EL NUEVO SEGUNDÓN 7/17: STEPHANIE BROWN - Las Bolas de Pablo

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7 ago 2020

EL NUEVO SEGUNDÓN 7/17: STEPHANIE BROWN

    Escrito por: FerchoMX

   “¡Tu patrón está en deuda conmigo!”

   No entendimos el significado de esa frase, hasta unas horas después, cuando unos aberrantes videos comenzaron a circular y descubrimos que el hombre contra el que me enfrenté, era una bestia sin escrúpulos. Esta vez nadie llegó a mi rescate, la única razón por la que yo seguía con vida, era porque me tuvo piedad y eso raza, me emputa... pero ¿saben qué es lo que si me rete encabrona? que ese pendejo se atrevió a burlarse de mí y decirme “eres el mejor Robin” ¿Quién se creía ese puto Capucha Roja para darme un cumplido luego de partirme la madre?

… puto.
           
   Los últimos meses me la había pasado valiendo verga. No importaba cuanto me esforzaba o cuan bien hiciera las cosas, solamente conseguía hacer el ridículo. ¿Qué pedo con la gente? primero Damian quien era capaz de tolerar el dolor y la electricidad, me hizo quedar mal frente a todos y luego vino ese maldito cabrón de Capucha Roja que también tolera la electricidad y el dolor… ¡verga!… claro que si… ¡a huevo que si! no existía otra explicación, raza ¡soy un puto genio! ¡Jason es Capucha Roja! este criminal y el amigo de Damian que lo trajo a la fiesta, eran la misma persona ¿cómo no me di cuenta antes?

   Me levanté de la cama. Bajé al jardín y encontré a Steff desayunando con Damian y su mascota, un perrazo gran danés, cachorrote de seis meses que Bruce le compró, se llama Titus.

   El niño no dejaba de mirar su tableta, Steff le insistía en que no estuviera viendo esas cosas.

   –¿Por qué discuten? –pregunté.

   –Ella no quiere que vea los videos de Capucha Roja –dijo Damian enfurruñado.

   –No me digas que admiras a ese criminal –le pregunté molesto, él abrió los brazos con una expresión de “duh”.

   –Nos hizo un favor, asesinó al asesino de Jason, hizo lo que todos en esta casa tenemos prohibido. Solo hay algo que no entiendo.

  –¿Qué no entiendes? –le preguntó Steff, mientras yo tomaba un trago de jugo de naranja.

   –¿Por qué sigues vivo? –Damian volteó su rostro hacia mí– tú deberías estar muerto.

   Casi me ahogué, el jugo se me salió por la nariz y me ardió, me chillaron los ojos, me sequé la cara con la servilleta y miré a Steff, ella se estaba riendo de mi reacción.

   –Lo que hizo con el bate fue genial, explotar la cabeza del Guasón ¡wow! Pero, a ti te dejo vivir ¿por qué? –expresó el niño– no lo entiendo.

   –Porque quería hacerle saber a Batman que pudo asesinarme y ser yo el segundo Robin en morir –le dije poniendo mi dedo índice en la mesa para hacer más énfasis.

   –Pudo haber dado ese mensaje con tu cadáver, después de matarte clavar un papel con un cuchillo en tu pecho, no necesitaba dejarte con vida, el mensaje hubiera sido más efectivo. Yo lo hubiera hecho así –afirmó Damian.

  –¿Sabes lo que estás diciendo? ¿tienes idea de las pendejadas que hablas? ¿o es que eres estúpido? –furioso me puse de pie, el perro comenzó a gruñirme. Era la primera vez desde que Damian llegó, que yo le hablaba de una forma tan agresiva, es que yo, mejor que nadie, sabía lo que una muerte en la familia podía provocar.

   –Vamos a tranquilizarnos –dijo Steff levantándose y colocando sus manos en mis hombros para sentarme, después se acuclilló frente al niño y acarició a Titus– Tim está muy alterado, ya te contó lo que le pasó a la familia cuando Jason murió, la muerte de Tim nos hubiera destruido Damian… no es un juego. Ese Capucha Roja es muy inteligente y juzgó que era más valioso dejarlo con vida, así Batman estaría en deuda con él, esto le permitió asegurar la victoria que tuvo, seguramente buscará adueñarse de la ciudad y este triunfo es apenas el primer paso para lograrlo, por eso lo dejó vivir ¿lo entiendes?

   El niño se quedó pensativo unos segundos, yo miraba molesto hacia otro lado, pero sé que me volteó a ver. Tomó su tableta y se dispuso a irse acompañado de su fiel can.

   –Espera Damian –le dije– tú ya sabías que yo era Robin y que Bruce era Batman cuando llegaste aquí. Tu amigo Jason ¿él también lo sabía? ¿lo sabe?

