El tercer dĆa de competencia en la Competencia Ballbusting Salvaje tuvo un buen comienzo: los bancos estaban llenos de gente que la estaban pasando bien. A falta de dos minutos para el comienzo del espectĆ”culo, Pablo, Farid y Bastian estaban mirando al pĆŗblico.
āParece que algunos testĆculos ya han comenzado a romperse ācomentó Pablo, sacudiendo la cabeza.
āY el espectĆ”culo aĆŗn no ha comenzado.
Una docena de jóvenes se doblaban de dolor agarrando sus entrepiernas, después de haber sido brutalmente golpeados por unos fanÔticos enloquecidos. Los cinco jóvenes atractivos, que estaban causando estragos en las pelotas de los miembros de la audiencia, estaban corriendo de lado a lado golpeando sin cesÔr.
Cada golpe era acompaƱado de vĆtores y aplausos por parte de aquellos muchachos cuyas bolas aĆŗn estaban intactas. Los que tuvieron menos suerte estaban gimiendo suavemente y agarrando su virilidad herida.
Farid miró a los cinco tipos e hizo una mueca. āNo sĆ©. Supongo que debo decirles que se calmen, porque el espectĆ”culo estĆ” por comenzar o sino lo suspendemos.
Bastian afirmó con la cabeza.
Farid gruñó. Y salió de la sala de control.
Pablo se quedó mirando las pantallas de las cÔmara de seguridad.
Farid ya estaba hablando con los muchachos.
De repente, uno de ellos agarró al hombre por detrÔs y el resto de sus compañeros se le acercaron, sonriendo y golpeando con fuerza su bulto, uno tras otro.
Finalmente Farid se derrumbó en el suelo.
El público aplaudió y los cinco sÔdicos hicieron una reverencia y se sentaron.
Farid parecĆa mareado cuando se levantó. Se agarró la entrepierna y lentamente se dirigió a la sala de control, cojeando y con el rostro arrugado del dolor.
Abrió la puerta y se sentó junto a Bastian lanzando un fuerte gemido.
Bastian Chacón se rió y asà se daba inicio a la competencia.
En medio de aplausos el Ɣrbitro y los competidores hicieron su entrada.
āBienvenido al tercer dĆa de la CBS ādijo Simón al micrófonoā. Hoy veremos la competencia en un juego llamado El rompe bolas. En este momento, demos la bienvenida al Ć”rbitro. Como en los juegos de la semana pasada, el Ć”rbitro es el futbolista aclamado: Eladio. Quien se asegurarĆ” de que todo vaya de acuerdo con las reglas de El Rompe Bolas.
Eladio, vestĆa uniforme de Ć”rbitro, una camiseta azul y diminuto short que mostraba sus musculosas piernas de jugador de fĆŗtbol. Saludó a la audiencia y sonrió.
āAhora veamos a los contendientes que competirĆ”n por el oro ādijo Simónā. Uno es MoisĆ©s.
El musculoso moreno se quitó los pantalones y mostró al público sus genitales, una polla gruesa y flÔcida con dos bolas carnosas.
El público aplaudió. Algunos muchachos silbaron apreciativamente y Moisés sonrió con orgullo.
āHoracio, Ignacio y Camilo son los creadores de la Competencia Ballbusting Salvaje. Horacio recibió una medalla de oro en Nutball, la semana pasada Ignacio consiguió plata en Roshambo. Y hoy... sĆ, hoy recibiremos a Camilo el mĆ”s joven de todos los huevones de la competencia, huevones en el mejor sentido de la palabra.
El muchacho semental le guiñó un ojo a la audiencia, buscó dentro de sus pantalones y exhibió su polla y bolas.
El público volvió a enloquecer, y Camilo sonrió y se quitó el pantalón.
āEn esta ocasión vamos a ver una repetición, en la primera oportunidad David se hizo con la medalla de plata y hoy, Ć©l quiere probar suerte y resistencia para adueƱarse del colgante de oro.
David se quitó el short, su afeitado escroto saludó a los demĆ”s, encima estaba su morena polla medio dura. David sonrió tĆmidamente y se sonrojó.
