Las aventuras de Filica (1/3) - Las Bolas de Pablo

Lo mƔs nuevo

23 sept 2019

Las aventuras de Filica (1/3)

ORIGINAL DE: ZATN
CONTIENE BALLBUSTING F/M Y M/M AsĆ­ como SEXO HETEROSEXUAL.

Nota1. Al final se puede ver mapa, donde se muestran los destinos visitados en el relato.

Nota2. PANCRACIO: En la Antigua Grecia el Pancracio era una competiciĆ³n deportiva de los Juegos OlĆ­mpicos Antiguos, una combinaciĆ³n de boxeo griego antiguo, lucha y sumisiones, un antecesor de las artes marciales mixtas modernas.


FĆ­lica es una mujer griega que vivĆ­a durante la Ć©poca mitolĆ³gica, en la regiĆ³n del Peloponeso, habitaba la ciudad de Elis y se dedicaba a la venta de vasijas en el mercado local. A muy joven edad quedo huĆ©rfana de padre y madre, viviendo con sus tĆ­os y hermanos mayores…
…Desde los 15 aƱos fue independiente, se dedicĆ³ al trabajo y dada su personalidad abierta asĆ­ como destacada belleza, mantuvo una vida sexual abundante.

De su tƭa habƭa aprendido en la adolescencia, muchas cosas sobre los hombres, ella le decƭa que no confiara en nadie con pene, ellos solo la verƭan como un objeto sexual, asƭ que siendo bella aprovechase su belleza para hacerse de un buen marido, mƔs para Fƭlica el tener un solo hombre en su cama era inaceptable, por ahora no se casarƭa.

Ya antes de los 20 aƱos, la mujer habĆ­a visitado el lecho de mĆ”s de 50 hombres, el sexo le divertĆ­a y obtenĆ­a regalos de caballeros agradecidos…no se consideraba una prostituta, pues antes que el dinero estaban la diversiĆ³n y el placer.
Su mala reputaciĆ³n era inevitable, pero a la bella FĆ­lica poco le importaba el quĆ© dirĆ”n.

La mujer con tanta prĆ”ctica, se volviĆ³ innovadora al desarrollar una tĆ©cnica Ćŗnica que usaba con sus amantes…y es que de su tĆ­a tambiĆ©n aprendiĆ³ que los testĆ­culos del hombre eran su punto dĆ©bil, y si se viera en peligro, les apuntase un golpe allĆ­, con eso el que querĆ­a lastimarla se arrepentirĆ­a.
FĆ­lica siempre queriendo innovar en el sexo, puso en prĆ”ctica algo de aquel consejo…los hombres eran muy sensibles en los testĆ­culos…pero no solo para el dolor…tambiĆ©n para el placer…y asĆ­ que se dedicĆ³ a palpar, jugar, besar y acariciar tales partes masculinas, logrando un gran dominio en el hombre al verse estimulado allĆ­…
…Con el tiempo desarrollo un masaje testicular, que tras la eyaculaciĆ³n aumentaba la somnolencia en el varĆ³n…siempre se usaba tras la eyaculada, pues de hacerlo antes solo le generarĆ­a mucha mĆ”s excitaciĆ³n. (EN EL FUTURO FƍLICA INSTRUIRƁ A LA PRINCESA ETRA DE TRECƉN EN ESTAS ARTES…TRAMA DEL RELATO: Historias de la MitologĆ­a. Descendencia para el rey Egeo, parte 3).
A continuaciĆ³n veremos cĆ³mo realizaba el llamado MASAJE DE SUEƑO:

EL ARTE DE MASAJEAR LOS HUEVOS.


