LA MARAVILLOSA KEI HONG.
CONTIENE BALLBUSTING F/M Y SEXO ORAL HETEROSEXUAL.
Nota Aclaratoria: Las personas de origen chino que hablan el espaƱol, comĆŗnmente tienen problemas para expresar el fonema R, expresĆ”ndolo como L, a nosotros tambiĆ©n nos serĆa difĆcil expresar sonidos propios del idioma chino; AsĆ que cuando plasmo en el personaje de este relato esa dificultad en la expresiĆ³n, de ninguna forma es una burla hacia la comunidad china.
De todas maneras disculpen cualquier molestia que pueda causar con Ć©ste relato.
Aquel martes por la maƱana, Camilo terminĆ³ su turno como supervisor de carga en el aeropuerto, estaba exhausto luego de 18 horas de trabajo seguidas, aquellos turnos dobles le tenĆan hastiado.
—No aguanto mĆ”s, voy a renunciar!—Le comunicĆ³ Camilo a su amigo y compaƱero de trabajo Pascual DĆaz.
—PatraƱas! No renuncies! lo que sucede es que estĆ”s agotado.
—IrĆ© a descansar a mi casa, nos vemos…
—Descansar?, allĆ” sĆ³lo y con esos vecinos que tienes…No me hagas reĆr.
DĆaz conocĆa a Camilo desde hace tiempo, sabĆa que a sus 26 aƱos aĆŗn era soltero y vivĆa en un pequeƱo departamento donde a diario habĆa escĆ”ndalos de sus vecinos. Para DĆaz a Camilo le urgĆa conocer una buena mujer para casarse, pero por lo pronto le tenĆa una soluciĆ³n a su mal humor y agotamiento laboral.
—Visita a la maravillosa Kei Hong.
…
Camilo llegaba aquella tarde a un departamento en las cercanĆas del aeropuerto, no estaba seguro de lo aconsejado por su amigo, pero se sentĆa saturado por su empleo y el cĆ³mo le planteĆ³ el asunto le generĆ³ una verdadera intriga:
—Kei Hong es increĆble, por algo el dicen la maravillosa y no existe otra palabra para describirla.
—No me interesa una puta, por muy buena que sea.
—Ella de seguro es puta, sĆ© que vino hace un aƱo de china, aunque creo que ya atendĆa en otra ciudad y ahora vino aquĆ.
—Pero es una puta…—InterrumpiĆ³ Camilo.
—Pero eso no es lo importante mi amigo, Ćŗltimamente ha adquirido fama no por sus servicios sexuales sino por su trabajo de masajes erĆ³ticos, y eso lo hace en horas diurnas.
—Masaje?
—Un masaje erĆ³tico, te empelota y ella se empelota, y te comienza a masajear el cuerpo…
—Una puta al fin y al cabo.
—No Camilo, no hay sexo entre ustedes, ella te masajea de una forma increĆble…CrĆ©eme que uno de esos masajes te dejarĆ” como nuevo, es increĆble esa mujer con las manos…Y con otras partes, jajaja.
Con el interĆ©s creciente de Camilo, DĆaz le programĆ³ una cita, tuvo suerte en que la solicitada fĆ©mina estaba libre a una hora de aquella misma tarde.
…
Camilo tocaba el timbre de la puerta.
—Buenas taldes quelido—AbrĆa la puerta una linda mujer oriental en un traje parecido a la seda.
Camilo se impresionĆ³ por el arquetipo de la mujer de origen chino, delgada, bajita y linda, no debĆa tener mĆ”s de 25 aƱos. Por su mente pasĆ³ la idea de hacer el amor con ella, pero no era para eso la cita, sino para el susodicho y recomendado masaje.
—Que glande (grande) eles…Adelante quelido.—Camilo superaba el metro ochenta y la oriental no pasaba de uno con cincuenta y cinco.