āY por Ćŗltimo, pero no menos importante, Ari a quien veremos entrar en acción.
Ari, un guapo semental, musculoso, con el pelo negro muy corto, dio un paso adelante y se quitó la ropa. Su larga y delgada verga y dos jugosas bolas aparecieron al aire libre, sonrió cuando el público expresó su aprobación.
āAri ādijo Simónā. Ahora que tenemos nuestros cuatro competidores, les contarĆ© sobre el juego de hoy. Es como el salto de altura, con la notable diferencia de que saltas sobre el travesaƱo con las piernas abiertas. El objetivo es romper la barra de madera. Comenzaremos con una barra transversal de 30 centĆmetros de diĆ”metro y aumentaremos en cada ronda sumando una nueva tabla de 30 centĆmetros.
Al centro del escenario estaban dos bastidores que sostenĆan la primera barra de madera. La barra era alatgada y de 2 metros de largo. A un lado del marco, tres escaleras conducĆan a una plataforma donde los hombres iban a pararse y saltar con las piernas abiertas sobre el travesaƱo.
āAhora, antes de comenzar, los competidores van a ponerse un uniforme especial. Esta serĆ” la Ćŗnica competencia en la CBS que no se juegarĆ” desnudo āexplicó Simón, mientras que Eladio entregaba a los cuatro muchachos unos calzoncillos blancos. Cada pieza tenĆa una posición estratĆ©gica en el perineo, donde se atravesaban las bolas. Sus pollas quedaban apuntando hacia arriba, y sus huevos colgaban justo entre sus piernasā. De esta manera nos aseguraremos de que no tengan astillas en sus preciosas pollas, y que sus bolas sean las mĆ”s afectadas por el impacto.
Los cuatro competidores se habĆan puesto los calzoncillos. Estaban parados en fila, con los huevos colgando entre sus piernas como ciruelas. Se veĆan cómicos, con las piernas ligeramente arqueadas para no aplastar sus testĆculos con los muslos.
MoisĆ©s fue el primero en subir a la plataforma. Su pene era demasiado largo para los cortos calzoncillos, por lo que la punta se mostraba por encima de la cintura. Sus jugosas y gordas bolas colgaban entre sus piernas, parecĆan decididamente vulnerables, dos joyas esperando ser aplastadas.
Aparentemente, MoisĆ©s se sentĆa un poco incómodo, y la audiencia se deleitó al verlo mirar el travesaƱo con expresión escĆ©ptica en su rostro.
Eladio, el Ôrbitro, hizo sonar el silbato y Moisés tragó saliva. Asà que saltó. Sus huevos aterrizaron en la barra de madera. Fueron visiblemente aplastados, pero luego la madera cedió y el travesaño se rompió bajo su peso corporal. Moisés gritó y aterrizó con los pies en el suelo. Agarró sus bolas e hizo una mueca. Luego sonrió, señalando que el dolor no era tan fuerte.
āFue fĆ”cil ādijo Simón.
Eladio puso un nuevo travesaƱo de 30 centĆmetros para el próximo concursante, Ari.
Aquel guapo caballero tenĆa mucha confianza cuando caminó hacia la plataforma. Dio un salto y la barra se rompió con un sonido muy fuerte. Ari gimió roncamente cuando sus pelotas hicieron contacto con la barra de madera, y cuando aterrizó en el suelo, tuvo problemas para mantenerse de pie.
āOoooh ācomentó Simónā. Ā”Parece que nuestro galĆ”n tuvo un muy mal comienzo!
Ari se dobló y se agarró la ingle, consoló sus bolas con la mano derecha e hizo una mueca de dolor.
El siguiente fue David.
āEsto deberĆa ser fĆ”cil para Ć©l. Quiero decir, ya sabemos la experiencia de Ć©l aquĆ en el ballbusting, no la califiquemos como vergonzosa por aquel torneo.
David saltó y el travesaño se rompió.
El lindo moreno se dobló y apretó su ingle con su mano derecha, mostrando un signo de victoria al público con su izquierda.
La multitud gritó y aplaudió.
āAhora sigue Camilo ādijo Simón.
