Peloteros 2 (3/4): La definitoria - Las Bolas de Pablo

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23 ago 2019

Peloteros 2 (3/4): La definitoria

BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE

   Pablo relatĆ³ a Bastian la competencia que existĆ­a entre Lucas y Eladio por decidir quien era el mejor ballbuster por lo que Bastian quiso invitarlos a la hacienda de los ChacĆ³n para una definitoria. Lucas era ChacĆ³n por genĆ©tica hijo de Gaspar y tenĆ­a mĆŗltiples hermanos.

   LenĆ­n, fue el primero en llegar a la sala donde se organizaba el proyecto. Poco despuĆ©s ingresĆ³ Pablo, Horacio y RomĆ”n.

   Walter y MoisĆ©s llegaron al final.

   Eladio y Lucas ya estaban ahĆ­, vistiendo el uniforme del equipo de fĆŗtbol nacional, short, ​​calcetines y tacos de fĆŗtbol.

   —Bueno, desvĆ­stanse, por favor, para que podamos empezar el anĆ”lisis —dijo Bastian alegremente.

   Mientras los muchachos se quitaban los pantalones, Farid buscĆ³ algunas hojas de papeles, aquello no era parte del proyecto de Bastian sino que simplemente cada fitbolista patearĆ­a en la ingle a los muchachos y ellos dirĆ­an quien golpeaba mĆ”s duro en una escala del 1 al 10, el perdedor serĆ­a luego golpeado en las bolas por ellos.

   Todos se pusieron en filas con nada mĆ”s que calzoncillos. Ellos tenĆ­an bolas de diferentes descripciones: bonitas, jugosas, peludas, gordas pero penes muy carnosos.

   Lucas mirĆ³ las entrepiernas de los chicos, una tras otra. SonreĆ­a.

   MoisĆ©s se sonrojĆ³.

   —PodrĆ”n elegir cada uno a 3 muchachos.

   —ComenzarĆ© con este, sus huevos se ven muy atractivos —Lucas seƱalĆ³ al primo Horacio.

   Ć‰l tragĆ³ saliva.

   —Y creo que usarĆ© una patada desde atrĆ”s —sonriĆ³ y se parĆ³ frente a Horacio—. Manos detrĆ”s de tu cuello, por favor —sonriĆ³ y caminĆ³ detrĆ”s de Ć©l.

   Horacio hizo una mueca y obedeciĆ³. Sus grandes huevos colgaban mucho entre las piernas.

   Lucas respirĆ³ y golpeĆ³ los preciosos orbes de Horacio con una patada precisa y devastadora. Los dos bultos fueron aplastados contra la pelvis por el empeine de los tacos de fĆŗtbol.

   Horacio gritĆ³ y agarrĆ³ sus bolas.

   Los otros chicos hicieron una mueca y se agarraron a sus propias ingles en solidaridad.

   —Es un 7 —tosiĆ³ Horacio. Se hundiĆ³ en el suelo y cuidĆ³ de su maltratada virilidad.

   Los otros aplaudieron educadamente, pero Lucas no parecĆ­a estar satisfecho. Le dijo a Eladio que obtendrĆ­a un mĆ”ximo de cinco puntos y dejĆ³ que su compaƱero de equipo tuviera el siguiente turno.

   —Ɖl —Eladio mirĆ³ a LenĆ­n—. Desde atrĆ”s.

   Se acercĆ³ a LenĆ­n que ya habĆ­a puesto sus manos detrĆ”s de su cabeza y extendiĆ³ las piernas para que Eladio tuviera fĆ”cil acceso al amplio paquete de su hombrĆ­a.

   Eladio parecĆ­a muy determinado. Luego, con un movimiento rĆ”pido e infalible, su zapato encontrĆ³ el objetivo. Se estrellĆ³ contra el escroto de LenĆ­n desde atrĆ”s con un sonido de golpe resonante.

   —AAAAAAUUUUCCCHHHH —aullĆ³ LenĆ­n doblĆ”ndose.

