PORQUE MI MARIDO NO DESPIERTA? - Las Bolas de Pablo

Lo mƔs nuevo

15 feb 2022

PORQUE MI MARIDO NO DESPIERTA?

 

PORQUE MI MARIDO NO DESPIERTA?


 

CONTIENE BALLBUSTING M/M Y F/M.

 


Astrid, una mujer de 32 aƱos se encontraba en el hospital, su marido Mateo estaba en la cama sin reacciĆ³n alguna, la mujer estĆ” desesperada y sĆ³lo permanece sosteniĆ©ndole la mano.


 

—Porque mi marido no despierta, doctora?—Pregunta la mujer al ingresar la doctora a la habitaciĆ³n, sin soltar la mano de su esposo.


La doctora le explica que Mateo estƔ estable y le realizan pruebas diversas, pronto sabrƔn que le sucede en realidad.

 

Ante la angustia de Astrid la doctora la insta a contar lo sucedido, eso le aliviarƔ la carga emocional y se sentirƔ un poco mejor, la esposa se niega en principio, pero la mƩdica termina convenciƩndola... AsegurƔndole que su marido estarƔ en buenas manos del personal de enfermerƭa y de ella misma.

 

Astrid pasa al consultorio de la trabajadora social y tras una charla por parte de la profesional decide contar lo que sucediĆ³:

 

EstĆ”bamos en el pueblo de San Jacinto de Olmos, eran las fiestas patronales y mi marido querĆ­a visitar a algunos primos y festejar allĆ­, nos quedamos en un hotel del pueblo. Era nuestro primer viaje solos desde hace mucho tiempo. Mis padres se hicieron cargo de nuestros 5 hijos mientras tenĆ­amos unos dĆ­as de viaje y relajaciĆ³n.

 

La expresiĆ³n de Astrid era de felicidad pura, hacĆ­a tiempo no se divertĆ­a tanto con su marido, a pesar de ser un pueblo pequeƱo el ambiente era muy ameno.


Pero despuĆ©s de las 11 de la noche sucediĆ³ algo, un tipo pasĆ³ a mi lado y me tocĆ³ un seno, no fue un accidente, el descarado lo hizo a propĆ³sito.

 

Me sentĆ­ enojada, Mateo me preguntĆ³ que me sucedĆ­a, pero yo no daba para decĆ­rselo, insistiĆ³ tanto y yo le contĆ©.

 

EstallĆ³ en ira, y fue a reclamarle al sujeto…

 

Mateo estaba bebido, no mucho pero lo vi muy enfadado, el otro tipo seguro igual estaba tomado, y discutieron enseguida. Mi marido le dio un golpe en la cara al tipo ese y se comenzaron a pelear.

 

Yo le gritaba que dejara de pelear y algunas personas de la fiesta tambiĆ©n lo pedĆ­an, otros miserables querĆ­an verlos pelear, cĆ³mo no se trataba de un cercano suyo no les importaba.

 

Mi marido le estaba dando una tunda de golpes a ese canalla, pero apareciĆ³ otro sujeto—DespuĆ©s supe que era un primo del que me tocĆ³ el seno— Y le dio a Mateo una patada por detrĆ”s en las pelotas, le pateĆ³ muy duro, maldito!

 

—AAAAAHHH!!!!!—Mateo gritĆ³ muy fuerte y se agarrĆ³ las bolas con una mano.


El dolor era mucho para mi esposo, se fue agachando hasta quedar de rodillas, despuĆ©s se acostĆ³ en el suelo de medio lado, sin duda le debĆ­an doler mucho las bolas con esa patada traicionera.

 

Le vi la cara a ese cobarde, tenĆ­a cara de mala gente.


Yo corrĆ­ a ayudar a Mateo y ese tipo me empujĆ³ al suelo, caĆ­ sentada pero no me lastimĆ©. AhĆ­ fue cuando las personas intervinieron deteniendo la pelea.

 

Una mujer —Que no paraba de reclamar a ese miserable del primo—me ayudĆ³ a levantar.

