Salvemos a Veronica (2/4) - Las Bolas de Pablo

Lo mƔs nuevo

16 oct 2019

Salvemos a Veronica (2/4)

ESCRITA POR: ZATN
CONTIENE BALLBUSTING F/M.

   Armando DĆ­az ingresaba a las 7 am, al hospital de la policĆ­a, los oficiales Soler y YaƱez, estaban en recuperaciĆ³n, sus lesiones eran severas y presentaban luxaciones y algunas fracturas… los galenos habĆ­an hecho su mejor esfuerzo y le permitieron recibir visitas…
…PasarĆ­an por una larga recuperaciĆ³n; Armando se sentĆ­a culpable, Ć©l era su superior, y lo que les ocurriese era su responsabilidad, VerĆ³nica Arango era una intrigante oponente; SegĆŗn los golpeados, ella simplemente fue a agredirlos, y se ensaĆ±Ć³ con ellos, pudo noquearlos y marcharse, pero de dedicĆ³ a lesionarlos.

   En la televisiĆ³n de la habitaciĆ³n, pasaban comerciales, de repente apareciĆ³ un anuncio que DĆ­az conocĆ­a muy bien… Era un comercial de la policĆ­a de la ciudad, ofreciendo una recompensa de 10.000 DĆ³lares  por la ubicaciĆ³n de la fugitiva VerĆ³nica Arango… TambiĆ©n se mostraba una circular azul de la interpol con sus datos. 

   Tras observar el comercial, y detallar a esa “psicĆ³pata”, la oficial Soler le pidiĆ³ acercarse. Presentaba una severa inflamaciĆ³n en su Ć”rea genital… otra muestra de lo desquiciada e incoherente de la joven Arango. Soler le dijo:

   “Jefe promĆ©tame algo”.

   “Lo que sea, dime”.

   “Cuando atrape a esa maldita, patĆ©ele la vagina por mĆ­!”. La peticiĆ³n era muy incĆ³moda para un hombre… golpear la intimidad de una mujer, y siendo VerĆ³nica solo una jovencita, que raro sonaba eso… aun asĆ­ respondiĆ³:

   “Hare lo posible y lo necesario Soler, tu solo preocĆŗpate de recuperarte, yo me harĆ© cargo de esa demente”.

   DĆ­az saliĆ³ del hospital minutos mĆ”s tarde… la Teniente Gertrudis le puso un mensaje por telĆ©fono, querĆ­a verle en su casa.

   Miguel y sus 4 amigos estaban reunidos intentando hallar pistas sobre la ubicaciĆ³n de VerĆ³nica, de pronto Rebeca Artigas tocĆ³ a la puerta, la “bruja”, parecĆ­a dispuesta a ayudarles a hallar a la cientĆ­fica.

   “Tienes algĆŗn indicio de donde pueda estar?”. Miguel se mostraba algo desesperado.

   “Lo siento leĆ­ sus cartas y todo sigue igual, la oscuridad a su alrededor es mĆ”s intensa cada vez… pero intentarĆ© el desdoblamiento astral esta noche, espero encontrarla, una vez lo haga les aviso”.

   “Te refieres a salir de tu cuerpo, sigues intentando eso?”. Miguel recordaba aquel tema en su Ć©poca de novio con Rebeca... para Ć©l era una locura, pero Rebeca lo decĆ­a con tanta seguridad que le pareciĆ³ creerlo.

   Luego de marcharse la ex novia, y con Miguel en su habitaciĆ³n, los amigos enterados del tema tratado comentaron:

   “Esa bruja ya estĆ” de manicomio”. Expuso IvĆ”n.

   “SĆ­ que es rara!, la ex chica de Miguel perdiĆ³ un tornillo, sino es que dos”. Yuki concordaba con su novio. 

   El cuarteto preparaba armas elĆ©ctricas para atontar a VerĆ³nica y atraparla sin daƱos… Vanessa preguntĆ³:

   “Seguro que no la lastimarĆ”n estas cosas”. Activaba constantemente el arma elĆ©ctrica

   “EstĆ”n hechas para atontar, son seguras”. Taro aclarĆ³.

   “A menos que te electrocutes la intimidad hermanita, jajaja”. IvĆ”n con su comentario incomodo hacĆ­a de nuevo su apariciĆ³n.

   “Eres un idiota IvĆ”n!”.

   “Es en serio Vanessa, fĆ­jate bien en cĆ³mo te guardas esa cosa en el pantalĆ³n. Mejor llĆ©valo en el bolso… Yo debo hacerlo con cuidado, no quiero que por accidente me electrocute la verga, jajajaja”.

   “O las huevas!”. AgregĆ³ Yuki quien por detrĆ”s paso el arma entre los muslos de IvĆ”n y activĆ³ la descarga elĆ©ctrica.

   “AAAAHHHH!!!”. GritĆ³ IvĆ”n al sentir la electricidad en la parte baja de su escroto. Sus huevos se resintieron de inmediato.

   Tras el corrientazo el moreno se desplomĆ³, agarrĆ”ndose las pelotas.

   “Ayy, ay, ay, Yuki… que mala eres!”. Mientras la novia reĆ­a.

   “Ya dejen de jugar con esas cosas!”. Intervino Taro, siempre tan responsable. “Yuki eso no es para bromas”.

   “No es para tanto, no fue tan grave”.

