Conduciendo un taxi de dia - Las Bolas de Pablo

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2 sept 2019

Conduciendo un taxi de dia

ESCRITO POR: ZATN
CONTIENE BALLBUSTING F/M.

   Lorena MartĆ­nez de 20 aƱos es una joven universitaria de estrato social bajo, con esfuerzos ha logrado sus estudios, y siempre ha sido trabajadora y decidida, a mitad de aƱo se encontraba de vacaciones y fue a pasar unos dĆ­as a casa de sus abuelos, MartĆ­n y Susana.

   El abuelo Martin era conductor de taxi, y ella en mĆ”s de una ocasiĆ³n, le habĆ­a acompaƱado en su jornada diurna, desde niƱa siempre se divertĆ­a junto a su abuelo.

   Hoy al verlo se asustĆ³ al encontrarlo enfermo. 

   “Es la ciĆ”tica que molesta a veces a tu abuelo”, RespondĆ­a la abuela Susana. 

   “Estoy bien, mujer!, sĆ³lo dame unos minutos y se me pasa”. El viejo MartĆ­n siempre fue muy terco.

   “Ya no es joven, pero sigue queriendo hacer maromas a toda hora, parece actor de circo”.

   “En la habitaciĆ³n no te quejas de las maromas verdad?”.

   “No hables cochinadas frente a Lorencita”.

   Lorena se coloreo al escuchar a su imprudente abuelo, mencionar temas Ć­ntimos con la abuela.

   Ante los inĆŗtiles esfuerzo del abuelo por parecer fuerte, debiĆ³ resignarse a no salir a trabajar. Lorena queriendo ayudar se decide a actuar.

   “No te preocupes abuelo, yo sacarĆ© el taxi, sĆ© que necesitan el dinero diario”.

   La abuela reclama, pues no quiere que su nieta se exponga a peligros, el abuelo tiene toda una vida de experiencia en su trabajo de taxista, pero Lorena es novata en eso. Los argumentos de la abuela no surten frutos, y la nieta toma las llaves del taxi.

   “Ya verĆ”n abuelo y abuela, que regresarĆ© por la noche con buenas ganancias, espĆ©renme para cenar”.

   Y asĆ­ la joven tomĆ³ el auto, con su gorra y blusa sin mangas, la chica posĆ³ junto al taxi… le esperaba segĆŗn ella un dĆ­a entretenido y generoso en clientes.

   Lorena era hĆ”bil conduciendo, pero los recorridos eran algo complicados, el trĆ”fico, el desconocer los atajos, al principio la rutina le dio duro… sin mencionar que el trasero se le comenzĆ³ a dormir de tanto estar en una sola posiciĆ³n…
…Por Ćŗltimo estaba el problema de las necesidades fisiolĆ³gicas, logrĆ³ hallar un baƱo pĆŗblico en una reconocida cadena de hamburguesas, cuyo nombre inicia con Mac D. El Ćŗnico inconveniente fue que en el baƱo, un cliente (de seguro de no bajo peso) habĆ­a dejado un “recuerdito” intestinal, no muy grato.

   El dĆ­a avanzaba y la sonrisa en Lorena volviĆ³, algunos clientes con destinos  a lugares cercanos, y ya tenĆ­a un principio de ganancia… Lorena disfrutaba el aire por la ventanilla abierta. 

   Pero los problemas aparecerĆ­an.
   Repentinamente  observĆ³ a un policĆ­a de trĆ”nsito, haciĆ©ndole seƱas... el hombre estaba en un puesto de control improvisado, y ante la orden, la joven debiĆ³ parquear el vehĆ­culo al voltear, justo en un estrecho callejĆ³n.

   El oficial de trĆ”nsito de aspecto serio, pidiĆ³ sus documentos, la joven se puso nerviosa, Lorena tenĆ­a en regla su permiso de conducir, pero los papeles del taxi estaban a nombre de su abuelo, y si bien habĆ­a cierta libertad en poder conducir otro auto, por pertenecer a una empresa de taxis, se requerĆ­a un permiso especial de cambio de chofer, no tardĆ³ el oficial en encontrar la falta y procediĆ³ a sacar su libreta de multas.

   "Por favor dĆ©jeme pasar esta, mi abuelo estĆ” enfermo y necesitamos el dinero".

   El oficial levantĆ³ una ceja y Lorena entendiĆ³ todo, no era casualidad el hacerla parquear en un callejĆ³n cercano, al parecer era la conducta deshonesta del policĆ­a, que claramente buscaba algĆŗn incentivo econĆ³mico.

