sus pobres pelotas. Mirando a Evan expectante.
āBueno, Simón ādijo Evan lentamente, agarrando sus bolasā. QuizĆ”s no tomĆ© la competencia lo suficientemente en serio...
āEso es lo que pensĆ©.
āSĆ, bueno, no he entrenado como debĆa. Tal vez, ya sabes, con bolas como estas... No necesitaba entrenar...
āObviamente, no fue lo mĆ”s inteligente de tu parte āSimón se rióā. Tus huevos fueron pulverizados. Observa.
En la pantalla del celular de Simón apareció un breve clip de los huevos de Evan pateados por la espinilla de LenĆn.
āOuch ācomentó Simón.
āSĆ āafirmó Evan sombrĆamente.
āEntonces, ĀævolverĆ”s de nuevo, o es este el final de tu carrera en el ballbusting?
Evan sonrió dĆ©bilmente. āBueno, estarĆ© entrenando la próxima semana, y volverĆ© despuĆ©s de eso. No quiero decepcionar a los fanĆ”ticos...
Simón sonrió. āĀ”Esa es la actitud correcta! āle dio una bofetada rĆ”pida a las pelotas de Evan, haciendo que el guapo hombre se doblara y gimiera. Simón se rióā. Ā”Buena suerte entonces!
Evan intentó sonreĆr en medio del dolor.
āGracias, Evan.
āOhhhhh, pero miren quien estĆ” por aquĆ cerca.
Simón Chacón se fue corriendo hasta donde estaba Eladio, la estrella de fĆŗtbol que servĆa como Ć”rbitro en las competencias.
Eladio tenĆa el uniforme de deportes.
āĀ”Hola Eladio!
āHola, Simón āEladio sonrió alegremente.
āĀæAsĆ que te gusta arbitrar los juegos?
āBueno, Simón, ciertamente es diferente de lo que suelo hacer āsonrió Eladioā. Es bueno el cambio de vez en cuando.
āEladio, sabes, notĆ© algo extraƱo al comienzo del partido de Roshambo. El presidente del torneo, Horacio, te pateó las bolas, Āæno?
Eladio se rió. āSĆ, lo hizo.
Simón le sonrió expectante.
āTodo comenzó como un desafĆo āexplicó Eladioā. Horacio me dijo que me patearĆa los huevos en el escenario y le dije que no lo harĆa, asĆ que, bueno, bĆ”sicamente, ganó āsonrióā. Pero voy a desquitarme.
āApuesto a que lo harĆ”s āafirmó Simón mirando la abultada entrepierna de Eladioā. ĀæTodavĆa te duele?
āNo, estĆ”n bien. No golpeó los dos, solo rozó el izquierdo...
Simón sonrió y miró a quien filmabaā. EstĆ” bien, entonces comienza porque Ć©l estĆ” detrĆ”s...
Hubo un ruido sordo y un suave gemido seguido de un ronco āĀ”MIS BOLAS!
La tablet se alejó mostrando a Eladio agarrÔndose la ingle con Horacio riéndose a carcajadas detrÔs de él.
Simón se rió. āApuesto a que esa patada tocó los dos, Āæverdad?
Eladio asintió. āSĆ āsu cara estaba roja mientras jadeaba fuertemente.
Horacio sonrió y se alejó.
āĀ”Hey, Horacio, espera! āllamó Simón.
Horacio se quedó allà entre ellos.
Eladio gemĆa doblado de dolor.
āLo siento, amigo āsonrió Horacio al futbolista.
Eladio sonrió dĆ©bilmente y se frotó la dolorida entrepierna. āNo me hizo daƱo āle tendió la mano a Horacio.
La sonrisa de Horacio se ensanchó y quizo continuar con el gesto cuando fue traicionado con un puño de Eladio contra sus bolas con un golpe de karate duro que tocó ambos cojones.
āOoohhh āgimió Horacio cruzando los ojos.
La cĆ”mara enfocó su rostro cuando el dolor se instaló en su cuerpo. Su expresión facial pasó de picardĆa a la carga insoportable de dolor, y se desplomó en el suelo a los pies de Simón y Eladio.
Simón miró a Horacio.
Eladio sonrió y se enderezó. Sus manos acariciaban todavĆa su entrepierna, pero el dolor menguó.
