El Sotano (2/5): Omar - Las Bolas de Pablo

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24 sept 2019

El Sotano (2/5): Omar

   Mi nombre es Omar y estoy un poco enojado en este momento, asĆ­ que perdĆ³nenme si no soy lo mĆ”s coherente posible.

   ComencĆ© una pequeƱa empresa de lucha para el interĆ©s gay llamado El SĆ³tano con mi mejor amigo Yago. Lo creamos principalmente para alimentar su increĆ­ble narcisismo y mi pasiĆ³n por la lucha libre. Ɖl es el talento, luchando con el nombre de CiclĆ³n mientras yo desperdicio mi intelecto haciendo todo lo demĆ”s en operar y mantener el sitio, tanto la parte comercial como la puesta en escena. Soy tĆ©cnico, entrenador, promotor e incluso camarĆ³grafo durante los encuentros.

   Estoy esperando afuera de uno de los dos vestuarios que rodean el anillo que usamos para nuestras grabaciones. Acabamos de terminar la Ćŗltima pelea del dĆ­a. Presentaba a Yago, en su identidad como CiclĆ³n, siendo llamado a lucha por un nuevo luchador, Noel, que resultĆ³ ser mĆ”s rĆ”ido y mĆ”s hĆ”bil de lo anunciado. Yago lo subestimĆ³ por completo y sufriĆ³ una dura paliza como resultado. AĆŗn asĆ­, CiclĆ³n realmente logrĆ³ obtener la victoria. Todo fue transmitido "accidentalmente" en vivo por la web para los suscriptores de El SĆ³tano, quienes verĆ­an la primera derrota de CiclĆ³n en el sitio web (CiclĆ³n ya perdiĆ³ una vez, pero no publicamos la lucha... lo repito otra vez, Yago, es un narcisista)

   Estoy esperando solo para hablar con Noel. Un dolorido, pero sorprendentemente victorioso Yago se estĆ” cambiando en el otro vestuario, dejĆ”ndome que me ocupe de su oponente despuĆ©s de la pelea. Yago se ofreciĆ³ a quedarse conmigo mientras le pagaba a Noel por su tiempo, pero le dije que habĆ­an otros luchadores cerca por si este tipo querĆ­a problemas. En realidad no habĆ­a nadie mĆ”s. Solo quiero algo de privacidad con Ć©l.

   Cuando estoy seguro de que no hay nadie, entro en el vestuario y cierro la puerta detrĆ”s de mĆ­. El semental Noel estĆ” sentado en el banco, vistiendo un pantalĆ³n y botas negras de lucha. Se estĆ” frotando los abdominales y estirando las rodillas. Es un hombre muy guapo. Incluso ahora, despuĆ©s de la golpiza. Es alto, grande y no estĆ” acostumbrado a perder, especialmente cuando perder significa ser follado por una polla tan grande como la de Yago.
  
   No hace falta decir que Noel no se ve feliz cuando entro. Me mira con ojos crueles y duros. Finalmente, dice: —¿QuĆ© coƱo quieres?

   Normalmente soy tĆ­mido, habiendo vivido  bajo la hermosa sombra de Yago. Pero hoy, no soy yo. Como dije, estoy enojado. Solo he estado asĆ­ de enojado y frustrado una vez en toda mi vida. Es como si estuviera teniendo una experiencia extracorporal, porque mi adrenalina estĆ” muy alta. Mi ira me consume.

   Digo con voz inquietantemente tranquila. —Lo que quiero es bastante simple, Noel. Quiero que me devuelvas mi dinero. Te paguĆ© para aplastar y humillar a CiclĆ³n. Se suponĆ­a que debĆ­as azotar su culo. En cambio, te rompiĆ³ el tuyo.

   Noel continĆŗa mirĆ”ndome con ojos duros y frĆ­os. Veo sus fosas nasales dilatarse. En tono fuerte y amenazante, responde: —¡Vete a la mierda! Te juro que podrĆ­a matarte si no lo haces.

