Legionarios (3/5): en una vieja alcantarilla abandonada - Las Bolas de Pablo

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17 feb 2022

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Legionarios (3/5): en una vieja alcantarilla abandonada

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 Dante se despierta aturdido y mira a su alrededor. Sus brazos y piernas estĆ”n atados por los nanotentĆ”culos. Alrededor de su polla hay un tubo transparente que se canaliza hacia una jarra. El recipiente contiene mucho semen. Su polla estĆ” dura. El tubo comienza a vibrar y Dante eyacula. El lĆ­quido blanco viaja hacia el interior del tubo y algunas gotas entran en la botella. Dante mira hacia abajo y calcula que debe haber eyaculado mĆ”s de cien veces porque el envase ya tiene una cantidad considerable de leche.

 

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Su brazo estĆ” conectado a una vĆ­a intravenosa que lo hidrata; concluye que le suministra algo que lo mantiene excitado y produciendo mucho semen. Sus bolas estĆ”n enrolladas en el nanotentĆ”culo. Se da cuenta de que esto no debe ser obra de Andrógeno, sino de Lord Michael, conocido como Hipopótamo.

 

Hipopótamo simplemente contrató a Andrógeno para fulminar a Dante.

 

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El reloj marca la medianoche y, de repente, un tentĆ”culo metĆ”lico recoge un consolador que excreta lubricante. Se abre camino hacia el recto de Dante y gira suavemente. El punto G del superhĆ©roe se estimula y en pocos minutos se siente como si estuviera a punto de eyacular. Lo hace, y el tubo que aprieta la cabeza de su polla recoge mĆ”s de su semen. Esto sucede seis veces en una hora. La polla de Dante eyacula a toda marcha y Ć©l lucha por mantenerse consciente. DespuĆ©s de cinco minutos de eyacular. Un ruido lo alerta en seƱal de que alguien estĆ” entrando por la puerta. Finge dormir mientras Hipopótamo ingresa. Los tacones de Delicia se pueden escuchar mientras ella camina detrĆ”s.

 

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—¿TodavĆ­a estĆ” durmiendo? —dice la mujer—. Pobre pendejo.

 

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—Debe haber eyaculado mĆ”s de 100 veces —describe Hipopótamo. En realidad fueron mĆ”s.

 

—Vamos a ser ricos. Ya tengo una orden de esperma de parte de Mordor. Por una garrafa de esperma de Dante, estĆ” dispuesto a pagar 500 000 dólares.

 

—¿Cómo va a conseguir el dinero? Es un villano arruinado.

 

Delicia saca su teléfono y reproduce una transmisión de noticias.

 

Ā«La policĆ­a ha concluido que los dos bancos de ciudad GaĆ©lica fueron robados por parte de un criminal que se hace llamar Mordor. El ladrón usa una baba que es pegajosa provocando que los guardias de seguridad fueran inmovilizados durante el robo. El sospechoso tambiĆ©n agredió sexualmente a uno de los oficiales practicĆ”ndole sexo oralĀ».

 

Delicia apaga el telƩfono.

 

—Parece que puede ser un aliado —concluye Hipopótamo.

 

—MĆ”s estragos en Ciudad GaĆ©lica. Me encanta y no estĆ” Dante, Ares o Aquiles para detenerlos.

 

Delicia pone su mano alrededor de Hipopótamo y los dos salen.

 

Dante se despierta y se da cuenta de que Ciudad GaĆ©lica estĆ” produciendo villanos mĆ”s rĆ”pido de lo que debe. Se retorció para salir de las garras de los tentĆ”culos robóticos, pero le sujetaron los brazos con mĆ”s fuerza. Un nano tentĆ”culo se envuelve alrededor de sus bolas y comienza a apretar su testĆ­culo izquierdo. Se dio cuenta de que cada vez que intentaba moverse, los tentĆ”culos grandes le indicarĆ­an al mĆ”s pequeƱo que lo torturara. Gritó de dolor pero decidió que tenĆ­a que quedarse quieto. El pequeƱo tentĆ”culo soltó su agarre. Pero luego vino el consolador y se abrió camino en su jugoso trasero. Subió a su próstata y la masajeó, lo que hizo que se corriera una y otra vez.

 

Comenzó a perder esperanzas cuando escuchó un ruido. A travĆ©s de una alcantarilla, vio que algo se movĆ­a. ĀæFue una rata? Miró y vio a Aquiles tropezar. El rostro del joven estaba un poco magullado y su pectoral izquierdo colgaba del traje. Dante miró a Aquiles al principio con alivio y luego se enojó.

 

—¿QuĆ©, quĆ© te hicieron? —replicó.

 

Aquiles miró hacia otro lado y no le reveló a Dante lo que le sucedió.

 

—¿Te hicieron daƱo? —insistió Dante.