Kei lo invitĆ³ a sentarse y charlaron unos minutos, Camilo le confesĆ³ que era la primera vez que asistĆa a un sitio para un masaje, asĆ fuera erĆ³tico.
La dama estaba sonriente, no tardĆ³ el asunto en concretarse, se levantĆ³ un instante y trajo un datafono dĆ³nde Camilo pasĆ³ su tarjeta de crĆ©dito, la transacciĆ³n econĆ³mica se hizo y Kei le dio un beso.
La mujer de origen chino le condujo al baƱo, era amplio y de bonita decoraciĆ³n. AllĆ de inmediato se desnudĆ³. Camilo tragĆ³ saliva al ver los lindos y pequeƱos senos de quien le iba a masajear. Luego su miraba bajĆ³ al coƱo de la joven dama.
Kei observĆ³ al boquiabierto cliente y le hizo seƱas de ayudarle a desnudar. Camilo levantĆ³ los brazos y la mujer le retirĆ³ el suĆ©ter, las finas manos de la dama le tocaron el pecho y las costillas, y de inmediato el falo de Camilo dio algunos brincos…ParecĆa querer tocar el bajo vientre de la delgada mujer frente a Ć©l
Kei detuvo a Camilo en su intento de quitarse el pantalĆ³n, serĆa ella la encargada de hacerlo. La dama Hong desabotonĆ³ el pantalĆ³n y lo deslizĆ³ con lentitud, llevĆ”ndose consigo los calzoncillos del cliente, la mujer se agachaba a medida que las prendas masculinas descendĆan.
Cuando le sacaba las ropas por los tobillos, Kei elevĆ³ la mirada encontrĆ”ndose el pene de Camilo a la altura de sus ojos, el hombre cĆ³mo pudo evitĆ³ una erecciĆ³n muy mal vista en su opiniĆ³n.
Kei sonriĆ³:
—Tienes la velga glande.—Dos dedos de la mujer tocaron de forma picaresca el prepucio de Camilo.
Un nuevo latido en el falo se dio, Kei se incorporĆ³ pasando la palma por el escroto del cliente, acariciĆ”ndoselo con dedicaciĆ³n, y sopesĆ”ndole los testĆculos.
Camilo casi estaba soƱando, la mujer olĆa delicioso y su piel era suave y delicada, estaba tentado a sobar su cuerpo, si fuera por Ć©l la tocarĆa sin fin.
La mujer le condujo a la ducha y abriĆ³ el agua, enseguida comenzĆ³ a enjabonarle el pecho, las pequeƱas manos de la masajista consentĆan el amplio torso de Camilo. La cercanĆa del rostro de Kei instĆ³ a Camilo a besarla, pero ella con un sutil movimiento le colocĆ³ la mejilla. Mientras tanto comenzaba a bajar sus manos con jabĆ³n al abdomen y pelvis del hombre.
Pronto Kei puso jabĆ³n al pene de Camilo, el cual se comenzĆ³ a parar y calentar, mĆ”s cuando su escroto tambiĆ©n recibiĆ³ una pasada de las manos de la oriental.
DespuĆ©s la masajista se ubicĆ³ tras Camilo y atendiĆ³ su espalda, el jabĆ³n apenas alcanzaba ante la amplia espalda del hombre, las nalgas estuvieron enjabonadas y fue cuando la mujer sorprendiĆ³ al sonriente Camilo…Una de sus manos pasĆ³ por un lado y le sostenĆa la verga, mientras la otra incursionĆ³ entre sus muslos llegĆ”ndole por debajo y masajeĆ”ndole los testĆculos.
La mano de Kei acunaba perfectamente el saco escrotal de Camilo, el movimiento de sus dedos movĆa suavemente los testĆculos el hombre dentro de su escroto.
Camilo jadeaba, su pene latĆa y seguĆa creciendo. Pero fue cuando la mano de Kei se cerrĆ³ alrededor de sus bolas. Al principio la fuerza se incrementĆ³ pero cuando Camilo iba a reclamar, cesĆ³ el apretĆ³n.