   Respondo, manteniendo mi inquietante calma, —Noel. ¿Te das cuenta de lo mal que te moviste? Te contratĆ©, porque dijiste que eras fuerte. El mĆ”s fuerte. AsegurĆ© a CiclĆ³n para la pelea contra el oponente perfecto, un novato. MentĆ­ acerca de tu  experiencia para que pudieras derrotarlo. Hice que te subestimara. Lo hice ceder en sus sumisiones durante el encuentro. Pero aĆŗn no podĆ­as ganar. Se suponĆ­a que lo follarĆ­as. Prometiste humillarlo totalmente a cambio de dinero, y una buena cantidad. Mil quientos dĆ³lares es mucho dinero. Fracasaste. Me debes un reembolso. Y voy a conseguir otra persona.


   Noel se levanta lentamente, elevĆ”ndose a su altura mĆ”xima. Ɖl mueve los hombros y dobla la cabeza de lado a lado. Ajusta su bulto y rebota sus pectorales carnosos. Incluso se quita los pantalones por encimaa de sus botas. Me estĆ” dejando ver bien su enorme polla, mostrĆ”ndome quĆ© hombre tan grande es. Finalmente, golpea su puƱo con la otra mano frente a mi.

   SĆ© que Noel piensa que soy muy dĆ©bil. Cuando me acerquĆ© a Ć©l, fui manso al respecto. Entonces lo entiendo. Pero eso no significa que voy a dar marcha atrĆ”s.

   Noel estĆ” acostumbrado a intimidar a otros chicos. Tiene la mirada fija. Si no estuviera tan enojado, me importarĆ­a todo esto, pero no lo hago. Simplemente lo dejĆ© hacer lo suyo y disfrutĆ© de la vista. Mi polla se agita cuando veo a este hombre muy guapo hacer un show de mĆŗsculos para mĆ­.

   —Le di una paliza a ese hijo de puta. PodrĆ­a haberlo jodido en cualquier momento. Pero seguĆ­as indicĆ”ndome que lo alargara. Cuando me contrataste, dijiste: Haz que la lucha dure, Ć©l es solo un mocoso malcriado. A la mierda todo, es un hijo de puta fuerte y poderoso. TĆŗ y tu maldito plan me fastidiaron y me cojiĆ³ con su monstruosa polla. Estoy pensando que podrĆ­as haberme engaƱado.

   Noel arremete, atacĆ”ndome. Me empuja hacia atrĆ”s y luego apunta su dedo a mi cara. 

   —Ahora vete de aquĆ­ antes de que me enoje. ¡No te agradĆ© cuando estoy enojado!

   Antes de que Noel se dĆ© cuenta, agarro su dedo y lo doblo hacia atrĆ”s, controlĆ”ndolo. Giro su dedo, forzando su brazo detrĆ”s de su espalda. Lo golpeo de frente en el casillero. Mantengo su brazo inmovilizado con el dedo y pongo el codo en la parte posterior de su cabeza, obligĆ”ndolo a probar el metal. Me acerco, sujetĆ”ndolo con mi peso.

   Susurro: —No deberĆ­as haberme atacado. No deberĆ­as joderme, Noel. ¿DĆ³nde estĆ”? ¿Mi dinero? —por primera vez, Noel me toma en serio. Y deberĆ­a hacerlo.

   No responde, aparte de un improperio y un gruƱido de dolor. Le digo: —Si tengo que preguntar de nuevo, te vas a casa con al menos un dedo roto.

   Finalmente responde: —Mierda. EstĆ” bien, estĆ” bien. EstĆ” en mi bolso. Bolsillo exterior.

   Lo dejĆ© ir y luego alcancĆ© la bolsa. Como espero, el idiota me insulta. Lo agarro por el hombro y lo tiro al piso de baldosas. Cae con fuerza, momentĆ”neamente aturdido. Con Noel tirado en el suelo, lo pisoteo, mientras me quito rĆ”pidamente la chaqueta holgada, liberando mis anchos hombros. Al quitarme la camisa holgada tambiĆ©n expongo mi torso musculoso. Arrojo mis lentes y lo miro.

