CONTIENE:
BALLBUTING HOMBRE/HOMBRE
Se programĆ³ una nueva reuniĆ³n para una prueba del proyecto de Bastian. En la sala estaba Farid, vestido con jeans y camisa, guapo como siempre, a pesar de esa poblada barba.
Pablo habĆa invitado a su esposo David. Mateo, el urĆ³logo, tambiĆ©n habĆa asistido a la reuniĆ³n alegando que se sentĆa interesado en el estudio testicular de Bastian.
Pablo se habĆa recuperado del severo revĆ©s que habĆa recibido al acudir a la cita mĆ©dica de 2 dĆas atrĆ”s. Estaba hablando con Lenin y Mateo, y aparentemente no habĆa resentimientos con el mĆ©dico
Desafortunadamente, los hermanos Palacio (MoisĆ©s y Walter no iban a poder asistir por compromisos familiares y en su lugar enviaron a un amigo al que aseguraron que los representarĆa muy bien siendo como una mezcla de ellos. Era Milton, un guapo muchacho de cabellos negros y tez blanca. Era robusto y vestĆa un jeans ajustado y camiseta igualmente ajustada. Estaba hablando con RomĆ”n, que estaba vestido a su estilo campestre. ParecĆan llevarse bien incluso con el contrastante rasgo que marcaban: el hombre de campo y el citadino.
Camilo, Horacio e Ignacio pidieron el dĆa libre para terminar de programar sus actividades para la Competencia Ballbusting Salvaje, al parecer querĆan invitar al concurso al fuerte futbolista Eladio.
Bastian se aclarĆ³ la garganta, incitando a los muchachos a detener sus conversaciones y volverse hacia Ć©l.
—Espero que estĆ©n disfrutando de la reuniĆ³n —comenzĆ³—. El juego de hoy es muy sencillo. He traido a dos invitados mĆ”s para que funcione... Igor, Yurem, entren por favor...
Todos voltearon la cabeza hacia la puerta donde los muchachos hicieron su gran entrada. Ambos eran atractivos, vestidos solo con jeans, sin camisa y descalzos, y fueron recibidos con vĆtores.
Igor de pelo negro y piel morena. Yurem es mĆ”s joven pero menos alto. Ambos estaban parados frente al grupo mostrando sus cuerpos fuertes con los mĆŗsculos en todos los lugares correctos.
Bastian se riĆ³ al observar que Milton y RomĆ”n ajustaban la entrepierna simultĆ”neamente. LevantĆ³ la voz: —El juego de hoy trata sobre la intuiciĆ³n y el conocimiento, un punto para el equipo ganador, ChacĆ³n u hombre comĆŗn, serĆ” reflejado en la tabla como: Reconocimiento de otros testĆculos.
El anuncio provocĆ³ algunas reacciones.
—Tenemos a Igor y a Yurem. Uno de ellos tiene solo un testĆculo, mientras que el otro tiene tres —ambos levantaron las cejas con coqueterĆa.
Los demƔs se rieron.
—Ahora quiero que cada uno de ustedes adivine quiĆ©n es el que tiene el excedente de huevos.
La mirada de todos pasĆ³ a los bultos en sus jeans.
Bastian se riĆ³. —Para que sea un poco mĆ”s difĆcil, hemos suministrado a nuestro modelo con dos huevos de gallina que se ha puesto en sus calzoncillos, para que haya tres huevos en su bulto... Ah, y por cierto: no se puede tocar. Cada uno tendrĆ” la oportunidad de poner sus manos sobre los muchachos despuĆ©s de que termine el juego... —mirĆ³ el reloj—. Tienen diez minutos para decidir. Luego reuniremos los votos y desentraƱaremos el gran misterio...
Diez minutos despuĆ©s, los muchachos habĆan tomado sus decisiones.
—EstĆ” bien —dijo Bastian—, ¿por quĆ© no se paran al lado del chico que creen que tiene mĆ”s huevos en su bulto?
MirĆ³ las protuberancias de Igor y Yurem. Ambos parecĆan enormes.
Lenin, David y Mateo se habĆan reunido junto a Igor, asĆ como RomĆ”n y Pablo, y Milton (en apoyo a los ChacĆ³n) eligieron a Yurem como el hombre con tres huevos.
—¿Alguien quiere dar una razĆ³n para su elecciĆ³n? —preguntĆ³ Bastian.
—Bueno —RomĆ”n le sonriĆ³ a Igor—. Parece que folla dĆa y noche.
Igor se rio. —No tienes que tener tres huevos para eso...
—SĆ —RomĆ”n le sonriĆ³—. Creo que sĆ...