āBueno, Eladio, parece que te saliste con la tuya ācomentó Simónā. Obtuviste tu venganza.
āSĆ. ĀæY sabes quĆ©?
Simón lo miró queriendo saber la duda.
Con un movimiento rÔpido, Eladio se puso de rodillas y golpeó el bulto de Simón Chacón.
Las mejillas del entrevistador se llenaron de aire y un sonido largo y sibilante escapó de sus labios.
Eladio tomó el micrófono de la mano de Simón y sonrió a la cĆ”mara. āEs todo por hoy.
Dejó caer el micrófono al piso y se alejó de los pobres hombres convalecientes.
El destacado futbolista se fue a la oficina de administración del gimnasio que durante el alquiler servĆa de despacho de Bastian cuando ingresó sin tocar la puerta consiguió al jefe ocupando un asiento, estaba vistiendo jeans, con las piernas abiertas y una ajustada camisa. AllĆ tambiĆ©n estaba un muchacho de tez blanca y cabellos negros. Era alto y guapo con una pequeƱa barba que adornaba su rostro. Terminaba de apilar las pelotas que habĆan usado en el torneo de nutball.
āEs todo ādijo el jovenā. EstarĆ© afuera con el equipo.
āMuy bien āafirmó Bastian.
El muchacho se fijó en Eladio, los ojos le brillaron y en su cara se formó una expresión de alegrĆa.
āĀ”Oh, Eladio PiƱango! Eres mi jugador favorito de fĆŗtbol, no lo puedo creer que estĆ©s aquĆ. Necesito una foto contigo.
Eladio fue simpatico y lo abrazó posando junto al muchacho mientras Bastian tomó la foto con el móvil.
Emocionado el joven salió después dejÔndolos solos.
āĀæY ese tonto quiĆ©n es? āinterrogó Eladio inspeccionando la mochila de pelotas que habĆa ordenadoā. No sabĆa que tenĆas mayordomo.
āNo es ningĆŗn tonto, grandĆsimo cerdo ānegó Bastian usando su celularā. Es mi hijo.
āOh, vaya. No sabĆa que tenĆas hijos.
āEs el menor de tres. Y serĆ” mejor que lo trates bien. Cuando dice que eres su favorito es la verdad. TĆŗ y Cristiano Ronaldo son sus astros del fĆŗtbol.
Eladio hizo una expresión de disgusto y tomó una bola de billar.
āCristiano es un idiota, me cae mal y lo odio, no me compares ācon eso arrojó la bola de billar en la ingle de Bastian.
El hombre gritó y se dobló cuando la bola golpeó con fuerza ambos cocos.
La pelota de billar cayó al suelo y rodó.
Bastian se quejó deliciosamente, sus huevos lo estaban matando, palpitaban de dolor, y su visión se nubló queriendo mirar al causante de su miseria.
El futbolista sonrió y se encogió de hombros. āYo soy el mejor del mundo.
Bastian gimió.
Se acercó a Bastian y palmeó su espalda.
Pero el hombre estaba demasiado distraĆdo por el dolor de bolas para darse cuenta que daba un paso atrĆ”s. Sin embargo, rugió cuando la punta del pie futbolero se estrelló contra sus inmensos huevos Chacón aplastĆ”ndolos contra su cuerpo. Su punterĆa fue perfecta. La punta de su zapato destrozó las pelotas de Bastian que se desplomó en el suelo.
āLo siento, amigo, no habĆa manera de que dejara pasar una oportunidad como esta āafirmó Eladio riendo.
Bastian tosió y asintió, intentando sonreĆr dĆ©bilmente. āMe queda claro que eres el mejor.
āClaro āEladio se encogió de hombros. Le palmeó la espalda otra vezā. No te las reventĆ©, Āæverdad?
āNo. Estoy bien.
Bastian se enderezó y trató de sonreĆr, ignorando el dolor punzante en sus testĆculos.
āGenial āsonrió Eladioā. Entonces volvemos a vernos el 11 de octubre, adiós, que te mejores.
Cuando se fue, Bastian se sentó en la silla abriéndose la bragueta del pantalón. Echó un vistazo a sus bolas y descubrió que estaban ligeramente rojas, pero por lo demÔs estaban bien. Maldijo los tacos deportivos de Eladio y sonrió.
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