Hermanastros (2/3): Oriol - Las Bolas de Pablo

Lo mƔs nuevo

25 oct 2019

Hermanastros (2/3): Oriol

CONTIENE:
BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE

   Camilo llegaba a casa despuĆ©s de una salida al centro comercial con sus amigos, era de tarde y su madre habĆ­a salido con su novio probablemente allĆ­ sĆ³lo estaba su hermanastro. Se recostĆ³ en la silla para actualizar los datos de su celular cuando escuchĆ³ un fuerte golpe seguido de un grito en la parte de arriba. SubiĆ³ corriendo las escaleras hacia la habitaciĆ³n de Fabio, de donde habĆ­a salido el ruido.

   Cuando llegĆ³ a la puerta de la habitaciĆ³n la abriĆ³ sin llamar.

   Fabio y su amigo Oriol giraron la cabeza y parecieron sorprendidos cuando irrumpiĆ³. Estaban en calzoncillos.

   —¿EstĆ” todo bien? —preguntĆ³ Camilo jadeando mientras sus ojos barrĆ­an la habitaciĆ³n buscando daƱos.

   —Hola, Camilo —lo saludĆ³ Oriol. Era amigo de Fabio. Pasaba mucho tiempo con Ć©l en casa. Era alto y tenĆ­a el cabello castaƱo ondulado—. ¡Todo estĆ” bien!

   Su hermanastro Fabio estaba sentado en el suelo.

   —Ugh, no, no lo estĆ”. Oriol me derribĆ³ con esa patada —gimiĆ³ y sus manos quedaron enterradas entre sus piernas. Oriol se quedĆ³ mirando a su amigo con una gran sonrisa en su rostro.

   —¿QuĆ© estĆ” pasando? Oriol, ¿por quĆ© pateaste a Fabio? —Camilo parecĆ­a desconcertado cuando los dos muchachos comenzaron a reĆ­rse al unĆ­sono.

   —No te preocupes, no es nada. Solo estamos jugando —Fabio respondiĆ³ mientras tomaba la mano de Oriol y se levantaba del piso.

   —¿Jugando?

   Fabio se levantĆ³ y se sacudiĆ³. —SĆ­, Roshambo. El otro dĆ­a vi el juego directo en la cuenta de instagram donde estĆ”s trabajando, @proyectobastian

   Camilo sacudiĆ³ la cabeza. —Fabio, podrĆ­as lastimarte.

   —Si tĆŗ lo juegas, ¿por quĆ© nosotros no? ¿Con que moral lo niegas? —intervino Oriol.

   Fabio sonriĆ³, todavĆ­a acariciando sus aguacates.

   —Te has quedado callado, Camilo. ¿Quieres unirte a nosotros?

   —No, gracias —Camilo sacudiĆ³ la cabeza—. Lo digo en serio, no deben jugar Roshambo. Si lo hacen mal y no de forma profesional pueden hacerse un daƱo para siempre.

   —¿Cual profesionalismo, tonto? —se burlĆ³ Fabio—. El otro dĆ­a barrieron el piso contigo, te patearon el culo. Ganador del paupĆ©rrimo cuarto lugar.

   Camilo se quedĆ³ boquiabierto.

   Fabio suspirĆ³. —No eres la gran cosa.

   —¡SĆ­ lo soy! —espetĆ³ Camilo.

   —Ok, lo siento, ¿de acuerdo? Nos detendremos, solo que no salgas a contarle de esto a nadie —admitiĆ³ Fabio con vergĆ¼enza.

   Camilo mirĆ³ a su hermanastro y suspirĆ³.

   Los ojos de Oriol se posaron en Camilo. Su interĆ©s en Ć©l habĆ­a alcanzado un punto mĆ”ximo desde que Fabio le confiĆ³ el secreto que lo habĆ­a fauleado. SegĆŗn Fabio, estaba dotado de un par de colgantes testĆ­culos. Fabio afirmĆ³ que solo una patada era suficiente para derribarlo, y no lo dudaba tras su participaciĆ³n en la CBS. Camilo era grande y fuerte, era una pena que sus cojones no fueran lo suficientemente resistentes para soportar cualquier ataque.

