Competencia Ballbusting Salvaje (5/11): Roshambo - Las Bolas de Pablo

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5 oct 2019

Competencia Ballbusting Salvaje (5/11): Roshambo

CONTIENE:
BALLBUSING HOMBRE/HOMBRE

   Todo estaba listo para el segundo encuentro de Competencia Ballbisging Salvaje (CBS).

   El gimnasio estaba lleno de gente. Cerca de 115 hombres, casi todos jĆ³venes de aproximado 20 aƱos, estaban sentados en las gradas.

   En gran SimĆ³n ChacĆ³n saludaba a los espectadores. —Bienvenidos a nuestro segundo dĆ­a de competencia aquĆ­ en la CBS. A inicios de esta semana vivimos un torneo de nutball feroz con Horacio ganando la primera medalla de oro. Walter obtuvo el segundo lugar ganado playa y David Aceituno tuvo que conformarse con bronce. Hoy disputaremos la resistencia en el Roshambo. Como casi todos los juegos en la CBS, Roshambo se jugarĆ” desnudo. Los concursantes se patearĆ”n alternativamente las pelotas. El juego termina cuando un competidor cae o su mano toca el suelo, o se da por vencido. HabrĆ” cuatro juegos. Los ganadores de los primeros dos retos lucharĆ”n por la medalla de oro, mientras que los perdedores tendrĆ”n un partido para decidir quiĆ©n obtiene la de bronce.

   Los participantes subieron al escenario y fueron recibidos con aplausos por parte del pĆŗblico.

   —AquĆ­ estĆ”n, damas y caballeros —continuĆ³ SimĆ³n—. Saludamos a LenĆ­n, Ignacio, Evan, y Milton. Creo que no hay necesidad de presentar a nuestro Ć”rbitro. Si tienen algĆŗn interĆ©s en el fĆŗtbol, ​​reconocerĆ”n a Eladio, el mejor jugador de futbol que ha parido nuestra selecciĆ³n nacional.

   Los jugadores hablaron con el Ć”rbitro.

   La estrella de fĆŗtbol vestĆ­a short y camisa negra con un silbato colgando en su cuello. LevantĆ³ los brazos y saludĆ³ a la audiencia.

   Horacio se acercĆ³ a Ć©l y sonriĆ³.

   —AhĆ­ estĆ” Horacio, presidente de la CBS —dijo SimĆ³n—. EstĆ” hablando con Eladio. Probablemente estĆ©n pautando las reglas de Roshambo. Bueno, son bastante obvias. SĆ³lo tie...

   De la nada, Horacio pateĆ³ al futbolista en los huevos. Eladio gimiĆ³ y se agarrĆ³ la entrepierna.

   La audiencia se riĆ³ y aplaudiĆ³, y SimĆ³n muy entretenido comentĆ³: —SĆ­, eso es bĆ”sicamente.

   Horacio sonriĆ³ y palmeĆ³ la espalda de Eladio.

   Eladio sonriĆ³ dĆ©bilmente y se enderezĆ³.

   —Presentaremos a los concursantes de hoy. LenĆ­n. He oĆ­do que es un pateador de primera clase.

   El hombre hizo una reverencia frente a la audiencia. Se quitĆ³ la camiseta, los zapatos y los jeans para revelar un cuerpo fuerte y velludo con dos huevos colgantes, su pito estaba flĆ”cido pero de buen tamaƱo.

   —Ignacio.

   El muchacho se desnudĆ³ rĆ”pidamente y sonriĆ³ con orgullo cuando el pĆŗblico aplaudiĆ³ al ver su cuerpo delgado. Su vello pĆŗbico estaba cuidadosamente recortado, y sus grandes y jugosas huevas colgaban entre sus muslos. Su polla se crispĆ³ y se endureciĆ³ ligeramente. Ignacio disfrutaba de mostrar su cuerpo.

   —Obviamente Ignacio estĆ” muy feliz —observĆ³ SimĆ³n con una sonrisa—. Esto me recuerda: si bien una erecciĆ³n era obligatoria para la competencia de Nutball, no es necesaria para Roshambo. El otro contendiente es Milton.