FĆ­lica se encontraba en casa de un vecino, era casado, pero su mujer se hallaba de viaje, el hombre convenciĆ³ a la amante para visitarle, y ahĆ­ en el lecho de su esposa estaban haciendo el amor…Para FĆ­lica profanar la casa de la esposa era algo morboso, pero no ponĆ­a quejas.
Luego de la tercera eyaculaciĆ³n, parecĆ­a que el vecino no podrĆ­a mĆ”s…para la mujer era hora de usar su masaje de sueƱo…una vez le durmiera se marcharĆ­a.

FĆ­lica inicia palpando en general el escroto, sus dedos casi mĆ”gicos, buscaban las Ć”reas mĆ”s sensible en el varĆ³n…le era demasiado sencillo encontrarlas, midiendo los gemidos del beneficiado


Pronto sus dedos Ć­ndice comenzaba a recorrer en cĆ­rculos el escroto, ayudados de los pulgares…los pasos rĆ”pido por el rafĆ© (lĆ­nea que divide el escroto por la mitad) dan lugar a cosquillas y extrema relajaciĆ³n…


…Posteriormente, un leve rascado con uƱas en la parte baja del escroto debilitaron por completo la voluntad del vecino infiel.
AquĆ­ se daba la comĆŗn suplica de los machos…rogando que la mujer se detuviera para no dormirse y seguir fornicando con ella… pero FĆ­lica no pararĆ­a.
Finalmente el tocar tras los huevos, justo entre las bolas y el perineo, provocaban exhalaciones largas y lentas…FĆ­lica, repasaba si pausa, todos esos lugares previamente analizados…donde el vecino era mĆ”s vulnerable ahĆ­ recibĆ­a mĆ”s caricias…todo era con una habilidad maestra…tras de 20 a 30 segundo, su vecino y amante caĆ­a rendido. 
FĆ­lica se dedicĆ³ a mirarle dormir…la mayorĆ­a de los varones se veĆ­an tan tiernos asĆ­…Aunque su vecino era solo uno mĆ”s de sus conquistas.


Desde que dominĆ³ la tĆ©cnica, era frecuente que FĆ­lica jugara con sus amantes, a veces, tras la primera eyaculaciĆ³n, les hacĆ­a dormir en poco segundos, luego de un dedicado y rĆ”pido masaje…los hombres terminaban roncando en la cama y ella casi sonriendo, al verles rendidos…claro que cuando deseaba gozar de un macho, se abstenĆ­a del masaje solo hasta que estos ya quedaban con los huevos secos, como fue con su vecino...

Los machos adoraban a aquella mujer que les daba placer y un rico sueƱo…y les daban lo que ella les pedĆ­a. FĆ­lica tuvo muchos viajes y aventuras, en esos aƱos de juventud, entre los cuales estĆ”n:


VISITA A OLIMPIA.

Elis estaba cerca de Olimpia, ciudad famosa por ser hogar de los juegos olĆ­mpicos, en verano la ciudad triplicaba su poblaciĆ³n pues todos querĆ­an ver los juegos, FĆ­lica no fue la excepciĆ³n y fue tambiĆ©n, con mĆ”s gente, podrĆ­a sacar mĆ”s dinero, no solo en ventas, sino en hallar hombres con dinero …
…si bien era prohibido para las mujeres observar las justas, FĆ­lica, siempre curiosa, tenĆ­a un plan para ser testigo de primera mano.

Decidida a observar las justas, logra tomar el empleo de masajista, los deportistas siempre necesitaran de los masajes dedicados de alguna mujer, para estar en Ć³ptimas condiciones antes de participar…
Y asĆ­ FĆ­lica se hallĆ³ como la masajista de Androgicus, un luchador de Pancracio, una disciplina de las mĆ”s esperadas, su cliente era el pasado campeĆ³n y venĆ­a a convalidar su tĆ­tulo.