   —Fue mejor que el primero —analizĆ³ Walter.

   —SĆ­, vino por debajo —complementĆ³ MoisĆ©s.

   —Es feroz —concediĆ³ Pablo.

   —Pobre LenĆ­n —sonriĆ³ RomĆ”n

   Todos miraron al bromista en espera de una calificaciĆ³n.

   —8 —LenĆ­n susurrĆ³.

   —SĆ­ —siseĆ³ Eladio y caminĆ³ hacia Lucas sonriendo.

   —EstĆ” bien —Lucas seƱalĆ³ a Pablo. —Vamos a hacer un 10... por detrĆ”s, tambiĆ©n.

   —Erm —Pablo comenzĆ³—. Puedo darte un 10 sin tener que patear. No tienes que hacer...

   —No hago trampa —Lucas lo interrumpiĆ³—. Quiero ganĆ”rmelo...

   —Bueno. Genial. SĆ­. Adelante —dudĆ³ Pablo, imaginando el daƱo que su primo podrĆ­a hacer a sus pobres huevos, muchas veces lo habĆ­a admirado en la cancha de juego.

   Lucas le dio una patada a las bolas aplastĆ”ndolas entre el empeine de su pie y la pelvis de Pablo. Las dos bolas gordas quedaron visiblemente aplanadas y la expresiĆ³n de Pablo indicaba que Lucas podĆ­a haber obtenido la calificaciĆ³n mĆ”s alta: sus labios temblaron, su boca formĆ³ una "O" y sus ojos se llenaron de lĆ”grimas. Lentamente se hundiĆ³ en el suelo.

   RomĆ”n y Walter hicieron una mueca mientras Horacio y LenĆ­n todavĆ­a estaban ocupados acariciando sus propios huevos. La polla de RomĆ”n estaba medio dura. Obviamente disfrutaba viendo los genitales de Pablo ser mutilados.

   Lucas sonriĆ³ y mirĆ³ a Pablo con orgullo. La patada habĆ­a sacado todo el aire del pobre rubio.

   TosiĆ³ y dijo con voz sin tono:

   —9.

   —¡Carajo!

   —Oye, el 9 no estĆ” mal —sonriĆ³ Eladio—, serĆ” la mejor calificaciĆ³n que obtendrĆ”s...

   Eladio eligiĆ³ a RomĆ”n para ser la prĆ³xima vĆ­ctima. CaminĆ³ detrĆ”s de Ć©l. La polla endurecida de RomĆ”n se contrajo en anticipaciĆ³n.

   Eladio pateĆ³ entre las piernas del vaquero, pero solo logrĆ³ aplastar una de las huevas carnosas con su pie, el otro cojĆ³n se escurriĆ³ y quedĆ³ ileso.

   Sin embargo, el dolor que surgiĆ³ de la maltrecha bola de RomĆ”n parecĆ­a ser impresionante: dejĆ³ escapar un rugido ronco y se apoderĆ³ de su virilidad.

   —Creo que uno se te escapĆ³ —Walter sonriĆ³ a Eladio.

   —SĆ­ —Eladio concediĆ³ arrepentido.

   RomĆ”n gimiĆ³ y se masajeĆ³ la bola derecha entre los dedos. —Pero igual me duele, te doy un 5.

   —Pero...

   —Lo siento —gimiĆ³ RomĆ”n, todavĆ­a cuidando de su bola maltratada—, tienes que golpear ambos para obtener una mejor nota.

   Lucas mirĆ³ a Eladio y se echĆ³ a reĆ­r. —RomĆ”n tiene razĆ³n.

   Eladio le lanzĆ³ una mirada de enojo.

   —MoisĆ©s —sonriĆ³ Lucas y se parĆ³ detrĆ”s del moreno—. Separa tus piernas.

   Dio un paso atrĆ”s y lanzĆ³ una patada devastadora.

   Las pelotas perfectamente redondas de MoisĆ©s fueron atrapadas por el zapato de Lucas. La punta de metal y los cordones se incrustaron en las suaves y tiernas albĆ³ndigas, logrando que MoisĆ©s aullara de dolor.