Pam! Pam! Sonaron unas suaves palmadas en el escroto de Camilo, quien arrugĆ³ el rostro y se quiso hacer el fuerte al no quejarse.
Pum! Fue un veloz puƱo ascendente a su escroto, aunque no con fuerza plena.
—Aauu!!! Calma, calma…—Casi suplicĆ³ Camilo, al que sus largas piernas se flexionaron, el hombre sacĆ³ fuerza y volviĆ³ a erguirse.
La mujer volviĆ³ a masajearle el escroto y Camilo pronto olvidĆ³ el golpe.
Tras casi un minuto de caricias gonadales en medio del jabĆ³n, otro puƱo de mediana fuerza sorprendiĆ³ a Camilo.
—Ay!, cariƱo, no hagas eso—ReclamĆ³ Camilo, tratando de retirarle la mano, Kei atesĆ³ con fuerza su escroto y apretĆ³, obligĆ”ndole a retirar las manos.
—Bastaaaa por favor!—Camilo no sabĆa que estaba pasado, sus piernas volvieron a aflojarse, la mujer le ayudĆ³ a mantenerse firme.
—AsĆ te lelajalĆ”s (relajarĆ”s) mejol —ConsiderĆ³ Kei necesario justificar sus acciones.
Camilo se sentĆa incĆ³modo, pero la oriental actuĆ³... LiberĆ³ sus bolas y se pasĆ³ frente a Ć©l, empinĆ”ndose para alcanzar sus labios, Camilo pareciĆ³ dominar sus quejas y dolores respondiendo al beso de la mujer…Un instante despuĆ©s las manos enjabonadas de la masajista le masturbaban, el pene de Camilo volviĆ³ a dar brincos en las manos de la hembra.
El beso infinito terminĆ³ y la seƱorita Hong se arrodillĆ³ ante Camilo, le tomĆ³ del pene y comenzĆ³ a chupĆ”rselo.
—Oh Dios!—Camilo jadeĆ³ al techo ante el “detalle” de la mujer—Oh chinita, eso es!—El dolor habĆa quedado atrĆ”s.
Camilo se preguntaba si esto era parte del masaje, pues para Ć©l era bienvenida aquella fina atenciĆ³n.
La lengua de la femenina le daba golpecitos en el frenillo del prepucio, para a continuaciĆ³n metĆ©rselo en la boca y estimularlo con lengua paladar y el interior de sus mejillas. El pene de Camilo no dejaba de gotear presemen, mezclado con el fino jabĆ³n el cual la mujer estaba acostumbrada a probar.
Camilo se sentĆa relajado, pero querĆa tomar la cabeza de la mujer y follarle la boca a voluntad, pero de repente Kei Hong cesĆ³ su mamada.
—Sentilte mejol?—Kei se incorporĆ³ y llevĆ³ de la mano a Camilo rumbo a un asiento de plĆ”stico en un rincĆ³n del baƱo.
Camilo se ubicĆ³ en el asiento y la mujer retomĆ³ el proceso de enjabonarle, arrodillada a su lado, Kei le manipulaba el miembro viril.
Camilo buscĆ³ la boca de la oriental y ella respondiĆ³, los besos y las caricias le levantaban mĆ”s el pene.
Un nuevo frente de acciĆ³n surgiĆ³, la masajista pasĆ³ la mano izquierda por debajo del sentado hombre, —La silla tenĆa un espacio que permitĆa incursionar por allĆ—. Los dedos pronto entraron en contacto con el enjabonado escroto de Camilo y la dama le comenzĆ³ a acariciar las bolas con dedicaciĆ³n. Una vez mĆ”s disfrutaba el hombre por el rico masaje a sus gĆ³nadas.
