Competencia Ballbusting Salvaje (4/11): Nutball - Las Bolas de Pablo

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1 oct 2019

Competencia Ballbusting Salvaje (4/11): Nutball

CONTIENE:
BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE

   —El primer juego es Nutball —explicaba SimĆ³n ChacĆ³n a las personas que seguĆ­an la competencia en vivo por instagram—. Los concursantes deben contar con la mejor precisiĆ³n de lanzamiento. Resistencia al dolor debe ser otra de las caracterĆ­sticas, en nuestro primer dĆ­a de compencia contamos con un total de 120 espectadores en el gimnasio lo que promete que el encuentro serĆ” brutal. AquĆ­ cerca tenemos a David. Nunca ha competido en un campeonato de Nutball. Ahora estĆ” preparado para dar lo mejor de sĆ­.

   El hombre moreno esposo de Pablo se quitĆ³ el boxers, revelando un par de testĆ­culos de buen tamaƱo y una polla mediana un poco dura. Su vello pĆŗbico estaba recortado mientras que sus bolas estaban bien afeitadas.

   —David tiene todo lo que se necesita para un buen juego de Nutball —comentĆ³ SimĆ³n ChacĆ³n—. Su otro competidor es Walter, veamos quĆ© nos tiene que mostrar.

   Walter le dio la espalda y se quitĆ³ los calzoncillos, revelando sus nalgas bronceadas. Se dio la vuelta y le guiĆ±Ć³ un ojo a los espectadores. Sus grandes huevos colgaban bajo su impresionante pene.

   —¿QuizĆ”s tenemos uno de los primeros favoritos aquĆ­? —continuĆ³ SimĆ³n—. Ahora nos encontramos con ElĆ­as, en su hoja de vida resalta sus aƱos de entrenamiento en bĆ©isbol.

   El semental de pelo con algunas canas sonriĆ³ y se bajĆ³ los calzoncillos. Su polla dura saltĆ³ y algunos espectadores jadearon de admiraciĆ³n. Era una cosa hermosa, y rivalizaba con el miembro orgulloso de Walter en longitud y circunferencia.

   —Wow —SimĆ³n se riĆ³ entre dientes—. Esto es una sorpresa. ElĆ­as es un gran contendiente. Y mira esas manzanas enormes. Guau.

   El pĆŗblico aplaudiĆ³ la revelaciĆ³n de ElĆ­as.

   —Y, por Ćŗltimo, pero no menos importante, tenemos a Horacio. A su vez tambiĆ©n es el presidente de la CBS y fundador de esta jornada.

   Horacio arrojĆ³ sus calzoncillos boxer a la multitud haciendo que se volviera loca de emociĆ³n.

   —Vamos a ver cuatro buenos competidores hoy —explicĆ³ SimĆ³n—. David se enfrentarĆ” a Horacio, y ElĆ­an rivalizarĆ” con Walter los ganadores de cada encuentro jugarĆ”n por la medalla de oro y los perdedores juegan por bronce.

   Los cuatro contrincantes se posicionaron desnudos sobre el escenario, mostrĆ”ndose orgullosos de sus cuerpos.

   —Ahora viene el Ć”rbitro de las competencias y es... Alguien muy adorado y seguido por todos, con un fuerte aplauso recibamos a Eladio.

   La multitud vitoreĆ³ salvajemente cuando reconocieron a Eladio. El experto futbolista de la selecciĆ³n nacional responsable de los goles en el Mundial Rusia 2018. Amigo tambiĆ©n de Lucas ChacĆ³n.

   Eladio sonriĆ³ y disfrutĆ³ las ovaciones.

   Luego hablĆ³ con los competidores. HabĆ­a marcas en el suelo para que los jugadores se sentaran. David se colocĆ³ a un lado, Horacio se sentĆ³ frente a Ć©l, ambos con las piernas bien separadas. Estaban sentados con 20 centĆ­metros de espacio entre ellos.

   Ambos sacudieron sus pollas durante un par de segundos para que se levantaran y no obstruyeran el acceso a sus huevos que descansaban en el piso entre sus muslos.

   —De acuerdo con las reglas de Nutball, se gana por nocaut o por puntos ganados despuĆ©s de cinco minutos —explicĆ³ SimĆ³n—. Ahora los oponentes pueden elegir sus armas.