   —¡10 —gritĆ³ y se hundiĆ³ en el suelo— ¡10! 10! 10!

   Walter se burlĆ³.

   Eladio maldijo.

   —AhĆ­ lo tienes — sonriĆ³ Lucas mientras MoisĆ©s seguĆ­a sollozando—. 10. Parece que estoy en la racha ganadora —sonriĆ³ a Eladio.

   Todos los muchachos yacĆ­an en el suelo, agarrando sus fauleadas bolas, a excepciĆ³n de Walter, que parecĆ­a estar bastante seguro de tener los huevitos duros. Le sonriĆ³ a Eladio y abriĆ³ las piernas, apartando su flĆ”cida polla del camino para un fĆ”cil acceso.

   Eladio empezĆ³ a correr y lanzĆ³ su pie entre las piernas de Walter. La punta del zapato chocĆ³ contra las suaves y delicadas bolas de Walter y las aplastĆ³ con una fuerza rigurosa. Los pies de Walter se levantaron del suelo y se derrumbĆ³, con los ojos bien abiertos. Un grito largo, miserable y agudo saliĆ³ de su boca.

   Eladio lo mirĆ³ con una expresiĆ³n de satisfacciĆ³n en su rostro.

   —Ohhhhhhhh —aullĆ³ Walter con lĆ”grimas en los ojos—. Esa fue una buena... creo que los rompiste... Ouch... Se sienten como si estuvieran en mi garganta...

   —Gracias —sonriĆ³ Eladio.

   —Te darĆ© un 8 por eso —susurrĆ³ Walter, acunando sus huevos y meciĆ©ndose en el suelo de un lado a otro.

   —¿Un 8? —dudĆ³ Eladio con incredulidad—. Pero...

   —Lo siento, pero estĆ” decidido —susurrĆ³ Walter.

   Eladio soltĆ³ un gruƱido y mirĆ³ a Lucas.

   —Tu turno, amigo.

   —SĆ­ —Lucas sonriĆ³ y chasqueĆ³ los nudillos.

   —Por cierto —dijo Farid consultando la cuenta en su celular—. Lucas, tienes 26 puntos. Eladio te posicionas en 21.

   Lucas sonriĆ³ y se inclinĆ³ ante una audiencia imaginaria.

   Todos los hombres yacĆ­an en el suelo, retorciĆ©ndose en varios estados de recuperaciĆ³n.

   Los hermanos del grupo no estaban disponibles, se balanceaban de un lado a otro, gimiendo y sollozando. RomĆ”n todavĆ­a estaba agarrando su bola derecha, pero su polla estaba apuntando al techo, por lo que parecĆ­a estar bien. Horacio y LenĆ­n parecĆ­an recuperarse bastante bien. Horacio estaba mirando su escroto enrojecido, pero estaba listo para la otra ronda.

   —¿En el mismo orden? —preguntĆ³ cuando se levantĆ³.

   Eladio se riĆ³. —No puedes esperar a que te vuelvan a golpear las huevos, ¿eh?

   —Alguien tiene que ser el primero. Quiero terminar con esto —Horacio se encogiĆ³ de hombros—. ¿Desde el frente o desde atrĆ”s?

   Eladio considerĆ³ las opciones. —Hmm, creo que tus huevos estĆ”n por morir. Vamos a hacer una patada frontal...

   —EstĆ” bien —dijo Horacio. AgarrĆ³ su escroto y masajeĆ³ sus pelotas.

   —¿Listo?  —preguntĆ³ Eladio.

   Horacio asintiĆ³ y separĆ³ las piernas.

   —EstĆ” bien —sonriĆ³ Eladio y lanzĆ³ una fuerte  patada a los genitales colgantes de Horacio ChacĆ³n.

   Hizo contacto perfecto. 

   Su zapato aplastĆ³ los pobres testĆ­culos contra su pelvis.