—Eres muy buena consintiendo, chinita—ExpresĆ³ en un instante al parar los besos.
La mujer masturbaba el falo de Camilo y tanteaba la cara inferior del oscuro escroto del hombre, allƔ abajo los dedos daban cortos movimientos reflejƔndose en sutiles golpecitos a las bolas del cliente.
—Oh china, no sabes cĆ³mo quisiera estar contigo, podemos hablar de eso?—Ese rĆ”pido y repetitivo movimiento de los dedos le hacĆa ver el cielo.
Kei le sonriĆ³ y fue cuando sus dedos comenzaron a cerrarse, atesando las bolas de Camilo.
El hombre sintiĆ³ la incomodidad y ante el rĆ”pido incremento de fuerza, arrugĆ³ el rostro.
—Que…que haces?, suĆ©ltame…—La fuerza de la voz se desvaneciĆ³ y sĆ³lo pudo apretar los dientes queriendo soportar el apretĆ³n que la mujer le daba.
La oriental no cesaba en apretar su hombrĆa; Desesperado, Camilo intentĆ³ levantar un brazo para golpearla…Kei anticipĆ³ eso y moviĆ³ su mano (y lo que atrapaba) con violencia hacĆa el piso.
—AAAahhh!!!—EmergiĆ³ de la boca de Camilo ante el fuerte tirĆ³n a su escroto.
Kei Hong parecĆa sonreĆr, pero al mismo tiempo estaba concentrada en lo que hacĆa, movĆa los dedos queriendo sostener a comodidad el contenido escrotal pero sin soltarlo.
—UUghhh!!!!!— ExpresĆ³ ahora Camilo cuando sintiĆ³ al mĆ”ximo el estirĆ³n de la mujer y su vista se nublĆ³.
La oriental observaba sus reacciones, mantuvo el estirĆ³n y levemente desviĆ³ el tirĆ³n escrotal hacia la izquierda, notĆ³ de inmediato que el hombre elevaba la cabeza y parecĆa Ćrsele hacia atrĆ”s.
Camilo no vio nada mĆ”s, perdiĆ³ el conocimiento.
La experta mujer parecĆa saber muy bien cĆ³mo desmayar a un hombre, tirando calculadamente de su escroto. Al parecer podĆa dejarle sin sentido sin causarle un daƱo a sus Ć³rganos viriles. Cuando el cuerpo de Camilo se iba hacĆa atrĆ”s, ella liberĆ³ sus bolas y le detuvo de caer de espaldas y golpearse la cabeza.
Al despertar Camilo estaba tendido en el suelo, la masajista yacĆa acostada boca abajo sobre el torso y abdomen del macho, la mujer les estaba chupando la verga.
Camilo retomĆ³ conciencia de lo ocurrido, la masajista le habĆa apretado los huevos hasta que el perdiĆ³ el sentido. Que harĆa ahora?, le llegĆ³ la sensaciĆ³n de su falo…Pero que rico se sentĆa su pene!, con el placer no parecĆa poder enojarse con la mujer.
Camilo jadeaba, la delgada mujer le parecĆa pesada, no sentĆa en su cuerpo fuerzas para poder quitarla de encima, las bolas le dolĆan y se sentĆa agotado, pero su pene le transmitĆa mĆ”s y mĆ”s placer.
Los movimientos de Camilo alertaron a Kei:
—Ah, veo que ya despeltaste…
La mujer se acomodĆ³ mejor, ubicando su coƱo al alcance de la boca de Camilo, el cliente no dudĆ³ y extendiĆ³ su lengua, lamiendo la vulva de la dama.
ComenzarĆa una secciĆ³n de sexo oral entre ambos, la lengua de Kei recogĆa todo el presemen del macho, y por momentos se metĆa el tronco peneano casi hasta la garganta. Por su parte Camilo introducĆa lo mĆ”s que podĆa la lengua en el coƱo de la oriental, y Ć©ste se lubricaba poco a poco.