 

AlcancƩ a ver a ese cobarde inclinado sobre la cara de Mateo, no le pegaba pero de seguro le decƭa algo, miserable cobarde! Jactarse de ganarle por pegarle en las bolas, eso es de alguien que es poco hombre!

 

Por fin aparecieron unos primos de Mateo y alejaron a los dos tipos, y finalmente se fueron; Yo estaba al lado de Mateo, parecĆ­a desmayado, no me sorprendĆ­ de eso. Le pedĆ­ ayuda a las personas para llevarlo al cuarto de nuestro hotel, como estaba cerca no tardamos en llegar.

 

—Y porque no lo llevaste al hospital?—InterrumpiĆ³ la narraciĆ³n la trabajadora social.

 

—SeƱora —MirĆ³ fijamente a la trabajadora social —Yo ya he lidiado con eso.

 

La trabajadora social puso cara de no entender, y Astrid le iba explicar.

 

—No es la primera vez que mi Mateo se desmaya despuĆ©s de un golpe en sus partes, yo sĆ© que esos golpes les duelen mucho a los varones, pero en otras veces que se ha golpeado ahĆ­ o le han llegado a pegar, Mateo se ha desmayado...Yo creo que es por…

 

Astrid hizo una pausa bajĆ³ la mirada y se encarnĆ³ un poco.

 

—…Yo entiendo su condiciĆ³n, es por tener las huevas mĆ”s grandes, por eso es que le duelen tanto a Mateo, pero…Pero eso no es malo, porque por eso es que me ha preƱado 5 veces—Astrid recordaba las pelotas de su marido, de mayor volumen que el promedio, y yaciendo en un escroto delgado y fino.


—Eso no tiene que ver…—TratĆ³ de decir la trabajadora social, pero decidiĆ³ dejarla continuar.

 

—Yo lo quiero asĆ­, me gusta como es Ć©l como persona…Y siempre me ha gustado que tenga las huevas grandes. Eso lo hace mĆ”s hombre.

 

La trabajadora social no pudo replicar ese aspecto.

 

Astrid continuĆ³ narrando.

 

Cuando se ha desmayado yo siempre le atiendo y ya sƩ que hacer, le doy un masaje en las huevas, y eso le recupera, como de 15 a 20 minutos, ahƭ es cuando reacciona...Aun se duele bastante pero ya estƔ mucho mejor, se las sigo sobando y al dƭa siguiente ya estƔ bien.

 

Pero esa noche no despertaba despuĆ©s de toda una hora de estar masajeĆ”ndoselas; Estaba muy asustada, aunque Ć©l sĆ³lo parecĆ­a dormido…

 

…RecordĆ© la cara de ese sujeto que lo pateĆ³, me enfadĆ© mucho!

 

SalĆ­ con decisiĆ³n a reclamarle, pedĆ­ datos del agresor con un primo de Mateo, ocultĆ”ndole lo que le sucedĆ­a a mi esposo, asĆ­ supe que el canalla que lo pateĆ³ no era del pueblo sino que era un turista y se quedaba en el mismo hotel que nosotros…

 

…Sabida de cuĆ”l era su cuarto le toque y abriĆ³.

 

AllĆ­ estaba solo, estaba sin camisa y con un vaso de licor en la mano, usaba unos sucios jeans, los mismos que tenĆ­a cuando atacĆ³ a mi esposo.

 

Le dije que mi esposo no despertaba y que lo iba a denunciar, el miserable dijo:

 

—De malas, llĆ©velo a la clĆ­nica a ver si despierta allĆ”.

 

SoltĆ³ una risa y enloquecĆ­ de ira.

 

—Miserable cobarde, que persona es usted?—Le di una cachetada de la rabia que me daba su patanerĆ­a…

 

…Tras el golpe Ć©l me tomĆ³ la mano y para sorpresa mĆ­a me arrimĆ³ a  Ć©l.

 

—Creo que usted no vino a reclamar, sino a otra cosa.

 

—Como se atreve!?—TratĆ© de zafarme pero el miserable me tenĆ­a muy bien sujeta.

 

—Desde que entraste me estĆ”s viendo el pecho—Me sonriĆ³ apoyando mĆ”s su torso contra mĆ­.