   Al lado de los jugadores habĆ­a una variedad de objetos, algunas pelotas de bĆ©isbol, pelotas de tenis, de billar, pero tambiĆ©n zapatos, cubos de Rubik y latas de refresco. Las latas de refresco habĆ­an sido aƱadidas despuĆ©s del contundente golpe de Horacio el dĆ­a de la inauguraciĆ³n. David las seleccionĆ³.

   Horacio se volviĆ³ mĆ”s tradicional y eligiĆ³ las pelotas de bĆ©isbol.

   Entonces Eladio, el Ć”rbitro, hizo sonar su silbato.

   El primer juego comenzĆ³.


   David arrojĆ³ la lata llena de refresco pero fallĆ³ por poco.

   —Eso fue un tiro de seƱorita —comentĆ³ SimĆ³n—. Tienes que hacerlo mejor que eso, porque...

   Horacio sonriĆ³ y arrojĆ³ la pelota de bĆ©isbol a las joyas colgantes de David. AterrizĆ³ perfectamente y estrellĆ³ sus pelotas contra el suelo duro. Sus dos testĆ­culos fueron golpeados y David gritĆ³ de dolor. La multitud vitoreĆ³.

   David hizo una mueca y se masajeĆ³ las huevas. AgarrĆ³ otra lata de refresco y la pesĆ³ en su mano. ApuntĆ³ y arrojĆ³ la lata a las bolas de Horacio, fallando nuevamente.

   —Esto no va bien para David —dijo SimĆ³n—. Tiene que asestar un golpe o serĆ” fulminado pronto.

   Horacio sonriĆ³ y agarrĆ³ una pelota de bĆ©isbol. Con un rĆ”pido y poderoso movimiento, lanzĆ³ la pelota a la entrepierna de David, anotando otro golpe directo y provocando una ronda de aplausos de la audiencia. David tosiĆ³ y acariciĆ³ sus testĆ­culos.

   —Esto es feo —comentĆ³ SimĆ³n. —. David no tiene ninguna posibilidad...

   La cara de David estaba pĆ”lida cuando tomĆ³ otra lata de refresco. TragĆ³ saliva y mirĆ³ al techo.

   Horacio sonriĆ³, sabiendo que las habilidades de lanzamiento de David estaban mucho mĆ”s allĆ” de las suyas.

   David arrojĆ³ la lata de refresco, que aterrizĆ³ en la rodilla de Horacio, muy lejos del objetivo.

   —Wow, esto es feo —SimĆ³n se riĆ³ entre dientes—. QuizĆ”s las latas no eran la mejor opciĆ³n en armas para empezar...

   Horacio sonriĆ³ y conectĆ³ su tercer golpe consecutivo, la pelota de bĆ©isbol se hundiĆ³ en los testĆ­culos de David. Su polla dura se crispĆ³ y gritĆ³ de dolor. Algunos muchachos del pĆŗblico se encogieron y Horacio sonriĆ³ con orgullo.

   —Ay, ay, ay —SimĆ³n hizo una mueca—. QuizĆ”s deberĆ­a rendirse.

   Pero David intentĆ³ ignorar el dolor en sus pobres bolas y agarrĆ³ otra lata de refresco. JadeĆ³ pesadamente y mirĆ³ la lata, rezando en silencio para que esta golpeara el hermoso saco de huevos de su rival. Se enderezĆ³ y se concentrĆ³ en el objetivo, las pesadas y jugosas bolas de Horacio debajo de su polla dura.

   Horacio sonriĆ³.

   Pero esta vez David anotĆ³ un golpe. El metal duro se hundiĆ³ en las delicadas gĆ³nadas de Horacio, aplastando los orbes en el suelo. Horacio gimiĆ³.

   —¡SĆ­! —gritĆ³ SimĆ³n, y el pĆŗblico vitoreĆ³—. QuizĆ”s esta sea la oportunidad de David. Quedan dos minutos.

   Horacio tratĆ³ de recuperarse. GimiĆ³ de nuevo y se masajeĆ³ los huevos con los dedos.

   —Parece que Horacio estĆ” en problemas, ¿se va a rendir?

   Horacio agarrĆ³ una pelota de bĆ©isbol y la arrojĆ³ a la entrepierna de David. Sin embargo, su punterĆ­a fallĆ³, y David sonriĆ³ mientras buscaba otra lata de refresco.