—Oh rayos!—El aguante de Camilo estaba cerca del lĆmite. Kei tambiĆ©n mordĆa con suavidad el glande del hombre con sus molares.
El pene daba brincos dentro de la boca de la masajista. La eyaculaciĆ³n era inminente!
De repente Kei parĆ³ la estimulaciĆ³n y se moviĆ³, ubicĆ”ndose entre las piernas de Camilo y mirĆ”ndolo hacĆa el rostro, el hombre tenĆa la lengua afuera, ansioso por seguir comiĆ©ndole el coƱo a la movida seƱorita Hong.
La mujer le tomĆ³ del falo con una mano y con la otra le enterrĆ³ un violento puƱo en las bolas.
—AAAAHHH!!!!!!!—Camilo gritĆ³ al techo del baƱo al contacto de aquel pequeƱo pero huesudo puƱo.
Un segundo puƱo volviĆ³ a hacer mella en el centro de su escroto estrellĆ”ndolo contra la base del falo. El pene del hombre soltĆ³ su carga de leche.
Un poderoso chorro de semen volaba por el aire rumbo a su abdomen y pectorales.
Camilo no podĆa hacer mĆ”s que gritar, pues Kei continuĆ³ golpeĆ”ndole los testĆculos, sacando mĆ”s y mĆ”s chorros de leche, la potencia de estos no tenĆan precedentes para el hombre. La dama era muy certera y golpeaba en los lugares justos en las bolas, para asĆ sacar toda la leche acumulada del macho.
Por fin llegĆ³ el puƱo final y la experta Kei lo conectĆ³ con tal fuerza que casi le metiĆ³ los testĆculos dentro del cuerpo del cliente.
—Por favoooooorrrr—SĆ³lo podĆa decir eso, sus ojos lloraban y su cuerpo estaba sin fuerza alguna, no solo por el dolor sino por el placer extremo de la poderosa eyaculaciĆ³n.
Camilo sĆ³lo veĆa al techo, todo era borroso, pensĆ³ que perderĆa el sentido en cualquier momento, pero no sucediĆ³…
…Pasaron los segundos y minutos y fue recuperando sensaciones en su cuerpo casi inerte…Lo primero que sintiĆ³ fueron sus bolas, dolĆan y se movĆan, aunque levemente…
…Su pene estaba flĆ”cido acostado de medio lado a la izquierda, yacĆa rendido y pegajoso, despuĆ©s de cumplir su funciĆ³n eyaculatoria se fue a dormir.
Con el paso de mĆ”s minutos Camilo tuvo al fin sensaciones exactas, sus bolas se movĆan porque la mujer se las estaba masajeando, Kei se las sobaba y el dolor se marchaba, poco a poco su cuerpo recobraba fuerzas.
Kei se le acercĆ³ al rostro y le dijo:
—Ven caliƱo, vamos a la ducha.
Le ayudĆ³ a levantarse y avanzaron, pronto se vio bajo el chorro de agua tibia. Ya podĆa mantenerse en pie sĆ³lo, la mujer estaba tras Ć©l y le masajeaba en la espalda, sentĆa una presiĆ³n que hacĆa con sus dedos, con cada impulso cerca de su columna sentĆa un vigor…Era como si la masajista oprimiera un botĆ³n y liberase energĆa en su debilitado cuerpo.
Kei Hong descendĆa por su columna oprimiendo puntos especiales y liberando energĆa. Camilo se sentĆa ya fuerte de nuevo.
DespuĆ©s de llegar a sus nalgas la mujer metiĆ³ las manos entre los muslos de Camilo, Ć©ste se sorprendiĆ³ y pensĆ³ en que le apretarĆa los testĆculos otra vez, pero no hubo tiempo para dudas pues sintiĆ³ su dedo enterrado en el perineo, no le doliĆ³, pero si se percatĆ³ que su pene dio un brinco fuerte…el “muchacho” estaba de vuelta otra vez…con toda su fuerza y listo para la acciĆ³n.