   Él ignoró mi pregunta y siguió su andar.

   –DAMIAN –le grité enérgicamente poniéndome nuevamente de pie– TE HICE UNA PREGUNTA.

   El niño se detuvo, después de unos segundos me dijo sin voltear a verme, en tono serio.

   –No Drake, no lo sabe, lo que yo sabía me lo contó madre, nunca se lo comenté, él solo me ayudó a llegar aquí… en verdad lamento lo que dije sobre dar un mensaje con tu cadáver. No había pensado en lo que me dijo tu novia y no quiere decir que quiera que estés muerto, al contrario, si ese Capucha Roja lo hubiera hecho, yo ya lo habría perseguido y asesinado –Dicho esto, se fue corriendo, seguido de su perro.

   –No deberías ser tan duro con él –dijo Steff– creo que lo entendió.

   –Estaba diciendo que yo debería estar muerto y que clavaría una nota en mi cadáver, mejor el perro lo apoya a él, que tú a mí –respondí molesto mientras tomaba asiento.

   Ella me dio una cachetada.

   –Eres un grosero Tim Drake, me estás comparando con un perro –ella me dio otra cachetada y bajó su mano a mi entrepierna para sujetar mis huevos, yo llevaba un pants deportivo– te voy a castigar.

   Comenzó a apretar, después de tantos putazos que me ha dado Damian y los patadones que me dio Capucha Roja, yo ya estaba muy familiarizado con el dolor. Ella aproximó su rostro al mío y comencé a besarla, no dejó de apretarme las bolas, poco a poco fue incrementando la presión. Sentirme dominado por mi chica, saber que me tenía en sus manos, me excitaba mucho.

   –¡Esta bien! me rindo, perdón “Brownie”, perdón, no te volveré a comparar con el batiperro.

   –Así me gusta.

   Ella se arrodilló entre mis piernas y comenzó a besar mi entrepierna, la verga se me paró, parecía tienda de campaña.

   –Nos pueden ver –le dije apenado.

   Me tomó de la mano y me llevó a un cobertizo cercano, en el trayecto aprisioné mi verga parada con el resorte del pants, por si nos veían. Ya estando ahí, me colocó contra la pared, bajó mi pantalón y bóxer, liberando mi pene de veinticuatro centímetros, en reposo me mide solo ocho, nada impresionante, pero erecto mi nepe es una bestia. Espero no ofender a nadie al decir que siento pena por aquellos vergudos que en erección les crece apenas unos pocos centímetros, la mía triplica su longitud y ni hablar de su grosor, es como magia, estoy muy satisfecho con los genes Drake.

Díganme si no es preciosa.
   Ella comenzó a chupármelo, fue tan placentero, yo me relajé, cerré los ojos y recargué mi cabeza contra la pared, mirando hacia el techo. Mi elfa succionó y chupó también mis testículos, sabía lo que hacía y lo que me gustaba, lo habíamos hecho muchas veces. Después de unos deliciosos minutos, sentí mi semen brotar abundantemente, Steff lo ingirió todo, mi pene no paraba de tener espasmos, como si quisiera entregarle a esta mujer hasta la última gota de mi virilidad.

   –¿Ya estás más tranquilo? –me preguntó.

   –Te amo –le respondí y nos besamos.

   Como habrán notado, si estaba yo un poco estresado, tenía días que el asunto de Capucha Roja rondaba por mi cabeza y no hacía más que enfurecerme. Era la primera vez en semanas que veía a Steff, a pesar de que chateamos un chingo, vaya que necesitaba de su presencia.

   Volvimos a la mesa del jardín para terminar de desayunar. Comenté con ella mi reciente sospecha sobre Capucha Roja, si lo que Damian decía era cierto y ese tal Jason asesinó a trescientas personas, eso solo reafirmaba mi hipótesis.

   –¿Crees que él sabe nuestras identidades secretas? –ella me preguntó.

   –Según Damian, parece que no, realmente espero que no –le respondí– el golpe que nos dio fue brutal, sin embargo, la muerte del segundo Robin no es un secreto, hasta hicieron un video juego al respecto ¿Ya viste cómo es Damian? eso que llegas cuando ya me empiezo a llevar bien con ese demonio.

   –Por cierto, todavía no me creo que vas a reponer tu valiosa colección de cómics ¡para regalársela! ¿neta?

   –Simón, incluso planeo en las próximas semanas, prepararle la receta secreta de “jokeis”, ya le dije a Katy que no se los prepare antes de que yo lo haga.

   –¡No te atrevas! hiciste esa receta para mí ¿por qué le vas a hacer mis “jokeis” a ese malcriado?

   –Porque necesita afecto “Brownie” y cocinar es una forma de dar amor y por el momento lo único que sé cocinar son mis “jokeis” –le respondí.