FĆ­lica se vio retrasada al momento de la pelea de Androgicus, corriĆ³ a un lugar para observarla, Ć©sta ya habĆ­a iniciado, pero justo cuando estaba por mirar, fue interrumpida:

“Que haces aquĆ­?, las mujeres no pueden ver los combates”.
Era un guardia de no mĆ”s de 17 aƱos, vistiendo un taparrabo oscuro, quien la habĆ­a pillado oculta bajo las graderias. La mujer le reclamĆ³:

“A ti que te importa mocoso, solo es curiosidad”.

“Me importa, porque mi amo es el administrador de la arena y dio instrucciones precisas de que nadie este espiando sin pagar las entradas”.

“Te pago si quieres”.

“Eres mujer, no puedes estar aquĆ­”.

“Que no te gusta el dinero?, ya te dije que te pagarĆ©”.

“Que tienes que irte, vamos!”.

El hombre la tomĆ³ del brazo y comenzĆ³ a sacarla…FĆ­lica no podĆ­a gritar por ayuda, pues ella estaba cometiendo la falta. Entonces recurriĆ³ a lo que muchas veces le servĆ­a.

“CariƱo, dĆ©jame ver las peleas, y te puedo dar una caricia, bebĆ©”. La mujer tocĆ³ con delicadeza el muslo del guardia, quien de inmediato reconociĆ³ a que se referĆ­a.

“Entonces chĆŗpamela de una vez, perra barata”. RiĆ³ el joven.

Ɖl ser llamada perra molestĆ³ a FĆ­lica, quien cambiĆ³ de planes…

“Claro querido…que tal esto…”.

AhĆ­ con fuerza la mujer clavo su rodilla en los testĆ­culos del guardia.


“AAAGGHHHH!!!”, ExclamĆ³ el joven, doblĆ”ndose y arrugando el rostro.

FĆ­lica expresĆ³ iracunda: “Vuelve a llamarme perra y te irĆ” peor!”.

Con saƱa la mujer intentĆ³ agarrarle los testĆ­culos, que eran protegidos por los dedos del hombre…asustado el varĆ³n cubrĆ­a mĆ”s su masculinidad herida.

“DĆ©jameeee”.

“LĆ”rgate de aquĆ­ entonces, si no quieres que te deje sin hijos, VETE!”.

La decisiĆ³n en la mirada de la mujer, calĆ³ hondo en la mente del guardia, quien se alejĆ³ cojeando y asustado.
Orgullosa de su acciĆ³n FĆ­lica regresĆ³ a su lugar de observaciĆ³n…Para su desgracia, la pelea ya habĆ­a terminado.

Mientras esto ocurrĆ­a, en la arena Androgicus se enfrentaba a Ajaccio, otro gran guerrero natal de la regiĆ³n de Tebas. Los guerreros desnudos eran imponentes!
Genitales grandes en ambos, demostraban los viriles y muy machos que eran… 
La pelea iniciĆ³ con Androgicus conectando buenos golpes en los musculosos costados de Ajaccio, quien contraatacĆ³ con una patada en la cadera de su oponente.


El juez advertĆ­a de posibles faltas…mientras las masas de mĆŗsculos chocaban…sin ventaja para ninguno. De pronto Androgicus conecto un fuerte puƱetazo, Ajaccio pareciĆ³ caer, pero en la caĆ­da extendiĆ³ la pierna y con los dedos logrĆ³ impactar el bajo escroto del campeĆ³n.
Fue un golpe accidental, pero contuvo al campeĆ³n…por leve que fuera sintiĆ³ la molestia,
Androgicus mordiĆ³ sus labios un instante por el leve dolor…pero no se percatĆ³ que estaba con las piernas separadas…

…Ajaccio, que ya estaba dĆ”ndole el frente, vio la abertura en la defensa del campeĆ³n y se aprovechĆ³…la gruesa rodilla de hombre dio de lleno contra los grandes y bamboleantes cojones de Androgicus.