   Luego me concentro en buscar el dinero. Noel se puso de pie, pero lo tumbĆ© con un barrido de piernas. Mientras estĆ” abajo, lo pateo con fuerza en el costado. Ɖl comienza a arrastrarse lejos, pero yo lo sigo, acechando a mi presa indefensa.

   Me burlo de Ć©l, —Vamos, Noel. Eres el gran semental. LevĆ”ntate.

   Noel gruƱe: —Te voy a joder, luego te voy a violar. ¡Voy a hacerte lo que deberĆ­a haberle hecho a esa perra, CiclĆ³n!

   Me rĆ­o.

   Noel sigue intentando levantarse, pero yo sigo pateĆ”ndolo. Se arrastra hasta el Ć”rea de la ducha, que todavĆ­a estĆ” hĆŗmeda por la limpieza de los muchachos despuĆ©s de los partidos en vivo. Noel resbala aĆŗn mĆ”s mientras juego con Ć©l. Finalmente hace algo: me patea, pero lo esquivo sin esfuerzo. Llega a una pared y se pone de pie. GolpeĆ© a Noel con dos puƱetazos duros de riĆ±Ć³n. Gira con un gancho izquierdo. Me pega y me tambaleo por un momento. Noel siente ventaja y sigue con dos golpes a mi cuerpo. Sigue golpeando, pero esquivo su prĆ³ximo puƱo y lo atrapo por la muƱeca.

   Giro la muƱeca de Noel con fuerza y ​​rapidez, llevĆ”ndola detrĆ”s de Ć©l. Planto mi pie detrĆ”s de su rodilla y lo obligo a caer. Su rodilla baja con fuerza sobre el piso de baldosas mojadas. Aterrizo un golpe en la parte posterior de su cabeza y lo envĆ­o tumbado al suelo. RĆ”pidamente salto sobre Ć©l. Se retuerce debajo de mĆ­, pero yo sigo golpeĆ”ndolo. Noel serpentea en el piso de baldosas, sin poder liberarse. Lo estrangulo para asustarlo. Hasta que lo libero. Mientras yace allĆ­ tosiendo, me doy cuenta de que probablemente necesite otra lecciĆ³n, asĆ­ que me quito los zapatos y me quito los pantalones deportivos. Como el resto de mĆ­, mis piernas son gruesas y fuertes.

   Ahora que ambos estamos desnudos, excepto por sus botas, espero que se levante. Su cara estĆ” roja. Cuando me mira, puedo decir que estĆ” furioso, pero tambiĆ©n confundido. Por primera vez, Noel me mira y dice: —EstĆ”s muerto, hijo de puta. 

   SonrĆ­o ante su arrogancia. Noel ataca, agarrĆ”ndome por la cintura, pero lo hago girar para que aterrice duro sobre su espalda con mi cuerpo encima de Ć©l. El piso de baldosas es implacable, azotĆ”ndolo.

   Subo encima de Noel y juguetonamente golpeo su cabeza, burlĆ”ndome de Ć©l. —Vamos, hombre musculoso. Eres un semental. VĆ”monos —Nos enfrentamos arrodillados en el Ć”rea de la ducha. Estoy sonriendo, pero su cara estĆ” roja de furia. Noel se abalanza sobre mĆ­ y nos juntamos las manos en una competencia de fuerza. Presionamos nuestros cuerpos, deslizĆ”ndonos de rodillas sobre el piso duro y hĆŗmedo. Noel me empuja hacia atrĆ”s hasta que mis pies se apoyan contra la pared. Con su adrenalina fluyendo, el luchador fuerza mis manos hacia atrĆ”s contra la pared. Seguimos luchando mientras mis brazos tocan el control de flujo. El agua tibia con temperatura controlada se derrama sobre nosotros desde la ducha cromada que se encuentra arriba, pero no rompemos nuestro agarre.