   IvĆ”n se recuperĆ³ rĆ”pido y contraatacĆ³ verbalmente:

   “No te quejes cuando te electrocute el coƱo, cĆ³mo pudiste electrocutar a nuestros hijos!”.

   “Ya dije que no es para tanto, mira… estaba en voltaje bajo, asĆ­ que no te pasĆ³ casi nada... Oye!, como asĆ­ que nuestros hijos?”. Yuki estaba impactada.

   “Nuestros hijos, serĆ”s en un futuro la madre de mis hijos”. SentenciĆ³ IvĆ”n.

   “Estas soƱando negro!, eso no lo hemos hablado, aun no estamos tan unidos los dos y tĆŗ lo sabes, asĆ­ que no planees tan a futuro…”.

   “Pero Yuki no digas eso, en parte tienes razĆ³n, pero lo hacemos rico todas las noches…”.

   “Ya basta!, no es el momento para tales discusiones”. InterrumpiĆ³ Taro.

   Yuki e IvĆ”n dejaron de hablar y atendieron el regaƱo… Vanessa se acercĆ³ a Taro con la cabeza baja… y al oĆ­do le dijo:

   “Taro, nosotros no hemos hablado del tema de hijos”. Taro se coloreĆ³ y le devolviĆ³ una respuesta en voz baja.

   “Vanessa, no es el momento para eso, hablamos otro dĆ­a”.

   La novia estuvo de acuerdo; Miguel ingresaba en la sala, informĆ”ndole de sus acciones de bĆŗsqueda el resto del dĆ­a.

   Julio Huertas de 19 aƱos (protagonista del relato JULIO EL FANTICO), estaba en su cama mirando el techo... no habĆ­a asistido a la universidad, pues anoche presencio algo increĆ­ble…
…Por segunda vez veĆ­a a aquella enmascarada misteriosa, la primera ocasiĆ³n fue en el club Fight Two, cuando observo cĆ³mo ella barrĆ­a el piso con aquel vigilante que le maltratĆ³ las bolas y le humillĆ³… Desde entonces habĆ­a despertado una gran admiraciĆ³n por esa misteriosa joven…
…Y anoche por azar del destino, presenciĆ³ como dos personas, hombre y mujer entraban a un callejĆ³n, con armas desenfundadas, sintiĆ³ miedo pues tal vez era un ajuste de cuentas o un atentado… Pero la curiosidad le mantuvo cerca, luego todo fue ruidos y gritos de dolor, finalmente emergĆ­a aquella enmascarada…Ella estuvo en ese callejĆ³n y debiĆ³ darle su merecido a esa pareja… era como una heroĆ­na… una superhĆ©roe!

   Con total sigilo procediĆ³ a seguirla por mĆ”s de 20 minutos, hasta aquella abandonada edificaciĆ³n… a pesar de la poca luz del sector, supo que el lugar era un almacĆ©n abandonado, era esa su base secreta?; El miedo y sobre todo la vergĆ¼enza (Le daba pena el hablarle) le hicieron regresarse a casa sin echar un vistazo. 

   DurmiĆ³ poco pensando en aquella chica, normalmente se dormĆ­a luego de masturbarse viendo la foto de su “diosa” la luchadora de tetas gigantes “LA ROSA NEGRA”, pero no pudo sacarse de la mente a la enmascarada. 

   Ahora en la televisiĆ³n, observaba el anuncio de la recompensa por la enmascarada y su identidad era revelada… VerĆ³nica Arango de 18 aƱos… quien estudiaba en la misma universidad que Ć©l.
…VerĆ³nica era su nombre?, y resultaba ser una chica bastante linda, esos lentes le quedaban realmente bien…
Le pareciĆ³ bastante curioso que su apellido fuera Arango… el mismo que su idolatrada Rosa Arango…pensaba:

   Dos maravillas de apellido Arango.

   La cabeza le da vueltas de pensar en esa peligrosa y misteriosa enmascarada…Finalmente decide volver a aquel lugar.


   Cerca del mediodĆ­a, la teniente Gertrudis Ferrer estĆ” en su casa, esperaba la llegada del detective Armando DĆ­az, quien va a informarle de los avances en el operativo contra la prĆ³fuga VerĆ³nica Arango. 

   La servidumbre le hizo pasar al patio de la vivienda dĆ³nde Gertrudis estaba entrenando a su sobrina de 15 aƱos Lucy, DĆ­az ve como la joven lanza golpes contra un maniquĆ­ de cuerpo entero, el detective detalla que entre las piernas del muƱeco cuelgan dos naranjas en una redecilla de frutas a modo de genitales. Es peculiar ver aquellos falsos testĆ­culos.

   El Detective se queda observando algĆŗn golpe en tales frutas, pero no sucede, la teniente Ferrer le llama a dar su reporte sobre la bĆŗsqueda de la fugada.

   Durante el reporte, Gertrudis le recuerda aquel caso de Marisol y su  pareja violador (SAGA: LA PORRISTA Y EL DESPROTEGIDO JUGADOR), quienes terminaron muertos al caer en su vehĆ­culo al fondo de un barranco.

   “Eso no puede pasar de nuevo, quiero a esa chica con vida, estĆ” claro?”.

   “Muy claro mi teniente”.

   Gertrudis interrumpe la charla al observar una falla en su sobrina.

   "No!, no Lucy, ya te lo dije… A las huevas!, no seas creativa, atiende lo que te dice tu tĆ­a, a las huevas y el hombre no podrĆ” mĆ”s!".