   El joven lindo con el cabello oscuro saludĆ³ a la audiencia y se quitĆ³ los jeans ajustados, su camiseta y los zapatos. Su impresionante polla colgaba, dormida, y, guiƱando un ojo al pĆŗblico, se la levantĆ³ para dar a los espectadores un buen vistazo de sus grandes bolas que se escondĆ­an detrĆ”s de ella.

   La multitud se volviĆ³ loca de emociĆ³n.

   SimĆ³n se riĆ³ entre dientes. —La semana pasada, Walter coqueteĆ³ con el pĆŗblico. Y lo convirtieron en el favorito de la semana hasta que perdiĆ³ ante Horacio. Milton parece haber tomar un bocado de su plao, y la audiencia lo acepta. Ahora, por Ćŗltimo pero no menos importante, tenemos a Evan.

   Evan mostrĆ³ una gran sonrisa y se pasĆ³ la mano por el corto cabello. Era muy simpĆ”tico y varonĆ­l, se quitĆ³ los zapatos, la camiseta y los jeans haciendo que el pĆŗblico aplaudiera.

   —Wow —fue lo Ćŗnico que dijo SimĆ³n, cuando Evan mostrĆ³ sus partes privadas.

   Sus genitales eran hermoso: una polla que parecĆ­a bastante grande incluso en su estado flĆ”cido  y un par de testĆ­culos enormes y perfectamente ovalados que colgaban bajos en su bolsa afeitada.

   El pĆŗblico estaba tan impresionado como SimĆ³n, y lo demostraron aplaudiendo y vitoreando frenĆ©ticamente.

   —Bueno —dijo SimĆ³n cuando volviĆ³ a encontrar su voz—. QuizĆ”s Milton tenga un rival por el tĆ­tulo de favorito de la audiencia... Sea como sea, esto no es un concurso de belleza, es una competencia deportiva. Y veremos si esos delicados huevos prevalecerĆ”n o se quebrarĆ”n en la batalla de hoy.

   Evan sonriĆ³ disfrutando ser el centro de atenciĆ³n. Se agarrĆ³ la entrepierna desnuda y meneĆ³ su miembro y los dos cocos al pĆŗblico.

   —Ahora, el primer juego serĆ” Ignacio vs. Evan —dijo SimĆ³n, mientras que el resto de los muchachos abandonaron el escenario.

   Los dos concursantes estaban parados uno frente al otro con Eladio entre ellos. Eladio lanzĆ³ un gemido corto y se frotĆ³ los huevos. Cuando hizo sonar el silbato, comenzĆ³ el partido.


   Ignacio darĆ­a la primera patada. Le sonriĆ³ a Evan, que no parecĆ­a intimidado.

   Se encogiĆ³ de hombros y alzĆ³ una pierna musculosa entre las piernas de Evan. Su empeine desnudo atrapĆ³ los grandes huevos y los aplastĆ³ contra su pelvis.

   La audiencia exclamĆ³, cuando el dolor se apoderĆ³ de Evan. El chico hermoso tosiĆ³ y se agarrĆ³ la ingle.

   —Ouch —comentĆ³ SimĆ³n entre risas.

   Evan se enderezĆ³ y apretĆ³ los dientes.

   Ignacio tratĆ³ de parecer relajado mientras abrĆ­a sus piernas dejando que sus partes privadas colgaran entre sus muslos para que Evan lo pateara.

   Evan hizo una mueca de nuevo.

   —Al parecer, Ignacio tuvo un buen golpe —comentĆ³ SimĆ³n—. ¡Evan tiene que golpear sus huevos para empatarlo!

   Y asĆ­ hizo. Evan comenzĆ³ a correr y golpeĆ³ con el pie la entrepierna de Ignacio.

   Ignacio fue levantado del suelo y tuvo problemas para no caerse cuando volviĆ³ a tocarlo. GritĆ³ a todo pulmĆ³n y agarrĆ³ sus genitales.

   —Ese fue un buen contraataque —dijo SimĆ³n alegremente.

   Ignacio saltaba hacia arriba y abajo agarrando sus huevos, mientras que Evan parecĆ­a a punto de vomitar en lo que se masajeaba sus bolas palpitantes.

   Amasando sus bolas doloridas, Ignacio se inclinĆ³ y dejĆ³ escapar un grito ronco.

   —Ahora nos encontramos en una terapia de gritos —comentĆ³ SimĆ³n—. Esperemos que funcione.