“AAAAH!!!!!”. Fue el quejido del campeĆ³n quien apretĆ³ el rostro, y retrocediĆ³…
…Era la oportunidad de acabarlo, Ajaccio fue por Ć©l y le logrĆ³ impactar dos veces en el rostro. Pero aun asĆ­, Androgicus no cayĆ³…
…el campeĆ³n acunaba sus huevos y sacudĆ­a su cabeza…el dolor de bolas era insoportable, pero Ć©l, de alguna manera lo resistĆ­a.
El campeĆ³n demostraba gran resistencia gonadal. Sus amplias respiraciones le permitieron tener algo de reserva de fuerzas, y con un gran juego de pies, se alejĆ³ con efectividad de sus oponente…Ajaccio no volviĆ³ a darle golpes, Androgicus evadĆ­a todo y con los segundos retomaba fuerza…la oportunidad del retador habĆ­a pasado.

El combate continuĆ³ con mejores dividendos para el campeĆ³n…

…Al final Androgicus, retomĆ³ la iniciativa y se lanzĆ³ contra los tobillos de su rival...Ajaccio cayĆ³ de rodillas siendo recibido por un puƱo en su rostro…Atontado, fue presa fĆ”cil para un enojado Androgicus que le colocĆ³ un apretado candado al cuello…el peso del hombre y la estrangulaciĆ³n sin pausa fueron demasiado para Ajaccio quiĆ©n levantĆ³ una mano en seƱal de rendiciĆ³n…

…El juez intervino y la pelea terminĆ³…

Por su parte, por fin FĆ­lica podĆ­a presenciar las luchas...se sorprendiĆ³ y excitĆ³ con todos esos combatientes desnudos…Aquellos cuerpos dorados por el sol y sudorosos, eran una tentaciĆ³n irresistible.
La salvajĆ­a en los combates, y los alientos en el pĆŗblico eran un espectĆ”culo fascinante…le alegrĆ³ ver que Androgicus avanzaba en la competiciĆ³n. Y finalmente llegĆ³ a la final…
…La dama le animaba con sinceridad, pero debĆ­a mantener la voz baja, para no ser descubierta.
Al final del dĆ­a, Androgicus se alzĆ³ con la victoria…Era el campeĆ³n una vez mĆ”s.
FĆ­lica estaba orgullosa, y anhelaba no solo masajearle de nuevo...sino intimar con Ć©l.

SEXO CON ANDROGICUS.
Pasado el evento y llegada la luna el campeĆ³n sin duda escogiĆ³ a FĆ­lica para pasar la noche…le gustaba aquella talentosa mujer que recorrĆ­a y aliviaba sus mĆŗsculos de toda la tensiĆ³n…ahora la disfrutarĆ­a en la cama.
“Me fascinĆ³ verte ganar”.
“Pudiste ver las peleas?, cĆ³mo?, a las mujeres no les es permitido”.
“Tengo mis trucos, digamos que quien me lo quiso impedir, lo pensarĆ” dos veces antes de volver a intentarlo”.
“No sĆ© quĆ© significa eso, pero me alegro que me vieras”.
HabĆ­a llegado el momento de la acciĆ³n; FĆ­lica dejĆ³ caer el vestido, mostrando su desnudez, el atleta tragĆ³ saliva, aquella dama era una diosa en persona… Ć©l varĆ³n se desnudĆ³, haciendo que la dama bajase la mirada a sus genitales.
“La tienes grande, campeĆ³n…porque no me demuestras lo que puede hacer un hombre como tĆŗ”.
Androgicus fue por ella y devorĆ³ de inmediato sus pechos, FĆ­lica disfrutaba tocar los grandes mĆŗsculos del macho.
“CariƱo, sin duda te confunden con Heracles!”.
Ɖl varĆ³n la besaba por todos lados, hasta que FĆ­lica se arrodillĆ³, Androgicus separĆ³ un poco las piernas dĆ”ndole todo el espacio que la dama requerĆ­a, asĆ­ comenzĆ³ la felaciĆ³n a su gran pene, la mujer hacia jadear con cada lengĆ¼etazo al atleta.
Los dedos de la griega masajeaban los enrojecidos pero durĆ­simos testĆ­culos del musculoso, el delicado rascado escrotal, provocaba cosquillas a su pareja, cuando no pudo soportar mĆ”s la chupada, el luchador avisĆ³:
“Ohhh, Me vengo!!!”.
FĆ­lica tragĆ³ gustosa la que esperaba fuese la primera descarga de muchas. Ahora era el turno de FĆ­lica, quien se acostĆ³ en el lecho y separĆ³ las piernas, el musculado hombre se arrodillĆ³ entre Ć©stas…la lengua del deportista tambiĆ©n era buena ejercitĆ”ndose…La mujer disfrutaba de los lengĆ¼etazos al clĆ­toris y vagina...el macho devorĆ³ sus jugos hasta hacerle ver el Olimpo…la dama no pudo mĆ”s y hundiĆ³ la cabeza del macho mĆ”s en su entrepierna…Androgicus entendiĆ³ el “mensaje” y se acomodĆ³ para la penetrarla.
El grueso falo dejĆ³ complacida a la amante, quien comenzĆ³ a jadear ante las fuertes y salvajes embestidas del semental.