   Horacio parecĆ­a mortificado.

   David apuntĆ³ y lanzĆ³ la lata con tanta fuerza como pudo. La lata se estrellĆ³ contra el escroto de Horacio, haciendo que aullara de dolor y rodara en el suelo.

   —Parece que la suerte ha cambiado —comentĆ³ SimĆ³n—. Horacio aĆŗn lidera, pero por un pequeƱo margen. Vamos en el minuto 3:04. Horacio se estĆ” tomando todo el tiempo posible para recuperarse.

   Horacio rodaba por el suelo envuelto en agonĆ­a, agarrando sus doloridas bolas y gimiendo miserablemente, mientras el pĆŗblico animaba a David.

   —Horacio tiene que lanzar dentro de los prĆ³ximos 5 segundos o David obtiene un punto por penalizaciĆ³n —, dijo SimĆ³n—. 3, 2, 1.

   Eladio hizo sonar el silbato.

   —Eso es. Son 3 puntos cada uno ahora —comentĆ³ SimĆ³n—. Guau. ¿PodrĆ” Horacio salir de su miseria? El tiempo se acaba y tiene que conseguir un golpe sĆ³lido...

   Horacio hizo una mueca de dolor, agarrando sus doloridas gĆ³nadas. MirĆ³ a su oponente con expresiĆ³n siniestra, y agarrĆ³ una pelota de bĆ©isbol con la mano derecha, mientras confortaba sus bolas palpitantes con la izquierda.

   David sonriĆ³ nerviosamente.

   —El tiempo se acaba —repitiĆ³ SimĆ³n.

   Horacio hizo una mueca de nuevo. Con toda la fuerza que le quedaba, lanzĆ³ la pelota de bĆ©isbol a las bolas de David. La pelota se hundiĆ³ en las joyas con un ruidoso golpe, trayendo un fuerte —Ooooo— de la multitud y un ronco —Ooooo— de los labios de David. Los ojos del esposo de Pablo se cruzaron ligeramente y sus dedos encontraron su escroto.

   —¡SĆ­! —gritĆ³ SimĆ³n—. Eso podrĆ­a ser la victoria para Horacio.

   David comenzĆ³ a toser.

   Eladio, el Ć”rbitro, mirĆ³ su reloj. Se puso el silbato en la boca y lo soplĆ³ dos veces, terminando el juego.

   David se moviĆ³ en el suelo serpenteando como culebra desesperada.

   Horacio se levantĆ³ y se acariciĆ³ la verga varias veces con la mano derecha mientras formaba el signo de la victoria con la izquierda.

   El pĆŗblico aplaudiĆ³.

   —¡Es una victoria para Horacio! —gritĆ³ SimĆ³n—. IncreĆ­ble. ¡Ese fue el final digno de campeones!

   David estaba acurrucado en el suelo, rodando de lado a lado y gimiendo de dolor.

   —Los siguientes son Walter y ElĆ­as. Horacio lucharĆ” contra el ganador de esa ronda por la medalla de oro, mientras que David tendrĆ” que luchar contra el perdedor para obtener una medalla... Ahora el Ć”rbitro estĆ” despejando el campo.

   Eladio ayudĆ³ al pobre David a levantarse y lo llevĆ³ a la puerta de los vestuarios donde Pablo lo esperaba con una bolsa de hielo.

   Horacio caminĆ³ hacia allĆ­ tambiĆ©n. Ignacio y Camilo sonreĆ­an y palmearon con enerĆ­a su espalda felicitĆ”ndolo. Horacio sonriĆ³ dĆ©bilmente y agarrĆ³ sus bolas que tambiĆ©n habĆ­an recibido una paliza.

   Ahora Walter y ElĆ­as subieron al escenario. Sus cuerpos desnudos brillaban a la luz del gimnasio.

   Walter se parĆ³ frente al pĆŗblico y saltĆ³ arriba y abajo, con las manos sobre la cabeza, haciendo que el pĆŗblico aplaudiera de ver sus genitales rebotar con Ć­mpetu.

   —Walter cuenta con la audiencia como apoyo —comentĆ³ SimĆ³n—. Probablemente sabe que serĆ” difĆ­cil vencer a la estrella de bĆ©isbol ElĆ­as en el prĆ³ximo partido.

