Los nuevos integrantes (6/6): Fin del juego - Las Bolas de Pablo

Lo mƔs nuevo

3 ago 2020

demo-image

Los nuevos integrantes (6/6): Fin del juego

PicsArt_04-03-03.20.49

CONTIENE
BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE

Bastian estuvo entrenando en el gimnasio y se dirigía al despacho vistiendo únicamente un pantalón corto ajustado dejando su delicioso torso desnudo al aire. Abría la puerta de la oficina cuando escuchó un grito tenso que le indicó que alguien había recibido un golpe. Se estremeció.

El grito fue seguido inmediatamente por otro grito mƔs agudo.

Suspiró y abrió la puerta para entrar al despacho.

En el medio de la habitación, Alejandro estaba parado en una posición comprometida. Sus rodillas se tocaban, pero sus pies estaban separados un par de centímetros. Sus manos se aferraban a su entrepierna y tenía una expresión miserable en su rostro. Su boca tembló y sus ojos parpadearon.

DetrÔs de él, Unai sonreía como un loco. Sostenía una botella llena de agua, y parecía que acababa de anotar un jonrón.

—Hijo de tu madre —fue todo lo que Alejandro pudo decir. Ocupado con el dolor en su ingle que se expandĆ­a a todo su cuerpo.

—Eso es lo que obtienes por jugar con nuestros testĆ­culos todo el tiempo —dijo Unai con un gesto de satisfacción.

—Hijo de tu madre —repitió Alejandro, su cuerpo se mantuvo congelado de dolor. Soltó una tos, sus dedos masajearon cautelosamente su entrepierna.

—”Farid, te toca a ti! —gritó Unai.

Bastian miro alrededor de la habitación, buscando a su compadre.

Pero se llevó una sorpresa...

Fue pateado en los cocos desde atrÔs por el pie calzado de botas de su gran amigo Farid. La escasa tela del pantalón corto estaba mal diseñada para suavizar un golpe. Y el pie de Farid convirtió en tortillas aquel par de delicados huevos.
Screenshot_20200330-230423_1

En una fracción de segundos, Bastian dejó escapar un grito de sorpresa y se dobló, agarrÔndose la entrepierna.

—”Mierda! —sus ojos se llenaron de lĆ”grimas. Metió la mano dentro del pantalón corto, casi esperando encontrar su escroto lleno de mermelada de huevos. Aliviado momentĆ”neamente, aferró sus manos alrededor de dos orbes carnosos pero de los mĆ”s dĆ©biles entre sus familiares, aunque un poco hinchados, estaban vivos y enviando continuamente seƱales de dolor a todo su sistema nervioso causĆ”ndole ganas de vomitar.

—Te hemos estado esperando —en medio de risas, Farid dijo sobre Ć©l—. Casi empezamos sin ti… 
Screenshot_20200103-110626_1

Bastian sollozó de dolor. Sacó las manos de sus pantalón y agarró sus rodillas.

—Dale otro por si acaso —sugirió Unai.

Bastian observó a Unai. —”¿QuĆ©?!

Antes de que pudiera proteger su paquete, la bota de Farid lo golpeó de nuevo, chocando contra sus preciosos globos con una fuerza devastadora. 

Sus grandes testĆ­culos explotaron con un dolor intenso que tenĆ­a que soportar pero fue imposible y se desmayó. 

Cuando despertó estaba sentado en una mesa grande en el medio del salón. Sentía el aire acondicionado alrededor de sus bolas y supo que lo habían desnudado. Gimió mientras trataba de comprender completamente la situación.
_20200801_113627

Estaba sentado frente a Alejandro, sus piernas estaban separadas y los pies tocƔndose. Los dos estaban completamente desnudos.

Alejandro lo miró con una sonrisa de dolor en el rostro. —Hola —dijo mansamente.

Bastian gimió e intentó moverse. No tuvo ninguna posibilidad. Tenía las manos atadas a la espalda y los pies con cinta adhesiva a la mesa. Alejandro estaba en la misma situación.

—Estoy perdido —murmuró Bastian. 

—SĆ­ —asintió Alejandro—. Estamos perdidos... —se encogió de hombros—. Tal vez no deberĆ­amos haber jugado con sus testĆ­culos. 

El tĆ­o de Pablo Chacón lo miró fijamente. —”¿Nosotros?! Ā”TĆŗ te metiste con sus pelotas, no yo!

Alejandro se encogió de hombros otra vez. —Ahora estĆ”n buscando venganza... —se movió incómodo y Bastian se estremeció al mirar un trozo de cuerda atado alrededor de los testĆ­culos del joven.

