CONTIENE
BALLBUTING MUJER/HOMBRE
āEs una grandĆsima perra āmurmuró Daniel con mucho rencor. VeĆa desde la vitrina de su tienda el local de la calzada del frente. Era propiedad de su exesposa que por motivos de venganza inauguró una venta de pasteles robando su clientela con estratĆ©gicas ofertas.
Daniel tambiƩn es dueƱo una venta de pasteles su negocio familiar por herencia y que se estaba yendo abajo por culpa de esa infeliz.
āEsto no se va a quedar asĆ ānegó el hombre con los puƱos crispados, en el dĆa solo tuvo tres ventas mientras su ex tenĆa clientes por montones.
Daniel cerró su establecimiento de pasteles y cruzó hecho una furia la acera.
Ingresó al local y fue cuando recibió el impacto de la causa de su derrota, era una sala moderna donde las paredes resaltaban con dibujos de pasteles, habĆa mucho color y un agradable olor a torta reciĆ©n horneada. Sobre los mostradores se veĆan deliciosos y decorados bizcochos, nada que ver con su clĆ”sica pastelerĆa que se quedó congelada en la ambientación de 20 aƱos atrĆ”s. AdemĆ”s de los excelentes precios que ofrecĆa.
Hechos que aumentaron su furia, sus ojos se encontraron con los de aquella mujer que alguna vez fue su esposa.
āĀæQuĆ© quieres? āpreguntó ella con altanerĆaā. Para ti tenemos un rico pastel con relleno de cianuro.
āĀ”Es que no se puede caer mĆ”s bajo! āse quejó Danielā. Quedarte en mi barrio e inaugurar una tienda de dulces en mi frente. Ā”EstĆŗpida perra!
El hombre como loco comenzó a destruir los pasteles que devoraban la vitrina estrellÔndolos al suelo o pateÔndolos.
āĀ”QuĆ© haces, idiota! āgritó Graciela saliendo de la caja, comenzando a encolerizarse.
A Graciela Chacón ya la conociste meses atrÔs en la primera entrega de Reunión Familiar, una rubia con mucho carÔcter y ególatra.
āĀ”LĆ”rgate de mi zona! Estos pasteles son mis ideas.
Daniel continuaba eufórico daƱando la tienda ahora lanzando las tortas contra las paredes, decidido a acabar con el local de su competencia pero fue interrumpido por un golpe duro directo a las gónadas cortesĆa de Graciela.
Daniel dejó escapar un grito y se dejó caer de rodillas, ahuecando sus dolorosas bolas, su rostro se contorsionó por el dolor que sufrĆa.
Graciela furiosa estalló de risa al verlo moverse de un lado a otro meciendo su virilidad.
āOuuuuccchhhh āgimió Daniel haciendo una mueca de agonĆa.
āTe lo mereces por estĆŗpido āla mujer se reĆa atormentĆ”ndoloā. Esto lo que hace es darme mĆ”s fuerzas con mi tienda, estĆŗpido. ĀæTe dolió? Ā”Pues que raro porque tĆŗ no tienes huevos!
Desde su posición en el suelo, Daniel miró a su ex antes de intentar levantarse lentamente pero resbaló con la crema de un pastel y cayó quejÔndose y separando las piernas.
Los ojos del hombre se cruzaron cómicamente cuando recibió un puntapie en las bolas con el zapato de tacón de la mujer, aquello fue como si le hubieran destruido las huevas.
āĀ”Ahora vete de mi tienda o te irĆ” peor, desgraciado!
Graciela dejó que Daniel se levantara con dificultad.
Ćl hizo una mueca. Nunca se esperó una nueva arremetida de Graciela al darle una fortĆsima patada en la entrepierna.
Dejó escapar un gruñido ronco y se dobló, poniendo sus manos en sus muslos.
āĀ”Desgraciado! Te lo mereces por venir a mi tienda y destruirla. Ā”Falta de respeto! Ā”Lo pagarĆ”s caro!
Daniel gimió de dolor y comenzó a saltar arriba y abajo, agarrando su entrepierna. PodĆa sentir sus cocos palpitando dentro de su pantalón, el dolor se irradiaba desde los tiernos testĆculos a todo su cuerpo.
āDeberĆas ver tu cara āse rió Gracielaā. ĀæQuĆ© es eso? ĀæEs una lĆ”grima saliendo de tus ojos?
Se carcajeó de la risa.
āEstĆŗpida perra. Me encargarĆ© que cierres esta pocilga āDaniel se enderezó tratando de sacudirse el dolor.
āĀ”Primero cerrarĆ” tu tienda de mierda antes que la mĆa! ārugió Graciela, con eso lanzó el pie hacia la entrepierna de Daniel con toda la fuerza que pudo reunir.
Daniel dejó escapar un chillido agudo. Retrocedió unos pasos encorvÔndose y frotando su entrepierna, haciendo una mueca de dolor pero con una expresión de orgullo en su rostro.
āEsto no se va a quedar asĆ, perra.
āĀæAh sĆ?
Sin bajar la guardia el hombre fue directo a la puerta de salida encorvado y agarrando su hombrĆa.
āEsto no se va a quedar asĆ āsusurró.
La mujer estalló en una humillante risa:
āSĆ, vete, vete a llorar por tus huevitos que aquĆ la reina del pastel soy yo.