   Su cuerpo fue levantado unos centĆ­metros por la fuerza de la patada del jugador de fĆŗtbol y cuando Horacio aterrizĆ³ de nuevo, luchĆ³ por mantenerse de pie. Sus rodillas temblaron y se hundiĆ³ en el piso, sus manos se aferraron a sus doloridas bolas. GritĆ³ y sus piernas patalearon en el aire.

   Lucas estaba impresionado. MirĆ³ a Eladio y dijo: —Parece un 10 perfecto...

   —SĆ­ —Eladio sonriĆ³ y esperĆ³ a que Horacio se calmara y anunciara su votaciĆ³n.

   Pasaron unos momentos hasta que pudo hablar, y no estaba de humor para formar oraciones completas.

   —10 —susurrĆ³—, felicitaciones...

   —Gracias —sonriĆ³ Eladio y se acercĆ³ a Lucas.

   Lucas seƱalĆ³ a LenĆ­n. —TĆŗ.

   El hombre alto se levantĆ³ del suelo y se colocĆ³ frente a Lucas.

   El futbolista mirĆ³ el amplio paquete de LenĆ­n, su gran polla y sus bolas rellenas de semen lo llamaban. EligiĆ³ una patada frontal, tambiĆ©n. ApuntĆ³ y enviĆ³ su zapato hacia la esperada virilidad de LenĆ­n. AplastĆ³ los dos testĆ­culos blandos y sacĆ³ un gemido gutural y bajo de los labios de LenĆ­n. En cĆ”mara lenta, agarrĆ³ sus genitales hinchados y tosiĆ³.

   Lucas asintiĆ³ con satisfacciĆ³n.

   LenĆ­n gimiĆ³. Luego comenzĆ³ a anunciar su calificaciĆ³n. —Yo... TĆŗ... yo no... —tartamudeĆ³, el dolor era visible en su linda y joven cara.

   —¿QuĆ©? —gruĆ±Ć³ Lucas.

   —Yo... Lo siento... Creo que la patada de Eladio fue mejor. AplastĆ³ mis cocos muy duro. El tuyo no fue malo en absoluto, simplemente no fue tan bueno como la de Eladio... le darĆ© un 7 —dijo LenĆ­n en voz baja, masajeando sus bolas.

   —Lucas: 33 y Eladio: 31 —informĆ³ Farid.

   Eladio sonriĆ³: —En un momento te supero. Voy a ganar...

   Lucas le sonriĆ³. —Espera hasta que los resultados finales estĆ©n.

   Eladio le hizo un gesto a Pablo para que abriera las piernas y se enderezara.

   Pablo suspirĆ³ y obedeciĆ³.

   Eladio decidiĆ³ patear sus huevos por detrĆ”s, asĆ­ que caminĆ³ detrĆ”s de Pablo y se concentrĆ³ en las jugosas ciruelas entre sus nalgas desnudas. DespuĆ©s de unos segundos de meditaciĆ³n sobre Pablo, Eladio se mordiĆ³ el labio, se enderezĆ³ y en un hermoso arco dejĆ³ que su zapato volara entre los muslos. Su punterĆ­a fue perfecta y la fuerza detrĆ”s de su patada resultĆ³ excelente. Su empeine aplastĆ³ los carnosos huevos de Pablo en su cuerpo provocado que su polla chocara contra su vientre con un golpe contundente. La verga de Pablo rebotĆ³ sobre el zapato de Eladio que todavĆ­a estaba firmemente incrustado en sus genitales.

   La cara de Pablo se sonrojĆ³ lentamente, sus ojos se agrandaron y sus cejas se alzaron. Sus hermosos ojos verdes o azules mostraron una profunda sensaciĆ³n de luto, y una lĆ”grima corriĆ³ por su mejilla. AbriĆ³ la boca y dejĆ³ escapar un corto y dolorido: —Auch.

   Walter asintiĆ³ con la cabeza en aprecio por la patada perfecta de Eladio y comenzĆ³ a aplaudir.

   Los otros muchachos se unieron y aplaudieron a Eladio. Incluso Lucas lo hizo.