   –Eres un amor –me dijo con tono meloso, parando la boca y sujetando mi mentón– eres un precioso, eres un “mi vido”…  “ta’ güeno” pues, tienes mi permiso “Cookie”– yo sonreí.

   –No, tú eres un amor, tú eres la preciosa –le dije con cariño acariciando su rostro y haciendo un lado su pelo– tú eres mi vida ¿lo sabes verdad? –nuevamente nos besamos.

Mi traje si estaba feo
   Stephanie, mi “Brownie”, la quiero tanto, ya les había dicho que es alta, mide 1.72, es rubia y es hermosa. Nos conocimos hace algún tiempo, cuando volví a la Ciudad para ser Robin, yo tenía doce años, ella trece. En ese entonces se hacía llamar “Spoiler” y vestía un traje morado.

   Su padre es Clue Master, un villano de tercera que estuvo preso durante toda la infancia de ella, cuando quedó libre, pensó que por fin tendría un papá, pero no fue así, él volvió a delinquir, provocando enojo en su hija. Spoiler se dedicaba a descubrir sus planes dejando pistas para que la policía o Batman lo atraparan, desafortunadamente yo andaba de justiciero y quien interceptaba todo era yo. En cierto modo, me volví un obstáculo. En una ocasión, lo capturé yo solo, lamentablemente, debido a mi inexperiencia escapó antes de que llegaran los judiciales. Steff presenció desde las sombras mi fracaso y se molestó mucho conmigo, fue entonces que me enfrentó y la conocí.

   Me encontraba en la cima de un edifico, patrullando según yo, cuando ella llegó por detrás.

–¡Hey tú, idiota! ¿por qué no dejas de estorbar?

–¿Tú quien eres? –le pregunté.

–Has estado interceptando todas las pistas que dejo y bueno, dije, tal vez este niño disfrazado de superhéroe pueda hacer algo ¡pero lo dejaste escapar!

–¿Tú eres Spoiler? esperaba a alguien más…

–¿Más qué pendejo?

–Más grande, eres solo una niña –le respondí.

–Mira quien lo dice, límpiate primero los mocos.

   Era claro que ella rondaba mi edad, pero como las mujeres se desarrollan antes, todo su cuerpo ya estaba formado, era más alta que yo, no pude evitar mirar sus enormes senos, esta niña ya tenía unos pechos por los cuales podría morir.

   –Si no dejo de entrometerme ¿qué me vas a hacer? –le pregunté en una posición abierta y confiada, con los brazos extendidos, colocando mi torso y rostro hacia adelante– ¿me vas a golpear con tus muñecas? niñita.

   Inmediatamente levantó su pie atinando una poderosísima patada que se estrelló contra mis pequeñas bolas. Grité y caí frente a ella sobando mi entrepierna, esa era la primera vez que alguien me golpeaba en esta parte de forma deliberada, por vez primera experimenté este dolor paralizante, mi traje era una sencilla licra, no llevaba protección alguna.

   –Ya estás advertido mocoso –me dijo y se fue. Yo quedé en el piso sobándome los huevos sin poderme levantar, quería llorar.

   Después de ese encuentro, busqué coincidir con esta chica, fuimos conversando, nos hicimos amigos, sin muchos detalles le conté sobre mi objetivo de ser el nuevo Robin, me contó lo de su padre, le dije que entre los dos podríamos atraparlo, que no necesitábamos de Batman y nos volvimos un equipo, creyó en mí y lo conseguimos, capturamos a Clue Master y fue a prisión, esa madrugada Steff estaba tan feliz, que justo en el momento en que amanecía, en la cima de un edificio en Ciudad Gótica, me besó, fue incomodo, ni ella ni yo sabíamos hacerlo, pero eso no fue obstáculo para que torpemente intercambiáramos saliva durante varios minutos.

   Días después Bruce dio su brazo a torcer y me permitió ser su sidekick, perdimos contacto, porque Batman me entrenó a puerta cerrada un tiempo, hasta que regresé a las calles oficialmente como Robin. Cuando cumplí quince años, hubo un conflicto muy fuerte en el Grupo Drake, algunos accionistas urdieron un plan para quitarme mi empresa y desacreditarme, tuve que permanecer en Ciudad de México seis meses para encargarme del asunto.  En ese periodo yo no quería dejar solo a Bruce, creo firmemente que él debe tener a un compañero a su lado, él ya lo sabía todo de Spoiler, aceptó recibirla. Al igual que a mí, la entrenó tres meses y durante otros tres fue la cuarta Robin, a mi retorno, recuperé mi posición, Steff había mostrado un increíble potencial como súper heroína, así que Batman le propuso ser la nueva Batichica, ella obviamente dijo que si.

