Peloteros 2 (2/4): El entrenamiento de Eladio - Las Bolas de Pablo

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6 ago 2019

Peloteros 2 (2/4): El entrenamiento de Eladio

   Eladio era uno de los compaƱeros de equipo de Lucas. Junto a Ć©l habĆ­a ideado una competencia que denominaron Pelotas de fĆŗtbol, una apuesta de patadas a los cojones. El perdedor de la competencia serĆ­a castigado despuĆ©s. AsĆ­ que Lucas y Eladio estaban muy motivados para ganar y lanzar varias patadas a sus compaƱeros del equipo de fĆŗtbol.

   Estaban en el campo con varios balones de fĆŗtbol esparcidos por el campo. Ante la porterĆ­a estaban diez muchachos jĆ³venes. Entre ellos quienes Lucas les sonĆ³ las bolas semanas atrĆ”s. El resto eran nuevos.

   VestĆ­an con sus ajustadas franelas de entrenamiento, shores y zapatos de tacos.

   Todos se movĆ­an nerviosos.

   Eladio llegĆ³  trotando. Su cabello estaba mojado y sus piernas musculosas de futbolistas resaltaban en su pequeƱo short. SaludĆ³ a los muchachos y les lanzĆ³ una mirada amenazadora.

   Se acercĆ³ a los que estaban en fila. Y caminĆ³ por la lĆ­nea, hablando con ellos:

   —Quiero ganar la competencia con Lucas, asĆ­ que tengo que practicar. SĆ© que algunos de ustedes ayudaron a ChacĆ³n hace unos dĆ­as. TambiĆ©n estoy muy feliz de que me vayan a ayudar...

   Algunos de los muchachos asintieron a excepciĆ³n de aquellos que ayudaron a Lucas que no estaban tan entusiasmados. Especialmente MarchĆ”n tenĆ­a expresiĆ³n nerviosa.

   Eladio se detuvo y se parĆ³ a la derecha de la lĆ­nea. Estaba a punto de decir algo cuando el capitĆ”n del equipo llegĆ³ a la cancha.

   —¡Oigan todos! Necesito que algunos me ayuden con el itinerario del prĆ³ximo partido amistoso contra Alemania.

   —¡Lucas, no puedes ser mĆ”s fastidioso! Estaba empezando el entrenamiento con los muchachos.

   —Lo siento, Eladio, necesito ocho personas. AsĆ­ que... vengan a ayudarme

   NombrĆ³ uno a uno y los ocho hombres se sintieron aliviados y salieron corriendo del campo.

   Cuando se fueron, solo MarchĆ”n y otro varĆ³n se quedaron parados frente a la meta.

   MarchĆ”n mirĆ³ a su alrededor como si estuviera buscando la salida mĆ”s cercana.

   Eladio se quejĆ³ y mirĆ³ a sus acompaƱantes. —Bueno, MarchĆ”n y Chris, eso se traduce a entrenar con ustedes.

   MarchĆ”n intentĆ³ sonreĆ­r. No parecĆ­a muy convincente. Chris le hizo un guiƱo a Eladio.

   Era un tipo alto, muy atractivo de 18 aƱos. TenĆ­a ojos azules brillantes y cabello rubio oscuro.

   Eladio suspirĆ³:

   —Bueno, quĆ­tense esos shores.

   MarchĆ”n comenzĆ³ a protestar, pero Eladio alzĆ³ la voz y repitiĆ³: —QuĆ­tate esos shores.

   MarchĆ”n suspirĆ³ y junto a Chris se desnudaron.


   MarchĆ”n era dueƱo de una polla de buen tamaƱo con dos bolas gordas. Se cubriĆ³ los genitales con las manos.