   La adolescente se mostrĆ³ cabizbaja por el regaƱo.

   "Lucy, los hombres siempre serĆ”n mĆ”s fuertes, para vencerle debes bajarle la fuerza, asĆ­ tus golpes le harĆ”n daƱo, y la parte anatĆ³mica con la que el hombre pierde sus fuerzas, son los huevos".

   "Si tĆ­a".

   "DĆ”ndole en los huevos le dejaras dĆ©bil, entonces podrĆ”s huir, o si quieres puedes rematarle... El chico que te molesta en la escuela es mĆ”s fuerte que tĆŗ, asĆ­ que atiende mis consejos".

   "Pero tĆ­a no sĆ© si quiera lastimarlo... ahĆ­".

   "Bueno, pero si te agrede lo tendrĆ”s que hacer, lo ideal es evitar la pelea, pero debes estar preparada".

   Lucy volviĆ³ a su prĆ”ctica y con impulso pateo la red con naranjas, las frutas brincaron violentamente regresando a su puesto unos segundos despuĆ©s… Un nuevo puntapiĆ© y las frutas volvĆ­an a mecerse.

   "Problemas con su sobrina?".

   "Un tonto que la molesta en el colegio, pero si no se corrige, Lucy lo va a hacer sufrir".

   "No deberĆ­a ir usted y hablar con ese chico, con solo verla con el uniforme (sin mencionar su cara de pocos amigos) se asustarĆ”".

   "Eso estĆ” mal, ella debe arreglar sus propios problemas".

   "Tiene razĆ³n".

   Retoman la conversaciĆ³n… finalmente deciden que ella se unirĆ” a equipo de asalto que la detendrĆ” una vez la ubiquen, y si no estĆ” armada la reducirĆ”n.

   “PelearĆ© con ella en persona si es necesario… usted no puede”.

   “Pero mi teniente, le darĆ© pelea, usted sabe que soy competente en combate”.

   "Usted siempre baja la guardia, no sĆ© cĆ³mo complace a su pareja si a cada rato le dan por las huevas"

   "NO diga eso mi teniente". Armando se coloreĆ³ ante el comentario.

   "Es la verdad, por eso yo serĆ© la que le enfrente, como verĆ” dominĆ³ mĆ”s las artes del combate cuerpo a cuerpo, reducirĆ© a esa niƱita y acabarĆ” este asunto".

   El tema quedo aclarado, apenas fuera ubicada la joven, Gertrudis entrarĆ­a a dirigir el operativo.

   Julio se acercĆ³ al almacĆ©n abandonado, tratĆ³ de ser sigiloso, pero era muy malo para no hacer ruido… pronto tropezĆ³ con algo metĆ”lico y el sonido alertĆ³ a la enmascarada.

   Asustado por ser descubierto quiere escapar, pero la enmascarada sale con prisa y le intercepta… El joven se pone pĆ”lido ante la chica con mĆ”scara, Ć©l no sabe pelear y no estĆ” armado… ademĆ”s sabe por las noticias que ella se ha enfrentado a la policĆ­a…que puede hacer?, nada!, ni siquiera pedir ayuda, por esa zona nadie habita, no le escucharĆ­an.

   “No… no me hagas nada…”.

   La Enmascarada ve el miedo en sus ojos, camina lentamente hacia el paralizado chico y al tenerlo a alcance, le atrapa de los huevos con su mano derecha.

   “AAAhhhhhhhh!!”. Expresa  Julio ante un apretĆ³n firme y consistente, mĆ”s no tan intenso.

   “Camina!”. VerĆ³nica le lleva adentro, tomado de los testĆ­culos.

   Ya en el interior del almacĆ©n la enmascarada pide respuestas.

   “Quien eres, y cĆ³mo me hallaste, responde!”.

   “AAyy, dĆ©jame, ayy, no me hagas daƱo, por favooooorr…”. El sollozante Julio simplemente no puede contestar,

   La enmascarada le suelta un instante y con rapidez le abre el cierre del pantalĆ³n… el joven trata de evitar que le desnuden, pero sus pantalones caen rĆ”pido, igual sus interiores, la enmascarada vuelve a agarrarle los testĆ­culos… los dedos de la chica se entrelazan con los huevos del fanĆ”tico.

   El apretĆ³n se intensifica.

   “AAAAYYYYY, MIS BOLAS!!!!”. El llanto del chico ya es incĆ³modo, da real pena su reacciĆ³n… incluso el miembro viril de Julio suelta algo de presemen… en medio del dolor tiene algo de excitaciĆ³n… despuĆ©s de todo es una chica quiĆ©n le tiene agarrado.

   Ante tal muestra de temor, dolor y excitaciĆ³n, VerĆ³nica libera sus gĆ³nadas… era demasiado claro que el chico no representaba una amenaza para ella, y en serio querĆ­a escuchar su historia.

   Julio se desploma desnudo al suelo, sobando sus cojones.

   “Vas a hablar, o te los vuelvo a apretar!”.

   “Ayy, ay, hablarĆ©., hablarĆ©”. VerĆ³nica le dio un tiempo para reponerse, se sentĆ³ a esperarlo, y cuando se pudo mover, el chico se sentĆ³ junto a ella.

   Julio se calmĆ³ ante una enmascarada que esperaba su versiĆ³n… Le contĆ³ que habĆ­a visto como anoche en el callejĆ³n se peleĆ³ con aquellas dos personas… enseguida la enmascarada le informĆ³ que eran policĆ­as.