   Noel estĆ” sĆŗper emocionado y me tiene atrapado, pero no soy indefenso. Empujo la pared con fuerza, golpeando mi rodilla contra su entrepierna desnuda. Ɖl gime y me empujo de nuevo, derribĆ”ndolo al suelo. Luchamos bajo la lluvia, hasta que logrĆ© ponerme encima de Ć©l y nuevamente forzar sus manos. Aprieto sus bĆ­ceps con mis rodillas y golpeo con fuerza el dorso de sus manos.

   Noel intenta golpear mi cabeza, pero afortunadamente su golpe es incorrecto. Levanta las rodillas y las golpea en mi espalda, no puede perder mucho impacto.

   Me deslizo hacia atrĆ”s y agarro su tobillo. El combate de Noel con Yago lo dejĆ³ con sus abdominales suaves y las rodillas doloridas. Levanto su pierna y le hago dar vuelta de una sola pierna. Doblo su rodilla herida sobre mi antebrazo, aplicando presiĆ³n. Con mi trasero desnudo en la parte baja de su espalda, me siento y doblo su columna hasta que grita de dolor pidiendo misericordia, pero no estoy de humor para ceder. Me relajo sobre su rodilla, para darle una palmada a sus bolas colgantes. —No, no, no —es todo lo que Noel puede murmurar entre gemidos de dolor.

   Me aburro, asĆ­ que dejo caer su pierna y lo montĆ© por detrĆ”s. Forzo sus piernas hacia arriba, mientras doblo sus brazos. Lo aseguro con mi cuerpo. Con mi mano libre, golpeo la parte posterior de su cabeza, desafiĆ”ndolo. Le duelen las rodillas y este agarre no ayudarĆ”. Lucha, pero no va a ninguna parte. Noel grita de nuevo, pero en lugar de soltarlo, empujo su rostro con fuerza contra el piso mojado, obligĆ”ndolo a besar el suelo donde tantos luchadores han caminado hoy.

   Libero a Noel y vuelvo a ponerme de pie. Lo rodeo mientras intenta recuperar la compostura. Decido acelerar las cosas. Agarro a Noel por el pelo y lo obligo a ponerse de pie. Noel me da un codazo en el estĆ³mago y me empuja lejos de Ć©l. Nuevamente me lanza un puƱetazo, pero estoy alerta. Cuando falla, me deslizo detrĆ”s de Ć©l y hago una llave nelson completa. Golpeo la cara de Noel contra la pared. Empujo mis caderas contra las suyas y lo mantengo firme. Lucha, pero soy demasiado fuerte para Ć©l.

   Aplico la nelson con fuerza hasta que lo escucho gemir. Saco a Noel de la pared y me muevo debajo de la ducha. Me alejo y lo dejo caer sobre mi rodilla. Ɖl grita. El agua se derrama sobre nosotros mientras lo sostengo sobre mi rodilla, impotente. Comienza a rogar, pero no me importa. Tengo el control. Me gusta vencer a este imbĆ©cil. DesearĆ­a que fuera Yago, pero Noel es un buen sustituto.

   Finalmente, lo empujo lejos de mĆ­ cuando su mendicidad alcanza un punto Ć”lgido. Noel no se mueve en el suelo, bajo la ducha. Lo monto y doblo su brazo hacia arriba. No ofrece mĆ”s resistencia. Le digo: —Viene contra mi otra vez y te despertarĆ”s en el Hospital General, porque ahĆ­ es donde estarĆ”s despuĆ©s de que te rompa el brazo y te deje sin palabras —soltĆ© su brazo y lo dejĆ© recostarse allĆ­. No se mueve, solo llora un poco.