   Ignacio le lanzĆ³ una mirada furiosa a Evan, su mano derecha sostenĆ­a sus bolas y su mano izquierda se apretada en forma de puƱo.

   Evan alzĆ³ las cejas y abriĆ³ las piernas. Obviamente, todavĆ­a estaba dolorido por la Ćŗltima patada.

   Sus grandes gĆ³nadas colgaban de manera vulnerable entre sus muslos.

   Ignacio volviĆ³ a gritar y se lanzĆ³ contra Evan, levantando su pierna derecha entre las piernas de Evan y crujiendo los pobres testĆ­culos con su empeine.

   Evan dejĆ³ escapar un grito agudo cuando sus pobres y frĆ”giles huevos fueron golpeados contra su pelvis.

   —Oh —dijo SimĆ³n. —Esto podrĆ­a ser el fi...

   Evan se derrumbĆ³ en el suelo, gritando y gimiendo de dolor.

   Eladio hizo sonar el silbato.

   —SĆ­. Juego terminado —dijo SimĆ³n—. Por otro lado: Evan podrĆ­a estar buscando una carrera fructĆ­fera en el mundo de la Ć³pera. A juzgar por el ruido que estĆ” haciendo, ciertamente tiene talento. Evan, los teatros de Europa esperan por ti.

   Evan se retorcĆ­a en el suelo, sollozando y gimiendo, acunando sus torturados huevos en sus manos.

   Ignacio volviĆ³ a gritar, esta vez levantando las manos al aire.

   El pĆŗblico parecĆ­a estar un poco desconcertado por la actitud de Ignacio. Aplaudieron cortĆ©smente, pero sin mucho entusiasmo.

   La cara de Ignacio estaba roja como un tomate. Estaba celebrando su victoria con algunos gritos mĆ”s, hasta que se recordĆ³ el dolor martilleante en sus bolas, y se doblĆ³, exhausto y dolorido, agarrĆ”ndose su virilidad y jadeando fuertemente. SaliĆ³ del escenario donde Horacio y Camilo lo abrazaron dĆ”ndole palmadas en la espalda.

   Evan, por otro lado, todavĆ­a estaba tirado en el suelo. Ari y ElĆ­as, se acercaron a Ć©l y lo ayudaron a entrar a los vestuarios. TenĆ­a los ojos llorosos y sudaba.

   —Los siguientes son Milton y LenĆ­n. Ignacio lucharĆ” contra el ganador, mientras que Evan se encontrarĆ” con el perdedor y lucharĆ” por la medalla de bronce.

   Ambos subieron al escenario. Se sonrieron el uno al otro e intercambiaron apretones de manos muy deportivos.

   Eladio hizo sonar el silbato y LenĆ­n hizo el primer movimiento. SonriĆ³ disculpĆ”ndose. Luego dio un paso atrĆ”s y apuntĆ³ una patada a las regiones inferiores de Milton. Sus dedos de los pies destrozaron los jugosos testĆ­culos del contrincante.

   Milton gritĆ³ y se doblĆ³, mientras LenĆ­n saltaba arriba y hacia abajo sosteniendo su pie con la mano.

   —¡Oooh, daƱo colateral! —comentĆ³ SimĆ³n—. Pobre LenĆ­n se lastimĆ³ el pie...

   Milton sostuvo su escroto y cruzĆ³ las piernas. La multitud lo animĆ³ a levantarse. EchĆ³ un vistazo de cerca a sus huevos: palpando sus dos bolas entre sus dedos.

   LenĆ­n estaba haciendo una mueca por el dolor en su pie.

   —Apuesto a que el dolor desaparecerĆ” en un minuto —reflexionĆ³ SimĆ³n, mientras Milton animaba al pĆŗblico a aplaudir rĆ­tmicamente. Se frotĆ³ las bolas doloridas y se parĆ³ frente a LenĆ­n.

   El sonido del impacto resonĆ³ en el gimnasio, cuando el empeine de Milton hizo contacto con las carnosas bolas de su oponente.

   LenĆ­n gimiĆ³ y agarrĆ³ su entrepierna.

   —Buena esa —dijo SimĆ³n.