Camilo se paró en la plataforma. Miró a la audiencia y sonrió. Luego saltó sobre la barra, rompiéndola fÔcilmente. Sus huevos hicieron perfecto contacto con la barra de madera, y quedaron aplastados entre su cuerpo y la dura plataforma.
āSĆ, tarea cumplida ādijo Simónā. Nadie tuvo dificultades hasta ahora.
Camilo agarró sus testĆculos y los palmeó con la otra mano. Sonrió a la audiencia, pero luego su expresión facial cambió e hizo una mueca de dolor.
āOh āSimón se rió entre dientesā. Reacción retrasada.
La multitud vitoreó cuando Camilo se arrodilló, sobó sus bolas y respiró hondo.
El resto de los concursantes sonrieron, mientras que Camilo hizo todo lo posible para levantarse. Su cara estaba roja llena de dolor y vergüenza, caminó con las piernas arqueadas hacia los otros muchachos.
Eladio subió la apuesta y puso una barra transversal de 60 centĆmetros de alto.
Moisés saltó sobre ella y la barra se rompió, pero la expresión en su cara demostró que estaba sintiendo dolor.
Ari siguió después. El sonido de la barra rompiéndose fue ahogada por su doloroso grito en lo que sus bolas fueron aplastadas contra la madera dura.
āOoooh, eso sonó mal ādijo Simón alegremente.
Ari gruñó de dolor y se unió al resto de los chicos que esperaban su turno.
āEl siguiente es David.
David subió corriendo los tres escalones y saltó al aire, aterrizando sobre sus bolas y sobre la barra, que se rompió fĆ”cilmente. El moreno hizo una mueca de dolor cuando cayó de pie, e instantĆ”neamente se dobló y agarró sus preciosos testĆculos.
Camilo fue el último en completar la segunda ronda, y no tuvo problemas en romper el listón sin que sus cocos crujieran.
AsĆ iniciaba la tercera ronda.
Eladio caminó hacia el marco y colocó una gruesa barra transversal de madera con 90 centĆmetros de alto.
āAhora se pone interesante āSimón se rió entre dientes.
MoisĆ©s se paró en la plataforma y miró la barra. Tragó saliva y saltó al aire, aterrizando sobre sus testĆculos y la barra de madera. Al principio, parecĆa que la barra no se romperĆa, pero una fracción de segundo despuĆ©s lo hizo, y MoisĆ©s aterrizó en el suelo. Gritó y cayó a un lado, agarrĆ”ndose los testĆculos, rodando de un lado a otro.
Ari, David y Camilo lo miraron con preocupación.
En el turno de Ari. Miró al techo, lanzando una oración. Luego saltó al travesaño con las bolas primero y gritó cuando fueron aplastadas entre su cuerpo y la barra. Finalmente ésta cedió, y Ari se derrumbó junto a Moisés.
Ambos estaban rodando, consolando sus delicadas gónadas, David parecĆa incómodo cuando se acercó al plato.
āCrucemos los dedos por David ādijo Simón.
David tragó saliva. Cerró los ojos y sin abrirlos saltó al aire, acumulando impulso, y aterrizando con los huevos en la barra. Gimió cuando sus bolas hicieron contacto. Pero tuvo suerte, y el travesaño se rompió, enviÔndolo al suelo para unirse a Moisés y Ari en sus gemidos.
La audiencia lo vitoreó y Simón dijo:
āGuau. Estoy impresionado... Ahora veamos cómo le va a Camilo.
Camilo sonrió con inquietud y acarició sus bolas. Las dos huevas llenas de semen colgaban muy bajas. Saltó a la barra, pero Ć©sta no se rompió. Sus bolas quedaron crujiendo entre su cuerpo y la plataforma de madera, Simón hizo una mueca cuando Camilo quedó suspendido en el aire, su peso corporal descansó Ćŗnicamente en sus pobres y dĆ©biles testĆculos.
Los ojos de Camilo se abrieron y su boca formó una O. Lentamente, muy lentamente, sus cejas se alzaron y su rostro adquirió expresión de incredulidad y dolorosa comprensión. Un largo y miserable silbido escapó de sus labios, y trató de levantarse con la ayuda de sus manos.