 

—Es solo porque esta sin camisa, dĆ©jeme ya!

 

—Quieres un macho de verdad y viniste por uno.

 

—SuĆ©lteme!—Quise darle un rodillazo en las huevas, pero estaba muy pegada a Ć©l y no sabĆ­a cĆ³mo quitĆ”rmelo de encima…

 

…De pronto lo que dijo cambiĆ³ mi forma de pensar, porque supe a donde podĆ­a terminar esto…¿CĆ³mo vine al cuarto de un hombre yo sola?, me habĆ­a metido en un lĆ­o!

 

—Porque no me la chupas un poco y a ver si seguimos con algo mĆ”s.

 

Me soltĆ³ y enseguida me girĆ© para escapar de allĆ­, pero me agarrĆ³ del hombro, me hizo darle el frente y a la fuerza me obligĆ³ a arrodillarme.

 

El uso de la fuerza me dejĆ³ atĆ³nita y no daba para moverme del susto, en frente de mĆ­ se desnudĆ³ en un abrir y cerrar de ojos, con una sonrisa de maldad pura.

 

—ChĆŗpamela— Me acercĆ³ su pipĆ­, lo tenĆ­a parado ya.

 

—Noo!!—Le negaba tratando de alejar la cabeza, pero Ć©l me la sostuvo y  trataba de obligarme a abrir la boca—Ni a mi marido se lo he chupado, dĆ©jeme!

 

—Que bien, entonces conmigo te estrenarĆ”s la boca.

 

Me obligĆ³ a abrir la boca y me la metiĆ³, mantenĆ­a una mano en mi cabello sosteniĆ©ndome con fuerza.


—Eso es!—No dejaba de verme y sonreĆ­r.

 

Pero por fin pude reaccionar, tener esa cosa en la boca, el pipĆ­ de otro que no fuera Mateo me hizo enojar, ademĆ”s ese miserable lastimĆ³ a Mateo, le harĆ­a pagar!...

 

…PreparĆ© la boca y agarrĆ”ndosela con una mano la sostuve firme, cerrĆ© la quijada y le mordĆ­ la polla con rabia!


—AAaaaaahhhhh!!!!! —GritĆ³ el maldito y me agradĆ³ oĆ­r su dolor. Estoy segura de que le dejĆ© los dientes marcados, querĆ­a arrancĆ”rsela.

 

Me la saque de la boca y escupƭ rƔpidamente la saliva, estaba asqueada de tener aquello en la boca.

 

Pero seguƭa decidida a castigarlo al mƔximo, asƭ que no le di tiempo para que se agarrara allƔ abajo. CerrƩ un puƱo y le di en las huevas, le pegue con todas mis fuerzas!


—AAAAAuuuuuu!!!—AullĆ³ como una loba, porque se le saliĆ³ un tono de mujer.

 

Me levantĆ© y fui a la puerta para dejar el cuarto, Ć©l cayĆ³ de rodillas a sobarse el pipĆ­ y las bolas.

 

—Maldita puta!!—Alcance a oĆ­rle decir, pero seguĆ­ mi camino.

 

Cuando ya habĆ­a abierto la puerta y me enrutaba al pasillo me agarrĆ³ del brazo y con violencia me hizo volver al cuarto.

 

AlcancĆ© a gritar por ayuda, pero a esa hora nadie escuchĆ³.

 

Apenas cerrĆ³ la puerta se volteĆ³ a confrontarme, de seguro me iba a pegar; Pero la verdad no le vi la cara…Yo sĆ³lo me fijĆ© en su pipĆ­, ya flĆ”cido y se le bamboleaba con el giro que hizo…Sin pensarlo me lancĆ© contra Ć©l!

 

SabĆ­a que sin duda Ć©l me iba a violar por lo que le hice…asĆ­ que lo agarrĆ© de los hombros y levantĆ© la rodilla con fuerza.


Apunte justo debajo de su pipƭ y le aplastƩ las huevas!

 

Le di con todas la fuerza que podĆ­a, porque pegarle en esas huevas desnudas serĆ­a lo Ćŗnico que me salvarĆ­a.