   Milton sonriĆ³ con satisfacciĆ³n mientras la multitud lo vitoreaba. Le guiĆ±Ć³ un ojo a la audiencia y volviĆ³ a levantar su entrepierna, otorgĆ”ndole a los espectadores una vista agradable de sus regordetas toronjas ligeramente enrojecidas. Se rio y palmeĆ³ sus bolas.

   —Milton parece bastante seguro de sĆ­ mismo —observĆ³ SimĆ³n—. Pero el partido aĆŗn no ha terminado.

   LenĆ­n se estaba recuperando y preparĆ”ndose para otra patada. Se concentrĆ³ en el saco escrotal de Milton y pateĆ³ sus pelotas un jugador de fĆŗtbol americano.

   Milton lanzĆ³ un fuerte gemido y agarrĆ³ sus testĆ­culos.

   LenĆ­n, por otro lado, todavĆ­a tenĆ­a dolor, por lo que ambos concursantes se doblaron, acariciando sus respectivas huevas y gimiendo.

   Una vez mĆ”s, Milton golpeĆ³ los delicados huevos de LenĆ­n con el talĆ³n en lugar del empeine.

   Los ojos de LenĆ­n se hincharon cuando el talĆ³n le rompiĆ³ los huevos. Su boca formĆ³ una "O" y sus ojos se cruzaron ligeramente.

   —Eso no va en contra de las reglas —reconociĆ³ SimĆ³n a los seguidores de la transmisiĆ³n en instagram.

   Milton estaba bastante satisfecho con los resultados de su ingenioso ataque. Y tenĆ­a todas las razones para estarlo: despuĆ©s de unos momentos de silencioso dolor, LenĆ­n tropezĆ³ y cayĆ³ al suelo.

   La audiencia se volviĆ³ loca por Milton, y Ć©l sonriĆ³ tĆ­midamente mientras se agachaba para ayudar a su oponente a levantarse.

   LenĆ­n parecĆ­a pĆ”lido, cuando se dio cuenta de que habĆ­a perdido.

   —Y ahora, LenĆ­n tiene que enfrentar a Evan por la medalla de bronce —explicĆ³ SimĆ³n.

   Milton susurrĆ³ algo al oĆ­do de LenĆ­n, y Ć©ste sonriĆ³ dĆ©bilmente y asintiĆ³. Estaba agarrando sus huevos y sentado en el suelo, cuando Milton dejĆ³ el escenario y Evan se enfrentĆ³ a su oponente.

   Evan no tenĆ­a la expresiĆ³n de confianza en su rostro que habĆ­a mostrado cuando peleĆ³ por primera vez contra Ignacio. Sus huevos grandes colgaban tranquilos en su saco, pero la piel estaba de color rosa brillante. Su pene colgaba flĆ”cido frente a ellos.

   —No creo que Evan estĆ© en plena forma —observĆ³ SimĆ³n—. LenĆ­n acaba de perder su pelea, ¡pero se ve mucho mejor que Ć©l!

   Eladio comenzĆ³ el partido, y era el turno de Evan para iniciar.

   Evan corriĆ³ hacia LenĆ­n y plantĆ³ su pie contra sus genitales.

   LenĆ­n gimiĆ³ y se doblĆ³.

   El pĆŗblico aplaudiĆ³ cortĆ©smente.

   LenĆ­n hizo una mueca y se enderezĆ³. Luego, con determinaciĆ³n y concentraciĆ³n, fue a contraatacar. Su pie se hundiĆ³ en la entrepierna de Evan, aplastando las albĆ³ndigas del pobre hombre con su empeine.

   Los ojos de Evan se cruzaron y gritĆ³ de dolor. AgarrĆ³ sus bolas y se doblĆ³.

   —Oooooh, ha golpeado los huevos de Evan realmente muy bien —reconociĆ³ SimĆ³n.

   LenĆ­n se sentĆ­a bastante satisfecho con sus habilidades y sonriĆ³ felizmente. Ocasionalmente, se frotaba su propio par de bolas, pero en general, estaba bien.

   Evan tardĆ³ un tiempo en prepararse para su turno. Estaba agarrando sus testĆ­culos grandes e hinchados, y gimiendo de dolor. El pĆŗblico se impacientĆ³ y algunos espectadores le gritaron que se rindiera.

   —Esto es injusto, claro y simple —dijo SimĆ³n—. Toma una eternidad para prepararse.

