CONTIENE:
BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE
Bastian habĆa impuesto un nuevo reto a Horacio y Camilo el cual consistĆa en pegar en los testĆculos a Ignacio el que mayor nĆŗmero de veces lo hiciera en 5 dĆas obtenĆa un punto para su equipo. El reto tenĆa que ser filmado como prueba de su ejecución.
Horacio sonreĆa a su celular, estaba parado en una habitación filmĆ”ndose a sĆ mismo sujetando el celular con el brazo extendido. —DĆa dos en nuestro juego Golpea en las bolas a Ignacio —dijo en voz baja—. Son las seis de la maƱana y esperamos un dĆa de agonĆa interminable para las bolas del amigo Ignacio... —seƱaló una pizarra—. En este momento, Camilo y yo estamos codo a codo. ¡Pero voy a ganar! Lo mejor de este juego es que Ignacio no tiene ni idea del castigo hecho por Bastian... Me ha preguntado de quĆ© se trata lo escrito en la pizarra y le he dicho que tenĆa que averiguarlo por sĆ mismo... Ignacio duerme en este momento —susurró mientras se acercaba a su amigo.
Ignacio estaba acostado, la manta cubrĆa sus piernas y su entrepierna. Convenientemente, estaba con las piernas abiertas.
La cĆ”mara se acercó a la entrepierna de Ignacio. La dĆ©bil manta no dejaba nada a la imaginación: la amplia dotación del muchacho era claramente visible, al igual que una erección que sobresalĆa por encima.
—Ahhh —susurró Horacio—. AhĆ estĆ”n... A las seis de la maƱana, es buena hora para despertarse y ser productivo para la vida.
Sin mÔs preÔmbulos, apretó el puño y lo lanzó contra la erección de Ignacio. Su puño se hundió en el paquete y arrancó un gemido somnoliento de Ignacio cuyo sueño angelical fue interrumpido brutalmente... Despertó desorientado y no pudo agarrar sus cojones de inmediato, por lo que Horacio aprovechó la situación y golpeó sus pelotas nuevamente.
Ignacio dejó escapar un chillido agudo y agarró sus gónadas. Su erección empezó a encogerse.
Horacio movió el celular y sonrió a la lente. —Eso es un indicador de dos puntos —se rió.
Dio un vistazo a Ignacio, quien se retorcĆa en su cama, gimiendo y maldiciciendo.
—Come pollas —sollozó Ignacio levantando la manta para mirar sus genitales agonizantes. Sostuvo sus huevas entre sus dedos y miró a Horacio con expresión acusatoria. —¿Por quĆ© lo hiciste?
—Buen dĆa, Ignacio —Horacio acarició la frente sudorosa de su amigo—. Lamento haberte despertado pero Ć©stas no son horas para dormir como morsa.
—¡CABRĆN! —Ignacio sollozó de nuevo.
Horacio se rió y apagó la cÔmara.
Horas mĆ”s tarde reunidos en la piscina de un dĆa soleado estaba la variedad de hombres que conformaban el proyecto de Bastian.
Pablo era quien manipulaba su celular por petición de Camilo para grabar.
Cuando Ignacio se puso de pie para sacar una lata frĆa de cerveza, su caminar se vio interrumpido bruscamente por un golpe violento.
Camilo habĆa golpeado su paquete con el dorso de la mano, dejando que el bulto rebotara con rapidez.
La bofetada se encontró con un grito de ojos abiertos y una ronda de aplausos de sus compañeros.
Ignacio se hundió en el suelo, agarrando sus gónadas heridas y gimiendo ruidosamente.
Al poco rato se levantó lentamente frotĆ”ndose el paquete dolorido. —Hijo de puta.
Camilo sonrió y se encogió de hombros.
Ignacio se dio vuelta y metió la mano en la bolsa para agarrar su lata. Estaba de espalda a sus compañeros con las piernas ligeramente abiertas...
De repente, un puño golpeó su entrepierna desde atrÔs, estampando sus bolas contra su cuerpo y traumatizando a sus pobres huevos una vez mÔs.
Ignacio gritó y se derrumbó. Camilo sonrió con orgullo. Se llevó el puño a los labios y besó sus nudillos.
—El puƱo del dolor... —se burló provocando una nueva ronda de vĆtores y risas de sus amigos.
Se dio la vuelta y se dirigió a Ignacio, que se retorcĆa en el suelo, gimiendo de dolor y acariciando sus testĆculos heridos. —Lo siento, Ignacio, no puedes escapar del PuƱo del dolor...
Al final del dĆa Horacio lideraba con 7 golpes y Camilo muy cerca con 6.
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