Heroes: La tragedia de Superman (2/2)

CONTIENE:

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   Superman gritó de dolor cuando la polla llena de kryptonita de Luthor le atravesó el culo. Sus rodillas se doblaron cuando una y otra vez el pene del poderoso villano se empujó profundamente en su recto. Después de lo que parecieron horas, Luthor eyaculó enormes corrientes de espeso y brillante semen en el magnífico culo de Superman. Cuando terminó de follar al derrotado héroe, Luthor envolvió sus fuertes brazos en su cintura y permaneció adentro terminando de soltar su verdoso semen.

   La presencia del miembro de Luthor en el agujero de Superman evitó cualquier pérdida del mortal semen. Mantuvo su posición hasta que toda la lefa había sido absorbida, dejando al héroe debilitado y sufriendo una intensa agonía interna. La kriptonita que ingresaba al sistema sanguíneo de Superman comenzaría a pudrirlo de adentro hacia afuera. Una vez iniciado, el envenenamiento sería irreversible.

   Con una sonrisa, Luthor indicó a sus corpulentos secuaces que continuaran la embestida rectal que él comenzó. Quería que Superman sufriera lentamente y se debilitara. Quería observar al superhéroe que más despreciaba en el mundo. Destruiría lenta pero completamente al Hombre de Acero. Había esperado eso la mayor parte de su vida, ¡y su hora había llegado!

   Con cada nueva penetración rectal, Superman se acercaba cada vez más a la muerte. Hombre tras hombre entró en él, eyaculando semen rico en kriptonita dentro de su culo. Cada hombre intentó superar al anterior, buscando nuevas y más degradantes formas de entregar sus corridas. Algunos untaron su pre-semen sobre la cara del superhéroe y en su boca antes de violarlo. Otros hicieron que el hombre de acero limpiara sus pollas después.

   Las cámaras de video registraron el proceso, preservando para siempre cada expresión del dolor y sufrimiento para la visualización futura. El audio grabó los comentarios burlones del despiadado grupo mientras humillaban a su víctima. La cinta sería un registro para siempre del triunfo del mal sobre el bien. Los señores del crimen pagarían millones por una copia de esa cinta. Luthor construiría un imperio criminal imparable sobre la riqueza que obtendría de ese evento legendario.

   Mientras Luthor observaba la violación grupal, estimó mentalmente el tiempo de supervivencia restante de su némesis. Sería medianoche cuando el héroe estuviera al borde de la expiración. Era importante saber cuándo intervenir y dar el golpe fatal. No tenía intención de permitir que el Hombre de Acero sucumbiera sin agregar su toque personal.

   La medianoche sería la hora señalada de la aniquilación completa de Superman. Marcaría el final de una era y el comienzo de otra.

   Cuando el reloj se acercaba a la hora pautada, los secuaces de Luthor y sus asociados se reunieron para ver los últimos momentos de Superman. Luthor se paró frente a ellos usando solo una túnica de seda blanca sobre su desnudez. Nunca se había visto tan satisfecho. Su comportamiento era el de un dios, un líder imperial, un César moderno. Se acercó a Superman y le habló directamente al oído. Agarró un puñado de su cabello y levantó la cabeza del otrora poderoso hombre de acero para confrontarlo verbalmente por última vez.

   —Bueno, ahora... mi rival... mi enemigo... ¿qué nos tienes que decir? ¿Quién es el poderoso? ¡La victoria es totalmente mía! ¡Estará completa en minutos! Dejarás de existir. Será de mi mano y NO habrá regreso. Una vez que esté seguro de que te has ido, tu cuerpo estará sumergido en una solución para que pueda ver tus restos y disfrutar de mi triunfo en cualquier momento que lo desee. Esa solución usa kryptonita, el único elemento que puede matarte. ¡NO VOLVERÁS NUNCA MÁS! Después de que te hayas ido, uno por uno tus amigos en la Liga de la Justicia estarán en mi lista negra. Con la ayuda de los otros señores del crimen, los eliminaré uno por uno. Así que ya verás... fuiste el principal obstáculo para la realización de mi sueño: un sueño de crimen donde gobierne el mundo y controle a las masas. Hmmmm... ¡qué maldito fracaso te has vuelto!

   Para sorpresa de todos. Superman hizo inútiles intentos de hablar y se lanzó hacia adelante, luchando contra sus ataduras. Luthor nunca retrocedió, pero se mantuvo firme en su lugar, con una mueca burlona saboreaba el momento final. Azotó los testículos de Superman con un puñetazo hundiendo su mano con piedras de kriptonita.

   Cuando Superman terminó de quejarse y llorar, Luthor levantó un hermoso consolador de criptonita para que todos lo vieran. Verlo provocó una entusiasta alegría de la asamblea del mal ahí reunida.

   —Finalmente ha llegado el momento de que te FOLLE por última vez. Tengo una leche asesina para ti, Superman. Es enorme y hará el trabajo MUY, MUY bien. Si no lo hace, este sólido consolador de kriptonita se implantará permanentemente en tu trasero, lo que garantizará que no habrá regreso para ti esta vez. ¿Escuchas el reloj? ¡comienza a marcar la medianoche, Superman! ¡TU TIEMPO SE HA TERMINADO!

   Cuando el reloj comenzó a marcar la hora de medianoche, Luthor, mostrando una enorme determinación y placer, penetró brutalmente el trasero de Superman una última vez, metiendo su pene repetidamente hacia la parte más profunda del ano del héroe. Los ojos de Superman se volvieron hacia su cabeza cuando el villano alcanzó el clímax y esa última chorrada verde fue entregada a su cuerpo ya moribundo.

   Después de esa eyaculación, el cuerpo del Hombre de Acero convulsionó. Ola tras ola de intensas convulsiones sacudieron su hermoso cuerpo. Luthor permaneció dentro del magnífico culo, envolviendo sus fuertes brazos alrededor del pecho de su enemigo para disfrutar cada torbellino de dolor que experimentaba. Cuando el reloj dio las doce, como si fuera una señal, el cuerpo se calmó y Luthor sintió que el borde del culo del poderoso se aflojaba, toda resistencia al miembro invasor desapareció.

   Cuando Luthor retiró lentamente su poderosa polla del culo de Superman, sonrió con pura satisfacción malvada. Según lo prometido, enchufó al culo el consolador de kriptonita y lo ajustó para garantizar el hecho mortal. Un aplauso rotundo surgió de la multitud reunida.

   —¡ESTA TERMINADO! —proclamó el súper villano—. ¡LOS PODEROSOS HAN CAÍDO! ¡EL HOMBRE DE ACERO ESTÁ MUERTO!