Los duros mĆŗsculos glĆŗteos desencadenaban su fuerza para hacer el empuje mĆ”s imponente, FĆ­lica se vino pronto, pero en su placer no dejaba de pedirle al atleta:
“PĆ”rteme en dos!!!”. 
Se mantendrƭa la intensa ronda sexual, donde el atleta desfogo toda su potencia en bombear el coƱo de la deliciosa mujer, viniƩndose en 2 ocasiones seguidas.
Seguidamente la pareja reposĆ³ un momento, FĆ­lica acariciaba el anchĆ­simo tĆ³rax del atleta, observĆ³ una cicatriz en un costado del macho y recordĆ³ a que se dedicaba su amante.
“Oh Androgicus, aun no creo lo brutal que es tu disciplina, escuchĆ© que incluso puede llegar a haber la muerte de un combatiente”. 
“En efecto, pero es algo fortuito, la mayorĆ­a de las ocasiones alguno se rinde, o el juez detiene el combate”. FĆ­lica bajĆ³ la mirada a la entrepierna del varĆ³n.
“Me dijeron que en este deporte se vale de todo, incluso los golpes aquĆ­...”.
La mujer se habĆ­a incorporado un poco y con su mano acariciĆ³ los testĆ­culos del luchador.
“Es cierto, es vĆ”lido golpear en las bolas”. 
“Oh dioses!, y te han golpeado en los tuyos?”.
“Parece que no viste mi primera pelea…hoy me los golpearon”.
“Por Apolo!, es eso cierto?...ese deporte es muy brusco!”.
“Siempre se expone uno a esos golpes, lo importante es no bajar la guardia… y me distraje un momento en la pelea”.
“Pero ganaste el combate, aun con un golpe ahĆ­?”.
“Logre vencer, por supuesto estaba muy adolorido”.
“Vaya!, eres muy macho para soportar eso”. FĆ­lia tenĆ­a muy fresco lo que era incapacitar a un varĆ³n de un golpe en los huevos…pero Androgicus le fascinaba, Ć©l fue golpeado ahĆ­ por otro competidor…quien tendrĆ­a infinitamente mĆ”s fuerza que ella…pobre de sus pelotas.
“En el combate uno soporta el dolor, y se repone como pueda”.
“Me hubiera gustado estar ahĆ­, cariƱo…porque yo te hubiera aliviado...asĆ­!”.
FĆ­lica se acomodĆ³ entre las separadas piernas del macho e inclinĆ”ndose, plantĆ³ un beso en el centro del escroto…Ć©l macho sonriĆ³.
“AsĆ­ si se aliviaba uno rĆ”pido”. 
El placer del varĆ³n excitĆ³ a FĆ­lica: “TĆ³mame una vez mĆ”s!”. 
El macho se incorporĆ³ y con nuevas fuerzas acostĆ³ boca abajo a la mujer, se ubicĆ³ sobre ella y le metiĆ³ el gordo glande en el coƱo…casi dejĆ”ndose caer, Androgicus penetraba sin parar a FĆ­lica, quien no tardĆ³ en tener de nuevo un orgasmo…
…El macho acercĆ³ su nariz a la oreja de la dama y se la mordisqueĆ³…luego lamiĆ³ su cuello, saboreĆ”ndola. El coƱo de FĆ­lica no dejaba de empaparse, mientras las bolas del atleta golpeaban su clĆ­toris sin pausa…No tardĆ³ la eyaculaciĆ³n…ardiente y pegajosa, pero el luchador no se detuvo…su pene se mantuvo erguido y continuĆ³ penetrĆ”ndola…
Una vez mƔs, Androgicus estaba sobre ella, el gordo glande siempre veƭa dificultades para entrar en su cavidad.