   —Gracias —sonriĆ³ Eladio.

   Pablo no se movĆ­a en absoluto. Sus bolas golpeadas se balanceaban entre sus piernas y sus manos estaban entrelazadas detrĆ”s de su cabeza. Su boca se abriĆ³ de nuevo: —Ay.

   —Erm, Pablo —dijo Eladio—, ¿podrĆ­amos saber tu voto, por favor?

   Los ojos de Pablo temblaron. —Ay.

   —SĆ­, lo sĆ© —Eladio apoyĆ³ su mano en el hombro de Pablo.

   Otra lĆ”grima corriĆ³ por la mejilla de Pablo. —Mis bolas...

   Eladio mirĆ³ a Bastian en busca de ayuda.

   —¿Pablo? —preguntĆ³ suavemente.

   Pablo dio un triste lamento, parpadeĆ³ y susurrĆ³: —10.

   Eladio sonriĆ³ aliviado y dio un signo de victoria con su mano derecha mientras caminaba hacia Lucas.

   Pablo se fue al piso acurrucado como una pelota agarrando sus palpitantes huevos como si intentara arrancarse el dolor de la entrepierna.

   —El siguiente —anunciĆ³ Lucas—. ¡TĆŗ! —seƱalĆ³ a RomĆ”n.

   RomĆ”n se enderezĆ³, suspirĆ³ y se colocĆ³ frente a Lucas. Sostuvo su sombrero con una mano.

   Su pija estaba dura con presemen.

   Lucas no perdiĆ³ el tiempo y le dio una patada sin ceremonias. Su zapato encontrĆ³ su objetivo y se estrellĆ³ contra la entrepierna de RomĆ”n. RomĆ”n gritĆ³.

   —Creo que acertaste un huevo otra vez —Walter observĆ³ y seƱalĆ³ la ingle de RomĆ”n.

   De hecho, parecĆ­a que Lucas no habĆ­a golpeado las dos bolas, sino solo la izquierda.

   RomĆ”n gimiĆ³. —SĆ­ —confirmĆ³. —El de la izquierda.

   —¡Hijo de la chingada!

   RomĆ”n se frotĆ³ la entrepierna e hizo una mueca. AgarrĆ³ su sombrero que con el golpe escapĆ³ de su mano y se lo volviĆ³ a poner. —5. Golpeaste la izquierda —dijo con voz ronca y se acariciĆ³ la polla.

   —¡Puto! —Lucas estaba furioso.

   —Lucas: 38 y Eladio: 41.

   Pablo yacĆ­a en el suelo, masajeando sus atormentados huevos, mientras que LenĆ­n y Horacio se habĆ­an recuperado ligeramente. TodavĆ­a estaban agarrando sus testĆ­culos, pero parecĆ­an estar realmente interesados ​​en el resultado de la competencia de los futbolistas. RomĆ”n estaba tocando su gĆ³nada izquierda con una mano y acariciando su polla dura y resbaladiza con la otra. Su tolerancia al dolor parecĆ­a estar bastante alta.

   —AsĆ­ que todo se reduce a los hermanitos —sonriĆ³ Bastian.

   Eladio sonriĆ³ y seƱalĆ³ a MoisĆ©s.

   —Siempre feliz de ayudar—, murmurĆ³ MoisĆ©s.

   Se frotĆ³ las bolas y abriĆ³ las piernas. Su amplia dotaciĆ³n colgaba libremente entre sus muslos y Eladio la vio bien antes de retroceder unos pasos. Luego dio una patada en la ingle de MoisĆ©s, haciendo contacto perfecto y aplastando sus regordetes huevos con sus tacos de fĆŗtbol.

   MoisĆ©s aullĆ³ y se doblĆ³.

   Eladio sonriĆ³.

   MoisĆ©s hablĆ³: —Es un... 6.

   —¿QuĆ©? —Eladio estaba visiblemente molesto—. ¡Eso fue mejor que un 6!

   —Es un 6 —repitiĆ³ MoisĆ©s y se frotĆ³ la ingle—. No seas petulante con esa patada. SĆ© de lo que estoy hablando. Y es un 6.