Después de lo que pareció una eternidad, Camilo se deslizó hacia un lado y cayó al suelo.
Los otros competidores habĆan dejado de gemir para mirar a su rival.
La audiencia quedó en silencio.
Cuando el cuerpo de Camilo cayó al suelo, todos a vitorearon y aplaudieron.
MoisƩs, Ari y Camilo sonrieron.
āCamilo estĆ” fuera de la competencia āgritó Simónā. Mientras recibe ayuda tĆ©cnica pasemos al siguiente nivel.
Eladio puso la barra transversal de 120 centĆmetros, y los participantes se llenaron de dudas. La barra de madera parecĆa bastante sólida, Eladio sonrió a los tres muchachos cuando hizo sonar el silbato.
MoisĆ©s acarició sus bolas y sacudió la cabeza cuando subió a la plataforma. Respiró y contuvo el aliento en lo que saltó. Su cuerpo quedó suspendido en el aire por el sólido travesaƱo de madera. Sus pobres testĆculos negros quedaron aplastados, dejó escapar un grito espeluznante.
āOuch ādijo Simónā. AhĆ va el siguiente.
MoisĆ©s seguĆa a horcajadas sobre la barra de madera, sus pies a centĆmetros del suelo, y su cuerpo descansando sobre sus delicados globos. ParecĆa que no podĆa moverse. Estaba gritando hasta que Eladio tuvo piedad, y con un ligero empujón lo apartó del travesaƱo.
El guapo moreno dejó de gritar y comenzó a gemir. Sus manos encontraron sus testĆculos doloridos y se acurrucó en el suelo.
āEsto es feo ādijo SimónāPero, MoisĆ©s ha ganado la medalla de bronce.
El urólogo Mateo se acercó al chico herido y le palpó las gónadas.
āSe siente normal ādeterminóā. EstĆ” hinchado pero no hay ningĆŗn daƱo que lamentar, todavĆa puedes aspirar a la paternidad. Je, je.
Palmeó las pobres bolas de Moisés
Ari tragó saliva y subió a la plataforma.
Como habĆa bajado en la Ćŗltima ronda, miró al techo y movió los labios.
āRealmente me gustarĆa saber por quĆ© estĆ” orando ācomentó Simón.
Cuando Ari terminó de orar, asintió lentamente y saltó sobre el sólido travesaño de madera. Hubo un fuerte crujido cuando aterrizó sobre él, sus bolas se clavaron entre la madera y su cuerpo, y gritó desde lo mÔs alto de sus pulmones.
āOh Dios āSimón se rióā. ĀæQuĆ© sonó? ĀæSus huevos o la barra? Ā”JA, JA, JA!
Fue la barra, afortunadamente, y Ari se acurrucó en ovillo cuando aterrizó al suelo, gimiendo suavemente y amasando sus doloridas gónadas.
El público aplaudió y David se preparó para su turno.
Cuando Eladio reemplazó el travesaƱo roto por uno nuevo, David respiró lentamente. Estaba de pie en el suelo delante de los escalones. Luego corrió escaleras arriba, saltó, voló y aterrizó de lleno con sus testĆculos. Sus ojos se abrieron y cruzaron ligeramente, pero tuvo suerte: la barra se rompió.
Aterrizó al lado de Ari, ambos gemĆan y gruƱĆan en el suelo.
āFelicidades ādijo Simónā. Ā”Esa tĆ©cnica de salto alto de David estĆ” funcionando! Damos inicio a la cuarta ronda. Con una barra transversal de 160 centĆmetros de alto. Vaya, eso va a ser doloroso...
David y Ari seguĆan rodando de un lado a otro en el suelo, sus manos consolaban sus bolas.
Eladio colocó la barra en el marco con la ayuda del hijo de Bastian. La barra de madera era bastante pesada.
Ari gimió y lentamente se puso de pie. Sonrió débilmente con la cara contorsionada por el dolor, caminó con las piernas arqueadas hacia la plataforma.
El rostro de David estaba rojo y sudoroso. Se arrastró detrÔs de Ari.
El sonido del silbato de Eladio terminó el descanso, y Ari parecĆa dudoso ante la perspectiva de romper sus gónadas en el sólido travesaƱo de 160 centĆmetros.