Tras los repetidos actos sexuales, el coƱo de Fƭlica parecƭa lleno de espuma con todo ese movimiento batiendo los fluidos de ambos.
Media hora despuĆ©s, los amantes estaban exhaustos, el luchador yacĆ­a en la cama agitado y buscando reposar, mientras FĆ­lica, con la vagina rellena de esperma se recostĆ³ junto a Ć©l. 
Ɖl verlo dormitarse, hizo sonreĆ­r a la mujer, aquel enorme y musculoso hombre estaba por caer rendido…ella le ayudĆ³... FĆ­lica aplicĆ³ su masaje de sueƱo, dejado al varĆ³n boquiabierto…unos segundos despuĆ©s el musculoso y complacido macho quedaba dormido.
“Duerme bebĆ©, duerme”. La mujer tambiĆ©n considerĆ³ descansar. 
La luz del sol penetrĆ³ horas mĆ”s tarde, por un espacio entre la ventana y la cortina, FĆ­lica despertĆ³, el semental del pancracio continuaba dormido, y asĆ­ permanecerĆ­a una horas mĆ”s…Era momento de la despedida, FĆ­lica debĆ­a regresar a Elis.


VISITA A HONORIUS.


Honorius uno de los mĆ”s adinerados comerciantes del Elis, le puso el ojo a FĆ­lica; Desde un dĆ­a que a caballo la vio sentada en su modesto puesto de vasijas en el mercado, se decidiĆ³ a yacer con ella…
...El hombre, poco agraciado, estaba acostumbrado a poseer la mujer que quisiera…para eso tenĆ­a dinero.
EnviĆ³ a un esclavo de confianza a hablar con FĆ­lica. El subordinado fue tan directo como le exigiĆ³ su amo.

“Lamento decir las cosas asĆ­, pero el seƱor Honorius quiere obtener sus atenciones”.
“DĆ­gale a su seƱor, que se ha equivocado de mujer, no soy yo una cualquiera que corre ante quien arroja unas monedas”. FĆ­lica estaba indignada, le molestaba ser tratada como una prostituta.

Honorius no se enojĆ³, simplemente paso a la fase dos de su plan…obtendrĆ­a las caricias de FĆ­lica le gustase Ć©l fĆ­sicamente o no.

Al otro dĆ­a FĆ­lica se enterĆ³ que habĆ­a sido desalojada del mercado, su puesto, por el que pagaba una baja renta le habĆ­a sido retirado…el administrador del mercado fue directo.

“Lo siento, pero no tenĆ­a opciĆ³n, eso sucede si hacen enojar a don Honorius…suerte en adelante jovencita”. La dama dio media vuelta y se marchĆ³ a su casa.