   Le doy la vuelta y golpeo dos veces sus abdominales. GruƱe de dolor, pero no se resiste a mĆ­. Levanto su cuerpo, montĆ”ndolo de nuevo. Mientras me siento en su pecho, me inclino y levanto el tobillo sobre su garganta. Agarro la parte de atrĆ”s de su cabeza y la levanto. La presiĆ³n sobre la garganta es repentina e intensa. No puede hablar para rendirse, por lo que golpea furiosamente mientras su trĆ”quea estĆ” aplastada. Libero su cabeza y muevo mi pierna. Puede respirar de nuevo, pero tose mientras yo arrogantemente me monto sobre su pecho.

   Solo me siento y espero. Una vez mĆ”s, Ć©l no se mueve, asĆ­ que supongo que he tenido mi victoria. Me levanto, mirĆ”ndolo cuidadosamente. Cuando veo que se mueve, lo agarro por el cabello y lo arrastro de regreso al Ć”rea de los casilleros. Su cuerpo mojado se desliza sobre las baldosas. Lo obligo a levantarse sobre el banco.

   Tomo un condĆ³n del bolsillo de mi pantalĆ³n y me lo pongo. Noel comienza a moverse nuevamente, pero lo empujo hacia abajo. Ɖl cede como buen chico. EstĆ” congelado por el miedo. Creo que puedo ser bastante convincente cuando quiero serlo.

   GruƱe.

   Forzo mi polla en su culo. Su trasero todavĆ­a estĆ” lubricado y estirado por la puta de Yago, asĆ­ que me deslizo fĆ”cilmente en su agujero. Noel gime cuando es follado por segunda vez hoy. Lo follo duro y sin piedad hasta que estoy listo para explotar. Cuando tengo ganas de correrme, me deslizo y cubro su espalda mojada con mi semen, marcĆ”ndolo como mi perra.

   Cuando termino, me levanto y camino hacia su bolso. Noel no se mueve. Encuentro mi dinero en su billetera, contĆ”ndolo lentamente frente a Ć©l.

   Ć‰l solo mira, el miedo disminuye y su arrogancia natural regresa. AĆŗn asĆ­, parece darse cuenta de cuĆ”n serio soy y del error que cometiĆ³ al fallarme. Me encanta ver a este musculoso indefenso y asustado a mis pies. Por primera vez en mi vida, siento un control sobre otro hombre. Y me gusta. Le sonrĆ­o de forma frĆ­a y malvada y le tiro su billetera.

   Noel solo se sienta en el suelo, encogido mientras me visto. Abro la puerta del vestuario, me siento en un banco y espero. Treinta segundos despuĆ©s, sale del vestuario, vistiendo solamente jeans y cargando su bolso. Me rĆ­o cuando veo que ni siquiera se molesta en secarse o ponerse una camisa sobre el torso manchado de semen.

   Solo, me siento vacĆ­o y cansado. TodavĆ­a estoy tan enojado, pero mi adrenalina estĆ” bajando. Obviamente, tratĆ© de joder a Yago. Sin embargo, fallĆ©. TratĆ© de golpearlo, follarlo y humillarlo en vivo. En cambio, triunfĆ³ y, lo peor de todo, la carrera de Yago sigue invicta.

   QuizĆ”s se pregunten ¿por quĆ© el mejor amigo de Yago le harĆ­a esto? Pues, por lo general soy leal hasta que la gente falla... Yago, por otro lado, es un imbĆ©cil absorto en sĆ­ mismo. El aƱo pasado, estuve con un gran tipo, Luis. Como siempre, la relaciĆ³n no funcionĆ³. Pero lo que descubrĆ­ despuĆ©s en un trabajo de detective que hice era que Yago fue la razĆ³n por la que no funcionĆ³. RepasĆ© todas mis relaciones y descubrĆ­ el trabajo de Yago en la desapariciĆ³n de varios de mis enamorados.

