Farid vs Bastian (6/7): por desprevenido - Las Bolas de Pablo

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10 ene 2020

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Farid vs Bastian (6/7): por desprevenido

CONTIENE:
BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE

   Farid actuó amable y amigable con Bastian en su retorno despuĆ©s de vacaciones de fin de aƱo.


   Aquella noche frĆ­a de enero Bastian Chacón asistirĆ­a a un evento por lo que se veĆ­a muy animado.



   ā€”ĀæQuĆ© esperas de esa reunión de todos modos? —le preguntó Farid.

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   ā€”No sĆ© —respondió Bastian, desabrochĆ”ndose la camisa y poniĆ©ndola en una silla—. Es una reunión de artistas porno. Me invitó mi sobrino Dougas. QuizĆ”s conozca a muchos muchachos dispuestos a unirse al proyecto Bastian. —sonrió y se quitó los jeans.



   Farid afirmó la cabeza lentamente. Llevaba jeans, una camiseta azul y botas. —¿De verdad lo crees?



   Bastian lo observó mientras se quitaba los calcetines y trataba de mantener el equilibrio. —Siempre hemos conseguido chicos dispuestos, Āæpor quĆ© hoy no?



   ā€”Creo que es una pĆ©rdida de tiempo —dijo Farid.



   ā€”Farid, fue una invitación que recibĆ­, te contarĆ© del evento maƱana.



   Farid se encogió de hombros.

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   El guapo Bastian estaba de pie en el medio de la habitación, usando nada mĆ”s que apretados calzoncillos negros. —Voy a ducharme. La convención es en quince minutos. Tengo que darme prisa.



   Farid asintió y se volvió hacia la computadora.



   Chacón fue al baƱo para darse una ducha rĆ”pida.



   DespuĆ©s de tomarla y al secarse con la toalla, tomó la ropa interior pero no estaba en el lugar donde la colocó.



   ā€”ĀæFarid?



   No hubo respuesta.



   ā€””¿Farid?!



   Nada mĆ”s que silencio.



   Bastian envolvió la toalla blanca alrededor de su cintura y salió del baƱo.



   ā€”Ā”¿”Farid!?!



   La casa parecĆ­a vacĆ­a aquel viernes por la noche.



   ā€”Ā”La concha de su madre!



   El lugar donde habĆ­a puesto la elegante ropa para asistir al evento habĆ­a desaparecido..



   ā€”Ā”Mierda!



   Estaba solo en la casa, desnudo excepto por la toalla.


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   ā€”Ā”Farid! Ā”Dejar de jugar! Ā”Tengo prisa!



   De repente, la puerta de la habitación del Ć”rabe se abrió. Y Farid apareció tomando una lata de cerveza. Se apoyó contra el marco de la puerta. —¿Dijiste algo?



Bastian puso los ojos en blanco y caminó hacia su amigo. Viendo su ropa tendida en la cama. Chacón trató de pasar pero Farid estaba bloqueando el camino.



   Bastian dio un paso atrĆ”s y puso las manos en la cadera. —¿Farid? ĀæPodrĆ­as devolverme la ropa? ĀæPor favor?



   Farid sonrió.



   De repente, agarró la toalla y la apartó, dejando al descubierto los genitales desnudos de Bastian.



   Chacón suspiró. Farid lo habĆ­a visto desnudo antes, por lo que no tenĆ­a necesidad de ser mojigato y cubrirse. En cambio, impuso cierto nivel de autoridad frunciendo el ceƱo y manteniendo las manos en la cadera.



   Farid miró la entrepierna y se echó a reĆ­r.



   De repente Bastian se dio cuenta que estaba en posición que dejaba sus testĆ­culos extremadamente vulnerables. Giró la cabeza para ver si alguien estaba parado detrĆ”s de Ć©l esperando para patearle las toronjas.



   Cuando volvió la cabeza hacia Farid, se encontró con su sonrisa triunfante y su bota bien colocada en las bolas. La punta del zapato atrapó los dos testĆ­culos, clavando la hueva derecha en la pelvis y la izquierda contra su muslo.



   La polla de Bastian se agitó contra sus abdominales e instantĆ”neamente se dobló.



   ā€”Farid —gruñó con voz sin tono mientras agarraba sus grandes gónadas cayendo de rodillas. Se dobló, dejando que la frente descansara en el suelo, su trasero desnudo sobresalĆ­a.



   Farid se rió entre dientes. Cuando Bastian levantó la vista, ya no estaba parado frente a Ć©l.



   Justo en ese momento, se dio cuenta que el pie calzado con la bota se estrelló contra sus pobres pelotas desde atrĆ”s, golpeando las preciosas gónadas y haciĆ©ndole llorar.



   No sabĆ­a quĆ© era peor: el dolor palpitante que irradiaba de las ciruelas, o el dolor agudo y gritón que salĆ­a de sus dedos.



   ā€”Ā”Farid! Ā”Por favor!



   Pero Farid no se detuvo. Le pateó la ingle una vez mĆ”s, trayendo su bota a la entrepierna de Bastian desde atrĆ”s, atrapando los dedos y las toronjas.



   Bastian gritó y soltó sus bolas para quitar las manos del camino.



   Farid no pensó dos veces esa oportunidad. Pateó otra vez la huevera de Bastian con su bota haciendo que saltara hacia adelante y cayera al suelo.



   Chacón gimió de dolor mientras rodaba por el suelo, agarrando sus toronjas maltratadas. —Farid —sollozó—. Tengo que ir a la reunión...