   Pero Lorena no estaba para dar sobornos y recurriĆ³ a lo que alguna vez le funcionĆ³; La joven abriĆ³ un botĆ³n de su blusa, atrayendo de inmediato los ojos del oficial.

   "PerdĆ³neme esta...". Lorena tocĆ³ el paquete del PolicĆ­a que de inmediato reaccionĆ³.

   “Uyyy muchacha!”.

   “Me deja pasar esta?”. Lorena palpĆ³ el glande a travĆ©s del pantalĆ³n, parecĆ­a cabezĆ³n.

   "Si te portas bien conmigo te dejarĆ© ir sin multa".

   "Pero se equivoca conmigo, no soy una cualquiera". El masaje al bulto peneano hacĆ­a sonreĆ­r al oficial de trĆ”nsito.

   “Si quieres irte, tendrĆ”s que hacer mĆ”s que eso dulzura…”.

   "Pero solo una jalada y ya, mire que tengo que trabajar".

   "Una jalada no me basta, me la tienes que chupar".

   ChupĆ”rsela era algo inaceptable para Lorena, no se rebajarĆ­a por una multa.

   "Lo siento querido, eso es asqueroso… acepta la jalada".

   “Tu continĆŗa y ya veremos”.

   Lorena le comenzĆ³ a bajar la corredera, pero cuando la mano femenina incursionaba en sus calzoncillos, el agente fue por mĆ”s… La chica sintiĆ³ la mano del PolicĆ­a en su nalga derecha, por instinto quiso retirĆ”rsela, pero el hombre reafirmĆ³ su tacto.

   "Calmadita mi amor, que te gustarĆ”... ademĆ”s te conviene, no querrĆ”s que me lleve tu auto a los patios del trĆ”nsito".
   "PerdĆ³n, pero esto no va mĆ”s..." Lorena ya se retractaba de todo, era obvio que el agente querĆ­a mucho mĆ”s de lo que ella estaba dispuesta ceder.

   “Quita la mano….”. Lorena tratĆ³ de alejarse, pero el PolicĆ­a uso la otra mano, para sostenerla y mantenerla pegada a Ć©l.

   "Que me sueltes..." La fuerza de la joven era inĆŗtil ante el agarre a su nalga, que ya le causaba dolor, el sujeto parecĆ­a querer arrancarle parte del glĆŗteo.

   El oficial usĆ³ mĆ”s fuerza, demostrando que no la soltarĆ­a. Ya asustada, Lorena se dispuso a defender, levantĆ³ la rodilla entre los muslos del oficial, y la enterrĆ³ con solidez contra la abultada entrepierna del policĆ­a de trĆ”nsito.

   "JUUUMPPP!". ExpresĆ³ el sujeto al sentir sus bolas aplanadas.

   Lorena sintiĆ³ en la rĆ³tula que aquellas esferas eran de buen tamaƱo, alcanzando a golpear con efectividad la hueva izquierda.

   Debilitado por el golpe bajo, el policĆ­a retrocediĆ³, Lorena le empujĆ³ haciĆ©ndole caer al suelo.

   "UUUFF, UUFFF!!". El agente parecĆ­a querer apagar un fuego soplando, pero era su forma de sobrellevar el dolor.

   "Maldito huevĆ³n!". No solo lo dijo por su actitud, sino literalmente por los grandes de sus testĆ­culos. 

   "Zoorraaa, me las vas a pagar!".

   “No te tengo miedo, aprovechado, te ofrecĆ­ la mano y te gusta tomarte el brazo!”.

   El oficial logrĆ³ incorporarse, e iracundo amenazĆ³: “TĆŗ empezaste ofreciĆ©ndoteme”.

   “Solo era una jalada, usted quiso mĆ”s y no atendiĆ³ que No es No, pues sufra  ahora”.

   El dolor de huevos casi ahogĆ³ al policĆ­a, pero la ira le embargĆ³: “OlvĆ­date de una multa, tu taxi irĆ” a los parqueaderos, y no saldrĆ” en un mes!!, eso te lo juro puta!”.

   Pero Lorena no temĆ­a, pues tenĆ­a un As bajo la manga.

   “Quieres que grite?, cuando vengan a ver, les dirĆ© que intentaste sobrepasarte conmigo… y en parte es cierto miserable!... te ira peor a ti”.

   La razĆ³n se impuso a la rabia, resignado el policĆ­a dijo:

   “LĆ”rgate maldita... lĆ”rgate y no vuelvas!”. 