   Desde el momento en que me encontrĆ© con la verdad y su mĆ”xima traiciĆ³n, mi vida ha cambiado. Lo mantuve todo en secreto mientras trataba de averiguar quĆ© hacer. SĆ© que ya no serĆ© un tonto, eso es seguro. He estado trabajando obsesivamente sin parar durante un aƱo.

   SĆ© que soy mĆ”s fuerte que Yago. EsperarĆ© el mejor momento para rebelarme.

   Lo mĆ”s importante, he estado entrenando en secreto con un experto de lucha libre. He luchado con Yago desde que tenĆ­a 12 aƱos. Conozco todos sus movimientos y ahora, hago cosas que nunca antes habĆ­a pensado ejecutar.

   No querĆ­a involucrarme directamente en la venganza de la lucha libre, pero eso parece inevitable. Creo que tenĆ­a miedo de estar vinculado a todo. Pero necesito aceptar que cuando esto se haga, Yago y yo tambiĆ©n terminaremos. Quiero decir, no es como si fuĆ©ramos amigos de verdad. Para Ć©l, soy su perro mascota o un sirviente no remunerado. Obviamente no puedo confiar en que otros muchachos hagan mi trabajo sucio. A Yago se le debe enseƱar una lecciĆ³n y si eso significa hacerlo yo mismo, que asĆ­ sea.

   Golpear a Noel hace fluir mis Ć”nimos. SĆ© que puedo llevar la pelea contra Yago y ganar, pero quiero estar 100% seguro. Necesito la prueba definitiva.

   Como esperaba, Yago se estĆ” tomando un tiempo libre. Y cuando no estĆ” luchando, no le importa una mierda El SĆ³tano. Entonces puedo hacer lo que quiera, como quiera. Decido usar el tiempo sabiamente.

   Concluyo medirme contra un oponente fuerte. Me doy cuenta de que la opciĆ³n obvia es luchar contra Pol. Desconocido para la mayorĆ­a, CiclĆ³n realmente ha perdido una vez, contra un semental llamado Pol que estuvo invicto en seis luchas en El SĆ³tano antes de que dejara de pelear con nosotros cuando se mudĆ³ a otra empresa, Guerreros de la arena, por una mejor oportunidad de trabajo y ha estado demasiado ocupado para regresar con nosotros. Por supuesto, el encuentro contra CiclĆ³n no se publicĆ³, debido al ego descomunal de Yago, pero sucediĆ³, perdiĆ³ aunque el pĆŗblico nunca lo supiera.

   Pol es un tipo duro y fuerte como roca. Es flexible e inteligente. Pol puede soportar un montĆ³n de golpes, como Yago cuando se niega a rendirse a cualquiera de sus rivales. Me acerquĆ© a Pol pidiĆ©ndole un desafĆ­o e inmediatamente aceptĆ³ luchar conmigo. Le encanta luchar y dominar a los mĆ”s grandes. La mejor parte es que Pol y Yago no se hablan, asĆ­ que me siento seguro luchando contra Ć©l, independientemente del resultado. Pase lo que pase, Yago no lo sabrĆ”.

   Conduzco hasta San Jacobo.

   Cuando llego a la casa de Pol, Ć©l abre la puerta ya con una ajustada truza negra y botas del mismo color. Nos saludamos y vamos a una habitaciĆ³n. Alberga un bonito anillo de pelea que se encuentra a un pie del piso de concreto y estĆ” rodeado de esteras.

   Pol sigue mi mirada y dice: —Entonces, me sorprende que me hayas llamado, amigo —tiene voz profunda y acento confuso, entre colombiano, venezolano y ecuatoriano. Aparte de Yago y Noel, nunca he visto a alguien tan sexy como Pol. Mi polla se hincha y mi voz se pierde tĆ­mida e insegura, el que he sido toda mi vida, se apodera de mi por un momento, evitando que responda.

   Cuando me encojo de hombros y no digo nada, Pol dice: —Entonces, muĆ©strame lo que tienes.

CONTINUARƁ MAƑANA.

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