Una esposa de oro - Las Bolas de Pablo

Lo mƔs nuevo

12 ago 2019

Una esposa de oro

ESCRITA POR: ZATN
CONTIENE BALLBUSTING F/M.

Leer antes  QUIEN MANDA EN CASA?


   Se acordarĆ”n de Lola, la mujer de 1.45cm, casada con EfraĆ­n de 1.95 cm, en relatos previos quedo claro que a pesar de su marido ser gigantesco para ella, y tener una actitud prepotente y dominante, es Lola la que manda en casa… Castigando los grandes testĆ­culos de su marido, la mujer domina por completo la vida sexual de la pareja.

   Un dĆ­a de Septiembre, Lola observĆ³ a EfraĆ­n llegar del trabajo, la mujer de inmediato notĆ³ lo extraƱo que estaba... EfraĆ­n denotaba ojeras muy profundas, y es que desde hace dĆ­as tenĆ­a problemas en el trabajo y se expresaban en noches de poco sueƱo.

   “Mi amor, no estĆ”s bien”.

   “No es nada, no te preocupes”.

   La respuesta de EfraĆ­n la molestaba, Ć©l se encargaba de traer el dinero a casa, y siempre habĆ­a sido laboralmente muy feliz, pero Ćŗltimamente una auditoria de las autoridades distritales a su lugar de trabajo, le tenĆ­a mĆ”s que estresado, mucho dependĆ­a de salir airosos de aquella inspecciĆ³n estatal.

   “Otra vez estas asĆ­ por esa auditorĆ­a, verdad?”.

   “No te preocupes mi vida, esto es solo por ahora”.

   “Me preocupas muchos EfraĆ­n”.

   Lola, mĆ”s que preocuparse de que su esposo tuviera un empleo y dinero, le importaba su salud… todo ese estrĆ©s podĆ­a enfermarlo; SabĆ­a que EfraĆ­n era un hombre dominante y prepotente en el trabajo, aparte de hĆ”bil en los negocios, de una u otra forma el traerĆ­a dinero a casa, pero su actual trabajo era de las pocas cosas que le hacĆ­an realmente feliz… claro aparte de su mujer, quien era el centro de su mundo.

   La joven esposa sabĆ­a que en nada del trabajo le podĆ­a ayudar, ella no tuvo una educaciĆ³n universitaria como EfraĆ­n, pero siendo su esposa algo podĆ­a hacer… y estaba decidida a hacerlo.

   “Te ayudarĆ© en el problema, ya verĆ”s”.

   “Amor no te preocupes, estarĆ© bien”.

   EfraĆ­n se aflojĆ³ la corbata y fue a asearse, al volver a la sala le esperaba la deliciosa cena de su esposa.

   Mientras devoraba los alimentos, Lola se colocĆ³ tras Ć©l, estando en pie era mĆ”s alta que el sentado esposo, aprovechĆ³ su posiciĆ³n  para tocar al marido de los hombros y nuca.

   “Tienes mucho estrĆ©s acumulado”.

   EfraĆ­n no dejaba de masticar.

   “Pero mira cuanta tensiĆ³n en estos mĆŗsculos… con razĆ³n te ves tan exhausto y angustiado”.

   Ni siquiera las uƱas de la dama pudieron hundirse en los pĆ©treos mĆŗsculos del cuello, la tensiĆ³n era demasiada.

   Tras cenar, EfraĆ­n se sentĆ³ a reposar, algo de televisiĆ³n y el hombre comenzĆ³ a cabecearse… el sueƱo le dominaba temprano, pero era comĆŗn su despertar durante varios momentos de la noche… sufrĆ­a de severa falta de descanso.

   “Me voy a dormir ya”. Expuso EfraĆ­n, quien en su cara denotaba somnolencia, pero era realmente temprano para irse a la cama… y ni siquiera planteaba el asunto de tener intimidad con su mujer.

   Desde hacĆ­a 3 dĆ­as no le hacĆ­a el amor, aquello ya le venĆ­a preocupando, porque casi siempre era EfraĆ­n quien le pedĆ­a sexo, y ella disfrutaba con Ć©l; Pero la ausencia del ruego nocturno de EfraĆ­n, significaba que algo muy malo le debĆ­a estar pasando, y sabĆ­a que un buen sexo relajarĆ­a a su marido… esa era la soluciĆ³n, como esposa interesada en su esposo, le ayudarĆ­a a des estresarle, y el sexo era lo mejor.
 