Sus cojones estaban hinchados y rojos, y la cuerda atada a su alrededor estaba tan fuerte que la piel parecĆ­a brillante.

Bastian hizo una mueca.

—Lo sĆ© —suspiró Alejandro, siguiendo su mirada y mirĆ”ndose la entrepierna—. Mientras te desmayaste, se divirtieron un poco conmigo... Pero tus cocos tampoco se ven mejor... Bueno, aparte del hecho de que tienes el doble de tamaƱo de bolas que cualquier mortal. 

Bastian miro su entrepierna y jadeó.

Al igual que Alejandro, tenĆ­a una cuerda atada firmemente alrededor de su escroto, haciendo que sus testĆ­culos se abultaran en su saco.

—¿QuĆ© van a hacer con nosotros?

Alejandro suspiró y asintió con la cabeza ante un objeto que colgaba del techo.

Bastian abrió la boca ante el invento de Unai. 

El artilugio era bastante simple. Un aparejo con cuerdas y poleas. El anatomista de la familia Chacón no entendía cómo funcionaba, pero estaba bastante seguro de que iba a ser doloroso.

—En este momento, estĆ”n en la cocina —informó Alejandro—. Supongo que volverĆ”n enseguida y sabremos de quĆ© se trata. 

Bastian sonrió dĆ©bilmente. 

—Creo que preferirĆ­a esperar. 

No los acompañó la suerte. La puerta de la cocina se abrió y Unai y Farid entraron conversando alegremente.

—No lo creo —decĆ­a Farid riendo.

Unai se echó a reĆ­r. —SĆ­, y los testĆ­culos de Bastian son muy dĆ©biles.

Farid sacudió la cabeza. Desvió su atención hacia Bastian y sonrió. —Ahh, estĆ”s despierto.

Unai se frotó las manos. —Bienvenido a nuestro pequeƱo experimento. 

Bastian gruñó. —Unai, por favor… 

Unai sonrió gentilmente. —Es realmente bastante simple —agarró el extremo de la cuerda que rodeaba el pesado escroto y lo conectó a una cuerda en el aparejo con un gancho de seguridad. Luego hizo lo mismo con la cuerda que enmarcaba las pelotas de Alejandro. —Si tiro aquĆ­, deberĆ­as sentir el efecto de inmediato... —sonrió, agarró un soporte de madera y tiró con fuerza. Las cuerdas se tensaron con un repugnante sonido giratorio y la fuerza se tradujo directamente sobre los pobres y atrapados genitales.

Tanto Alejandro como Bastian gritaron de dolor al sentir estiradas sus pobres bolas magulladas.

Bastian observó sus testículos, visiblemente distanciados de su cuerpo. Cerró los ojos y gimió de dolor.

—Eso no fue lo suficientemente duro —se rió Farid. 

—¿EstĆ”s seguro? ĀæQuieres decirme que aumente la presión? —continuó Unai—. Se me ocurre algo —salió y regresó con un par de pesas, una de las cuales colocó en el soporte, creando una tensión continua en las cuerdas y los escrotos.

Bastian hizo una mueca. —DetĆ©n esto —dijo, tratando de sonar lo mĆ”s tranquilo posible, a pesar del irritante dolor gonadal. 

Unai y Farid se rieron entre dientes. Unai colocó otro peso sobre el soporte, haciendo que tanto Alejandro como Bastian gritaran de dolor.

—”Soy tu compadre, Farid!

—Lo siento amigo —negó Farid—, como mi compadre, debiste asegurarte de que Ć©ste jovencito no me rompiera las bolas a su antojo —alegremente levantó otro peso y lo dejó caer sobre el soporte.

La visión de Bastian se volvió borrosa cuando el dolor en sus huevos alcanzó una nueva dimensión. Soltó un gorgoteo tenso cuando Alejandro gritó con la fuerza de sus pulmones.

—”Mierda! —lloriqueó—. ĀæQuĆ© deseas?

Unai casualmente dejó caer otro peso sobre el soporte, sonriendo con satisfacción cuando Alejandro y Bastian volvieron a gritar con fuerza.

Ahora, cuatro pesas tiraban continuamente de los genitales, llenando tanto a Alejandro como a Bastian de un dolor estremecedor mientras sus testĆ­culos se sentĆ­an como si estuvieran siendo arrancados de sus cuerpos.

—¿QUƉ DESEAS? —gritó Bastian con voz aguda.
FB_IMG_15854320147535979

Farid sacudió la cabeza lentamente. Levantó la mano y la dejó caer sobre el soporte, haciendo que los pesos chocaran entre sí mientras las gónadas se separaban aún mÔs de los cuerpos.