   Chris, de pie junto a Ć©l, no era tan tĆ­mido. TenĆ­a una sonrisa arrogante y parecĆ­a pensar que no tenĆ­a nada de quĆ© avergonzarse. Sus pelotas tenĆ­an el mismo tamaƱo que las de MarchĆ”n (eran grandes y colgaban), pero tenĆ­a una polla mĆ”s grande. Sin vergĆ¼enza, mirĆ³ la entrepierna de MarchĆ”n y se encogiĆ³ de hombros. De echo tenĆ­a las manos en la cadera, mostrando su equipo genital luciendo una erecciĆ³n. Le sonriĆ³ a Eladio.

   Eladio no pareciĆ³ impresionado.

   —Por lo que he oĆ­do, tus huevos son bastante duros, MarchĆ”n —Eladio le miraba la entrepierna.

   —Yo... no lo sĆ©... —tartamudeĆ³ MarchĆ”n.

   —DĆ©jame verlos —dijo Eladio.

   MarchĆ”n se quitĆ³ lentamente las manos de la ingle revelando sus bolas y un pene flĆ”cido.

   Chris se riĆ³ entre dientes.

   Eladio lo mirĆ³ con las cejas levantadas.

   —¿Algo gracioso?

   Chris se aclarĆ³ la garganta. —Nada, es solo que... —se protegiĆ³ las bolas temiendo que Eladio las golpeara de inmediato.

   —EmpezarĆ© por ti, MarchĆ”n.

   El desdichado jugador obedeciĆ³. Sus bolas afeitadas y su polla flĆ”cida colgaban libremente entre sus piernas. SuspirĆ³ y se preparĆ³ para el impacto.

   Eladio se parĆ³ frente a Ć©l. Chris miraba con terror.

   El futbolista lanzĆ³ una fuerte patada a las bolas de MarchĆ”n. La punta de su zapato se hundiĆ³ en el carnoso objetivo y las aplastĆ³ en su pelvis.

   MarchĆ”n gritĆ³. AgarrĆ³ su entrepierna y se doblĆ³.

   Eladio lo mirĆ³ y se burlĆ³.

   MarchĆ”n gimiĆ³.

   —¿QuĆ© opinas?

   —Fue... Fue bueno —gimoteĆ³ MarchĆ”n.

   —Creo que puedo hacerlo mejor que eso... —dijo Eladio y se preparĆ³ para dar otra patada.

   MarchĆ”n se quitĆ³ las manos de las pelotas y mirĆ³ a Eladio con tristeza.

   Eladio asintiĆ³ y volviĆ³ a patear sus bolas, esta vez con mĆ”s fuerza, atrapĆ”ndolas con el empeine de su pie.

   MarchĆ”n aullĆ³ y se desplomĆ³ en el suelo.

   —Eso fue mejor, ¿eh? —preguntĆ³ Eladio.

   —SĆ­ —gimiĆ³ MarchĆ”n.

   Eladio le hizo un gesto para que se levantara de nuevo.

   MarchĆ”n gimiĆ³ tristemente y se puso de pie.

   Chris los miraba con fascinaciĆ³n.

   MarchĆ”n mirĆ³ a Chris. Sus labios temblaron.

   —Es tu turno —le dijo Eladio a Chris, quien se estremeciĆ³ ante la idea. RetrocediĆ³ un paso y, con un buen comienzo, dio una patada a Chris, aplastando sus huevos con su empeine. Revolviendo las jugosas pelotas en su interior.

   Chris tosiĆ³. Lentamente, se  agarrĆ³ su saco de bolas. Su pene se habĆ­a desinflado completamente y colgaba flĆ”cido ante sus testĆ­culos doloridos.

   —Ahora, creo que intentarĆ© una patada desde atrĆ”s —dijo Eladio.

   Chris gimiĆ³.

   Eladio caminĆ³ detrĆ”s de Ć©l y abofeteĆ³ las manos de Chris que cubrĆ­an sus genitales. Chris gimiĆ³ y apartĆ³ las manos. Estaba inclinado un poco, con las manos apoyadas en las rodillas y las piernas abiertas.