   “Entonces eres una chica mala”.

   “Tan mal como se puede”.

   “Pero no me importa…”.

   Luego explicĆ³ que le siguiĆ³ hasta el almacĆ©n abandonado y solo hasta hace una hora se decidiĆ³ a volver… querĆ­a conocerla.

   “Tu razonamiento no es lĆ³gico, pero parece que te riges por los instintos, aunque mĆ”s que curioso eres imprudente, pero se nota que sabes mĆ”s de mi… cuenta todo!”.

   El joven continuĆ³ narrĆ”ndole, cĆ³mo la habĆ­a conocido durante el asalto al club Fight Two, cĆ³mo observĆ³ su ataque al guardia del club y en aquel baƱo la vio en detalle… le pareciĆ³ una maravillosa mujer… El joven no dejaba de engrandecer a la enmascarada.

   “DĆ©jame entender… eres mi admirador?”.

   “AsĆ­ es, me has dejado impresionado, no solo por lo que aquel dĆ­a, sino por ser fantĆ”stica!, toda la ciudad tras de ti, y tĆŗ les has vencido… es emocionante conocerte!!”.

   Bajo la mĆ”scara, VerĆ³nica se mostraba sonriente, no le darĆ­a una paliza por seguirla a su escondite… era un chico interesante, y mĆ”s que todo, podrĆ­a serle Ćŗtil en sus planes.

   “Un joven que se dedica a admirar a las mujeres luchadoras o violentas, y a cuantas admiras?.

   “A muchas!, pero de entre todas tĆŗ eres la nĆŗmero dos de las que mĆ”s admiro… es increĆ­ble estar frente a ti”.

   “Que peculiar individuo… y puedo saber quiĆ©n es la nĆŗmero uno?”.

   “La Rosa Negra del club Fight Two, no sĆ© si la conozcas, se apellida Arango cĆ³mo tĆŗ, que coincidencia…”.(RELATO: MI COMBATE CONTRA LA ROSA NEGRA)

   La enmascarada se levantĆ³ de repente… dio unos pasos alrededor de un ahora nervioso Julio y una vez mĆ”s frente a Ć©l, expresĆ³:

   “No es coincidencia… Rosa Arango es mi hermana”.

   “Es tu hermana!!!... Es eso cierto?”.

   “AsĆ­ es, es hermana de padre solamente, por eso tenemos el mismo apellido, y te confieso que ese es el Ćŗnico lazo entre nosotras”.

   “Pero ibas a verla al club no?, serĆ” que te preocupas por el bienestar de tu hermana?… Aunque no es necesario, porque ella es una de las mejores luchadoras”.

   “Eres un impertinente!”. VerĆ³nica aumentĆ³ el tonĆ³ de voz, haciendo temblar a Julio.

   “PerdĆ³n, perdĆ³n…”.

   “CĆ”lmate no te lastimarĆ© mĆ”s… pero no debes de  lanzar teorĆ­as tan folclĆ³ricamente, aunque tienen algo de ciertas… MĆ”s te equivocas, es mi otra parte la que se interesaba desde hace meses, de alguna forma querĆ­a saber mĆ”s de ella”.

   “Tu otra parte?”.

   VerĆ³nica se referĆ­a a su lado bueno, a la cientĆ­fica, quien a pesar de no verse con su media hermana, en ocasiones fue en secreto a verla pelear en el club erĆ³tico.

   “Solo olvĆ­dalo, ahora hablemos de temas mĆ”s interesantes para mĆ­… necesito tu ayuda”.

   “Pero te busca la ley”.

   “Si te importara eso mĆ”s que pasar un rato con quien admiras, hubieras avisado a la policĆ­a desde anoche”. Julio se sentĆ­a mal por lo que hacĆ­a, pero VerĆ³nica tenĆ­a razĆ³n.

   La joven se quitĆ³ la mĆ”scara mostrando su bello rostro, aunque algo ojeroso.

   “Eres bonita”.

   “Gracias, ahora me vas a ayudar a entrar a un lugar”.

   “No quiero lĆ­os”.

   “Muy tarde, o me ayudas, o te dejo aquĆ­ amarrado”.

   Sin salida Julio acepta, aun sin saber de quĆ© se trata. Nuevamente interesado en la joven le pregunta: 

   “Te puedo hacer una pregunta?, porque robaste el club?, te rechazaron para trabajar como luchadora?”.

   “Me es jocosa tu pregunta, a diferencia de ti, no tengo interĆ©s en trabajar, ni visitar ese sitio… es simplemente denigrante”.

   “Pero debes tener un motivo, porque fue?”.

   “Es sencillo, un incipiente sentido de la justicia… en una de mis visitas al club, presenciĆ© como el administrador PiƱeres usĆ³ el conflicto personal entre dos luchadores para llenarse los bolsillos”. (Relato: PEDRO ALFEƑIQUE EN EL CLUB FIGHT TWO, parte2)

   “Recuerdo eso, todo eso llevĆ³ al enfrentamiento entre Pedro Coronado y Keilor PanamĆ””.
    
   “Ese mismo combate… su ambiciĆ³n era inaceptable, y sustraje la ganancia extra que tendrĆ­a con ese evento”.

   “Ya veo”.

   “Bueno, ya estĆ” bien de preguntas, ahora te explicarĆ© el plan…”.