   Camilo estaba hablando con Fabio en voz baja mientras Oriol se acercaba para escuchar lo que decĆ­an. Se detuvo cuando estaba a unos centĆ­metros de distancia. Se dio cuenta que estaba en posiciĆ³n perfecta para un ataque furtivo.

   Su corazĆ³n comenzĆ³ a latir con fuerza, sintiĆ³ que se excitaba. RespirĆ³ hondo para estabilizarse y escuchĆ³ la conversaciĆ³n entre los hermanastros. TodavĆ­a ninguno de ellos parecĆ­a sentir su presencia. Luego, cuando estuvo listo, apuntĆ³ y lanzĆ³ una patada entre las piernas de Camilo.

   El pie de Oriol chocĆ³ con el bulto de Camilo, su empeine levantĆ³ las bolas cubiertas del jean embistiĆ©ndolas contra su pelvis.

   Camilo no supo quĆ© lo golpeĆ³. Se detuvo a mitad de conversaciĆ³n, su boca se abriĆ³ y un ronco gemido escapĆ³ de su garganta.

   Fabio mirĆ³ perplejo a su hermanastro, cuando Camilo se agarrĆ³ la entrepierna y se puso de rodillas.

   Cuando levantĆ³ la vista, vio a Oriol sonriendo.

   —¿Por quĆ© hiciste eso?

   Oriol se encogiĆ³ de hombros. —Me cansĆ© de esperar, asĆ­ que decidĆ­ comenzar las cosas por mi cuenta.

   Fabio sacudiĆ³ la cabeza y mirĆ³ a su hermanastro balanceĆ”ndose lentamente hacia adelante y atrĆ”s en el suelo.

   —No deberĆ­as haberlo hecho. Se enojarĆ” y se lo contarĆ” a la familia.

   —No, no lo harĆ”. No te preocupes —Oriol se riĆ³. ParecĆ­a confiado, pero Fabio no estaba convencido.

   Oriol se inclinĆ³ sobre Camilo por un momento para inspeccionar su trabajo. El muchacho estaba boca arriba sosteniendo su entrepierna protectoramente. Oriol agarrĆ³ sus manos y tratĆ³ de despegarlas.

   —Amigo, ¿quĆ© demonios? DĆ©jame —espetĆ³ Camilo.

   En circunstancias normales, habrĆ­a sido capaz de luchar contra Oriol, pero el golpe a sus cojones lo debilitĆ³. Los dos muchachos se enfrascaron en una lucha tremenda. Camilo tenĆ­a fuerza y ​​tamaƱo, pero Oriol fue mĆ”s rĆ”pido y le dio un golpe en las costillas.

   Camilo gruĆ±Ć³ y volviĆ³ a doblarse.

   Oriol separĆ³ las piernas de Camilo y lanzĆ³ un puƱetazo a su entrepierna. Sus nudillos se encontraron con las gĆ³nadas de Camilo, haciendo que el joven jadeara de sorpresa y soltara un grito.

   Oriol se riĆ³ mientras seguĆ­a con otro golpe hundiendo el puƱo en el montĆ­culo en el jeans de Camilo.

   Fabio sonriĆ³ sintiĆ©ndose divertido.

   Camilo se retorciĆ³ de dolor gritando a todo pulmĆ³n cuando los golpes de Oriol llovieron sobre sus frĆ”giles gĆ³nadas aplastadas una y otra vez.

   —¡Es suficiente Oriol! —dijo Fabio, preocupado.

   Oriol sonriĆ³ y sacudiĆ³ la cabeza. —Espera, ¿cuĆ”l es la problema? Hay una cosa que quiero comprobar —agarrĆ³ los jeans de Camilo por las piernas y los halĆ³ hasta que se deslizaron. Luego fue por sus calzoncillos. Camilo gimiĆ³, vagamente consciente de lo que le estaba sucediendo por los latidos constantes de sus testĆ­culos.