Su anterior identidad "Spoiler".
    Steff es más que mi elfa, es mi aliada, mi cómplice, mi compañera, cada que sigo una pista o que algo se me mete en la cabeza y lo quiero investigar, ella está ahí, acompañándome incondicionalmente. Han de saber que lo que disfruto de ser Robin no es salir a repartir putazos, no, lo que me causa placer, es el trabajo de detective, descubrir cosas que los demás no podrían y crear planes elaborados que me permitan superar a mis adversarios. Por eso, ese tal Capucha Roja es un verdadero peligro, no sólo es una máquina de combate, además es muy inteligente. Aún no sé cómo, no sé cuándo, pero les juro banda, que yo seré mejor que él.

   En esta ocasión Steff me ayudaría a investigar algo que llamó mi atención, pedí autorización a Bruce para ausentarme un par de días, le expliqué que iba a seguir una pista, él me preguntó que si tenía que ver con Capucha Roja, yo le dije que no, él sabía que yo jamás miento, así que me dio permiso de ir y llevarla conmigo. Mi elfa y yo nos dirigimos en auto a las afueras de la ciudad, a un barrio pobre, ella conducía.

   –Ya me vas a decir qué vamos a investigar –me preguntó mientras ponía su mano en mi entrepierna, siempre hace eso cuando estamos solos.

   –Es sobre Jason, mi hermano, no el Capucha Roja ¿ves que ya comienzo a llevarme bien con Damian y le conté lo que pasó? me cuestionó acerca de por qué no fuimos a asesinar al Guasón, yo le expliqué que matar está mal y todo el choro.

   –¿Y luego?

   –De esa conversación se me ocurrió que el Guasón no tenía familia, tal vez Jason ni siquiera era en verdad su hijo.

   –¿Así nomás se te ocurrió? casual –ella me preguntó, yo asentí– Pero eso es un hecho, ¿no? Batman lo investigó, él no se equivoca –comentó Steff.

   –Si algo nos enseñó la muerte de mi hermano, es que nadie es infalible “Brownie”, hasta Batman puede fallar.

   –Aunque tengas razón ¿qué ganamos ya con eso “Cookie”? los dos ya están muertos.

   –Nada, no ganamos nada, sólo resolver esta inquietud que tengo y distraer mi mente para olvidarme un poco de ese maldito Capucha Roja.

   Llegamos al barrio pobre donde vivió Jack Napier con Sheila Haywood antes de convertirse en el Guasón. Estacionamos el auto. Tras preguntar durante horas, encontramos a una mujer anciana de ochenta años que decía recordarlos, nos invitó a su casa.

   –El hombre era un fracasado, pero ella lo amaba de una forma que no es normal –nos comentó la señora.

   –Ellos tuvieron un hijo ¿recuerda algo de eso? –yo le pregunté.

   –Recuerdo que se embarazó, pero perdió al niño –dijo la señora.

   –¿Cómo? ¿no tuvo al niño? –Steff le preguntó

   –Yo estuve con Sheila en la clínica cuando eso ocurrió, tuvo un aborto espontáneo. Tras la muerte de Jack y la perdida a su hijo, entró en un estado de depresión, no salía de su casa, no limpiaba, le llevábamos algo de comida todos los días y con eso sobrevivía. Willis, un vecino, comenzó a frecuentarla, era un joven veterano de guerra, sirvió en la fuerza aérea, era un experto piloto, ella quedó embarazada de él, cuando el niño nació ambos se fueron de aquí.

   –¿Qué pasó después? –le pregunté.

   –Supe que tuvieron problemas y se separaron, ella seguía obsesionada con Jack. Willis cayó en malos pasos, no fue fácil para él volver de la guerra, esperaba formar su propia familia, pero Sheila no era la indicada. Dicen las malas lenguas que él se convirtió en un matón al servicio de Dos Caras, hasta que murió en un fuego cruzado con la policía. Eso fue unos meses después de que su hijo naciera, una pena, realmente Willis era un buen muchacho, aquí en el barrio todos lo conocíamos como “Tino”, desde que era un niño tenía muy buena puntería.

   –¿Cuántos meses de embarazo tenía cuando perdió al niño? –preguntó Steff.

   –Creo que tres meses –la anciana respondió– tenía poco de que el doctor le había avisado sobre su embarazo.

   –¿Cuánto tardó en embarazarse de nuevo? –le pregunté yo. La señora se levantó, fue por un cuaderno y un lápiz, comenzó a anotar cosas como si tratara de recordar fechas y eventos para hacer la cuenta de tiempo.