   Evan parecĆ­a mortificado, pero finalmente pudo continuar. Agarrando sus bolas palpitantes con la mano, se parĆ³ frente a LenĆ­n. Con desesperaciĆ³n en su cara, lanzĆ³ una patada a las gĆ³nadas del velludo. AterrizĆ³ de lleno, pero no con fuerza.

   LenĆ­n tosiĆ³ y se agarrĆ³ la ingle, pero estuvo listo para su turno en pocos segundos.

   Evan parecĆ­a mortificado.

   Se girĆ³ hacia el Ć”rbitro.

   —¿Quiere rendirse? —se preguntĆ³ SimĆ³n en voz alta.

   El pĆŗblico pareciĆ³ adivinar lo mismo, y comenzaron a abuchear a Evan.

   Eladio sacudiĆ³ la cabeza y Evan casi llorĆ³.

   Los abucheos se convirtieron en vĆ­tores, haciendo que Evan se viera humillado.

   —De acuerdo con las reglas de Roshambo, un concursante solo puede darse por vencido en su propio turno —explicĆ³ SimĆ³n—. Evan tendrĆ” que soportar al menos esta Ćŗltima patada de LenĆ­n. Y si yo fuera LenĆ­n, lo harĆ­a muy duro.

   LenĆ­n sonriĆ³ perversamente cuando Evan abriĆ³ sus piernas y se soltĆ³ las bolas, dejando que esas cerezas grandes colgaran entre sus piernas. MirĆ³ a su oponente a los ojos y se preparĆ³ para la patada.

   Los ojos de Evan le suplicaban que se contuviera, pero aparentemente LenĆ­n no estaba de humor para tiempos de misericordia.

   Con un poderoso movimiento, estrellĆ³ la pierna contra las huevas de Evan. Esta vez, no fue su empeine lo que hizo contacto, sino su espinilla. Las gĆ³nadas colgantes de Evan fueron aplastadas por la pierna del velludo.  Los ojos del pobre hombre se pusieron en blanco y cayĆ³ al suelo en ese instante.

   El pĆŗblico rugiĆ³ con aprobaciĆ³n, cuando el cuerpo inerte golpeĆ³ el suelo.

   Evan estaba fuera de combate.

   —Esos enormes fabricantes de hijos no va a tener herederos —bromeĆ³ SimĆ³n.

   ElĆ­as y Ari llevaron a Evan fuera del escenario para dar paso a la batalla final del dĆ­a, mientras David y Mateo se acercaron a LenĆ­n y lo felicitaron por su victoria.

   —¡Ahora es Milton vs. Ignacio para la final! —dijo SimĆ³n con emociĆ³n.

   Milton e Ignacio estaban uno frente al otro. El rubio parecĆ­a confiado y arrogante, con las manos en la cadera y gran sonrisa en la cara. Sus bolas colgaban bajas y su polla estaba medio dura.

   —Hombre, Ignacio realmente disfruta la atenciĆ³n —se riĆ³ SimĆ³n ante el micrĆ³fono.

   Era el turno de Milton para comenzar, y cuando el Ć”rbitro hizo sonar el silbato, el jugador se tomĆ³ su tiempo.

   Se acercĆ³ a Ignacio y sonriĆ³.

   —¿QuĆ© estĆ” haciendo? —preguntĆ³ SimĆ³n.

   Milton pasĆ³ las manos sobre su cuerpo lascivamente. El pĆŗblico aplaudiĆ³.

   Ignacio se sonrojĆ³.

   Milton sonriĆ³, se llevĆ³ el dedo Ć­ndice a los labios y lo chupĆ³.

   La polla de Ignacio se crispĆ³.

   Entonces Milton llevĆ³ su dedo hĆŗmedo al pezĆ³n izquierdo y lo frotĆ³, haciendo que ambos pezones se endurecieran instantĆ”neamente, igual que la polla de Ignacio.

   El rubio respondiĆ³ con evidente torpeza. TratĆ³ de mirar hacia otro lado, pero su polla se alzĆ³ como un asta hasta ponerse dura seƱalando al techo.

   —Ah, estĆ” bien —dijo SimĆ³n—. EstĆ” tratando de sacar la polla del camino, y tener sus bolas sin algĆŗn tipo de obstĆ”culo. Buena tĆ”ctica.