   Lorena dio la espalda y sonriente fue a su taxi, no habrĆ­a multa y le dio una lecciĆ³n a ese aprovechado oficial.

   Luego de la mala experiencia Lorena continuĆ³ con su jornada de trabajo, recogiĆ³ 3 pasajeros con buenas propinas, su amplia sonrisa atraĆ­a los detalles en los hombres, incluso una dama le dio dinero de mĆ”s, mujeres conduciendo un taxi, no era muy comĆŗn, y la seƱora llegĆ³ a sentirse con mĆ”s confianza.

   Vino un nuevo problema, el taxi comenzĆ³ a dar seƱales de ahogarse, la joven inexperta en la mecĆ”nica, no supo que hacer, desesperada pateĆ³ uno de los neumĆ”ticos, y fue hasta que un colega taxista pasĆ³ y le gritĆ³: "CariƱo, sin gasolina no camina!". La joven se coloreĆ³, porque nada mĆ”s revisar el indicador de combustible y la aguja marcaba EMPTY.

   Ya en marcha, el dĆ­a comenzĆ³ a ser malo, lluvia y poca clientela, arruinaron sus estimaciones econĆ³micas...Pero no se darĆ­a por vencida.

   A eso de las 5 pm, Lorena se parqueĆ³ frente  a un restaurante, esperaba que algĆŗn cliente saliera y requiriera su servicio.

   Una pareja sale del lugar y suben a un auto de alta gama que se parqueĆ³ unos segundos antes, la joven deduce (al ver que usa una camiseta con un nombre) que es un servicio de transporte privado…especĆ­ficamente de la aplicaciĆ³n UBER.

   Lorena maldice su suerte, no le parece justo, los conductores de esa aplicaciĆ³n se llevan los mejores clientes y no pagan los mismos impuestos que los taxistas.

   Un rato despuĆ©s un nuevo servicio de Uber recoge a otros clientes, la dentadura de la joven chispea del enojo, de pronto un hombre en un auto particular se parquea.

   El sujeto de unos 30 aƱos y lentes oscuros, le grita a la chica.

   “Mami, fuera del sitio, los amarillos nada que ver por estos lares”.

   Es otro chofer de Uber, que si bien no vino a recoger a nadie, se parqueaba en la zona, por ser abundante en sitios de comida y oficinas, era casi seguro que en pocos minutos recibirĆ” la llamada de un servicio.

   Ante el insulto del sujeto, Lorena le respondiĆ³.

   “AquĆ­ cualquiera puede venir a esperar clientes, no seas tramposo, todos los de los Uber, son unos aprovechados”.

   “NO es mi culpa que andes en esa chatarra, ningĆŗn cliente de por aquĆ­ se subirĆ­a en esa groserĆ­a de auto”.

   “Basura maloliente!, mi auto se respeta!”. Tal ofensa al taxi era un agravio personal para Lorena, desde hace aƱos adoraba subirse al vehĆ­culo con su abuelo.

   El ser llamado basura generĆ³ una respuesta en el sujeto: “Que voy a respetar esa porquerĆ­a… Una golfa como tĆŗ, si cuadra con ese vejestorio de auto”.

   “Ven y dime golfa en mi cara, maldito!”. Lorena estaba iracunda, si la enojaban realmente era una persona a temer.

   “Perra, quita ese troncomĆ³vil de la cuadra y ya!”.

   “Troncomovil el que usa tu abuela, condenado”.

   “Mejor porque no te calmas, si es que no quieres que te dĆ© por detrĆ”s”.

   “Maldito puerco, ven a ver… dame por detrĆ”s si tienes las huevas!, o me vas a salir conque tenĆ©s el pito de un crĆ­o”.

   Las cosas se calentaron y el sujeto saliĆ³ del auto.

   “AquĆ­ me tienes condenada, y agradece que estamos en vĆ­a pĆŗblica o te irĆ­a bien mal, perra!”.

   Lorena cegada por la rabia puso seguro al taxi y dio pasos hacia un callejĆ³n cercano, la joven no pensaba lo que hacĆ­a, solo se dejĆ³ llevar… ni siquiera se le ocurriĆ³ tomar la vieja llave de tuercas que su abuelo siempre llevaba bajo el asiento, y usaba en momento de problemas.

   “Vamos al callejĆ³n a darte tu paliza, estĆŗpido… o te volviste gallina?, se te va a salir un huevo por detrĆ”s?, eh gallinita…”.