   –Tuvo que ser en el mismo mes de su aborto espontáneo. Porque apenas y pasaron siete meses entre que perdió a un hijo y el otro nació, fue prematuro.
   Casi once meses en total pasaron desde que quedó embarazada de un niño, lo perdiera y Jason naciera, apenas dos meses de diferencia con la duración de un embarazo normal. Era plausible que Bruce asumiera que ese bebé, fuera el hijo de Jack Napier, por lo que yo sabía, él solamente creyó en el testimonio que Sheila le dio. No investigó nada más y honestamente creo que yo tampoco lo hubiera hecho.

   Agradecimos a la señora y nos despedimos. Pasamos horas en este barrio, eran las cinco de la tarde, yo quería ir al Orfanato Wayne en el mismo día, pero al salir encontramos el auto desvalijado, cristales rotos, sin estéreo, rines, ni llantas, sostenido sobre ladrillos, abrí el cofre, tampoco tenía la batería. Nuestro carro estaba totalmente inutilizable, llamé al seguro, teníamos cobertura contra vandalismo, hicimos todos los tramites, vino la grúa, se llevó el vehículo, nos prestaron otro para movernos. Hasta las ocho pudimos dejar ese barrio. Steff y yo decidimos pasar la noche juntos en un motel cercano.

   Sé lo que están pensando “esos morritos van a coshar”, pero nel, yo sabía que hoy Steff no se sentía bien. Algo que no les he platicado, es que durante el tiempo que nos ausentamos después de nuestro primer beso, conoció a un patán de veinticuatro años que la embarazó, al saberlo se desapareció. Ella dio a luz a los quince años, yo estuve a su lado para apoyarla cuando tomó la decisión de darlo en adopción, fue un momento muy duro, sé que ahora está reviviendo esa historia, creo que fue un error traerla conmigo esta vez, no hay marcha atrás, ya la cagué banda, como siempre. Al llegar al motel se cambió de ropa y se recostó en la cama, yo hice lo mismo, acurrucándola hasta que nos quedamos dormidos.

   No crean que en su momento dejé las cosas así, obviamente rastreé al puto y le partí su madre, aunque esa no era mi intención al comienzo, las cosas se fueron saliendo de control, hasta que… bueno, se me pasó la mano, jeje.

   Lo encontré en Ohio, trabajaba como entrenador en un gimnasio propiedad de un anciano fisicoculturista. Era un chico moreno, musculoso y alto, debía medir alrededor de 1.85, con un complexión similar a la de mi hermano Dick, yo tenía catorce años con apenas 1.60 de estatura, debo reconocer que el cabrón era muy atractivo.

   Lo estudié durante un par de semanas, el anciano le permitía dormir en un cuarto en el segundo piso del gym, por lo que pude ver, sabía pelear, daba clases de kickboxing y jiu jitsu, era cinturón morado. Este chico solía revisar que todo estuviera en orden antes de cerrar el gimnasio y subir a su habitación para descansar. En ocasiones salía a bares, las tres veces que lo seguí, terminó cogiendo con hasta cinco chicas en la misma noche, sin protección, era un perro promiscuo. Su sonrisa de ensueño y encanto natural le abrían las puertas y las piernas de las pibas fácilmente.

   Una noche, al cerrar el gimnasio, antes de que entrara a su habitación en el segundo piso, lo confronté. Él se sorprendió de verme, más no se asustó, yo era sólo un niño.

   –¿Cómo entraste aquí? –me preguntó, yo le señalé un tragaluz que estaba sobre nosotros.

   –Vine a hablar contigo, sobre tu hijo.

   –¿Mi qué?... ah, ya veo, eres amigo de ella ¿ella te mandó?

   –No, vine por mi cuenta, creo que eres un irresponsable y que debes cambiar tu estilo de vida –le dije y él comenzó a reír.

   –Tú estas chavo, no sabes cómo funciona el mundo, cuando crezcas lo vas a entender, el hombre necesita placer, las viejas existen para eso. Si no se quieren embarazar y saben que cogieron, podrían tomar una píldora o algo, yo no obligo a nadie, ellas conocen las consecuencias ¿has pensado eso? que las putas son ellas.

   –¡Steff no es una puta! –le dije molesto– es una niña, puedes ir a la cárcel.

   –Tranquilo pillín, no quise ofender a tu noviecita, si está muy sabrosa, pero puedes quedártela, yo no la amo y no deseo estar junto a ella, ni quiero la responsabilidad de tener un hijo, soy joven, estoy en mi edad más cogible. Se embarazó, lo lamento, no es mi problema –él me tomó del brazo para llevarme abajo, a la salida.

   Yo me solté y le apliqué una llave colocándolo contra la pared con el brazo torcido. Él hizo una contra llave y se liberó, me sujetó de las solapas de mí sudadera, como lo hacen en el judo, me cargó y me llevó a un cuarto contiguo, era el lugar donde daba sus clases de artes marciales.

   –¿Quieres problemas putito? –me soltó y aproximó su enorme cuerpo musculoso hacia mí para intimidarme. El que no quería hacerle daño era yo.

