BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE
Farid actuĆ³ amable y amigable con Bastian en su retorno despuĆ©s de vacaciones de fin de aƱo.
Aquella noche frĆa de enero Bastian ChacĆ³n asistirĆa a un evento por lo que se veĆa muy animado.
—¿QuĆ© esperas de esa reuniĆ³n de todos modos? —le preguntĆ³ Farid.
—No sĆ© —respondiĆ³ Bastian, desabrochĆ”ndose la camisa y poniĆ©ndola en una silla—. Es una reuniĆ³n de artistas porno. Me invitĆ³ mi sobrino Dougas. QuizĆ”s conozca a muchos muchachos dispuestos a unirse al proyecto Bastian. —sonriĆ³ y se quitĆ³ los jeans.
Farid afirmĆ³ la cabeza lentamente. Llevaba jeans, una camiseta azul y botas. —¿De verdad lo crees?
Bastian lo observĆ³ mientras se quitaba los calcetines y trataba de mantener el equilibrio. —Siempre hemos conseguido chicos dispuestos, ¿por quĆ© hoy no?
—Creo que es una pĆ©rdida de tiempo —dijo Farid.
—Farid, fue una invitaciĆ³n que recibĆ, te contarĆ© del evento maƱana.
Farid se encogiĆ³ de hombros.
El guapo Bastian estaba de pie en el medio de la habitaciĆ³n, usando nada mĆ”s que apretados calzoncillos negros. —Voy a ducharme. La convenciĆ³n es en quince minutos. Tengo que darme prisa.
Farid asintiĆ³ y se volviĆ³ hacia la computadora.
ChacĆ³n fue al baƱo para darse una ducha rĆ”pida.
DespuĆ©s de tomarla y al secarse con la toalla, tomĆ³ la ropa interior pero no estaba en el lugar donde la colocĆ³.
—¿Farid?
No hubo respuesta.
—¡¿Farid?!
Nada mƔs que silencio.
Bastian envolviĆ³ la toalla blanca alrededor de su cintura y saliĆ³ del baƱo.
—¡¿¡Farid!?!
La casa parecĆa vacĆa aquel viernes por la noche.
—¡La concha de su madre!
El lugar donde habĆa puesto la elegante ropa para asistir al evento habĆa desaparecido..
—¡Mierda!
Estaba solo en la casa, desnudo excepto por la toalla.
—¡Farid! ¡Dejar de jugar! ¡Tengo prisa!
De repente, la puerta de la habitaciĆ³n del Ć”rabe se abriĆ³. Y Farid apareciĆ³ tomando una lata de cerveza. Se apoyĆ³ contra el marco de la puerta. —¿Dijiste algo?
Bastian puso los ojos en blanco y caminĆ³ hacia su amigo. Viendo su ropa tendida en la cama. ChacĆ³n tratĆ³ de pasar pero Farid estaba bloqueando el camino.
Bastian dio un paso atrĆ”s y puso las manos en la cadera. —¿Farid? ¿PodrĆas devolverme la ropa? ¿Por favor?
Farid sonriĆ³.
De repente, agarrĆ³ la toalla y la apartĆ³, dejando al descubierto los genitales desnudos de Bastian.
ChacĆ³n suspirĆ³. Farid lo habĆa visto desnudo antes, por lo que no tenĆa necesidad de ser mojigato y cubrirse. En cambio, impuso cierto nivel de autoridad frunciendo el ceƱo y manteniendo las manos en la cadera.
Farid mirĆ³ la entrepierna y se echĆ³ a reĆr.
De repente Bastian se dio cuenta que estaba en posiciĆ³n que dejaba sus testĆculos extremadamente vulnerables. GirĆ³ la cabeza para ver si alguien estaba parado detrĆ”s de Ć©l esperando para patearle las toronjas.
Cuando volviĆ³ la cabeza hacia Farid, se encontrĆ³ con su sonrisa triunfante y su bota bien colocada en las bolas. La punta del zapato atrapĆ³ los dos testĆculos, clavando la hueva derecha en la pelvis y la izquierda contra su muslo.
La polla de Bastian se agitĆ³ contra sus abdominales e instantĆ”neamente se doblĆ³.
—Farid —gruĆ±Ć³ con voz sin tono mientras agarraba sus grandes gĆ³nadas cayendo de rodillas. Se doblĆ³, dejando que la frente descansara en el suelo, su trasero desnudo sobresalĆa.
Farid se riĆ³ entre dientes. Cuando Bastian levantĆ³ la vista, ya no estaba parado frente a Ć©l.
Justo en ese momento, se dio cuenta que el pie calzado con la bota se estrellĆ³ contra sus pobres pelotas desde atrĆ”s, golpeando las preciosas gĆ³nadas y haciĆ©ndole llorar.
No sabĆa quĆ© era peor: el dolor palpitante que irradiaba de las ciruelas, o el dolor agudo y gritĆ³n que salĆa de sus dedos.
—¡Farid! ¡Por favor!
Pero Farid no se detuvo. Le pateĆ³ la ingle una vez mĆ”s, trayendo su bota a la entrepierna de Bastian desde atrĆ”s, atrapando los dedos y las toronjas.
Bastian gritĆ³ y soltĆ³ sus bolas para quitar las manos del camino.
Farid no pensĆ³ dos veces esa oportunidad. PateĆ³ otra vez la huevera de Bastian con su bota haciendo que saltara hacia adelante y cayera al suelo.
ChacĆ³n gimiĆ³ de dolor mientras rodaba por el suelo, agarrando sus toronjas maltratadas. —Farid —sollozĆ³—. Tengo que ir a la reuniĆ³n...
—He cambiado tus planes —Farid sonriĆ³ seƱalando la puerta de su habitaciĆ³n.