   La visita de Rebeca en la maƱana a casa de Miguel, tambiĆ©n tenĆ­a un segundo motivo… obtener un elemento personal de VerĆ³nica, y en aquella casa, donde tantas veces la cientĆ­fica tuvo sexo con Miguel habĆ­a abundantes cosas de ella... de un cepillo de pelo hallĆ³ un cabello largo y negro… claramente era de VerĆ³nica y aquello era lo que necesitaba.

   Con ayuda de su libro mĆ­stico, sus poderes mĆ”gicos eran mayores, habĆ­a en Ć©ste un conjuro que le permitirĆ­a hallar a VerĆ³nica, pero la noche era necesaria para llevarlo a cabo… el cabello de la cientĆ­fica junto con palabras mĆ”gicas le darĆ­an una guĆ­a para ubicarla…
..Pronto la joven tomĆ³ cama y empezĆ³ el desdoblamiento astral… apenas su alma emergiĆ³ del cuerpo, sintiĆ³ una peculiar atracciĆ³n… era el hechizo especial del libro con el cabello… aquella atracciĆ³n poco a poco la guiarĆ­a a donde se hallase la dueƱa del cabello…
…Y asĆ­ Rebeca se metĆ­a en una aventura peligrosa… el salir a la calle en forma astral era un peligro, era la primera vez que salĆ­a desde que se apoderĆ³ del libro de aquel peligroso sujeto… cabĆ­a la posibilidad de que Ć©ste la sorprendiese y se ser asĆ­, vendrĆ­a por ella en una obvia y terrible venganza… por eso por lo menos dejĆ³ el libro en casa.

   Apenas terminĆ³ de escuchar el plan de VerĆ³nica, Julio quedĆ³ con una expresiĆ³n ambigua, no querĆ­a, pero debĆ­a ayudar a la cientĆ­fica.

   En cierto momento se escucharon ruidos afuera, la cientĆ­fica se puso en alerta, y le dijo a Julio que se ocultara en un viejo baƱo.

   La nuevamente enmascarada, observa a su tĆ­o Edgar bajar de un vehĆ­culo, como la encontrĆ³?, y los mĆ”s importante, se atreverĆ­a a aparecer solo ante ella, despuĆ©s de todo lo que ha hecho?,  Ć©l no es tan valentĆ³n…
…Desconfiada VerĆ³nica se voltea, tras ella estĆ” Lilia, la amante de su tĆ­o, la cientĆ­fica recuerda que esa mujer es guarda de seguridad y tambiĆ©n lucha en el club Fight Two, la ha visto pelear.

   “Que es esto?, Este relato se ha vuelto una amalgama de personajes al estilo Infinity War?, que poco creativo es este escritor ZATN”.

   “Que dijiste?, de que hablas?”. ExpresĆ³ Lilia.

   “No, nada, no lo entenderĆ­as, ¿Como decĆ­a el guion?, ah sĆ­!… Nos vemos de nuevo, Lilia verdad?”.

   “Es cierto, no nos veĆ­amos desde hace meses, cuando me hice novia de tu tĆ­o”.

   “Amante, querrĆ”s decir”.

   “Es igual, supongo que sabes porque estoy aquĆ­”.

   “Por supuesto, por lo ambiciosa e imprudente que eres, vienes por la recompensa sobre mi cuello… Y el tĆ­o Edgar entrarĆ”?”.

   “No se atreve el pobre, se preocupa por su sobrina, pero no es necesario, yo solita puedo contigo mocosa”.

   “Como vas a poder conmigo si no destacas en el club erĆ³tico”.

   “Muy lista, ya sabĆ­as que trabajo ahĆ­, pero como luchadora sĆ© cĆ³mo barrer el piso con la gente, y mĆ”s con una mocosa como tĆŗ”

   “Debo preguntar, cĆ³mo me hallaron?”.

   “Nunca subestimes la red de informaciĆ³n del gremio de vigilantes.  Algunos te vieron anoche y otros esta maƱana, juntando pistas se descubriĆ³ que estabas por este sector”.

   “Ya veo, y como el almacĆ©n de tĆ­o Edgar queda aquĆ­, Ć©l sospechĆ³ que usaba este lugar”.

   “En efecto, ahora rĆ­ndete, no te quiero lastimar, asĆ­ que ven por las buenas”.

   “Lamento no aceptar tu invitaciĆ³n, pero en este instante yo te hago una invitaciĆ³n”.

   “Y a dĆ³nde?”.

   “Que te parece si te invito al hospital”.

   “Maldita engreĆ­da, yo no soy un policĆ­a sin entrenamiento de combate”.

   “Te crees demasiado, he visto cĆ³mo Adriana Coronado te venciĆ³ en el ring”.

   “Viste eso?”. (Relato: PEDRO ALFEƑIQUE EN EL CLUB FIGHT TWO, parte1)

   “Claro que lo vi… conozco a Adriana, y era su primer combate, no te da vergĆ¼enza el perder contra una novata?”.

   “CĆ”llate!”.
   Lilia sacĆ³ su arma y apuntĆ³ a la enmascarada, quiĆ©n simultĆ”neamente saco su pistola, la habĆ­a obtenido durante el escape de la estaciĆ³n de policĆ­as, pero no la habĆ­a usado en sus ataques del dĆ­a anterior.

   “Agradece que tu tĆ­o no quiere que te lastime, porque podrĆ­a darte un tiro en la pierna y ya”.