   ElĆ­as no parecĆ­a impresionado. Se acariciĆ³ el miembro y se sentĆ³ en la marca.

   —ElĆ­as parece ansioso por comenzar. Ahora el Ć”rbitro pide que Walter se siente tambiĆ©n —dijo SimĆ³n.

   Walter se sentĆ³ frente a ElĆ­as, mientras la multitud lo vitoreaba.

   ElĆ­as sonriĆ³ gentilmente.

   —¿CuĆ”les serĆ”n las armas de elecciĆ³n de los concursantes? —preguntĆ³ SimĆ³n—. ElĆ­as va por las pelotas de bĆ©isbol. Bueno, eso no es sorpresa. ¿Pero quĆ© va a hacer Walter? Ɖl, oh, se arriesga y elige las bolas de billar. Esas cosas pesadas son difĆ­ciles de arrojar. Pero cuando dan en el blanco, realmente dan en el blanco... Ahora el Ć”rbitro comienza el juego. ElĆ­as va a comenzar.

   Los dos jugadores estaban sentados uno frente al otro, sus piernas abiertas, sus pollas duras apuntaba al techo, sus enormes ciruelas descansaban pacĆ­ficamente entre sus muslos musculosos.

   ElĆ­as pesĆ³ la pelota de bĆ©isbol en su mano y mirĆ³ la enorme huevera de Walter.

   Walter le sonriĆ³.

   ElĆ­as lo ignorĆ³ y arrojĆ³ la pelota de bĆ©isbol a la entrepierna de Walter.

   AterrizĆ³ en sus huevos, aunque un poco fuera del objetivo.

   —Esto es interesante —dijo SimĆ³n—. ¿El Ć”rbitro lo contarĆ” como un punto? Walter no parece tener ningĆŗn dolor.

   Eladio dio un paso hacia los concursantes y mirĆ³ la entrepierna de Walter como si esperara encontrar una marca del impacto. Luego asintiĆ³. El golpe fue contado.

   —Esa es una ventaja para ElĆ­as —comentĆ³ SimĆ³n.

   Walter se encogiĆ³ de hombros y apuntĆ³ con la pelota de billar.

   —Esto va a doler —predijo SimĆ³n.

   Y lo hizo. La bola de billar volĆ³ en un arco perfecto y se incrustĆ³ en los vulnerables orbes de ElĆ­as, atrayendo un jadeo colectivo de la audiencia y un grito de dolor del concursante. El pobre hombre agarrĆ³ sus huevos y se doblĆ³.

   —Ay. Es un empate —dijo SimĆ³n.

   ElĆ­as respiraba con dificultad intentando lidiar con el dolor.

   El pĆŗblico estallĆ³ en vĆ­tores y aplausos para Walter.

   El atractivo moreno sonriĆ³ y asintiĆ³ a la multitud.

   ElĆ­as logrĆ³ recuperar el aliento a tiempo y agarrĆ³ una pelota de bĆ©isbol.

   La lanzĆ³ con la mĆ”xima fuerza y ​​logrĆ³ golpear las bolas de Walter. Quien jadeĆ³ cuando la pelota golpeĆ³ sus Ć³rganos reproductivos, sus bolas fueron afectadas por el impacto, mientras su polla tambiĆ©n se retorcĆ­a.

   GimiĆ³ y se agarrĆ³ la ingle.

   ElĆ­as todavĆ­a estaba dolorido por el golpe anterior de Walter, pero logrĆ³ formar una sonrisa victoriosa, mientras que Walter se doblĆ³ y tosiĆ³.

   —Walter se estĆ” tomando su tiempo para hacer frente al golpe. Pero tiene que tener cuidado. Agarra otra pelota de billar y apunta a la virilidad de ElĆ­as.

   Walter se concentrĆ³. Sus ojos se entrecerraron mientras se enfocaba en el Ć”rea objetivo.

   ElĆ­as parecĆ­a asustado. Sus bolas ligeramente enrojecidas estaban completamente desprotegidas ya que su polla dura y gruesa estaba de pie. QuizĆ”s sabĆ­a que era el final.

   Walter exhalĆ³ lentamente, luego disparĆ³ la pelota de billar a la entrepierna de ElĆ­as. AterrizĆ³ perfectamente, justo en la gĆ³nada izquierda.