Bastian estaba tumbado en el suelo, sollozando de dolor, con la sensaciĆ³n de que un camiĆ³n lo habĆa atropellado.
—¿Ya te rindes, amigo? —inquiriĆ³ Farid.
—Vete a la mierda, cabrĆ³n.
Bastian llorĆ³ y se acurrucĆ³.
Farid se riĆ³.
Bastian gimoteĆ³ y cerrĆ³ los ojos, tratando de hacer que el dolor desapareciera.
Aquella noche Bastian no saliĆ³ debido al fuerte dolor gonadal. Se jurĆ³ que la venganza contra Farid serĆa letal.
Y cinco dĆas despuĆ©s Bastian pensĆ³ que era el momento justo.
Estaba sentado en su escritorio, todavĆa con un dolor punzante en sus testĆculos.
Hizo una mueca y cambiĆ³ su posiciĆ³n en la silla, para recordar dolorosamente como Farid tuvo Ć©xito en lastimar sus Ć³rganos reproductivos. De todos los ChacĆ³n de huevos grandes precisamente Ć©l los tenĆa mĆ”s dĆ©biles.
MasajeĆ³ sus doloridas gĆ³nadas. HabĆa sido una semana infernal. No habĆa podido dormir porque el dolor lo mantenĆa despierto.
Farid estaba ahĆ jugando con su celular..
—Farid. Quiero hablar de esta Ćnutil apuesta.
Farid levantĆ³ la cabeza y lo mirĆ³.
—¿SĆ? ¿Te rindes?
—Ha estado mal lo que hemos hecho. Nuestro objetivo son los chicos mĆ”s jĆ³venes.
Farid se encogiĆ³ de hombros.
—Creo que lo estamos haciendo bien. Digo, centramos esto en los dos y el primero que se rinda sĆ³lo otorgarĆ” dos puntos en la tabla.
Bastian gimiĆ³ y se frotĆ³ las palpitantes toronjas.
—¿Tal vez deberĆas ver a un mĆ©dico? —dijo Farid, mirĆ”ndole la entrepierna y sonriendo—. Conozco un muy bueno, Mateo, el urĆ³logo. Planea una cita de las tuyas con Ć©l..
—Farid...
—No creo que pueda rendirme, aĆŗn estoy fuerte todavĆa. Ya vuelvo —se acercĆ³ a la ventana para buscar cobertura en su celular.
Bastian se puso de pie y se escabullĆ³ detrĆ”s de su amigo. Se acercaba de puntillas... Sigiloso, como un guepardo...
Farid no lo notĆ³. Estaba de espalda con los pies ligeramente separados.
Oportunidad perfecta...
Bastian echĆ³ la pierna hacia atrĆ”s y la enviĆ³ chocando contra la entrepierna de su amigo.
Farid gritĆ³ y tropezĆ³ hacia adelante.
Pero no mostrĆ³ mĆ”s reacciĆ³n habitual. Simplemente se dio la vuelta, sonriĆ³ y guardĆ³ su mĆ³vil en el bolsillo del jeans.
Bastian lo mirĆ³ fijamente.
Farid sonriĆ³ y golpeĆ³ su entrepierna con los nudillos. ApareciĆ³ un sonido hueco. ¡Estaba usando protector!
—Lo siento —sonriĆ³—. Supongo que no es tu dĆa... — Con eso, apuntĆ³ una patada poderosa a las bolas ya doloridas de Bastian. Su bota chocĆ³ con las delicadas gĆ³nadas, golpeĆ”ndolas con precisiĆ³n admirable en su pelvis.
Pero Bastian sintiĆ³ que se las habĆan metido hasta la garganta.
Se atragantĆ³ agarrando sus bolas. El dolor adormeciĆ³ su cerebro. Le zumbaron los oĆdos.
Farid se riĆ³ entre dientes. Se agarrĆ³ la entrepierna con ambas manos y sonriĆ³. —No sĆ© las tuyas, pero mis joyas estĆ”n seguras.
Bastian gruĆ±Ć³ y luchĆ³ para no colapsar en el suelo. Sus rodillas se tocaban y sus manos consolaban sus doloridas bolas. Farid actuaba como un desgraciado tramposo.
—Maldito bastardo —lo insultĆ³, abalanzĆ”ndose sobre Ć©l, ciego de furia.
Intentando ignorar el dolor en sus ciruelas, agarrĆ³ los pezones de Farid, intentando agarrarlos bien y retorcerlos a travĆ©s de la delgada tela de su camisa . Fallando en el intento.
Farid solo se riĆ³ y levantĆ³ la rodilla, golpeĆ”ndola contra sus pobres y desventuradas toronjas.
Bastian llorĆ³ de dolor e intentĆ³ alejarse.
Pero Farid lo agarrĆ³ de las muƱecas con sus fuertes manos y clavĆ³ otro rodillazo en su entrepierna, haciendo que la visiĆ³n de Bastian se volviera borrosa y su garganta se tensara.
—Eres bastante predecible, Bastian —conectĆ³ otra vez la rodilla contra sus toronjas.
Bastian se debilitĆ³ y lloriqueĆ³ de dolor.
Un rodillazo chocĆ³ con sus huevos nuevamente, ablandĆ”ndolos, haciendo sentir a su dueƱo que estaba a punto de vomitar.
Farid soltĆ³ sus muƱecas, permitiĆ©ndolo colapsar en el suelo.
Bastian se acurrucĆ³ en posiciĆ³n fetal, meciĆ©ndose de un lado a otro, murmurando obscenidades.
Farid sonriĆ³ abiertamente. LevantĆ³ su camiseta, exponiendo su pecho desnudo en seƱal de victoria. Luego sonriĆ³ y le dio unas palmaditas en el culo. —Mejor suerte la prĆ³xima vez, Bastian.
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