Igor le devolviĆ³ la sonrisa y se encogiĆ³ de hombros.
Milton se aclarĆ³ la garganta. —Creo que Ć©l es el que no tiene una, sino tres bolas porque, bueno, no sĆ©, me parece un tipo de tres agĆ¼acates...
Yurem sonriĆ³.
—EstĆ” bien, chicos —sonriĆ³ Bastian—. Muestren lo que tienen.
Tanto Igor como Yurem se desabrocharon los jeans y los dejaron caer al suelo, cada uno revelĆ³ sus calzoncillos apretados. Sus pollas de buen tamaƱo estaban claramente delineadas debajo de la tela al igual que tres grandes protuberancias.
—¿Por quĆ© no nos enteramos nosotros mismos? —Milton los interrumpiĆ³—. Si pateamos sus paquetes, los huevos falsos se romperĆ”n...
El resto de los muchachos vitorearon y Yurem e Igor, aunque no exactamente felices, no parecĆan molestos por la idea.
—EstĆ” bien —asintiĆ³ Bastian—. Vayan por ello. Milton y RomĆ”n, lo harĆ”n.
Milton y RomƔn se posicionaron frente a Igor y Yurem.
Milton tragĆ³ saliva. MirĆ³ a Yurem. —Espero que tus huevos no se rompan...
—Uno, dos… tres.
RomĆ”n y Milton patearon simultĆ”neamente. Sus pies se hundieron en las dos abultadas entrepiernas acompaƱadas por el sonido de dos cĆ”scaras de huevo rompiĆ©ndose, sus dedos de los pies se hundieron en el contenido de los calzoncillos de Yurem e Igor haciendo que los dos guapos gimieran al unĆsono, se doblaran y agarraran su entrepierna.
Los muchachos hicieron una mueca y se protegieron sus bultos con las manos.
—EstĆ” bien, echemos un vistazo —dijo Bastian. Y ordenĆ³ a Yurem e Igor que se pusieran de pie y alejaran la mano de sus ingles.
Gimieron y obedecieron.
Todos miraron sus genitales.
Nada inusual, excepto por los tres orbes sanos y grandes que llenaban uno de los calzoncillos, era visible en la entrepierna de Igor que sonriĆ³ dĆ©bilmente a travĆ©s del dolor.
Los calzoncillos blancos de Yurem, por otro lado, comenzaban a empaparse con clara de hiuevo y yema. Hizo una mueca de dolor, levantĆ³ las cejas y sonriĆ³. —Lo siento —dijo con voz ronca y mirĆ³ a Milton, que se encogiĆ³ de hombros gruƱonamente.
—Mala suerte —murmurĆ³ Milton.
Igor descansĆ³ sus pulgares dentro de la cintura de sus calzoncillos. Mostrando una actitud exhibicionista y tratando de ignorar el dolor que le causĆ³ la patada de RomĆ”n, se quitĆ³ lentamente los calzoncillos blancos y dio un vistazo de vello pĆŗbico. SonriĆ³ con expresiĆ³n de "¿Quieres ver mĆ”s, no?" atrayendo algunos vĆtores, principalmente de Lenin y Mateo, que estaban mĆ”s que felices de haber apostado por el semental correcto.
Con un guiƱo y una sonrisa cachonda, Igor dejĆ³ caer sus calzoncillos para que colgaran alrededor de sus tobillos revelando sus posesiones: una hermosa polla que estaba medio dura y un escroto moreno lleno de tres testĆculos del tamaƱo de una ciruela.
El pĆŗblico quedĆ³ impresionado, observando en silencio los genitales extraƱos y fascinantes de Igor.
Bastian se dio cuenta que Yurem estaba de pie a un lado, luciendo incĆ³modo, con el dolor de huevo aĆŗn visible en su rostro, y las cĆ”scaras astilladas causando una picazĆ³n adicional.
—¿Quieres mostrarnos tu huevo, tambiĆ©n? —le sonriĆ³.
ParecĆa avergonzado. Tal vez se sentĆa inferior a Igor con su equipo sobreproductivo, o ante cualquiera de ellos, que tenĆa el doble de pelotas entre sus piernas.
Los otros hombres volvieron su atenciĆ³n a Yurem.
—Vamos, muĆ©stranos —dijo Milton.
Yurem se sonrojĆ³ y mirĆ³ a sus pies.
Igor se acercĆ³ a Ć©l. Se habĆa quitado los calzoncillos, zapatillas y calcetines estando completamente desnudo, su orgullosa y dura varilla se balanceaba de lado a lado con cada paso. Dio unas palmaditas en el hombro de Yurems. —Vamos, Yurem, muĆ©strales tu pelota —agarrĆ³ su propio saco lleno de huevos y sonriĆ³.