   Eladio mirĆ³ sus objetivos. El gran saco hinchado colgaba vulnerable entre los musculosos mĆŗsculos del jugador. Se frotĆ³ las manos. ApuntĆ³ y subiĆ³ el pie contra la indefensa hombrĆ­a de Chris, atrapando sus dos bolas.

   Un grito agudo se escapĆ³ de su boca e inmediatamente se cayĆ³ al suelo como un soldado herido.

   MarchĆ”n mirĆ³ a su compaƱero caĆ­do. TenĆ­a una sonrisa maliciosa en el rostro mientras todavĆ­a se frotaba sus propias bolas que tambiĆ©n parecĆ­an ligeramente hinchadas. Su polla habĆ­a comenzado a levantarse durante la tortura de su compaƱero de equipo. Aparentemente le gustaba lo que veĆ­a.

   Eladio se inclinĆ³ hacia Chris, quien estaba llorando en el suelo.

   —Este llorĆ³n ya estĆ” derrotado —dijo. Y se dirigiĆ³ a MarchĆ”n—. Abre las piernas.

   —No —se quejĆ³ MarchĆ”n. La visiĆ³n de la caĆ­da de Chris lo habĆ­a aterrado, y su polla comenzĆ³ a bajar de nuevo.

   Eladio se parĆ³ detrĆ”s de Ć©l y mirĆ³ las pelotas entre sus nalgas. Se balanceaban de lado a lado mientras MarchĆ”n parecĆ­a temblar de miedo.

   —QuĆ©date quieto —dijo Eladio.

   —Lo siento —susurrĆ³ MarchĆ”n. Sus grandes bolas seguĆ­an bailando entre sus piernas.

   —QuĆ©date quieto—repitiĆ³ Eladio—. ¡No puedo moler tus bolas correctamente si se mueven asĆ­!

   MarchĆ”n se estremeciĆ³. Sus ojos estaban llenos de miedo.

   Eladio soltĆ³ un gruƱido reacio y se inclinĆ³ detrĆ”s de Ć©l. AgarrĆ³ su escroto ligeramente hinchado por detrĆ”s y apretĆ³ con fuerza.

   —Aaaauuuuch —gimiĆ³ MarchĆ”n.

   —QuĆ©date quieto ahora —dijo Eladio de nuevo y apretĆ³ las bolas de MarchĆ”n mĆ”s fuerte.

   MarchĆ”n gimiĆ³—. Por favor, suĆ©ltame...

   Eladio lo soltĆ³ y retrocediĆ³ unos pasos.

   MarchĆ”n se quedĆ³ paralizado.

   Entonces Eladio comenzĆ³ a correr hacia MarchĆ”n.

   Los ojos de MarchĆ”n se ensancharon y sus labios se movieron mientras sus bolas descansaban en su escroto esperando el impacto.

   Con admirable precisiĆ³n y poder feroz, el zapato de Eladio se incrustĆ³ en la suave piel. Las pelotas de MarchĆ”n fueron catapultadas hacia adelante, retenidas solo por la suave piel del escroto. Luego se recuperaron y chocaron contra el pie de Eladio de nuevo.

   La polla de MarchĆ”n tambiĆ©n fue golpeada. Se golpeĆ³ contra la parte inferior de su abdomen con el sonido resonante de piel contra piel.

   MarchĆ”n se tambaleĆ³ hacia delante por el golpe. Se puso pĆ”lido como un fantasma y sus ojos perdieron el foco. Luego cayĆ³ de bruces al suelo. DejĆ³ escapar un grito agudo y se acurrucĆ³ en forma fetal.

   Chris y MarchĆ”n yacĆ­an uno al lado del otro, ambos agarraban su hombrĆ­a, gimiendo.

   Eladio los mirĆ³ con una sonrisa satisfecha.

   —¡Hey, Lucas! —gritĆ³ con fuerza—. ¡Te voy a vencer! Las huevas de estos tipos son papilla.

   —Cuando quieras —gritĆ³ Lucas desde el otro extremo.

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