   —Lucas: 38, Eladio: 47.

   —La Ćŗltima patada...— dijo Lucas y seƱalĆ³ a Walter.

   —TendrĆ”s que conseguir un 10 perfecto para ganar —recordĆ³ Eladio.

   Lucas estaba confiado: —No hay problema... Lo lograrĆ©.

   Walter le sonriĆ³ y abriĆ³ las piernas. AgarrĆ³ su polla y la mantuvo fuera del camino. Sus grandes bolas colgaban entre sus piernas.

   Lucas le sonriĆ³ y se preparĆ³ para darle una buena patada.

   El futbolista hizo girar su pierna hacia atrĆ”s para ganar impulso y puso su pie en los delicados Ć³rganos reproductivos de Walter.

   El morenazo mostrĆ³ la reacciĆ³n apropiada: gritĆ³, agarrĆ³ sus gĆ³nadas y cayĆ³ al suelo retorciĆ©ndose como un gusano.

   El dolor parecĆ­a ser insoportable con la  forma en que se mecĆ­a adelante y atrĆ”s, sobando sus pobres huevos, tosiendo y gimiendo de dolor.

   —¡Carajo, mis huevos! —gimiĆ³ Walter.

   Sus grandes bolas se colorearon de un rojo brillante y las acariciaba con amoroso cuidado.

   —Eso es un 10 —admitiĆ³ Eladio y agarrĆ³ su propia entrepierna con una mueca en su rostro. DespuĆ©s pateĆ³ a Walter en la espalda dos veces celebrando su triunfo.

   —¡Cretino! —le murmurĆ³ Walter a Lucas.

   Lucas sonriĆ³. —QuerĆ­a asegurar mi triunfo...

   Walter gimiĆ³ en agonĆ­a. —Hombre, pagarĆ”s por esto. Te arrepentirĆ”s.

   Lucas se encogiĆ³ de hombros.

   Walter gimiĆ³ y hablĆ³. —8... Es un 8.

   Lucas se quedĆ³ estupefacto.

   —Resultado final: Lucas: 46 - Eladio: 47 —anunciĆ³ Farid.

   —QuĆ©... —Lucas se quedĆ³ sin habla.

   —Eladio gana —dijo Bastian estrechando la mano de Eladio.

   —Pero...

   —Gracias, Bastian. Fue una competencia dura. Quiero agradecer a los muchachos —observĆ³ a los seis hombres que estaban acostados o sentados en el suelo en varios estados de recuperaciĆ³n—. Y quiero agradecer a mi oponente —le sonriĆ³ a Lucas—, es un buen amigo mĆ­o y no puedo esperar a ver quĆ© harĆ”n con su virilidad.

   Los otros rugieron como forma de aprobaciĆ³n.

   Lucas gimiĆ³ y se protegĆ³ las bolas. —No pueden hacer eso, en serio.

   Eladio le dio una palmadita en el hombro y sonriĆ³: —Vamos, hombre, te hubiera encantado ver mi hombrĆ­a destrozada —se ajustĆ³ la entrepierna con la otra mano. —Pero mis hijos permanecerĆ”n intactos mientras que los tuyos... —soltĆ³ el hombro de Lucas, puso su mano sobre la de Lucas y apretĆ³ con fuerza. —SerĆ”n mutilados.

   Algunos se rieron mientras que Lucas parecĆ­a mortificado.

   —DĆ©jame abrir el camino —sonriĆ³ Eladio y dio un paso atrĆ”s—. Suelta tus huevos, Lucas, o no solo los romperĆ© sino tambiĆ©n tus dedos.

   —CoƱo —se quejĆ³ Lucas. No se moviĆ³.

   —Suelta —dijo Eladio lentamente.

   Con un profundo suspiro, Lucas obedeciĆ³ y soltĆ³ sus frĆ”giles joyas.

La continuaciĆ³n serĆ” publicada el 25 de agosto a la 1:00AM hora de EspaƱa.

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