Yurem se aclarĆ³ la garganta. —EstĆ” bien —dijo en voz baja.
Todos los ojos estaban sobre Ć©l.
Aunque se veĆa un poco ridĆculo con sus calzoncillos blancos empapados aferrĆ”ndose a su considerable pene, era muy guapo con su pecho fuerte y musculoso.
SuspirĆ³ y se bajĆ³ los calzoncillos. Su polla saltĆ³, medio dura.
Los genitales de Yurem estaban pegajosos por los huevos viscosos y los pedazos de cĆ”scara estaban pegados a su polla. Dentro del escroto estaba el Ćŗnico huevo de Yurem, bastante grande, del tamaƱo de un huevo de gallina, colgando directamente debajo de la base de su polla.
—Dios, ese saco se ve bastante vacĆo —sonriĆ³ Igor mientras jugaba con sus propias bolas.
RomĆ”n levantĆ³ las cejas. —Igor, por favor —dijo y mirĆ³ la entrepierna de Yurem—. De acuerdo, ese huevo se ve un poco solo. ¡Pero es enorme! Y apuesto a que es capaz de producir una gran carga de semen mĆ”s que tĆŗ.
Yurem sonriĆ³ con orgullo. —SĆ, lo es, en realidad.
Igor sacudiĆ³ la cabeza. —Bueno. Tal vez una tremenda eyaculaciĆ³n con una sola bola, pero no si la comparas con una eyaculaciĆ³n de dos cojones.
Yurem se encogiĆ³ de hombros y sonriĆ³.
Igor se rio.
—Muchachos —dijo Bastian con un brillo en los ojos—. ¿Por quĆ© no comparamos la corrida de Igor contra de la Yurem?
Igor y Yurem me miraron con curiosidad.
—Quieres decir —dijo Yurem lentamente—, ¿quieres que nos masturbemos?
—Obvio —sonriĆ³ LenĆn—. No haremos eso por ti...
Bastian notĆ³ con una sonrisa que las dos pollas duras temblaron en anticipaciĆ³n.
Lenin le hizo seƱas a Yurem para que se acercara. Yurem cumpliĆ³ a regaƱadientes y se parĆ³ frente a Ć©l, su Ćŗnico huevo colgaba inocente.
Igor lo imitĆ³ y se acercĆ³ al borde de una mesa agarrando el frasco que le tendĆa LenĆn.
Ambos empezaron a frotar sus pollas.
Gimieron de placer cada vez que tocaron su verga masturbƔndose.
—¡Estoy cerca! —gritĆ³ Igor con voz ronca, sacudiendo su polla. ApuntĆ³ la punta de su grueso miembro al recipiente, gritando de placer. Sus tres huevos comenzaron a contraerse, levantĆ”ndose hacia su cuerpo. Tres grandes impulsaron chorros de espesa esperma y cremosa que aterrizaron dentro del vaso, seguidos de mĆ”s jugo blanco.
—¡Joder! —gritĆ³ Igor y sacudiĆ³ su polla hasta que dejĆ³ de temblar.
—Esto no durarĆ” mucho —comentĆ³ Pablo.
De repente, Yurem soltĆ³ su polla. Una fuerte salpicadura de esperma cayĆ³ contra el cristal.
Mientras disparaba chorros de semen blanco y pegajoso en el cristal, Milton frunciĆ³ el ceƱo a Yurem.
RomĆ”n, Farid, Pablo y LenĆn se estaban riendo a carcajadas.
Yurem continuĆ³ gritando y disparando, llenando el vaso con su semen mientras el resto lo miraba con asombro.
Cuando terminĆ³, agarrĆ³ su huevo dolorido con la mano derecha y lo acariciĆ³.
—Joder —dijo exhausto.
Milton asintiĆ³ con la cabeza.
Entonces Yurem mirĆ³ los dos vasos. Su eyaculaciĆ³n fue claramente mĆ”s grande que la de Igor. SonriĆ³ con orgullo y mirĆ³ a su rival que lucĆa derrotado.
—Supongo que ganĆ©... —sonriĆ² Yurem.
Igor se encogiĆ³ de hombros.
—TodavĆa tengo mĆ”s pelotas que tĆŗ.
Yurem apretĆ³ los labios mientras los demĆ”s se reĆan.
—Los ChacĆ³n no alcanzaron a acertar el desafĆo —indicĆ³ Bastian—, puntaje para el hombre comĆŗn.
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