   A la hora de dormir Lola, decidiĆ³ actuar, esperĆ³ a que EfraĆ­n fuera a lavarse los dientes al baƱo para preparar todo lo planeado.


   Apenas EfraĆ­n saliĆ³ del baƱo en calzoncillos, se encontrĆ³ a una Lola frente a Ć©l, la mujer dejĆ³ caer su bata de dormir y se mostrĆ³ desnuda, EfraĆ­n algo impresionado, quiso hacerse a un lado, pensĆ³ que Lola usarĆ­a tambiĆ©n el baƱo, pero la esposa le interceptĆ³.

   Las manos de la pequeƱa mujer le tocaban el pecho, tentando los fuertes mĆŗsculos de su marido. Sabido de que pretendĆ­a la esposa, EfraĆ­n renegĆ³:

   “Lolita, no tengo ganas, lo siento”.

   La mujer palpĆ³ los calzoncillos del marido, a pesar de estar flĆ”cidos, su genitales rellenaban por completo aquella prenda masculina.

   “Lo lamento, estoy cansado”.

   “Desde hace tres dĆ­as no me la metes”.

   “PerdĆ³n por no cumplirte Lolita, tĆŗ tambiĆ©n tienes necesidades”.

   “Eso es cierto, pero lo que digo es por ti… me preocupas en verdad, si no me la quieres meter entonces no eres el EfraĆ­n con el que me casĆ©… y me rompo la cabeza pensando en que estas mal mi amor”.

   “Ya te dije que es el estrĆ©s, la verdad estoy sin ganas, me siento agotado con todos estos lĆ­os del trabajo”.

   “Pero esto no es como otras veces, ahora estas muy tenso… y yo te voy a ayudar”.

   “No te preocupes, ya se me pasarĆ””.

   “Se te pasarĆ” porque yo te ayudare… mira nada mĆ”s”.

   Lola palpaba los mĆŗsculos abdominales de EfraĆ­n.

   “EstĆ”n muy duros… todo eso es estrĆ©s mi amor”. Los dedos de Lola recorrĆ­an cada grupo muscular del esposo, pecho, abdomen, muslos, brazos.

   “Todo es por el estrĆ©s, lo sĆ©, pero…”.

   “Pero nada, ya te dije, te ayudarĆ©”. Lola metiĆ³ la mano en los calzoncillo de su esposo, al primer contacto la verga de EfraĆ­n dio un brinco, las caricias al glande le hicieron engrosar mĆ”s y mĆ”s, pero en su mente EfraĆ­n no habĆ­a cambiado de idea… Esta noche el agotamiento podĆ­a mĆ”s que el placer.

   Con el pene a medio crecer, las pequeƱas manos de la esposa descendieron hasta los dotados huevos de EfraĆ­n, el contacto de aquellos deditos con sus pelotas le generĆ³ un rico corrientazo que ascendiĆ³ al ombligo.

   Como siempre aquellos dedos masajeaban con delicadeza sus testĆ­culos.

   “EstĆ”n muy duros EfraĆ­n”. Con delicadeza la mujer hundiĆ³ un pulgar en aquellos huevos, encontrĆ”ndolos repletos de semen, pero a la vez de una consistencia casi pĆ©trea… las pelotas  parecĆ­an bolas de billar, en tamaƱo y dureza.

   “Parecen dos piedras”. La mujer apretaba suavemente, sin poder deformar aquellas duras esferas de carne masculina; El masaje testicular poco efecto lograba en el desganado EfraĆ­n.

   EfraĆ­n tratĆ³ de sacar la mano de su mujer, Lola al principio resistiĆ³, pero luego cediĆ³.

   “EstĆ”n muy duras, eso es por la tensiĆ³n que tienes mi vida… vamos a la cama”. Lola le tomĆ³ de una mano y le hizo caminar hacĆ­a la cĆ³moda cama.

   “Hazme el amor, y cuando te vengas, verĆ”s que esos huevotes se te comenzarĆ”n a aflojar”.

   “Pero Lolita…”.

   “Sin peros…cuando los tengas mĆ”s flojos, veras que todo el cuerpo se te comenzarĆ” a relajar… asĆ­ se te irĆ” el estrĆ©s”.

   “Pero…”.

   “ConfĆ­a en mĆ­, ven, ven”.
   Lola le recostĆ³ en la cama, EfraĆ­n solo se dejaba hacer las cosas, no opuso resistencia mientras su esposa le retiraba los calzoncillos, quedando libre el pene, y ante el contacto con la mano femenina comienza a endurecerse de nuevo.