   “Pero supongo que no es  tu estilo… tampoco eso…”. VerĆ³nica se referĆ­a al arma elĆ©ctrica que llevaba Lilia en el cinturĆ³n.

   “Tienes razĆ³n, estas tonterĆ­as elĆ©ctricas no son emocionantes… te reducirĆ© con golpes puros”.

   “Que asĆ­ sea entonces”. Ambas mujeres arrojaron todas  sus armas y se disponĆ­an a la pelea.

   El combate iniciĆ³, las damas intercambiaban golpes, siendo bloqueados cada impacto por su rival… se alejaron y analizaron sus estilos de pelea.

   Lilia se decidiĆ³ de nuevo a atacar, esquivando su golpe, VerĆ³nica le dio un contragolpe a las costillas, pero Lilia tambiĆ©n reaccionĆ³ y le impactĆ³ con un codazo en el estĆ³mago.

   Una vez mĆ”s Lilia fue a por ella y logrĆ³ aplicarle un candado al cuello, la luchadora era mejor en corta distancia, inmovilizada la enmascarada recibiĆ³, dos y tres puƱos en los costados… fue entonces cuando VerĆ³nica se liberĆ³ del candado y aplicĆ³ su propia llave sobre el cuello de Lilia, la mujer creĆ­a poder zafarse, pero VerĆ³nica se dejĆ³ caer de espaldas, llevando consigo a la mujer, estallĆ”ndola de cara al suelo.

   A pesar del impacto Lilia se recuperĆ³ rĆ”pido… una vez mĆ”s tomĆ³ a VerĆ³nica del brazo, y tras un giro le puso una llave, la enmascarada con el brazo torcido a la espalda sentĆ­a dolor, pero logrĆ³ invertir la situaciĆ³n, tocĆ”ndole ahora a Lilia algo de castigo en el brazo…
…Finalmente Lilia pateĆ³ el tobillo de VerĆ³nica mermando su movilidad, aprovechĆ³ esto y la tomĆ³ del brazo…con fuerza la proyectĆ³ sobre si, arrojĆ”ndola como un muƱeco viejo contra un escritorio…la enmascarada se estrellĆ³ contra un montĆ³n de objetos, el dolor fue intenso en la enmascarada.

   Lilia expuso una gran sonrisa. Por fin dejaba en claro que era superior. Julio desde su escondite disfrutaba del combate… era una emociĆ³n que no cesaba, golpe tras golpes, llave tras llave… que increĆ­bles mujeres… Nunca habĆ­a visto la acciĆ³n tan de cerca.

   “Eres mejor de lo que esperaba Lilia”. Expuso una sonrisa bajo la mĆ”scara, mientras salĆ­a de detrĆ”s del escritorio.

   “TĆŗ tampoco estas mal, demente de la mĆ”scara”.

   VerĆ³nica atacĆ³ una vez mĆ”s, pero Lilia se defendiĆ³ bien, la luchadora lanzĆ³ una patada a las piernas, pero VerĆ³nica dio un salto atrĆ”s evitando el golpe, de repente brincĆ³ sobre una pequeƱa silla y con impulso dio una patada voladora, que Lilia logrĆ³ resistir usando sus brazos, VerĆ³nica una vez mĆ”s, volĆ³ pateando los protectores brazos de su rival, empujĆ”ndola contra una pared, el impacto en la espalda hizo quejar a Lilia…
…Una tercera patada voladora impacto de lleno en el rostro de Lilia lanzĆ”ndola al suelo…VerĆ³nica perecĆ­a tener la ventaja ahora.

   Mientras se daba la pelea, el tĆ­o Edgar habĆ­a ingresado al almacĆ©n, llevaba un bastĆ³n de lujo para ayudarse a caminar, dado un dolor de rodilla que le mataba desde hace meses. Ahora, viendo que Lilia parecĆ­a perder, se aprestaba a atacar a su sobrina por detrĆ”s, debatiĆ³ entre un arma elĆ©ctrica que traĆ­a en el bolsillo o el bastĆ³n… un golpe en la cabeza y noquearĆ­a a la rebelde joven.

   Se decidiĆ³ por el bastĆ³n… dio en silencio unos pasos para acercarse; En ese instante, Lilia recibĆ­a la patada de karate en el rostro y caĆ­a al piso, Edgar se abalanzĆ³ sobre VerĆ³nica, pero Ć©sta le oyĆ³ venir, volteĆ³ dĆ”ndole el frente y tras bloquearle el bastonazo, le castigĆ³ con un patadĆ³n entre las piernas.

   “AAAAAAAhhhhhhhhhh!”.

   El tĆ­o se revolcĆ³ por el suelo, cubriendo sus huevos... con el veterano hombre babeando del sufrimiento, VerĆ³nica regresĆ³ a rematar a Lilia que ya estaba reponiĆ©ndose.

   Lilia le recibiĆ³ con una patada a la entrepierna que VerĆ³nica interceptĆ³.

   “A los genitales eh?, serĆ­a mĆ”s efectivo si fuera varĆ³n”. La enmascarada se lanzĆ³ en barrida golpeando el tobillo de Lilia, quien puso las manos para no darse en el rostro, cuando se incorporĆ³ le llevĆ³ un rodillazo de VerĆ³nica en plena cara derribĆ”ndola, la mujer comenzĆ³ a rodar por el suelo, evitando a una enmascarada que trataba de pisarla…
…Lilia contraatacĆ³ desde el piso pateando el abdomen de la enmascarada, quiĆ©n retrocediĆ³ y se tomĆ³ el Ć”rea dolida.