   Milton sonriĆ³ abiertamente.

   La cara de Ignacio estaba roja. Su polla quedĆ³ dura y sus bolas colgando entre sus piernas sin protecciĆ³n alguna para salvarlas del ataque de Milton.

   La vergĆ¼enza en los ojos de Ignacio se mezclĆ³ con ira.

   Milton se encogiĆ³ de hombros y se preparĆ³ para la patada. El objetivo era perfecto, y sin nada que impidiera que el pie de Milton se hundiera en el saco de huevos de Ignacio, sus dedos impactaron con admirable precisiĆ³n.

   Ignacio gimiĆ³ de agonĆ­a, mientras el pĆŗblico vitoreaba y Milton hacĆ­a una reverencia.

   El lastimado rubio agarrĆ³ su virilidad, sosteniendo sus bolas, con el pene apuntando al techo presionando su vientre.

   —Hermoso —catalogĆ³ SimĆ³n por el micrĆ³fono con una sonrisa burlona.

   Ignacio tosiĆ³. MirĆ³ a Milton con ira.

   Milton le hizo un guiƱo inocente y se lamiĆ³ los labios, haciendo que la polla de Ignacio reaccionara favorablemente, mientras que el resto de su cuerpo se tensĆ³ por la agresiĆ³n.

   Se abalanzĆ³ sobre Milton y lanzĆ³ una patada cruel a su entrepierna.

   La reacciĆ³n de Milton, fue encogerse de hombros y dar una sonrisa, la patada no habĆ­a rozado sus pelotas en absoluto. Los dedos de los pies de Ignacio habĆ­an golpeado su polla pero no sus huevos, y Milton no sufriĆ³ ningĆŗn dolor.

   Eso puso a Ignacio aĆŗn mĆ”s furioso.

   Milton sonriĆ³ y el pĆŗblico le aplaudiĆ³.

   —La tĆ”ctica de Milton estĆ” funcionando. EstĆ” sacando a Ignacio de sus casillas. Y su pene todavĆ­a apunta el techo como un soldado.

   Ignacio frunciĆ³ el ceƱo a su oponente, quien seductoramente se chupĆ³ el dedo Ć­ndice nuevamente. Puso los ojos en blanco y se mirĆ³ la entrepierna. La punta de su pene lo miraba fijamente mostrando una gota de presemen.

   Milton sonriĆ³ abiertamente. Luego comenzĆ³ a correr siguiĆ³ con otra patada perfecta directamente al saco escrotal de Ignacio.

   Las bolas fueron aplastadas contra su pelvis.

   Los ojos de Ignacio se cruzaron y se quedĆ³ helado por unos segundos. Luego gimiĆ³ miserablemente y se agachĆ³, su mano agarrĆ³ sus preciosas bolas y su cuerpo se balanceĆ³ de un lado a otro. La punta de su miembro goteaba mĆ”s presemen, y la audiencia vitoreĆ³ a Milton.

   SimĆ³n exclamĆ³ unas palabras de admiraciĆ³n.

   Ignacio tardĆ³ varios minutos en recuperarse.

   Mientras tanto, Milton coqueteaba con la audiencia, flexionando sus mĆŗsculos.

   Ignacio se puso de pie nuevamente, doblado y sosteniendo sus bolas. Una gota de lĆ­quido preseminal saliĆ³ de su polla dura y aterrizĆ³ en el suelo. Ignacio la mirĆ³ y gimiĆ³.

   —Parece listo para rendirse —observĆ³ SimĆ³n.

   —¡No, no lo hagas! —gritĆ³ Horacio desde la barra.

   —¡Puedes vencerlo! —Camilo intervino.

   Ignacio gimiĆ³ y se enderezĆ³.

   Milton le sonriĆ³ y separĆ³ las piernas.

   Ignacio gimiĆ³ de nuevo y lanzĆ³ una patada a los testĆ­culos de Milton, que habĆ­a permanecido relativamente indemne hasta el momento.

   Ignacio anotĆ³, pero la patada fue demasiado dĆ©bil para meter a Milton en problemas.

   Los dedos del pie de Ignacio habĆ­an chocado contra ambas bolas, y Milton se doblĆ³, pero no estaba cerca del golpe destructivo que Ignacio habrĆ­a necesitado para ganar.