    –No vine a pelear contigo ¿te has visto en un espejo? eres un tipazo, tienes un físico envidiable y una sonrisa encantadora, de solo verte, hasta a mí me caes bien, deberías ser una persona tan hermosa por dentro, como lo eres por fuera.

   –Eres puto ¿te gusto verdad? –me preguntó.

   –No mames.

   –¿Te cagaste de miedo entonces? ¿me adulas para que no te parta tu madre? ¿se te abre puto? –dijo flexionando uno de sus brazos para hacer saltar su enorme bíceps.

   ¡Dios! ¿por qué es tan difícil para la gente entender que una persona pueda tener buenas intenciones? Él se aproximó hacia mí con el brazo flexionado, yo retrocedí hasta que me acorraló contra una pared, extendió su mano y sujetó mi mentón.

Yo con catorce años.
  –Eres muy guapito y bonito, vas a coger mucho cuando crezcas, déjame comprobar algo –posó su otra mano sobre mi entrepierna, rosó mi pene y sujetó mis testículos– Si, tienes huevos, pensé que no tenías putito –él sonrió– lo único que hace falta… es que te crezcan culero JAJAJA –comenzó a reírse de mí.

   Me encendí banda, yo no quería lastimarlo, él se lo buscó. Elevé rápidamente mi codo para golpear su cara pero lo esquivó, me miró sorprendido, luego levanté mi rodilla para golpearlo en los huevos, aunque por la diferencia de estatura no hubiera impactado fuertemente, él bloqueó mi rodilla con ambas manos.

   –Así que sabes pelear, esto va a ser muy divertido –me dijo poniéndose en guardia.

   Comencé a atacarlo, pero esquivaba todo burlonamente, eso me hizo enfurecer más, él trataba de acortar distancia para luchar conmigo y llevarme al suelo, donde tendría la ventaja. Yo no lo permití, al fondo del cuarto había un palo de madera utilizado en calentamientos previo a hacer ejercicio, durante la pelea traté de moverme hacia ese lado de la habitación con el fin de hacerme con él, lo conseguí. Empuñe el bastón de forma magistral, el patán quedó impresionado con mi habilidad.

   La ventaja de esta arma era que me permitía alejarlo de mí y así evitar que me llevara a la lucha en piso, yo era cinturón azul.  Logré golpearlo varias veces, él intentaba arrebatarme el palo, pero yo soy un maestro del bastón Bo, durante mis viajes, aprendí de la mejor. Trató de pasar mi guardia para aproximarse y reducir la eficacia de mis golpes, con cada intento yo retrocedía conservando mi distancia, hasta que… me atoré, ¡pendejo! no estaba familiarizado con el entorno, estuve tan preocupado por mantenerlo a raya que perdí la noción del espacio y topé con pared, esto entorpeció el movimiento de mi bastón y él aprovechó la oportunidad. Me sujetó de los hombros y comenzó a darme potentes rodillazos en el abdomen, una y otra vez, después me cargó y me estrelló contra un muro, yo caí a gatas, él me pateaba agresivamente en la cara y en el torso, yo trataba de cubrirme, el hombre no medía su fuerza, yo le había demostrado que era un oponente de cuidado.

   Continuó pateándome, hasta que sujeté su pie, velozmente me levanté y lo elevé por encima de mi cabeza, abriendo drásticamente su compás, lo que provocó que perdiera el equilibrio y cayera. Rápidamente me monté sobre él y hundí mis pulgares en sus globos oculares, él comenzó a gritar, trató de retirar mis manos de su cara, pero mi agarre era perfecto. Fue Jason quien me enseñó esta táctica a la edad de nueve años, no me medí banda, así es como deben hacerse las cosas, en aquella ocasión mi hermano me permitió cegarlo para que yo aprendiera. 

  Los ojos del patán comenzaron a sangrar, entonces paré. El daño, según yo, no iba a ser permanente, sin embargo, durante esta pelea, él ya no iba a poder ver. Mi hermano era capaz de luchar a ciegas, eso me consta, este tipejo no estaba a su nivel, a pesar de eso, se incorporó y utilizando el tacto, me sujetó fuertemente, ahorcándome con su brazo. La diferencia de tamaño y fuerza le daban la ventaja, no necesitó hacer palanca con la otra mano, en lugar de ello, me envolvió y aprisionó mis brazos y cuerpo contra el suyo mientras me asfixiaba. Aunque ciego, me tenía completamente sometido.