   —Ooooh —SimĆ³n hizo una mueca—. Ooooh, eso matĆ³ a los hijos de ElĆ­as.

   Los ojos del atleta se cruzaron, su boca formĆ³ una O y sus cejas se alzaron. Luego sus ojos giraron hacia atrĆ”s y se desmayĆ³.

   El Ć”rbitro se apresurĆ³ y echĆ³ un vistazo, luego declarĆ³ que el partido habĆ­a terminado.

   La audiencia rugiĆ³ con aprobaciĆ³n y aplaudiĆ³ a Walter, quien sonriĆ³ y se inclinĆ³.

   —Se acabĆ³. ¡Wow! —gritĆ³ SimĆ³n—. ¡Wow! ElĆ­as se desmayĆ³. Es una victoria por nocaut para Walter. Eso significa que lucharĆ” contra Horacio por la medalla de oro. Guau.

   Los compaƱeros de ElĆ­as: Ari y Evan, se apresuraron hacia su amigo y, con la ayuda de un poco de sal de olor, lo trajeron a la conciencia y al dolor de pelotas. ElĆ­as aullĆ³ y agarrĆ³ sus pobres bolas. Ari retirĆ³ los dedos de su ingle e inspeccionĆ³ su hueva izquierda, temiendo algĆŗn daƱo permanente.

   AsintiĆ³ aliviado.

   —Bueno. Todo parece estar bien —comentĆ³ SimĆ³n—. Ahora sigue el enfrentamiento de los perdedores por la medalla de bronce, lo que significa, desafortunadamente, que ElĆ­as tendrĆ” que volver al ring para luchar contra David. Esta deberĆ­a ser una victoria fĆ”cil para el primero. No hay duda de eso…

   ElĆ­as protestĆ³ cuando el Ć”rbitro le dijo que tendrĆ­a que quedarse para el prĆ³ximo partido, pero fue en vano. Estaba rodando por el suelo, tratando de sobrellevar el dolor que irradiaba de sus delicadas esferas dentro de su escroto.

   David subiĆ³ al escenario y se sentĆ³ frente a ElĆ­as, que todavĆ­a se retorcĆ­a en agonĆ­a.

   —Por otro lado, David no ha tenido el rĆ©cord perfecto con Horacio. QuizĆ”s, ElĆ­as tenga oportunidad de ganar el bronce despuĆ©s de todo... Ahora, ¿quĆ© tipo de instrumento va a elegir David? Parece pensar en eso. Oh, ha tomado una decisiĆ³n. Y va por... oooh, el cubo de Rubik. Eso es... No sĆ©... Si consigue uno o dos buenos golpes con los bordes puntiagudos, podrĆ­a acabar con ElĆ­as para siempre...

   ElĆ­as todavĆ­a era incapaz de continuar, pero el Ć”rbitro se impacientĆ³. HablĆ³ con Ć©l y lo convenciĆ³ para que se sentara en su marca.

   Los dos oponentes estaban uno frente al otro. David sonreĆ­a acariciando su pene para que volviera a estar completamente duro. ElĆ­as no tenĆ­a que hacer nada, porque su polla estaba orgullosa. Sin embargo, su rostro contaba otra historia. ApretĆ³ los dientes para ignorar el dolor. Cuando vio a David con el cubo en la mano, palideciĆ³.

   David sonriĆ³.

   ElĆ­as resolviĆ³ quedarse con las pelotas de bĆ©isbol.

   —No sĆ© si es una buena idea. No le hizo mucho bien en su primer turno. Pero veamos —dijo SimĆ³n.

   ElĆ­as volviĆ³ a hacer una mueca de dolor y arrojĆ³ la pelota de bĆ©isbol. Que no aterrizĆ³ cerca de los huevos de David

   David sonriĆ³ alegremente.

   —Guau. ¡Eso estuvo muy lejos del objetivo! —comentĆ³ SimĆ³n.

   ElĆ­as gimiĆ³ cuando vio a David torcer el cubo.

   David le guiĆ±Ć³ un ojo y lo arrojĆ³ a las bolas carnosas de ElĆ­as. Las golpeĆ³ muy bien, pero no muy duro. Sin embargo, el impacto de los bordes duros pareciĆ³ renovar el dolor en los huevos de ElĆ­as y gritĆ³ de dolor agarrando sus testĆ­culos

   —Ouch —dijo SimĆ³n—. No creo que esto dure mucho...