   “Qui… QuiĆ©n te enseĆ±Ć³ a pelear?”. Lilia se veĆ­a muy agitada… Las damas hicieron una pausa para tomar aire.

   “QuiĆ©n?, nadie!, aprendĆ­ en libros y con videos, peculiarmente resulte muy hĆ”bil aplicando los movimientos observados, supongo que mi intelecto superior y el siempre buen estado fĆ­sico, lograron hacerme rĆ”pidamente una experta”.
   
   “No sabĆ­a que alguien podĆ­a llegar a ese nivel de combate solo viendo videos”.

   “Todo estĆ” en la mente, en entender al detalle las cosas y aplicarlas eficientemente… cĆ³mo esto!”. La enmascarada se lanzĆ³ contra Lilia y a pesar de que la luchadora pareciĆ³ levantar  la guardia a tiempo, el gancho de izquierda de VerĆ³nica le dio en la cara, hiriĆ©ndole en la boca… Lilia se sorprendiĆ³ de la velocidad de su rival y de cĆ³mo atravesĆ³ su defensa.

   “CĆ³mo lo hiciste?”. ExpresĆ³ Lilia limpiĆ”ndose la sangre de su labio herido.

   “Es fĆ”cil, segĆŗn Bruce Lee, los movimientos de hombro determinan el movimiento de los brazos y mano, al leer el movimiento superior anticipo el movimiento inferior… lo mismo es con las caderas, y hasta el cuello, asĆ­ anticipo como te moverĆ”s de piernas y cabeza… es como dicen: Leer los movimientos del otro”.

   VerĆ³nica atacĆ³ de nuevo, Lilia no la esperĆ³ y lanzĆ³ sus golpes, pero todos eran evitados por la enmascarada, que parecĆ­a pelear mejor cada minuto; Los golpes de la rival comenzaron a hacer mella en el rostro y abdomen de Lilia… quien solo retrocedĆ­a abrumada por la lluvia de impactos… La enmascarada esquivo un nuevo puƱetazo y pateo la rodilla de Lilia sacĆ”ndole un gemido, un rodillazo seguido a la quijada y la mujer estaba en el suelo atontada…
…VerĆ³nica hizo una pausa, analizĆ³ a su rival caĆ­da y con impulso le propinĆ³ una fuerte patada en la cabeza

   Con ese golpe Lilia quedĆ³ sin sentido, VerĆ³nica le iba a rematar como con aquellos policĆ­as, pero algo la distrajo…
…El ahora repuesto Edgar, querĆ­a venganza, sacĆ³ el arma elĆ©ctrica y apuntĆ³ con ella a su sobrina… de espaldas no podrĆ­a defenderse, el arma tenĆ­a un alcance de cable de 2 metros, VerĆ³nica no la verĆ­a llegar.

   Sentado en el suelo, el viejo trato de girar para ponerse en la posiciĆ³n optima… cuanto estaba por accionar el arma, recibiĆ³ un contundente golpe en la cabeza que le paralizĆ³ al instante…
…HabĆ­a sido Julio quien saliĆ³ por detrĆ”s y golpeĆ³ al tĆ­o Edgar en la cabeza con su propio bastĆ³n… el corpulento hombre se derrumbĆ³ de medio lado, casi rodando… de inmediato perdiĆ³ el sentido.

   El fanĆ”tico quedĆ³ con el bastĆ³n en la mano y boquiabierto.

   “Pero que hice?... golpee a ese sujeto”.

   “Es mi tĆ­o”. ExpresĆ³ VerĆ³nica revisando la inconciencia de Edgar y tomando su arma elĆ©ctrica.

   “No fue mi intenciĆ³n lastimarlo, no te enojes”. Julio creĆ­a haber cometido una ofensa a VerĆ³nica al golpear a su familiar, pero no analizĆ³ que ella misma le habĆ­a golpeado minutos antes.

   “Me ayudaste, y te lo agradezco”. La enmascarada se mostrĆ³ muy agradecida, a la vez que accionaba el arma elĆ©ctrica contra las partes pudendas del obeso familiar…sin sentido no se quejaba, pero la orina escapĆ³ y manchĆ³ el pantalĆ³n del tĆ­o… Julio no vio aquello pues caminaba hacĆ­a la inconsciente Lilia.

   “WWOOOJUUUU!!!!” ExclamĆ³ un entusiasmado Julio.

   “Pareces excesivamente emocionado”.

   Julio se acercĆ³ al rostro de la inconsciente mujer:
“Es increĆ­ble, que combate!!!... La reconozco, es luchadora del club, y tĆŗ la viste peleando con la chica Coronado, a ambas las he visto pelear”.

   “En efecto, conozco a Adriana Coronado, pero aquella noche fui a ver a Rosa luchar”

   “Ya recuerdo, aquella noche fue el combate contra un chico AndrĆ©s, que venciĆ³ a mi adorada Rosa Negra… lo recuerdo, fue antes del dĆ­a de navidad, fue un hermoso combate”. 

   “Desafortunadamente por una llamada telefĆ³nica debĆ­ salir del sitio, para cuando regresĆ© ya habĆ­a terminado el enfrentamiento, y Rosa fue vencida”.