   No podía girar mi cuerpo hacia él, ni utilizar mis brazos para alejar el suyo de mi cuello, antes de perder la conciencia, lo pisé con todas mis fuerzas, esto disminuyó su concentración, lo pisé otra vez, ahora en el otro pie, fue entonces cuando pude girar mi cuerpo hacia él para evitar que me ahorcara, me agaché y logré escapar de su agarre. Él quedó ciego y desorientado, yo tomé nuevamente el bastón y comencé a golpear brutalmente su musculado ser, él no podía más que recibir pasivamente mis golpes. Luego de varios minutos de paliza, cayó de rodillas, aproveché para golpearlo fuertemente en la cara con mis propios puños hasta apendejarlo, se desplomó bocarriba. Inmediatamente clavé mi pie entre sus piernas, con una patada le aplasté las bolas, él chilló de dolor.

   –¡Esto es por tocarme los huevos! –le dije y volví a patearlo– literal– le di otra patada más– y figuradamente –lo pateé de nuevo– ¡esto es por Steff! –le di tres patadas seguidas que lo hicieron gritar en agonía.

   –Ahhh, ya basta morro, para por favor, ahhhh, me los vas a reventar.

  Yo lo ignoré, continué pateándolo en las bolas sin descanso, lo sujeté de los tobillos, él se cubría con las manos, hasta se las hice sangrar de la potencia de mis patadas.

   –¡¡¡Ahhh!!! ya no, por favor, ya cabrón, ahhh –él me suplicaba.

   Me detuve, lo miré totalmente débil y tembloroso, se sujetaba la entrepierna y respiraba agitadamente, apenas y podía moverse. Nuevamente me monté sobre él y puse mis pulgares en sus ojos.

   –¡Noooo! por favor, los ojos no ¡piedad! –comenzó a gritar.

   –¡Descúbrete los huevos! –le ordené, dócilmente retiró las manos de su entrepierna. Este hombre estaba completamente sometido a mi voluntad.

  Sujeté sus enormes testículos, una vez que logré un firme agarre, comencé a apretárselos.

   –Ahhh, ya wey, ¡yaaaaa! –comenzó a sollozar.

   –Dime lo que quiero oír –le dije.

   –¿Qué quieres que te diga? –preguntó suplicante.

   –¡Dímelo puto! –apreté con mayor fuerza sus bolas.

   –¡Eres mi amo! –gritó– yo soy tu esclavo… tu perro, no, tu perra, tú eres el alfa, fuerte y poderoso macho…

   –¿Qué pedo? no necesito que me reafirmes mi hombría, ni el tenerte sometido me excita ¡Dime lo que quiero oír puto! –volví a apretarle las bolas. Él chilló en agonía durante varios segundos.

   –¡Soy una basura! –gritó llorando– ¡soy una mierda! soy irresponsable y egoísta, misógino y machista, me he dedicado a utilizar a las viejas… mujeres, no me han importado sus sentimientos, solo busco mi propio placer, soy un miserable, poco hombre, pocos huevos –lentamente dejé de apretarle las bolas, finalmente, decía lo que yo quería escuchar– nada me cuesta usar condón y cuidarme, aún así no lo hago ahhh… prometo cambiar morro, neta te lo juro, voy a ser mejor, voy a respetar a las chicas, no volveré a coger sin protección, perdón por embarazar a tu elfa, ¡perdón! ¡por favor!

   Lo solté y me puse de pie, él se encogió llorando en posición fetal y así permaneció durante un largo rato, mientras yo trataba de calmarme.

   –¿Quién eres? –me preguntó desde el piso, ya tenía abiertos los ojos y me miraba– eres solo un morrito ¿cómo es que puedes pelear así? no hablo de tu técnica o habilidad que de por si son impresionantes. Tu violencia y crueldad no es normal

   –Tengo varo, viajé por el mundo y tuve buenos maestros –le respondí, no le voy a dar detalles sobre mi familia.

   –Gracias –me dijo cuando le di la espalda para irme, aún permanecía en el suelo.

   –¿Por qué?

   –Por no dejarme ciego o arrancarme los huevos.

   Yo jamás podría hacer lo que él dijo, pero no lo saqué de su error, que crea que me compadecí. ¿Recuerdan que les mencioné unos videos que subía Damian a internet y la gente los modificaba agregando a los africanos con el ataúd? rastreé el origen de los primeros videos editados para burlarse de mí, descubrí que provenían de Ohio, ¡Ohio! XD.

   El tipo si me dejó lastimado, me rompió varias costillas, dos dientes y prácticamente toda la cara se me hinchó, cuando llegué a Gótica, Bruce me preguntó qué me pasó, yo le conté todo, no omití ningún detalle. Estábamos en mi habitación, yo estaba sentado en mi cama. El se sentó junto a mí.