   David sonriĆ³ y la audiencia vitoreĆ³.

   El pobre ElĆ­as intentĆ³ una vez mĆ”s lograr un buen golpe pero, nuevamente, no golpeĆ³ los huevos de David. La pelota de bĆ©isbol golpeĆ³ su muslo y David se echĆ³ a reĆ­r.

   La mirada en el rostro de David cambiĆ³ a determinaciĆ³n feroz.

   —Al parecer, David va a matar a los hijos de ElĆ­as —observĆ³ SimĆ³n.

   ElĆ­as gimiĆ³. Su cuerpo temblĆ³, haciendo que su polla dura se contrajera y las bolas dentro de su saco vibraran.

   Luego, con el lanzamiento de un jugador de bĆ©isbol, David arrojĆ³ el cubo de Rubik al pobre escroto de ElĆ­as. Dando en el blanco.

   El grito de angustia de ElĆ­as se ahogĆ³ entre los aplausos y vĆ­tores de la multitud.

   El borde duro y puntiagudo del cubo habĆ­a golpeado a las dos bolas de ElĆ­as.

   —¡ME RINDO! —gritĆ³ y cayĆ³ a un lado. SollozĆ³ incontrolablemente y sobĆ³ sus pobres y destrozadas bolas con las manos.

   —¡Eso es medalla de bronce para David! —SimĆ³n gritĆ³ emocionado.

   David saltĆ³ arriba y abajo, sus genitales rebotaban alegremente entre sus piernas. Su esposo corriĆ³ al escenario y lo abrazĆ³.

   El pĆŗblico se volviĆ³ loco en algarabĆ­a.

   ElĆ­as yacĆ­a en el suelo, reducido a un lloroso desastre. Estaba acariciando sus huevos con las manos, tratando de aliviar el dolor.

   —Ahora es el momento de la final —dijo SimĆ³n—. Horacio y Walter. Ambos han recibido golpes, pero Horacio definitivamente tuvo mĆ”s dificultades para ganar contra David. AsĆ­ que serĆ” un reto de suspenso... Los dos finalistas estĆ”n sentados en el suelo, con las piernas abiertas, la polla apuntando hacia arriba, todo estĆ” bien de acuerdo con las reglas establecidas. Ahora el Ć”rbitro les pregunta quĆ© instrumentos eligen y... Ambos van por las bolas de billar. Ay. SerĆ” una batalla acalorada...

   Eladio hizo sonar el silbato y comenzĆ³ el partido.

   —Dentro de cinco minutos tendremos nuestro primer medallista de oro —dijo SimĆ³n con entusiasmo.

   Horacio tomĆ³ la primera bola de billar y mirĆ³ a su oponente.

   Walter sonriĆ³ con confianza. AgarrĆ³ sus bolas y las pesĆ³ en su mano.

   Horacio sonriĆ³. Luego apuntĆ³ y lanzĆ³ la pelota de billar.

   Los ojos de Walter se abrieron de terror cuando la bola volĆ³ por el aire hacia Ć©l.

   Momentos antes del impacto, cerrĆ³ los ojos con resignaciĆ³n.

   Fue un golpe perfecto. La pesada bola se estrellĆ³ contra sus preciosas pelotas y las aplastĆ³ con precisiĆ³n.

   SoltĆ³ un grito de dolor.

   Horacio sonriĆ³ y apretĆ³ el puƱo en pose de victoria.

   Walter gimiĆ³ cuando la pelota rodĆ³ lejos de sus muslos. AgarrĆ³ sus bolas debajo de su polla. La expresiĆ³n de su rostro decĆ­a mucho.

   —Bien hecho —dijo SimĆ³n con admiraciĆ³n.

   Walter tratĆ³ de sacudirse el dolor y agarrĆ³ una bola de billar para lanzar su contraataque.

   Horacio sonriĆ³ con confianza. La sonrisa se convirtiĆ³ en una extraƱa expresiĆ³n de dolor cuando la bola de billar se estrellĆ³ contra su ingle.

   El sonido del impacto se escuchĆ³ en todo el gimnasio, y el pĆŗblico rugiĆ³ con aprobaciĆ³n y vĆ­tores.

   Horacio se tomĆ³ su tiempo y acariciĆ³ sus bolas con ambas manos, hasta que el Ć”rbitro mirĆ³ su reloj.