   Milton respirĆ³ con dificultad por un par de segundos, luego mirĆ³ a Ignacio, que tambiĆ©n se habĆ­a doblado.

   —Terminemos —anunciĆ³ Milton.

   El pĆŗblico aplaudiĆ³ con entusiasmo.

   Ignacio solo gimiĆ³ y se frotĆ³ las bolas.

   Su polla dura apuntaba a Milton y exudaba un claro presemen que caĆ­a al suelo.

   —Esta podrĆ­a ser la patada ganadora —dijo SimĆ³n.

   Y asĆ­ fue. Con una patada precisa y despiadada, Milton estrellĆ³ los huevos de Ignacio contra su cuerpo, aplastĆ”ndolos con su empeine y balanceĆ”ndolos contra la pelvis.

   La audiencia quedĆ³ en silencio.

   Ignacio estaba congelado por el dolor. Su boca formĆ³ una O, sus ojos se cruzaron, y sus manos quedaron pegadas a su cadera. Las Ćŗnicas partes de su cuerpo que se movĆ­an eran sus bolas y su polla. Sus huevos grandes y enrojecidos se balanceaban hacia adelante y atrĆ”s por el golpe que acababan de recibir, y su enorme y ardiente pene chorreaba leche tras leche caliente y blanca que aterrizĆ³ haciendo un charco en el suelo.

   Los amigos de Ignacio: Horacio y Camilo estaban haciendo muecas de dolor.

   DespuĆ©s de lo que pareciĆ³ una eternidad, Ignacio gruĆ±Ć³ con voz aguda, apenas audible: —Me rindo.

   El pĆŗblico estallĆ³ en ensordecedores aplausos vitores para Milton y su merecida victoria.

   —¡Oro para Milton! —gritĆ³ SimĆ³n.

   Ignacio seguĆ­a de pie congelado en medio del escenario, con las manos en las caderas, su erguido pene disparaba los Ćŗltimos chorros de crema blanca al suelo, mientras todos a su alrededor vitoreaban a Milton.

   —Esto fue Roshambo de clase mundial —gritĆ³ SimĆ³n con entusiasmo—. Ɖl literalmente pateĆ³ el semen de las bolas de Ignacio. ¡Fue una tĆ”ctica arriesgada pero funcionĆ³!

   Horacio y Camilo se acercaron a su amigo, despuĆ©s de haber felicitado a Milton por su victoria. Horacio estaba de pie al lado derecho de Ignacio, mientras que Camilo estaba a su izquierda. Horacio le dio unas palmaditas en la espalda.

   La cara de Ignacio se desfiguraba de dolor. TenĆ­a los ojos bien abiertos, las pupilas ligeramente cruzadas, las cejas arqueadas y la boca entreabierta.

   Horacio sacudiĆ³ la cabeza y sonriĆ³. Luego le guiĆ±Ć³ un ojo a Camilo, que tenĆ­a una sonrisa socarrona.

   Camilo se echĆ³ a reĆ­r y rodeĆ³ a Ignacio. Con una patada, no lo suficientemente fuerte como para ser dolorosa, pero tampoco amigable, golpeĆ³ las bolas desnudas de Ignacio desde atrĆ”s.

   Ignacio tosiĆ³ pareciendo que iba a vomitar

   —Oh —SimĆ³n se riĆ³—. Eso fue malo... Pero al menos rompiĆ³ el hechizo sobre Ignacio.

   Ignacio se derrumbĆ³ en el suelo y Horacio y Camilo se burlaron.

   SimĆ³n volviĆ³ la atenciĆ³n sobre Ć©l:

   —AsĆ­ que eso es todo por hoy. Oro para Milton. Plata para Ignacio. Bronce para LenĆ­n. Sintonicen la prĆ³xima semana cuando tengamos nuestro tercer dĆ­a de competencia en la CBS con El rompe bolas. ¡Hasta entonces! La cita en la CBS es para el prĆ³ximo 11 de octubre.

   SimĆ³n apagĆ³ el micrĆ³fono y mirĆ³ a Bastian sonriendo.

   Bastian ChacĆ³n levantĆ³ el pulgar como seƱal de aprobaciĆ³n.

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