   Lola masturbaba lentamente aquel falo, cada vez mĆ”s venoso. EfraĆ­n comenzĆ³ a jadear, pero en su rostro seguĆ­a el desgano, Lola dedicada en cuerpo y alma a su labor, hacia todo lo posible para que su marido alcanzase la eyaculaciĆ³n…. los masajes a los duros testĆ­culos no faltaron.

   Repentinamente sonĆ³ el telĆ©fono mĆ³vil de EfraĆ­n, estaba justo en la mesa de noche, al alcance del hombre.

   “No contestes EfraĆ­n!”.

   El marido dudo, pero extendiĆ³ la mano para contestar. MirĆ³ el identificador de llamadas, era su socio principal.

   “Lo siento mi amor, es Alberto, puede ser importante del trabajo”.

   Pero justo antes de oprimir el botĆ³n de recibir llamada, sintiĆ³ un impacto entre las piernas… de inmediato un fuerte dolor, y debiĆ³ soltar un quejido “YYaaaaaa!!!”.

   Lola le habĆ­a dado un puƱo en los testĆ­culos, el varĆ³n se retorciĆ³ en su posiciĆ³n, y casi por reflejo, intentĆ³ recibir la llamada… fue un acto imprudencial!

PUM!!!
   “AAAGGGHHHHHH!!!!”. Un segundo puƱo en los testĆ­culos le convencĆ­an que no debĆ­a contestar… el telĆ©fono resbalĆ³ de las manos sin fuerza de EfraĆ­n, golpeĆ³ el colchĆ³n, para terminar en el piso.

   Lola se comportaba con severidad, para ella su Ćŗnico fin era logar la eyaculaciĆ³n de su esposo, y nada interrumpirĆ­a eso.

   “Baasstaaaaa!!!”. GritĆ³ en agonĆ­a EfraĆ­n quien dirigiĆ³ su mano a cubrir sus golpeadas bolas.

   Pero Lola le intercepta la mano, inicia entonces un duelo entre ambas extremidades; Mientras esto pasaba, el pene de EfraĆ­n extraƱamente no perdiĆ³ dureza, se mantenĆ­a venoso y rojo.

   EfraĆ­n otrora fortachĆ³n, no podĆ­a superar la mano de la dĆ©bil Lola y cubrir sus adoloridas pelotas, la mujer le rechazaba con ahĆ­nco… Desesperado por sobarse las huevas, puso la fuerza que le restaba y comenzĆ³ a abrir paso a su entrepierna…
…Pero Lola tenĆ­a toda la ventaja, enterrĆ³ un gancho en las pelotas que provocĆ³ que EfraĆ­n perdiera todas sus energĆ­as, su mano retrocediĆ³ y su garganta se bloqueĆ³ por lo que esta vez no gritĆ³.

   Torturado y sin fuerzas, EfraĆ­n quedĆ³ casi hundido en la cama, cerraba los ojos conteniendo las lĆ”grimas… de pronto sintiĆ³ un cosquilleo en el glande, lo ignorĆ³ por el terrible dolor en sus bolas, pero poco a poco el cosquilleo era mĆ”s constante, moviĆ³ la cabeza y observĆ³ a Lola dedicada en lamerle el glande.

   No era muy comĆŗn que su esposa se la chupase, solo lo hacĆ­a en ocasiones especiales…Para el marido sus labios y lengua siempre eran bienvenidos… el morbo de verla entre sus piernas, tan pequeƱa, ante un falo tan parado, le aumentĆ³ aĆŗn mĆ”s la erecciĆ³n y llegaban las ganas de eyacular.

   El falo apuntaba al techo y comenzĆ³ a contraerse, la mujer sonriĆ³ y suspendiĆ³ su estimulo, le parecĆ­a el mejor espectĆ”culo del mundo… su adolorido y enorme esposo, con el pene a punto de correrse… fue entonces cuando la mirada femenina se centrĆ³ en aquellos grandes testĆ­culos.

   PodĆ­a verle las huevas, completamente recogidas, y ubicadas en la base del duro pene…

   Ahora fue Lola quien sintiĆ³ un extraƱo morbo, una sonrisa se dibujĆ³ en sus bellos labios… ApretĆ³ el puƱo y lo hundiĆ³ contra aquellas expuestas esferas. El puƱo aplanĆ³ los cojones de EfraĆ­n, al estrellarlos contra la base del durĆ­simo falo.