Alejandro gimió como un gato estrangulado, acompañado de un chillido femenino.

Unai agregó otro peso, elevando el total a cinco.

Alejandro y Bastian se miraron. Ambos gritaban, con la boca y los ojos muy abiertos, y los genitales estirados lejos de sus cuerpos.

—”SE ME VAN A REVENTAR LAS BOLAS, FARID! NO QUIERO SER UN PUTO EUNUCO. 

—HIJO DE PUTA —gritó Alejandro. 

—”Oye! —Farid apretó el puƱo y lanzó un golpe rĆ”pido en el testĆ­culo estirado e indefenso de Alejandro—. Ā”No hables asĆ­ de mi santa madre!

Alejandro gritó de dolor, su cuerpo se sacudió, haciendo que los pesos se balancearan hacia adelante y atrÔs, encendiendo otra ronda de puro dolor en el cuerpo de Bastian mientras sus bolas se estiraban como nunca antes.

Farid lo miró y sonrió, después suspiró y apretó el puño.

—”No! —se lamentó Bastian—. Por… 
FB_IMG_15857817592434258_1

Con un golpe preciso, del puño Farid lo clavó en los pobres y torturados testículos. Bastian aulló como un hombre lobo. Seguido fue el turno de Alejandro.

—Lo siento, Farid. Lamento haber dejado que Alejandro se metiera con tus cocos. 

Farid miró a Unai, que se encogió de hombros y asintió.

—Muy bien —dijo Farid—. Disculpa aceptada.

Bastian suspiró de alivio. —Por favor —susurró—. Detente. 

—Ahora es tu turno —dijo Farid, volviĆ©ndose hacia Alejandro.

—”No entiendo! ĀæPor quĆ© deberĆ­a disculparme? Ā”No entiendo! —negó el muchacho.

Farid soltó una risa amarga y aplastó su puño contra el soporte, haciendo que tanto Alejandro como Bastian gritaran a toda velocidad mientras sus testículos se estiraban hasta sus límites amenazando su hombría.

—”Vale, vale, lo siento! —chilló Alejandro histĆ©ricamente.

—Quiero que prometas que nunca lo volverĆ”s a hacer —dijo Farid, levantando el puƱo en el aire.

—”¿Pero no es ballbusting de lo que se trata todo esto?! —se quejó Alejandro—. ”¿Por quĆ© diablos te molesta de que te fastidie las pelotas?!

Farid hizo una pausa por un momento. —”Porque las bolas de nosotros no se tocan! —gruñó. Agarró tanto la cuerda de Alejandro como la de su compadre con ambas manos y tiró tan fuerte como pudo.

Bastian emitió un sonoro grito y se desmayo sin poder resistir su dolor testicular. 
_20190606_202005

Cuando despertó, estaba acostado en el sofÔ con el cuerpo desnudo. Mantuvo los ojos cerrados por un momento. Sus bolas enviaban un dolor sordo y punzante a todo su sexy cuerpo.

—... te lo dije —escuchó a Unai decir—. Sus testĆ­culos son muy dĆ©biles.

Farid gruñó.

—Y yo tengo bolas de acero —dijo Alejandro alegremente.

—No exageres —dijo Unai—, estabas que chillabas como mi sobrinita. 

Alejandro se rio entre dientes.

Bastian abrió los ojos y gimió. 

—Bienvenido al planeta Tierra de nuevo, dormilón —sonrió Farid. 

Estaba sentado en una silla junto a Unai y Alejandro. Alejandro se veía sorprendentemente bien, a pesar de que su cabello todavía húmedo. Tenía una toalla envuelta alrededor de su cadera, y cuando se movió en su asiento, Bastian observó sus bolas hinchadas. Tragó saliva.
PicsArt_08-01-11.31.14

Bastian se acomodó en el sofa y observó su propia entrepierna. Al ver aquellos órganos rojos e inflamados gimió y rÔpidamente apartó la mirada.
Screenshot_20200401-091448_1

—Lo siento —habló Farid—, pero tĆŗ tambiĆ©n necesitabas que te enseƱaran una lección...

Bastian le dijo un insulto denigrante. 

Alejandro hizo una mueca. —Bueno, lección aprendida. No volverĆ© a golpear las joyitas de Farid, Unai o Bastian, entiendo que por su edad pierden dureza y representan un peligro para su avanzado corazón. 

—”Concha tu madre! —dijo Unai. 

Bastian y Farid sonrieron.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Pages

undefined