   “De lo que te perdiste!, tu hermana casi deja sin huevos a ese chico, pero cuando lo iba a terminar, Ć©l le dio un puƱo en un pecho y Rosa tuvo que rendirse… sĆ­ que sufriĆ³ con ese golpe en las tetas, y tĆŗ sabes que tu hermana es muy tetona”.

   “Sin duda un rasgo materno”.

   “Pero eres increĆ­ble!, que forma de pelear, deberĆ­as entrar a la lucha erĆ³tica… tendrĆ­as Ć©xito, y siempre irĆ­a a verte”.

   VerĆ³nica interrumpiĆ³ el jĆŗbilo de Julio y le pidiĆ³ salieran enseguida… Su destino, la universidad, donde tambiĆ©n Julio estudiaba.

   “Vamos a la universidad, tengo cosas que hacer en el laboratorio”. VerĆ³nica tragĆ³ una pastilla de Modafinilo y estaba lista para partir.

   Lo que no sabĆ­an es que desde el inicio del combate, Rebeca en su forma Astral, habĆ­a llegaba al almacĆ©n abandonado, se impresionĆ³ por como combatĆ­a la enmascarada, tambiĆ©n de aquel joven que golpeĆ³ a Edgar, se habĆ­a hecho amigo de la fugitiva…
…Obviamente escuchĆ³ a donde se dirigĆ­an. 

   Rebeca regresĆ³ a toda prisa a su casa y cuerpo, enseguida se comunicĆ³ con Miguel.

   “Muy bien Rebeca… quĆ©date en tu casa, nosotros nos encargaremos de confrontarla”.

   La “Bruja”, permanecerĆ­a en su casa, se vio tentada a llamar a la policĆ­a, pero si algo pasaba entre VerĆ³nica y las autoridades, Miguel jamĆ”s se lo perdonarĆ­a…simplemente se dedicĆ³ a ver las cartas del tarot; En su rato libre rememorĆ³ todo lo ocurrido en el almacĆ©n.

   VerĆ³nica tenĆ­a una hermana llamada Rosa?, no sabĆ­a de ella, conocĆ­a que tenĆ­a una hermana de nombre Bertha, y que era otro cerebro como VerĆ³nica… TambiĆ©n ese joven contĆ³ que la tal Rosa perdiĆ³ un combate, desnuda?, parece que participa en peleas de espectĆ”culo, mismo lugar donde VerĆ³nica mencionĆ³ observĆ³ a esa mujer Lilia… Pero lo que mĆ”s le llamĆ³ la atenciĆ³n, fue que la tal Rosa perdiĆ³ con un golpe en los pechos…VerĆ³nica no lo observĆ³, pero segĆŗn el chico, fue un dolor muy fuerte.

   Eso es!... Rebeca se dio cuenta de algo… Esa Rosa es familia cercana de VerĆ³nica y sufriĆ³ un dolor en el pecho… y sucediĆ³ antes de la navidad pasada… su presagio de un dolor en el pecho a un familiar de VerĆ³nica fue correcto (Relato : NAVIDAD PARA CUATRO PAREJAS)…
…Rebeca se alegrĆ³ al confirmar que sus presagios nunca se equivocaban.  

   Mientras tanto en el Club Fight Two, el administrador Gustavo PiƱeres apagaba el televisor en su oficina, las noticas de la prĆ³fuga le encolerizaban.

   Ya se tenĆ­a identificada a la criminal…aquella que le golpeĆ³ los testĆ­culos tan fuerte. Pero el dinero hurtado aun no le era devuelto, y eso que la tuvieron en prisiĆ³n unas horas…
…Ć©l ver, segĆŗn los noticieros,  como se burlaba de las autoridades, le exasperaba…habĆ­a decidido actuar por su cuenta y su asistente le comunicaba que aquel que esperaba ya habĆ­a llegado.

   El reloj marcaba las 6:30 Pm, e ingresaba a su oficina un hombre bastante corpulento, se trataba de un caza recompensas profesional, de nombre DarĆ­o (Protagonista del relato DARIO EL CAZARECOMPENSAS).

   “QuĆ© bueno que vino pronto… ya le dijo mi asistente cuĆ”l es su objetivo, no?”.

   “Es esa chica que aparece desde esta maƱana en la televisiĆ³n… la que busca la policĆ­a”. 

   “En efecto, esa mocosa, me robo dinero y me golpeĆ³, la maldita sabe karate o algo asĆ­… acepta el trabajo?”.

   “Acepto!”.

   Mientras DarĆ­o se retiraba, PiƱeres sonreĆ­a… el hombre era un profesional, y de los mejores cazando gente, inicialmente pensĆ³ en ofrecer el trabajo a algĆŗn musculoso luchador del club erĆ³tico, esos gorilas hacen lo que sea por dinero, pero a quien enviara, tendrĆ­a que competir con la policĆ­a por capturar a la fugada, y si se tropezase con la ley, tendrĆ­a problemas al no estar autorizado legalmente para el asunto… Pero DarĆ­o tenĆ­a licencia de caza recompensas,  sĆ­!… era mejor dejar las cosas en manos de un profesional.

CONTINUARƁ…
Gracias.

NOTA:
VerĆ³nica leyĆ³ los Ćŗltimos pĆ”rrafos del actual relato, y expresĆ³:

“TambiĆ©n incluirĆ”n a DarĆ­o el caza recompensas?…Como dije antes, toda una amalgama de personajes, parafraseando al universo Marvel, ahora serĆ” el universo Zatn”.

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