   ā€”He cambiado tus planes —Farid sonrió seƱalando la puerta de su habitación.



   Bastian estaba tumbado en el suelo, sollozando de dolor, con la sensación de que un camión lo habĆ­a atropellado.



   ā€”ĀæYa te rindes, amigo? —inquirió Farid.



   ā€”Vete a la mierda, cabrón.



   Bastian lloró y se acurrucó.



   Farid se rió.



   Bastian gimoteó y cerró los ojos, tratando de hacer que el dolor desapareciera.



Aquella noche Bastian no salió debido al fuerte dolor gonadal. Se juró que la venganza contra Farid sería letal.



   Y cinco dĆ­as despuĆ©s Bastian pensó que era el momento justo.



   Estaba sentado en su escritorio, todavĆ­a con un dolor punzante en sus testĆ­culos.



   Hizo una mueca y cambió su posición en la silla, para recordar dolorosamente como Farid tuvo Ć©xito en lastimar sus órganos reproductivos. De todos los Chacón de huevos grandes precisamente Ć©l los tenĆ­a mĆ”s dĆ©biles.



   Masajeó sus doloridas gónadas. HabĆ­a sido una semana infernal. No habĆ­a podido dormir porque el dolor lo mantenĆ­a despierto.



   Farid estaba ahĆ­ jugando con su celular..

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   ā€”Farid. Quiero hablar de esta Ć­nutil apuesta.



    Farid levantó la cabeza y lo miró.



   ā€”ĀæSĆ­? ĀæTe rindes?



   ā€”Ha estado mal lo que hemos hecho. Nuestro objetivo son los chicos mĆ”s jóvenes.



   Farid se encogió de hombros.



   ā€”Creo que lo estamos haciendo bien. Digo, centramos esto en los dos y el primero que se rinda sólo otorgarĆ” dos puntos en la tabla.



   Bastian gimió y se frotó las palpitantes toronjas.



   ā€”ĀæTal vez deberĆ­as ver a un mĆ©dico? —dijo Farid, mirĆ”ndole la entrepierna y sonriendo—. Conozco un muy bueno, Mateo, el urólogo. Planea una cita de las tuyas con Ć©l..



   ā€”Farid...

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   ā€”No creo que pueda rendirme, aĆŗn estoy fuerte todavĆ­a. Ya vuelvo —se acercó a la ventana para buscar cobertura en su celular.



   Bastian se puso de pie y se escabulló detrĆ”s de su amigo. Se acercaba de puntillas... Sigiloso, como un guepardo...



   Farid no lo notó. Estaba de espalda con los pies ligeramente separados.



   Oportunidad perfecta...



   Bastian echó la pierna hacia atrĆ”s y la envió chocando contra la entrepierna de su amigo.



   Farid gritó y tropezó hacia adelante.



   Pero no mostró mĆ”s reacción habitual. Simplemente se dio la vuelta, sonrió y guardó su móvil en el bolsillo del jeans.



   Bastian lo miró fijamente.



   Farid sonrió y golpeó su entrepierna con los nudillos. Apareció un sonido hueco. Ā”Estaba usando protector!



   ā€”Lo siento —sonrió—. Supongo que no es tu dĆ­a... — Con eso, apuntó una patada poderosa a las bolas ya doloridas de Bastian. Su bota chocó con las delicadas gónadas, golpeĆ”ndolas con precisión admirable en su pelvis.

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   Pero Bastian sintió que se las habĆ­an metido hasta la garganta.



   Se atragantó agarrando sus bolas. El dolor adormeció su cerebro. Le zumbaron los oĆ­dos.



   Farid se rió entre dientes. Se agarró la entrepierna con ambas manos y sonrió. —No sĆ© las tuyas, pero mis joyas estĆ”n seguras.



   Bastian gruñó y luchó para no colapsar en el suelo. Sus rodillas se tocaban y sus manos consolaban sus doloridas bolas. Farid actuaba como un desgraciado tramposo.



   ā€”Maldito bastardo —lo insultó, abalanzĆ”ndose sobre Ć©l, ciego de furia.



   Intentando ignorar el dolor en sus ciruelas, agarró los pezones de Farid, intentando agarrarlos bien y retorcerlos a travĆ©s de la delgada tela de su camisa . Fallando en el intento.



   Farid solo se rió y levantó la rodilla, golpeĆ”ndola contra sus pobres y desventuradas toronjas.



   Bastian lloró de dolor e intentó alejarse.

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   Pero Farid lo agarró de las muƱecas con sus fuertes manos y clavó otro rodillazo en su entrepierna, haciendo que la visión de Bastian se volviera borrosa y su garganta se tensara.



   ā€”Eres bastante predecible, Bastian —conectó otra vez la rodilla contra sus toronjas.



   Bastian se debilitó y lloriqueó de dolor.



   Un rodillazo chocó con sus huevos nuevamente, ablandĆ”ndolos, haciendo sentir a su dueƱo que estaba a punto de vomitar.



   Farid soltó sus muƱecas, permitiĆ©ndolo colapsar en el suelo.


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   Bastian se acurrucó en posición fetal, meciĆ©ndose de un lado a otro, murmurando obscenidades.



   Farid sonrió abiertamente. Levantó su camiseta, exponiendo su pecho desnudo en seƱal de victoria. Luego sonrió y le dio unas palmaditas en el culo. —Mejor suerte la próxima vez, Bastian.

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