FĆ­lica estaba enfurecida…la trampa de Honorius la afectaba en su trabajo…tenĆ­a ganas de verle para patearle los testĆ­culos…Si!, eso es lo mĆ­nimo que se merecĆ­a ese viejo…querĆ­a gozarla?, pues verĆ­amos si dejĆ”ndole sin huevos podĆ­a volver a buscarla…a ella o a otra mujer…querĆ­a daƱarle sus herramientas de hombre.

El paso de los minutos hizo que su pensamiento cambiara…Tampoco era para tanto, tal vez solo una patada para dejarlo sin sentido...el no serĆ­a como Androgicus, un luchador que aguantaba bastante dolor en las bolas, seguro una palmadita y llorarĆ­a como infante.

Una hora mĆ”s tarde, el plan cambia de nuevo…no le patearĆ­a las pelotas, ese barrigĆ³n tendrĆ­a la panza tan deforme y caĆ­da, que le cubrirĆ­a las bolas…si le pateaba de frente le darĆ­a en la panza…el imaginar la caĆ­da de aquella barriga le producĆ­a nauseas. 

Finalmente decido algo mejor. Le robarĆ­a…sĆ­, eso harĆ­a!...SerĆ­a lo mejor, ella sacarĆ­a una buena ganancia de ello y tendrĆ­a su desquite.

A la maƱana siguiente se presentaba en casa de Honorius, era una de las viviendas mĆ”s lujosas de Elis, fue anunciada por Nicadio, el sirviente personal de Honorius, quien fue a su habitaciĆ³n y le contĆ³ que la mujer habĆ­a venido, pronto llegĆ³ la respuesta del amo, invitĆ”ndola a pasar, Nicadio cerrĆ³ la puerta dejando a los prĆ³ximos amantes a solas.

“SabĆ­a que vendrĆ­as mi vida, te conviene hacerme caso”.

“No tenĆ­a alternativa, puedes ser muy persuasivo”. FĆ­lica lanzĆ³ su indirecta.
“Oh no te sientas mal, cĆŗmpleme y te compensarĆ©, no solo volverĆ”s al mercado, sino que te puedo dar regalitos…”.

“Entonces te agradezco seƱor Honorius”. La sonrisa falsa de FĆ­lica alegrĆ³ al sujeto.

“Bien, a lo que viniste preciosa...”. Honorius se quieto el traje, dejando ver su desnudez…

…FĆ­lica hizo un esfuerzo para no trasbocar…la panza celulĆ­tica y caĆ­da que esperaba, era peor aĆŗn…y colgaba burdamente mĆ”s debajo de sus genitales, los cuales estaban totalmente tapados…tenĆ­a razĆ³n en lo pensado anoche…una patada de frente a su pelotas -si las tenĆ­a, pues no las veĆ­a- serĆ­a inĆŗtil.

Pero debĆ­a actuar conforme, si querĆ­a obtener su venganza.

“QuĆ© lindo eres mi seƱor Honorius”. La mujer se acercĆ³ y el besĆ³ los labios, seguidamente se desnudĆ³, haciendo que el macho babeara al verla…intento abalanzĆ”rsele, pero ella le detuvo, se le arrodillĆ³, logrando que se mostrara pasivo…ansioso por lo que le harĆ­an.
Una gran sonrisa en FĆ­lica disfrazo su decepciĆ³n…Honorius tenĆ­a debajo de ese pliegue colgante de piel y grasa, un diminuto pene, pero mĆ”s abajo, dos pelotas bastante gordas.

La mujer comenzĆ³ a chuparle el pene que creciĆ³ apenas un par de centĆ­metros, Honorius jadeaba sin cesar, se recogĆ­a la saliva que le escurrĆ­a por la comisura labial…
…La experta y rĆ”pida chupada, le hizo venir pronto…Para no desentonar, FĆ­lica trago aquel escaso semen del obeso.
Con Honorius complacido…era hora de poner en marcha el plan de FĆ­lica…AquĆ­ es donde el tener las bolas gordas serian su perdiciĆ³n…la mujer las sopesĆ³ y comenzĆ³ su masaje de sueƱo!