 

—AArrggg!!!—Se quejĆ³ y arrugĆ³ mucho la cara.

 

El miserable retrocediĆ³ y se estrellĆ³ de espaldas contra la puerta, mientras se agarraba las bolas. Yo le empujĆ© hacia un lado tirĆ”ndolo al suelo y dejando la puerta libre, la abrĆ­, pero antes de salir le observĆ©, estaba acurrucado en el piso agarrĆ”ndose las bolas…AhĆ­ le gritĆ© lo que le habĆ­a venido a decir desde el principio:

 

—Canalla! Poco hombre!, espero que te duela mucho, maldito traicionero, eso sintiĆ³ mi marido cuando lo atacĆ³, cobarde!, COBARDE!

 

RegresƩ a mi cuarto, Mateo estaba igual y fui con sus primos contƔndoles lo que el maldito me quiso hacer. No les dije que me habƭa obligado a meterme su pipƭ en la boca, me dio pena decir eso, pero a usted si se lo cuento seƱora.

 

Hablar con la trabajadora social fue bueno para que Astrid pudiera desahogarse.

 

TambiƩn me decidƭ a llevar a mi esposo al hospital. ..Y aquƭ estamos.

 

Sobre ese miserable, los primos me dijeron que cuando fueron a su cuarto ya no estaba, pero lo andan buscando y hasta fueron a la policĆ­a para que lo ayuden a atrapar.

 

No sĆ© quĆ© mĆ”s pasĆ³ con eso, sĆ³lo me importa Mateo.

 

 

—Doctora, porque mi marido no despierta?—Astrid habĆ­a terminado su charla con la trabajadora social y de nuevo estaba junto a su Mateo, la mujer no dejaba de sostener su mano.


La doctora habĆ­a ingresado a la habitaciĆ³n para informarle sobre los resultados de sangre, Ć©stos revelaron lo que sospechaba.

 

—A su esposo le dieron escopolamina, la intoxicaciĆ³n lo tiene asĆ­, por eso no despierta.

 

Astrid alarmada, recuerda cuando ese sujeto estaba ante la cara del derribado Mateo, dedujo lo que sucediĆ³:

 

—AhĆ­ fue cuando le echĆ³ esa porquerĆ­a, es un maldito!

 

La doctora continuĆ³ expresando:

 

—El efecto de la escopolamina puede dejar a la persona sin sentido por horas o dĆ­as, estamos dĆ”ndole un antĆ­doto, pero hay que esperar su evoluciĆ³n. —La doctora hizo una pausa antes de continuar—…SeƱora, debe saber que cuando despierte su esposo puede presentar pĆ©rdida de memoria…Y Ć©sta puede ser  total o parcial.

 

Astrid comenzĆ³ a llorar y la doctora se quedĆ³ un rato consolĆ”ndola.

 

Tiempo despuĆ©s, Astrid dormĆ­a tomando de la mano a su esposo, un repetido movimiento la despertĆ³, se trataba de Mateo quien la observaba dormir.

 

Astrid casi dio un brinco de la emociĆ³n, estaba agitada y ansiosa, no daba para decir una sola palabra.

 

—Mateo, estĆ”s bien?—Astrid se acercĆ³ a su rostro.

 

El marido la veĆ­a extraƱado, eso preocupĆ³ mucho a Astrid, ¿Su esposo la recordaba?

 

—Mateo, sabes quiĆ©n soy?

 

El hombre se mantuvo viĆ©ndola a los ojos, tardĆ³ en responder.

 

—No sĆ© cĆ³mo te llamas, pero eres la madre de mis seis hijos.

 

—Cinco hijos, Mateo, tenemos cinco hijos.—La mirada de Astrid era de total confusiĆ³n y preocupaciĆ³n.

 

—Cinco?, no! estĆ”s equivocada…Porque despuĆ©s de salir de aquĆ­ encargaremos el sexto, mi querida Astrid.

 

Astrid llorĆ³ de nuevo, pero esta vez de felicidad y besando a su marido, quien repetĆ­a una y otra vez el nombre de su mujer.

 

 

FIN.

 

***

 

 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Pages