   Una vez que fue despojado de su ropa cintura para abajo, Oriol pudo ver que la descripciĆ³n de Fabio en vivo de la desnudez de su hermanastro y comprobĆ³ que no era exageraciĆ³n. Una hermosa polla blanca decorada de dos huevos grandes y colgantes, cuando los vio, supo que tenĆ­a que tocarlos.

   Oriol recogiĆ³ los cojones de Camilo y los hizo rodar contra la palma de su mano. Eran pesados, suaves y, sin embargo, firmes.

   Camilo gimiĆ³ cuando la mano de Oriol se cerrĆ³ alrededor de su saco y comenzĆ³ a acariciar sus grandes bolas. SabĆ­a el peligro en el que se encontraba, pero estaba demasiado dĆ©bil para defenderse.

   —¿Oriol? —Fabio vio la lujuria en los ojos de su amigo y supo que era hora de detener eso antes de que las cosas fueran demasiado lejos, pero Oriol no pareciĆ³ escucharlo.

   Oriol se llenĆ³ de una sensaciĆ³n de euforia mientras sostenĆ­a las huevas de Camilo como rehĆ©n. Poco a poco comenzĆ³ a experimentar, primero con ligeros apretones, rĆ”pidamente aumentĆ³ el nivel de dolor.

   Camilo gimiĆ³ mĆ”s fuerte y moviĆ³ sus piernas varias veces, pero fue inĆŗtil. El bloqueo de Oriol en su virilidad era sĆ³lido.

   —Oriol —repitiĆ³ Fabio—. Ha tenido suficiente.

   Oriol ignorĆ³ la protesta de su amigo y centrĆ³ su atenciĆ³n en la gran gĆ³nada izquierda de Camilo. Hizo rodar el grueso cojĆ³n entre sus dedos y tirĆ³ de Ć©l hacia la base del escroto, aislĆ”ndolo de su gemelo antes de comenzar a presionarlo.

   La cadera de Camilo se sacudiĆ³ y dejĆ³ escapar un gemido bajo y estrangulado.


   DespuĆ©s de unos segundos, Oriol soltĆ³ la hueva torturada que regresĆ³ a su forma natural. Luego agarrĆ³ la bola derecha  y le aplicĆ³ el mismo tratamiento, haciendo que Camilo volviera a gemir.

   Oriol alternaba varias veces antes de finalmente dejar de apretar y golpear las carnosas pelotas de Camilo.

   Camilo se quejĆ³ y su polla se crispĆ³.

   —Vaya —sonriĆ³ Oriol. Luego le dio otro golpe.

   Todo el cuerpo de Camilo se sacudiĆ³ como si fuera golpeado por un rayo y su polla se elevĆ³ en el aire, orgullosa, imponente, esplĆ©ndida.

   —¿Ves esto? —preguntĆ³ Oriol asombrado golpeando las bolas desnudas de Camilo unas cuantas veces mĆ”s—. ¡Se estĆ” excitando!

   —Suficiente Oriol, lo estĆ”s lastimando —pidiĆ³ Fabio.

   —De ninguna manera, sabemos que le gusta —Oriol agarrĆ³ el miembro de Camilo y lo masturbĆ³ por unos segundos.

   —Oriol, esto tiene que parar —Fabio frunciĆ³ el ceƱo.

   —¡Solo un minuto, estos huevos deben estar llenos de leche! —asegurĆ³ Oriol. TenĆ­a la mano firme en el palpitante pene de Camilo mientras seguĆ­a apretando una bola contra la otra—. Voy a ordeƱarte, Camilo.

   Fabio los mirĆ³ con fija fascinaciĆ³n mientras lo masturbaba, Camilo fue reducido a un montĆ³n de gemidos.

   —Vamos, bota esa leche, sĆ© que quieres hacerlo —Oriol retorciĆ³ el escroto del muchacho como si estuviera escurriendo una toalla hĆŗmeda.