   Para no darle un punto de penalizaciĆ³n a Walter, Horacio agarrĆ³ otra bola de billar.

   Con un fuerte gemido, enviĆ³ la pelota a la indefensa entrepierna de Walter.

   La pelota aterrizĆ³ con un fuerte golpe en los objetos de Walter que gimiĆ³ y cayĆ³ hacia un lado.

   Horacio dejĆ³ escapar un fuerte —¡SĆ­! —y el pĆŗblico aplaudiĆ³.

   —Walter parece estar en problemas ... — observĆ³ SimĆ³n.

   Y asĆ­ era. Su rostro estaba pĆ”lido y sus ojos se humedecieron.

   —Tiene que tener cuidado con el tiempo... —dijo SimĆ³n mientras se retorcĆ­a en el suelo, protegiendo su entrepierna.

   Horacio parecĆ­a bastante satisfecho y continuĆ³ frotando sus bolas.

   Walter estaba haciendo lo mismo. Gimiendo en voz alta, y la audiencia comenzĆ³ a gritar —¡Walter, Walter, Walter! —para que volviera a la acciĆ³n.

   Walter gimiĆ³ y se enderezĆ³, abriendo las piernas y agarrando la siguiente bola de billar, justo cuando Eladio, el Ć”rbitro, se estaba poniendo el silbato en la boca para otorgarle a Horacio el punto de penalti.

   Walter lanzĆ³ la pelota a la entrepierna de Horacio con una fuerza sorprendente y gritĆ³ cuando golpeĆ³ en el objetivo. Le apretĆ³ la entrepierna y gimiĆ³ de dolor.

   —Ambos concursantes estĆ”n teniendo una pelea infernal —dijo SimĆ³n.

   La audiencia se volviĆ³ loca, gritando los nombres de los finalistas y animĆ”ndolos, mientras Horacio yacĆ­a en el suelo, gimiendo y quejĆ”ndose.

   Walter no parecĆ­a que se sintiera mucho mejor, su rostro habĆ­a perdido todo color y parecĆ­a que estuviera fuera de combate en cualquier momento.

   Horacio volviĆ³ a su posiciĆ³n, con la cara roja como un tomate y la mano consolando sus pobres pelotas.

   AgarrĆ³ una bola de billar y la arrojĆ³ a la ingle de su oponente con toda la fuerza que pudo reunir.

   Eso fue suficiente.

   Walter gritĆ³ y se derrumbĆ³, rodando hacia un lado con sus manos agarrando sus doloridas bolas. Se acostĆ³ sobre su vientre moviĆ©ndose hacia arriba y hacia abajo mientras trataba de deshacerse del dolor en sus pobres testĆ­culos.

   Horacio sonriĆ³ dĆ©bilmente.

   —¿PodrĆ­a ser este el final? —preguntĆ³ SimĆ³n—. Estamos en el minuto 3:17. Si Walter no se levanta pronto, Horacio serĆ” el ganador.

   Walter estaba gimiendo, retorciĆ©ndose en el suelo, agarrando sus palpitantes albĆ³ndigas.

   Su hermano MoisĆ©s y su amigo Milton le gritaban para que no se rindiera.

   El Ć”rbitro hizo sonar el silbato.

   —Ese es un punto de penalizaciĆ³n. Horacio lidera 4 - 2. No creo que Walter vuelva a levantarse —explicĆ³ SimĆ³n.

   Estaba en lo correcto. Medio minuto despuĆ©s, Eladio sonĆ³ el silbato dos veces, terminando la pelea.

   —¡Tenemos un ganador! ¡Nuestro primer medallista de oro! —gritĆ³ SimĆ³n.

   Walter sollozĆ³.

   Horacio se levantĆ³ y sonriĆ³ dĆ©bilmente. SacudiĆ³ su polla varias veces, deteniĆ©ndose despuĆ©s de hacer una mueca por el dolor en sus bolas.

   El pĆŗblico aplaudiĆ³, y Horacio levantĆ³ las manos en seƱal de victoria.

   Sus compaƱeros subieron al escenario y lo abrazaron.

   —¡Oro! ¡Oro para Horacio! —gritĆ³ SimĆ³n

   La algarabĆ­a reinĆ³ en todo el gimnadio con aquella competencia restaban 4.

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