   “AAAAAAHHHHHHHHHHH!!!!!!!!!!!!!!”. Fue la expresiĆ³n de EfraĆ­n, quien pensĆ³ en que su mujer le habĆ­a dejado sin descendencia…
…de pronto las congestionadas venas del cuello del hombre se vieron relajadas, asĆ­ como el resto de su cuerpo… EfraĆ­n se habĆ­a desmayado.
   Mientras el paĆ­s de los sueƱos acogĆ­a a EfraĆ­n, su paradĆ­simo miembro viril escupĆ­a semen como un volcĆ”n en erupciĆ³n.

   Salpicones de esperma dieron contra el techo, la pared y hasta la barbilla del inconsciente hombre. Lola en su excitaciĆ³n se untĆ³ los dedos de leche y lamiĆ³ la agria sustancia.

   Presenciar tales dotes viriles, la habĆ­an puesto muy caliente, y sin poder controlarse comenzĆ³ a tocarse el clĆ­toris con dos dedos.

   Minutos despuĆ©s EfraĆ­n despertaba, logrĆ³ escuchar algunos gemidos de su mujer, quien ahora estaba recostada a su lado, besĆ”ndole el costado y cadera del enorme sujeto… Sus manos estaban ocupadas, auto estimulĆ”ndose y la otra extendida jugando con el pene del esposo.

   Aclarada su mente, le iba a preguntar porque le habĆ­a golpeado los testĆ­culos, pero las caricias al pene ya se lo estaban poniendo de nuevo duro… EfraĆ­n analizĆ³ mejor las cosas, y a pesar de sentir aun dolor… algo era diferente… se sentĆ­a relajado… y eso era bueno.

   “Que me hiciste, Lola?... ya no estoy fatigado, ni cabezĆ³n de las preocupaciones”.

   “Me alegro mi vida… todo es gracias a que eyaculaste bastante”.

   “Me vine?”. EfraĆ­n centrĆ³ su atenciĆ³n en su pene, lo sentĆ­a hĆŗmedo y brincante… lo que a su juicio confirmaba que se habĆ­a corrido.

   “AsĆ­ es EfraĆ­n, y tus bolas…”. AhĆ­ Lola le acariciĆ³ los testĆ­culos “…Tus bolas ya se sienten mĆ”s flojas… han descargado, y con eso liberaron tensiĆ³n”.

   “Gracias mi amor”. Una mano de EfraĆ­n palpaba sus cojones, encontrĆ”ndolos blandos.

   “De nada”.

   EfraĆ­n tomĆ³ aire profundamente, sentĆ­a nueva vida en Ć©l.

   “PerdĆ³n por golpearte las pelotas”.

   “NO, no te preocupes mi vida, ya casi no me duele”.

   “Espero no me guardes rencor, a los hombres no les gustan esos golpes”.

   “No, no nos gustan, pero al final todo terminĆ³ bien”.

   “EfraĆ­n, pero si sigues cabezĆ³n… no de arriba, pero sĆ­ de esta gorda cabeza que tienes acĆ” abajo, Jajaja”. Lola pasĆ³ sus dedos sobre la punta del glande, esparciendo el lĆ­quido preseminal que una vez mĆ”s emergĆ­a.

   EfraĆ­n suspirĆ³ una vez mĆ”s:. “No sabes cĆ³mo te agradezco este alivio que me has dado… eres toda UNA ESPOSA DE ORO”.

   “No me digas eso que me sonrojo… ademĆ”s mi esposo siempre serĆ” lo mĆ”s importante para mi…. y ahora ven a cumplirme mi EfraĆ­n… porque estoy muy caliente”.

   Un alegre EfraĆ­n se incorpora, colocĆ”ndose sobre una pequeƱa esposa que de inmediato abrĆ­a las piernas… El marido le quitĆ³ la mano del clĆ­toris… SerĆ­a Ć©l el que se encargarĆ­a de darle placer a su mujer… Lola disfrutĆ³ el roce del ahora largo y grueso pene entre sus muslos… y se dedicĆ³ a disfrutar la penetraciĆ³n.

   Fue una maravillosa noche para la pareja. Con la mente mĆ”s tranquilla y el apoyo incondicional de su mujer, EfraĆ­n saliĆ³ adelante en los problemas de su trabajo.


FIN.
Gracias.

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