   Camilo aullĆ³ cuando sus toronjas fueron pellizcadas sin piedad y estiradas al mĆ”ximo.

   Fabio vio el sufrimiento en la cara de su hermanastro y se preocupĆ³.

   —No puedes forzarlo —dijo, inclinĆ”ndose junto a su amigo.

   —AyĆŗdame, mis dedos se estĆ”n cansando —pidiĆ³ Oriol.

   Por un momento, los ojos de ambos hermanastros se encontraron. Fabio sonriĆ³.

   Suavemente, agarrĆ³ las bolas de su hermanastro y las colocĆ³ en su mano como si fueran un par de huevos que podrĆ­an romperse con el mĆ”s mĆ­nimo golpe. Camilo gimiĆ³, pero no hizo nada para detenerlo cuando Fabio comenzĆ³ a frotar lentamente sus testĆ­culos entre sus dedos, apretando suavemente.

   Camilo de repente dejĆ³ escapar un gemido. La tensiĆ³n en su rostro desapareciĆ³, y Fabio se dio cuenta de que el gemido no habĆ­a sido por dolor, sino de placer.

   Fabio continuĆ³ su tratamiento en los testĆ­culos de Camilo, deteniĆ©ndose ocasionalmente solo para darle a la polla algunas caricias cortas para continuar. Gracias a las delicadas manos de Fabio, la polla de Camilo se engrosĆ³ y endureciĆ³ en poco tiempo, apuntando al techo, dura como roca.

   Los tres pares de ojos miraron la verga mientras temblaba, lista para soltar un gran fajo de semen.

   —Vamos, hazlo —susurrĆ³ Oriol, su voz temblaba de emociĆ³n. Su bragueta estaba abierta y su mano bajaba a su pantalĆ³n, donde tenĆ­a una erecciĆ³n mientras observaba a Fabio y su hermanastro.

   Fabio mirĆ³ a Camilo.

   Camilo sintiĆ³ un hormigueo en sus gĆ³nadas subiendo a su pene.

   Fabio apretĆ³ el agarre, presionĆ³ sus dedos contra cada una de las peloas y masturbĆ³ rĆ­tmicamente la verga. La polla de Camilo comenzĆ³ a tener espasmos cuando los dedos de Fabio se movieron cada vez mĆ”s rĆ”pido.

   Camilo apretĆ³ los dientes y gimiĆ³. Su polla se tensĆ³ y comenzĆ³ a eyacular, brotando un chorro gigante de semen cremoso como volcĆ”n.

   Oriol jadeĆ³ y pareciĆ³ aturdido observando el espectĆ”culo.

   Cuando terminĆ³, tanto Camilo como Fabio estaban cubiertos por la sustancia salada.

   —¡Oh, eso fue increĆ­ble! —afirmĆ³ Oriol. El frente de sus jeans tenĆ­a una mancha hĆŗmeda.

   Los ojos de Camilo estaban cerrados y su rostro parecĆ­a tranquilo y relajado. Ahora que todo habĆ­a terminado, no tenĆ­a idea de cĆ³mo reaccionar con su hermanastro despuĆ©s de golpearlo en los testĆ­culos y ordeƱarlo.

   El corazĆ³n de Fabio dio un vuelco cuando los ojos de Camilo se abrieron lentamente. Respiraba profundamente, tomĆ”ndose un momento para examinar los charcos de su semen que se habĆ­an acumulado sobre su estĆ³mago. Fabio contuvo el aliento cuando los ojos de Camilo se levantaron y se fijaron en los suyos, mantuvo la mirada. El tiempo se detuvo para ambos. Fabio se moviĆ³ incĆ³modo, inseguro de lo que debĆ­a hacer a continuaciĆ³n. Sus peores temores comenzaron a manifestarse en su mente y entrĆ³ en pĆ”nico.

   Camilo se le quedĆ³ mirando a los ojos y despuĆ©s sonriĆ³.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Pages