Chacón vs Común (2/8): en manos profesionales - Las Bolas de Pablo

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3 ene 2020

Chacón vs Común (2/8): en manos profesionales

Tal día como hoy pero hace 9 años publiqué la primera historia... como pasa el tiempo... ¡WOW! Hoy, inicia la nueva temporada de relatos en lasbolasdepablo feliz año 2020 para todos y pateen muchas bolas.

CONTIENE
BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE

  Pablo estaba doblado en el asiento sosteniendo sus testículos acariciándolos haciendo muecas de dolor. En el día de su cumpleaños número 29 había recibido la misma cantidad de golpes de parte de sus compañeros de proyecto quienes se incorporaban a la faena del año ese día. David estaba a su lado consolándolo al abrazarlo. En la mesa reposaba el pastel de cumpleaños.

   Mateo vestía jeans y camiseta roja. Sonrió mirando la pajita que indicó que era el seleccionado por los hombres comunes en los enfrentamientos contra los Chacón que se inauguraron en el año anterior. Se quitó la franela. Se chasqueó los nudillos y miró a Bastian.

   —¿A que Chacón me voy a enfrentar?

   Bastian sonrió revolviendo en su mano el conjunto de pajitas, la más corta seleccionaría al peleador. Quien ganase regalaría 1 punto a su equipo en la tabla. Se quedó mirando a todos sus sobrinos. —¿Todo bien?

   —¿Asustados? —se rió Mateo sentándose en el sofá, con los brazos extendidos y descansando sobre el respaldo, las piernas quedaron separadas. Sus jeans se abultaban en la entrepierna.

   Cuando iba a repartir las pajitas una voz resonó desde la puerta.

   —Quiero enfrentarme a él.

   Era Israel quien estaba en la hacienda Chacón desde las vacaciones de Navidad y desde la mañana se había divertido con las aventuras del Proyecto Bastian del año anterior.

   Israel Chacón se acercó al grupo. Llevaba pantalones deportivos que delineaba su polla como una gruesa serpiene y franela blanca.

   —Hola, Israel —dijo Bastian, sonriendo.

   Pablo levantó la vista sorprendido con los ojos abiertos como platos.


   Israel sonrió. Miró a Mateo. —¿Él es mi oponente?

   Bastian confirmó con la cabeza sin mirar la transformación en ira del urólogo en el sofá.

   —Está bien —dijo Israel. Se veía tranquilo.

   Bastian dudó que se tratase de las bebidas alcohólicas por el cumpleaños de Pablo.

   Israel cruzó la habitación y estrechó la mano de Mateo. —Hola, soy Israel. El hermano mayor de Pablo. Medio hermano en realidad pero eso no importa.

   —¿Se quitarían la ropa, por favor? Podemos empezar.

   En pocos segundos, tanto Israel como Mateo estaban desnudos.

   Mateo tenía un cuerpo bronceado y musculoso. Su vello púbico estaba afeitado y su pene se mostraba semiduro, frente a las dos gónadas grandes que colgaban dentro de su escroto afeitado.

   El cuerpo de Israel era musculoso. Su polla flácida era larga, bella y carnosa, y las dos inmensas bolas heredadas de su padre se balanceaban dentro de su escroto.

   Mateo miró a Israel y sonrió. Flexionó sus músculos y caminó hacia él.

   —¿Estás seguro de que no quieres descansar? Puedes darle el turno a uno de los Chacón que tienen tiempo en el proyecto. El mérito existe.

   Israel lo miró con sonrisa incómoda.

   Mateo se encogió de hombros y rodeó a Israel. —Esto no necesitará mucho tiempo, de cualquier manera.

   Israel tragó saliva.

   —¿Sabes qué? —Mateo le sonrió.

   Israel levantó las cejas.

   —Te voy a dar la ventaja —dijo Mateo. Se volvió hacia los hombres comunes, agarrando su gorda polla—. ¿Qué le hago a éste huevón anormal? —le sonrió a Israel nuevamente. —Voy a dejarte patear mis cosas, ¿de acuerdo?

   Israel lo miró. Observó la polla de Mateo. Luego lo miró a los ojos. —¿Una patada?

   Mateo asintió.

   —¿Puedo apretar? —sugirió Israel, sonriendo—. Soy bueno en eso.

   Mateo se chasqueó los nudillos. Luego se encogió de hombros.

   —Está bien —se puso las manos detrás de la cabeza, mostrando su musculoso cuerpo—. Adelante, tonto.

   Israel se mordió el carnoso labio. Agarró tentativamente el pene de Mateo y lo levantó para tener acceso a sus testículos.

   La polla de Mateo se crispó.

   —Hey, ¡no me hagas un pajazo!

   Israel asintió y dejó ir el miembro de Mateo. El gordo pene se balanceó de lado a lado, completamente duro.

   Israel sonrió con satisfacción.

   Mateo frunció el ceño, pero mantuvo la mano detrás de la cabeza.

   Israel agarró el escroto de Mateo y lo miró a los ojos.

   —No crees que pueda hacerle mucho daño a tus nueces, ¿verdad? 

  Los ojos de Mateo se entrecerraron.

   —Sabes. Al igual que tú me dedico a la salud. Trabajo con mis manos. Soy dentista —apretó con fuerza, clavando el dedo en las huevas carnosas de Mateo.

   Los ojos del urólogo se abrieron y dejó escapar un grito sorprendido. Obviamente, había subestimado la fuerza de Israel, considerandolo únicamente como un galancito de cara bonita.

   Chacón aumentó la presión sobre las gónadas de Mateo, quien gritó.

   El dentista retorció la mano, apretando las pelotas de Mateo, sonriendo con satisfacción cuando la voz del urólogo se quebró para agarrar la muñeca de Israel, tratando de sacar las manos de sus huevos.