Honorius disfrutaba, esos dedos pequeƱos y hĆ”biles masajeando sus grandes bolas…los parpados no tardaron en sentirse pesados…a mas masa gonadal, mĆ”s fĆ”cil le era a FĆ­lica el estimularlos y darles placer.

“Espeeeeeraaaa”. Fue lo Ćŗnico que pudo decir Honorius antes de irse de espaldas y caer sobre el lecho dormido…FĆ­lica acompaĆ±Ć³ su caĆ­da, manteniendo el masaje a los testĆ­culos…se asegurĆ³ de dejarlo profundamente dormido.

“Que creĆ­as?, que me la iba a dejar meter por alguien tan espantoso como tĆŗ?...olvĆ­dalo amor…dormirĆ”s hasta maƱana mientras tomo lo que mĆ”s aprecias…tu dinero!”.

Su plan era ese…una vez relajado con la felaciĆ³n, le dormirĆ­a y robarĆ­a…el incauto no se la podrĆ” meter….cuando despierte se verĆ” robado y sin poder “coger” a la mujer deseada.
FĆ­lica ya vestida, comenzĆ³ a registrar la habitaciĆ³n, no tardĆ³ en hallar un cofre de mediano tamaƱo, al abrirlo hallĆ³ el botĆ­n…Monedas de oro que rĆ”pidamente cargĆ³ en una bolsa de cuero fino, usada para contener el vino.

25 monedas entraron en la bolsa…sin duda aquel cofre solo era una caja menor del comerciante. La mujer se le acercĆ³ y enviĆ”ndole un beso al aire dijo:

“Hasta nunca panzĆ³n, Jajaja”.

FĆ­lica salĆ­a del cuarto con una gran sonrisa, pero apenas voltear el pasillo, alguien la toma de la mano…era el sirviente personal de Honorius, Nicadio, quien se muestra enojado…

…Apenas ella saliĆ³, el sirviente sospechĆ³ el poco tiempo de amorĆ­o, y de inmediato entra al cuarto…una mirada evidencia a su amo dormido, y el cofrecito abierto.

Sabiendo que la mujer ha robado se presta a darle un escarmiento y recuperar lo hurtado.

“Maldita ladrona, aprenderĆ”s a no robar a quien te da entrada a su casa”.

El hombre levanta la mano lista a golpear a la mujer…
…pero FĆ­lica toma la iniciativa, se abalanza contra el sirviente, enterrĆ”ndole la rodilla en el taparrabo de color oscuro…por dentro sus testĆ­culos son aplastados contra el hueso pĆŗbico. El movimiento brusco de abajo hacia arriba genera la obvia reacciĆ³n en Nicadio.


“AAAAAUUUUUUUU!”. AullĆ³ el varĆ³n al sentir la dura rĆ³tula aplanar sus gĆ³nadas.

“Eso tienes por entrometido…”. Un leve empujĆ³n y el sujeto sin fuerzas ahora, se va al suelo.

“SĆ³batelos, maldito!”. La mujer alertada de los ruidos de dolor, que sin duda atraerĆ”n a los demĆ”s sirvientes, emprende rĆ”pidamente la huida.

Nicadio se retuerce en el piso, cubriendo sus bolas, la vena del cuello esta por estallar de la tensiĆ³n, buscando soportar el mal de sus cojones.

FĆ­lica debe irse de Elis de inmediato, para cuando Honorius se entere del robo, mandara a todos sus guardias y esclavos tras ella; Desde que planeo el hurto, sabĆ­a que debĆ­a irse de la ciudad…
…su nuevo destino es la ciudad de ARGOS.


Mapa del Peloponeso con destinos de FĆ­lica.


CONTINUARƁ...

Gracias.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Pages