Mi padre, Bruce Wayne
   –Yo suelo ser distante, Jason era igual que yo, él nunca pedía ayuda, siempre resolvía todo por su cuenta, era muy independiente, no confiaba mucho en la gente, a veces creo que por eso se sintió tan traicionado. Cuando una persona así de arisca decide confiar en alguien, como él confió en Dick y en mí y es defraudado… en fin, yo lo permití, lo dejé mantener su distancia, para mí era más cómodo así. Analizando la situación, pienso que hice mal y que cometí un grave error –Bruce me dijo– ni con Dick, ni con Jason hice las cosas bien, espero que todo sea diferente contigo Tim.

   Se puso de pie y me indico que también me levantara, al hacerlo me rodeó con sus poderosos brazos y me apretó contra su enorme pecho, yo podía escuchar el latido de su corazón y mi cabeza se movía al compás de su respiración. En ese momento, me sentí totalmente protegido, sabía que nada malo podría ocurrirme en los brazos de mi padre.

   –Confía en mi Tim, por favor, no me mientas y no te guardes nada. Mientras yo esté vivo, nunca vas a estar solo, yo te quiero mucho, tú para mí eres…

   Él se detuvo, bajó su cara hacia mi cabeza para besarme el cabello, yo sabía lo que seguía, también sabía que él no se atrevería a decirlo, así que lo dije yo.

   –Soy tu hijo –susurré. Mi cabeza se sacudió cuando su enorme pecho se llenó de aire y suspiró.

   –Si Tim, tú eres mi hijo y yo soy tu padre, nunca lo olvides, yo siempre voy a estar ahí para ti.

   Banda, yo, no sé que haría si algún día Bruce o alguien de mi familia faltara, yo los amo con todo mi corazón. No me importa que Dick sea el primero o que Damian sea su sangre, yo tengo la total certeza de que Bruce es mi padre y de que yo soy su hijo, eso nada, ni nadie lo va a poder cambiar.

    Volviendo al tema de mi hermano. La anciana nos había dado excelentes pistas, pero no podíamos quedarnos con su testimonio, teníamos que obtener pruebas que comprobaran sus palabras. La clínica donde atendieron a Sheila durante su aborto era la misma en la que Steff dio a luz, ella iría para allá con el fin de averiguar más, sabía que era doloroso revivir esto y nuevamente me sentía estúpido por haberla traído. Yo mientras tanto visitaría el hospital donde supuestamente nació Jason.

   –No te preocupes por mí, si esto es importante para ti, yo lo voy a hacer “Cookie”–ella me besó en la boca y nos separamos.

   Me infiltré en el área de archivos ubicada en el sótano del hospital, busqué en los registros, 1992 era el año en que supuestamente nació Jason. Su cumpleaños era el 02 de febrero, no había nada sobre Sheila en ese mes, marzo tampoco, abril… ¡aquí está! 21 de abril ingreso de Sheila Haywood, nacimiento de su hijo Jason Peter, el 22 de abril de 1992. Ojalá mi hermano hubiera indagado su origen en vez de ir en busca de su madre biológica, él pudo haber descubierto esto, pero no buscó el pasado de esa mujer, sólo su entonces paradero presente.

   Debo admitir, que ir directo al encuentro con su madre, es decir, la fuente primaria de información, era el paso más lógico, además él quería conocerla. El corazón se me encogió, me sentí triste, mi pobre hermano murió por una mentira, murió buscando a su mamá. Saqué fotocopias del expediente, también le tomé fotos con el celular.

   Steff también tuvo éxito y consiguió copias del expediente que certificaba el aborto espontáneo de Sheila. No había duda, lo que nos dijo la anciana era verdad, mi hermano era hijo de un tal Willis y no del Guasón. Para concluir nuestra travesía nos dirigimos al Orfanato Wayne, éste abrió sus puertas en enero de 1994, Jason y ocho niños fueron la primera generación. Alfred me había comentado que Bruce recogió a Jason en septiembre de 1992, esto significaba que durante más de un año, siendo un bebé, mi hermano vivió en la mansión Wayne, confirmé esto con Alfred al volver al día siguiente.

   Ese día me sentí triste y melancólico, Steff ni se diga, para alegrarnos un poco decidimos ir al mismo edificio donde nos dimos nuestro primer beso y hacer un picnic nocturno romántico, con “botanita”, “musiquita” y “vinito” (ya sé que somos menores de edad y no debemos beber alcohol, pero ALV). Una cosa llevó a la otra y ahora si banda, hicimos “el delicioso”. Dormimos abrazados entre unas mantas, justo al amanecer ella me despertó y me volvió a besar apasionadamente. Por supuesto nos cuidamos, siempre lo hacemos.

   Como pudieron darse cuenta, lo que les acabo de contar ocurrió antes de que mi relación con Damian mejorara mucho, que por cierto, es cuando comencé a contarles mi historia. A partir de ahora narraré las cosas según me vayan sucediendo, ya no les hablaré en pasado ¿vale?

   Sobres pues, ahí luego bandera.

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