   Israel sonrió, crujiendo las ciruelas de Mateo..

   —¡Carajo, AY! —gritó Mateo con voz aguda. Haló la muñeca de Israel, tirando de su propio escroto e intensificando el dolor que le recorría el cuerpo. —¡AY! —sus ojos se llenaron de lágrimas, y su rostro se desfiguró de dolor y rabia.

   Apretó el puño y golpeó a Israel en las costillas, haciendo que gritara de dolor y aflojara su dominio de las bolas.

   Cegado por la ira, Mateo volvió a golpear las costillas de Israel.

   Israel soltó los órganos reproductivos de Mateo y sostuvo su costado.

   Mateo dio un paso atrás y se dobló, respirando con dificultad. —MIS POBRES PELOTAS —levantó la cabeza y miró a Israel.

   Chacón estaba haciendo una mueca de dolor, masajeándose las costillas.

   Mateo se abalanzó sobre él y levantó el pie entre los muslos de Israel, apretando sus grandes bolas con fuerza en la pelvis y quitándole el aire de los pulmones.

   Israel tosió.

   —Hijo de puta —gruñó Mateo sosteniendo sus joyas doloridas y haciendo muecas de dolor. Su pene seguía duro como el hierro, sobresaliendo de sus manos. —¿Crees que mis bolas no son lo suficientemente resistentes? —Israel le negó con la cabeza—. ¡No tienes idea de cuántas peleas he ganado al romper las bolas de otro tipo! —dio un paso hacia Israel.

   Israel gimió de dolor.

   Mateo caminó lentamente alrededor de su oponente. Se paró detrás de él y se arrodilló. Apretó el puño y conectó un uppercut en la ingle de Israel que se estrelló en sus huevos con fuerza contundente.

   Israel gimió doblando su cuerpo.

   Mateo se levantó y se echó a reír:

   —¿Crees que tus estúpidas bolas tan grandes y anormales son más duras? ¿Porque no...?

   De repente, Israel se dio la vuelta y golpeó su rodilla contra las bolas de Mateo.

   Mateo dejó escapar un fuerte gemido.

   Gritó de dolor y se dobló.

   Israel lo miró de cerca.

   —No sé si mis bolas son más duras que las tuyas —susurró respirando con dificultad. —Todo lo que sé es que...

   De la nada, Mateo golpeó las gónadas de Israel con otro uppercut que hizo que soltara un chillido agudo y cayera de rodillas.

   Mateo gruñó. Le dio una patada a Israel en las costillas, justo en el lugar donde lo había golpeado antes, haciendo que aullara de dolor y soltara sus bolas. Se agarró el costado, gimiendo.

   —Hijo de puta —gruñó Mateo y pisoteó los genitales de Israel, atrapando sus dos delicadas esferas debajo del talón de su pie y aplastándolas contra el cuerpo de Israel Chacón.

   El semental gritó de dolor.

   Mateo jadeaba fuertemente. Su erecta polla goteaba presemen.

   Levantó la rodilla y golpeó la nariz de Israel con un ruido repugnante.

   Hubo ruidos de asombro y protestas de parte de los miembros del proyecto.

   Israel agarró su rostro y dejó escapar un chillido. —No me golpees en el ros...

   Mateo lo interrumpió con otro fuerte pisotón a sus bolas desnudas.

   Israel gimió de dolor.

   Esta vez, Mateo no levantó la rodilla. Continuó pisoteando las bolas de Israel, moliendo sus cocos haciendo que los ojos de Israel se abrieran de dolor.

   Mateo se echó a reír. Se lamió el dedo índice y lo pasó por la longitud de su pene. Su polla gruesa comenzó a temblar. Estaba justo en frente de la cara de Israel.

   Los ojos del dentista se abrieron aún más cuando Mateo movió su peso y aplastó sus pobres testículos bajo su talón.

   —¡Que se mueran! —gruñó Mateo.

   Y así su polla estalló con violenta fuerza. El primer chorro de esperma aterrizó en el ojo izquierdo de Israel.

   Israel gritó de dolor.

   —¡NOOO!

   Mateo jadeaba fuertemente mientras su polla disparaba chorro tras chorro de leche caliente y cremosa directamente en la cara del Chacón. Una gruesa corriente de su semen resbaló por sus mejillas. Chorro tras chorro aterrizó en la cara de Israel, cubriendo sus facciones atractivas con una gruesa capa de esperma salado.

   Los ojos de Israel estaban cerrados y gritaba en agonía mientras Mateo continuaba pisoteando sus doloridas bolas.

   Un par de chorros aterrizaron justo dentro de su boca abierta, volando hasta su garganta.

   Israel cerró sus labios y gorgoteó.

   Finalmente, Mateo dio un paso atrás, permitiendo a Israel agarrar sus gónadas y acurrucarse en posición fetal.

   La gorda polla de Mateo goteaba con semen Se rio entre dientes. —¿Te rindes?

   Israel gimió.

   —¿O quieres tener otro jugo de leche? Mis huevos siguen llenos de esperma, eso lo sé...

   Israel gimió.

   Mateo sonrió. Se alzó sobre Israel y meneó su polla, dejando que una fina lluvia de semen rociara sobre él.

   Luego se chasqueó los nudillos y se volvió hacia Bastian. Su gruesa polla todavía goteaba semen, su cuerpo musculoso brillaba de sudor. Pasó la mano sobre sus abdominales y se rió entre dientes. —He ganado. Punto para los comunes.

   Bastian afirmó con la cabeza.

   —Así es, Mateo. Punto para ustedes.

   Bastian observó a Israel, iba a esperar que se recuperase un poco para invitarlo a formar parte del proyecto.

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