 

—No hay tiempo — Dijo Aquiles—. Tenemos que sacarte de aquĆ­. Andrógeno estĆ” en camino y tambiĆ©n tienen a Ares. Intentamos salvarte, pero Andrógeno era demasiado poderoso —en ese momento, el pequeƱo tentĆ”culo apuntó a las bolas de Aquiles. Agarró y tiró de su polla y comenzó a torturarlo. Dante pudo ver a Aquiles sufrir de dolor y no pudo detenerlo. Pensó que si movĆ­a los brazos y las piernas tal vez el tentĆ”culo volverĆ­a a Ć©l. AsĆ­ lo hizo y funcionó. El tentĆ”culo regresó y se envolvió alrededor de la polla y las bolas de Dante. Esta vez apretó su bola derecha.

 

—Aaaaaaaaaaaaaaaah.

 

Aquiles, que aĆŗn sufrĆ­a, se dio cuenta de que tenĆ­a que actuar rĆ”pido. Determinó que los nanobots tenĆ­an algo de inteligencia artificial. Extrajo dos pequeƱas celdas de baterĆ­a de los bolsillos de su traje y las colocó en su entrepierna. Apretó un botón para asegurarse de que un lado fuera de alto voltaje. TenĆ­a que tener cuidado de no permitir que las celdas le cayeran encima o se quemarĆ­a. Los tentĆ”culos detectaron que sus testĆ­culos estaban en la zona. Pronto se lanzaron hacia sus bolas. Al impactar, los tentĆ”culos alcanzaron su escroto, pero una onda de choque elĆ©ctrico atravesó el sistema y chamuscó toda estructura robótica.

 

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Dante se soltó y cayó al suelo, pues los tentĆ”culos que  lo sostenĆ­an tambiĆ©n se frieron liberĆ”ndolo. Desafortunadamente, los tentĆ”culos tenĆ­an la capacidad de regenerarse, por lo que Aquiles indicó que era momento de huir. Ayudó a Dante a levantarse y cargó su cuerpo desnudo sobre su hombro.

 

—¿Dónde estĆ” tu traje? —preguntó. Vio el traje de Dante de cerca. Fueron a un rincón de la habitación y lo vistió.

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La polla del hĆ©roe moreno estaba incontrolable, no se quedaba quieta en la ropa, Aquiles intentó acomodarla y Dante eyaculó por accidente, miró a Aquiles sintiĆ©ndose avergonzado. El joven superhĆ©roe simplemente se excitó.

 

Dante y Aquiles huyeron por las alcantarillas en donde iban a estar seguros. Desde allí intentarían encontrar a Ares a través de los túneles subterrÔneos.

 

—Antes de que vayamos a otro lado —dijo Dante—. Quiero que sepas que estoy orgulloso de ti.

 

Aquiles se sonrojó.

 

—Eres un gran maestro, Dante. Me doy cuenta de los peligros, pero quiero luchar a tu lado.

 

Los dos se abrazaron y sus cuerpos se conectaron. Aquiles miró a Dante y apoyó la cabeza en su pectoral. Pronto sus genitales se frotaron.

 

—No —dijo Dante—. Esto estĆ” mal. Estoy muy excitado.

 

—Esto es correcto —insistió Aquiles—. Tengo 21 aƱos. ArriesguĆ© mi vida por ti.

 

Aquiles besó a Dante y los dos comenzaron a sentir los pectorales del otro. Se mudaron al interior de un tubo alcantarillado que no se había usado en años. Dante, todavía caliente se desnudó y Aquiles siempre lleno de artilugios sacó un condón.

 

—Tengo que estar seguro en todo momento —sonrió mostrĆ”ndolo. Abrió la cremallera de su traje. 


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Dante lo rodeó y empezó a empujar. Aquiles tembló cuando la inmensa polla se abrió camino hasta su grueso y musculoso trasero. Dante eyaculó, pero a los pocos minutos volvió a estar duro. Aquiles permitió que Dante se corriera varias veces para liberar el antĆ­doto en sus venas. Aquiles comenzó a moverse en posiciones que para un amante experimentado como Dante no podĆ­a controlar sin correrse. El trasero musculoso de Aquiles, sus mĆŗsculos internos y el movimiento confirmaron que era el mejor amante y la Ćŗnica relación para ambos.

 

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Aquiles todavĆ­a estaba apretado a pesar de que Andrógeno lo folló primero. AĆŗn asĆ­ supo que este momento con Dante fue puro amor. Y pensó que la experiencia con Andrógeno, aunque agradable a su extraƱa manera, fue solo sexo.

 

Dante finalmente se agotó. Aquiles comenzó a frotar sus morenos pectorales y se limpió el semen. Adoraba el cuerpo musculoso de Dante.

 

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—Esto va a complicar las cosas —susurró Dante.

 

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—Esto fue increĆ­ble —dijo Aquiles, su polla todavĆ­a chorreaba leche.


El mÔs joven demostró su profesionalidad. Se vistió y arrojó a Dante su vestimenta


—Póntelo. Tenemos que salvar a Ares.

 

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Dante asintió y se vistió. Su polla estaba flĆ”cida, sin embargo, rebotaba con cada movimiento mientras caminaban para liberar a Ares.

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