Una nueva carcajada atormentó los oĆdos de Daniel hasta que salió adolorido de esa miserable tienda.
Daniel tambiƩn es dueƱo una venta de pasteles su negocio familiar por herencia y que se estaba yendo abajo por culpa de esa infeliz.
āEsto no se va a quedar asĆ ānegó el hombre con los puƱos crispados, en el dĆa solo tuvo tres ventas mientras su ex tenĆa clientes por montones.
Daniel cerró su establecimiento de pasteles y cruzó hecho una furia la acera.
Ingresó al local y fue cuando recibió el impacto de la causa de su derrota, era una sala moderna donde las paredes resaltaban con dibujos de pasteles, habĆa mucho color y un agradable olor a torta reciĆ©n horneada. Sobre los mostradores se veĆan deliciosos y decorados bizcochos, nada que ver con su clĆ”sica pastelerĆa que se quedó congelada en la ambientación de 20 aƱos atrĆ”s. AdemĆ”s de los excelentes precios que ofrecĆa.
Hechos que aumentaron su furia, sus ojos se encontraron con los de aquella mujer que alguna vez fue su esposa.
āĀæQuĆ© quieres? āpreguntó ella con altanerĆaā. Para ti tenemos un rico pastel con relleno de cianuro.
āĀ”Es que no se puede caer mĆ”s bajo! āse quejó Danielā. Quedarte en mi barrio e inaugurar una tienda de dulces en mi frente. Ā”EstĆŗpida perra!
El hombre como loco comenzó a destruir los pasteles que devoraban la vitrina estrellÔndolos al suelo o pateÔndolos.
āĀ”QuĆ© haces, idiota! āgritó Graciela saliendo de la caja, comenzando a encolerizarse.
A Graciela Chacón ya la conociste meses atrÔs en la primera entrega de Reunión Familiar, una rubia con mucho carÔcter y ególatra.
āĀ”LĆ”rgate de mi zona! Estos pasteles son mis ideas.
Daniel continuaba eufórico daƱando la tienda ahora lanzando las tortas contra las paredes, decidido a acabar con el local de su competencia pero fue interrumpido por un golpe duro directo a las gónadas cortesĆa de Graciela.
Daniel dejó escapar un grito y se dejó caer de rodillas, ahuecando sus dolorosas bolas, su rostro se contorsionó por el dolor que sufrĆa.
Graciela furiosa estalló de risa al verlo moverse de un lado a otro meciendo su virilidad.
āOuuuuccchhhh āgimió Daniel haciendo una mueca de agonĆa.
āTe lo mereces por estĆŗpido āla mujer se reĆa atormentĆ”ndoloā. Esto lo que hace es darme mĆ”s fuerzas con mi tienda, estĆŗpido. ĀæTe dolió? Ā”Pues que raro porque tĆŗ no tienes huevos!
Desde su posición en el suelo, Daniel miró a su ex antes de intentar levantarse lentamente pero resbaló con la crema de un pastel y cayó quejÔndose y separando las piernas.
Los ojos del hombre se cruzaron cómicamente cuando recibió un puntapie en las bolas con el zapato de tacón de la mujer, aquello fue como si le hubieran destruido las huevas.
āĀ”Ahora vete de mi tienda o te irĆ” peor, desgraciado!
Graciela dejó que Daniel se levantara con dificultad.
Ćl hizo una mueca. Nunca se esperó una nueva arremetida de Graciela al darle una fortĆsima patada en la entrepierna.
Dejó escapar un gruñido ronco y se dobló, poniendo sus manos en sus muslos.
āĀ”Desgraciado! Te lo mereces por venir a mi tienda y destruirla. Ā”Falta de respeto! Ā”Lo pagarĆ”s caro!
Daniel gimió de dolor y comenzó a saltar arriba y abajo, agarrando su entrepierna. PodĆa sentir sus cocos palpitando dentro de su pantalón, el dolor se irradiaba desde los tiernos testĆculos a todo su cuerpo.
āDeberĆas ver tu cara āse rió Gracielaā. ĀæQuĆ© es eso? ĀæEs una lĆ”grima saliendo de tus ojos?
Se carcajeó de la risa.
āEstĆŗpida perra. Me encargarĆ© que cierres esta pocilga āDaniel se enderezó tratando de sacudirse el dolor.
āĀ”Primero cerrarĆ” tu tienda de mierda antes que la mĆa! ārugió Graciela, con eso lanzó el pie hacia la entrepierna de Daniel con toda la fuerza que pudo reunir.
Daniel dejó escapar un chillido agudo. Retrocedió unos pasos encorvÔndose y frotando su entrepierna, haciendo una mueca de dolor pero con una expresión de orgullo en su rostro.
āEsto no se va a quedar asĆ, perra.
āĀæAh sĆ?
Sin bajar la guardia el hombre fue directo a la puerta de salida encorvado y agarrando su hombrĆa.
āEsto no se va a quedar asĆ āsusurró.
La mujer estalló en una humillante risa:
āSĆ, vete, vete a llorar por tus huevitos que aquĆ la reina del pastel soy yo.
Una nueva carcajada atormentó los oĆdos de Daniel hasta que salió adolorido de esa miserable tienda.
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