La audiencia lo instó a subir, entonces cruzó las escaleras.
Suspiró y agarró tentativamente su escroto. Luego dio el salto y aterrizó en la barra. No hubo sonido en absoluto, excepto por un gemido bajo y sin aliento que salió de su boca cuando su cerebro procesó los datos que provenĆan de los dos desafortunados testĆculos encajados entre su cuerpo y la madera. El gemido se hizo cada vez mĆ”s fuerte a medida que tambiĆ©n crecĆa el dolor. En cuestión de segundos el competidor se llenó de gritos estridentes.
La boca de Ari quedó completamente abierta y su rostro se volvió pÔlido. Sus ojos también estaban abiertos.
Entonces, de repente, se quedó callado. Sus gritos cesaron y su rostro cambió de expresión horrorizada a una de luto silencioso. Sus labios temblaron y sus cejas se alzaron, luego se cayó de la barra al suelo.
El pĆŗblico miró con fascinación silenciosa. Con eso estalló en vĆtores y aplausos.
āĀ”Ari es merecedor de la medalla de plata! āgritó Simónā. Ā”Plata para Ari!
Mateo se acercó al joven, que estaba acurrucado en posición fetal, sobando sus pobres y deformes bolas, sollozando suavemente.
Lo levantó ayudÔndolo a salir del escenario.
La atención se centró en David.
āNuestro amigo tiene que romper el listón ahora. Solo ganarĆ” oro si logra ganar esta ronda ādijo Simón con entusiasmo en la voz.
David tragó saliva y se paró frente a los escalones.
Con un fuerte grito, corrió escaleras arriba, saltó y aterrizó como loco en el travesaño.
La audiencia hizo variadas expresiones cuando las bolas del moreno quedaron aplastadas en la barra.
Un gemido largo, bajo y gutural salió de los labios de David.
Pero la barra se rompió.
Los ojos de David se cruzaron y aterrizó en el suelo, agarrando sus gónadas y gimiendo de dolor.
El pĆŗblico se volvió loco de la algarabĆa
āĀ”Oro para David! āgritó Simónā. Su primera medalla de oro. Ā”Felicidades! Tiene las bolas ganadoras, pero planas como pizza.
Pablo se acercó a David muy emocionado, pero Ć©ste yacĆa en el suelo dolorido, incapaz de moverse y reconocerlo. Solo agarraba sus huevas lastimadas.
El pĆŗblico tambiĆ©n aplaudĆa y vitoreaba.
Los muchachos que antes del evento estaban causando estragos volvieron a su ciclo de faulear. Tres jóvenes miembros del público ya estaban tumbados en el suelo, y el número aumentó en segundos.
Bastian miró a Farid y sonrió āĀæSerĆas tan amable y les dirĆas que se detengan?
Farid lo miró con la cara en blanco. āVete a la cresta āluego seƱaló a los saboteadoresā. Mira, creo que alguien se adelantó.
Eladio, rĆ”pidamente se dirigĆa hacia los cinco bromistas.
Justo cuando uno de ellos estaba a punto de golpear a otro desprevenido miembro de la audiencia en las bolas, Eladio pateó sus testĆculos desde atrĆ”s. Su taco de fĆŗtbol impactó con el desventurado bulto del idiota, y el tipo tosió y gimió. Se agarró la entrepierna y se desplomó en el suelo.
Eladio, siendo un jugador de fĆŗtbol experto, no perdió tiempo y fue tras los cuatro restantes. Su pie aplastó todas y cada una de las bolas, y en un par de segundos los cinco bromistas yacĆan en el suelo, gimiendo y agarrando sus pobres y destrozadas gónadas, mientras la gente se burlaba de ellos.
Con los cinco chicos rodando por el suelo, Eladio sonrió y se frotó las manos. Algunas personas le pidieron autógrafos y fotografĆas, y Ć©l felizmente concedió todo.
Bastian sonrió a Farid.
āParece que Eladio disfruta de esto āle dijo.
Farid se encogió de hombros. āQuizĆ”s deberĆamos pedirle que estĆ© en el proyecto.
āQuizĆ”s sĆ.
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