   “No me arrugo en darme con las prostitutas, si quieres camorra te la darĆ©, puta!”.

   “Hijueputa!!”. Lorena no se dejaba insultar asĆ­, el ser llamada puta la sacaba de quicio.

   Como buenos camorreros, los enojados ingresaron al callejĆ³n, Lorena se cuadrĆ³ para pelear, y enseguida se lanzĆ³ contra el sujeto, en una andanada de golpes y araƱos.

   El sujeto se defendĆ­a bien, rechazando los fĆ”ciles golpes de la mujer.

   “Malditoo!!!” Cada golpe de Lorena iba acompaƱado de su respectivo insulto.

   El varĆ³n se cansĆ³ del ataque inĆŗtil de la fĆ©mina, y le dio una dura cachetada que lanzĆ³ a Lorena al suelo, la joven al fin se dio cuenta en el lio en el que se habĆ­a metido.

   “Ya encontraste el suelo, Eh perra?”. El conductor del Uber, sonreĆ­a jactancioso.

   Lorena se tomĆ³ la mejilla, le ardĆ­a… decidiĆ³ quedarse ahĆ­, que podĆ­a hacer, el sujeto era mucho mĆ”s fuerte que ella.

   “Puta, admĆ­telo, tu taxi es una chatarra… los Uber son el futuro cariƱo”. El hombre se agarrĆ³ el cinturĆ³n y sacĆ³ pecho, riĆ©ndose.

   La frase dicha por el conductor,  le hizo hervir la sangre de nuevo, pero esta vez la chica razonĆ³ un poco mĆ”s.

   “Son el futuro?”. ExpresĆ³ Lorena levantĆ”ndose; Con la mirada al suelo, fue acercĆ”ndose al sujeto.

   “Claro, si quieres te puedo contactar con alguien, para que cambies ese cacharro por un mejor auto y seas tambiĆ©n una Uber”.
   “Que son el futuro?… pues ten tu futuro!!”. De improvisĆ³, Lorena agarrĆ³ un hombro del descuidado sujeto, y apoyĆ”ndose en este, tomĆ³ impulso y le enterrĆ³ un rodillazo en los testĆ­culos.

   “AAAGHHHH!!!” ExhalĆ³ el sujeto, inclinĆ”ndose del dolor.

   Lorena vio su momento de victoria y le dio un puƱo en plena nariz, haciendo que el sujeto cayese al piso.

   El macho sobaba sus pelotas con desesperaciĆ³n… al tiempo sentĆ­a rabia, le habĆ­an dado en sus partes viriles, sus partes importantes, hablando de reproducciĆ³n.

   “Te gustĆ³ eso?, fanfarrĆ³n!, que creĆ­as?, que siendo mujer ya me ganaste?, se te olvidĆ³ quĆ© tienes huevos?, y que a cualquiera le duele…  Me da lĆ”stima, Jajaja”. La joven gozaba de su ventaja.

   El hombre saco fuerzas de algĆŗn lado y se intentĆ³ levantar, Lorena prevenida le dio una patada en la cabeza, haciĆ©ndole rodar otra vez por el suelo. Con rapidez se ubicĆ³ entre sus piernas, temporalmente abiertas  y le pateo las pelotas.

   "OOOOUUUUGHHHHH!!!!!!!!!!". GruĆ±Ć³ el tipo retorciĆ©ndose del dolor, agarrando lo que le quedaba de masculinidad.

   El hombre ya no era un peligro para ella, y la pelea era suya… Lorena no dijo mĆ”s nada y saliĆ³ del callejĆ³n, dejĆ”ndole en un punto casi al borde de las lĆ”grimas… los huevos lo atormentaban, y se lo merecĆ­a por gaƱan.

   Al irse, la joven escupiĆ³ el auto de alta gama del sujeto, pensĆ³ en rayarlo, pero no quiso rebajarse a eso.

   Al final de la jornada, todo el gasto de gasolina, mĆ”s los lĆ­os con el agente de trĆ”nsito y el canalla del Uber, le habĆ­an daƱado el dĆ­a… Lorena hizo una llamada a las 7 pm a sus abuelos, seguirĆ­a con el taxi durante la noche… La alarma de la abuela ante tales peligros nocturnos, no tuvieron efecto en la decidida Lorena… ContinuarĆ­a con la jornada en el taxi.

CONTINUARƁ...
Gracias.

PROXIMA ENTREGA: CONDUCIENDO UN TAXI DE NOCHE.

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