—Pero que me has hecho, china?—Expresaba Camilo sin respuesta de la ocupada dama.
Los dedos de la mujer llegaron a un punto justo detrĆ”s de la bolsa escrotal, y aplicĆ³ presiĆ³n, Camilo sintiĆ³ sus testĆculos elevarse, para descender con suavidad dentro de la bolsa de piel, casi de inmediato el hombre sintiĆ³ una electricidad y calor que desde sus huevos subieron a su abdomen, tĆ³rax, cuello y finalmente cabeza…
…Otra oleada de lo mismo bajaba por sus muslos, piernas hasta los pies… Todo era energĆa, Camilo sentĆa un vigor extraordinario.
Kei le tocĆ³ el hombro de forma normal.
—Ya telminamos quelido, puedes vestilte.
Camilo quedĆ³ sin palabras justo debajo de la ducha, el agua daba en su rostro y resbalaba, el hombre estaba obnubilado por lo sucedido.
Un tiempo despuĆ©s, Camilo iba de camino a casa y seguĆa en shock ante todo lo sucedido aquella tarde, sĆ³lo una cosa en su mente era clara:
—VolverĆ© a buscar los servicios de la maravillosa Kei Hong.
FIN.
***
ANEXO.
Tras la ducha y masaje, Camilo se vistiĆ³ y saliĆ³ del baƱo. Ahora veĆa todo mĆ”s claro, el aire que entraba a sus pulmones tenĆa otro olor, mĆ”s puro, casi como si estuviese en un verde bosque primaveral, flexionaba los bĆceps y estos respondĆan con fuerza inusitada. Que le habĆa hecho esa mujer? Sus bolas dolĆan, pero no le incapacitaban ahora, incluso su pene flĆ”cido parecĆa a punto de elevarse en cualquier momento. De alguna forma esa mujer oriental le sacĆ³ la fuerza y vitalidad que no sentĆa en su cuerpo desde su Ć©poca universitaria.
ObservĆ³ a Kei quien revisaba el datafono, la mujer expresĆ³:
—Gustale el masaje?
—SĆ—Se apresurĆ³ a decir. No daba para preguntar que habĆa pasado en realidad.
En su cabeza tratĆ³ de entender las cosas:
De alguna forma dejarlo inicialmente debilitado y acabado, para despuĆ©s revitalizarlo con la ducha y el masaje a la espalda, le habĆa renovado las energĆas. Los apretones y golpes en las bolas eran necesarios para dejarlo sin fuerzas
La oriental observĆ³ su rostro pensativo.
—Me quieles decil algo?
Camilo se atreviĆ³ a hablar sĆ³lo de un tema:
—Todo fue delicioso, pero lo Ćŗnico que no me terminĆ³ de gustar fue que me pegaras en las bolas, chinita…Eso duele mucho—Camilo se tocĆ³ la entrepierna queriendo que la oriental entendiera bien a que se referĆa.
Kei sonriĆ³ y respondiĆ³.
—Tambien hago selvicio de Balbustin…
—Y eso que es?
—Pegal en las huevas al homble.
Camilo se sorprendiĆ³ y cruzĆ³ los dedos en forma de cruz.
—Eso si no va conmigo, chinita—Ahora entendĆa el porque tenĆa experiencia atacando en las bolas.
—A muchos hombles les gustan patadas entle las pielnas.
Camilo volviĆ³ a rechazar el asunto y se despidiĆ³ de la mujer.
El Ballbusting no le agradaba a Camilo, al menos no por ahora. Pero a muchos otros sĆ les gustaban, y eso los incluye a ustedes lectores.
A futuro un nuevo relato de Kei Hong, atendiendo a un cliente en una secciĆ³n de Ballbusting y algo mĆ”s.
***
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