El jornalero (6/8): Gigolo - Las Bolas de Pablo

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6 oct 2020

El jornalero (6/8): Gigolo

CONTIENE

BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE

SEXO HOMOSEXUAL


La brisa nocturna del campo era testigo de la reunión entre Rodrigo y Fabián que se preparaban para sus acostumbradas sesiones de ballbusting. Desde semanas atrás, Rodrigo le estaba pagando a Fabián golpearle los testículos. Más allá de todo Rodrigo estaba enamorado de aquel heterosexual trabajador de su finca.


¿Te sientes preparado? preguntó Rodrigo, ya había palpado su entrepierna para comprobar si usaba protector testicular. El hombre confirmo con un movimiento de cabeza


Fabian
Los ojos de Rodrigo se clavaron en el paquete de Fabián, su protuberancia en el pantalón le gustaba, su pene se ladeaba a un lado y su parte trasera se metía entre sus nalgas, sus testículos reposaban entre sus piernas, repletos de semen de alta calidad viril.


—Quítate la camisa ordenó Rodrigo con voz de mando.


Fabián no sonrió, pero sumiso comenzó a quitarse la prenda, dejando al descubierto su pecho musculoso y con vellos corto. Rodrigo seguía mirándolo, sin sonreír, pero sumamente extasiado, camino hasta él y sin avisarle y para su sorpresa, lo estrecho entre sus brazos, Fabián seguía inmóvil.


Sucedió lo que por primera vez había deseado y lo que a Rodrigo se le había metido entre ceja y ceja al ver al masculino Fabián, lo beso en los labios, Rodrigo cerraba los ojos, Fabián no, parecía asqueado, pero sus labios finalmente se dejaron tocar por los de su jefe, cedió, se tocaron las lenguas y hubo mezcla de saliva entre ambos. Al dejar Rodrigo de besar a Fabián, sonrió, pero no hubo sonrisa por parte del empleado.


El pantalón azul de Fabián rodó sobre sus muslos y lo que Rodrigo creía se confirmó, el jornalero no llevaba bóxers.


Fabián por primera vez le pidió a Rodrigo que se desnudara


—Estoy decidido a tener sexo, esta noche contigo —dijo.

Rodrigo

Los ojos de Rodrigo brillaron y cada uno bajo sus propias manos empezaron a desvestirse, hasta que sin pena alguna se vieron desnudos, los ojos de Fabián se posaron en el tamaño de los huevos de Rodrigo


—Es un asunto de familia —se limitó a decir el varón Chacón.


Fabián sonrió y puso sus manos sobre las caderas de Rodrigo, el pene del jefe empezó a crecer e hizo un leve roce con el abdomen de Fabián.


¿Preparado? susurró Rodrigo.


—Sí.


Pero sin esperarlo, la rodilla de Fabián subió por los muslos de Rodrigo, chocando contra sus enormes bolas, esa noche el ballbusteado no iba a ser Fabián, el empleado se rebelaba a su jefe y no le importaba lo que sucediera con él al día siguiente. Rodrigo pegó un grito de sorpresa y de dolor, abriendo la boca mientras se dejaba caer lentamente al suelo. Pero Fabián le impidió caer, porque mientras bajaba, su mano le apretó los huevos.


Los gruesos dedos aplastaban sus gónadas, sin compasión como tantas veces Rodrigo se lo hizo a él, sus rodillas empezaron a temblar y miró a Fabián quien lo dominaba en ese momento, su expresión era una mezcla de venganza y satisfacción, Rodrigo no podía apartar la mano del jornalero de sus testículos, pero sentía que se le destripaban las tripas. Fabián soltó los huevos de Rodrigo, y el muchacho cayó al suelo mientras su polla resbalaba un grueso hilo de líquido preseminal.


Fabián agarró por los talones a Rodrigo y lo arrastró por el suelo, cuando el hombre Chacón dejo de sobar sus bolas, Fabián estrello su talón en los testículos de Rodrigo, que gritó de dolor mientras sus ojos se llenaban de lágrimas.


¿Te gusta, eh? —interrogó Fabián conectando de nuevo su talón contra las bolas de Rodrigo y haciéndolo gritar de dolor—. Espero que lo disfrutes aplanó las bolas una vez más, haciendo al pene de Rodrigo expulsar un cañonazo de semen parecido a un volcán en erupción pero de lava blanca, caliente y espesa. Fabián soltó a Rodrigo y el muchacho se acurrucó en el suelo llenando sus manos de semen.


Fabián mostró una bonita sonrisa y se arrodilló frente a Rodrigo y para tocarle el culo.


De improviso la lengua de Fabián empezó a recorrer la espalda y las nalgas de Rodrigo haciéndole al muchacho renacer una furiosa erección, la saliva se pegó al cuello de Rodrigo cuando el empleado estuvo mucho tiempo allí y le mordía el lóbulo de la oreja.


¿Qué haces, Fabián?...


Pero no hubo respuesta.


Rodrigo tenía cara de dolor y continuaba sobando sus maltratadas bolas. El grosor de la polla de Fabián, hizo que el muchacho doblara más la cara al sentir como lo penetraba. Y comenzó a bajar y subir sintiendo un creciente y benéfico ritmo, Fabián parecía extasiado de que su pene por fin penetrara un agujero, no miraba a Rodrigo, pero sus ojos denotaban placer, él estaba muy excitado.


Después de un rato de estar penetrándolo, Rodrigo sintió un cosquilleo por su estomago, su ano se comía con placer el falo de Fabián, aun sus bolas estaban adoloridas de los golpes y el jornalero empezaba a respirar con dificultad, perdido en el mundo del placer y a punto de hacer estallar su pene en un mar de semen. El empleado exhaló un suave gruñido cuando convulsionaba de éxtasis, y debido al excitante orgasmo que experimento su cuerpo escupió una fuerte masa de semen blanco y pegajoso, Fabián cansado se separó de Rodrigo y quedó tendido sobre el suelo mientras su pene seguía emanando el jugo de placer.


Segundos después Fabián se acercó al cuerpo de Rodrigo que estaba boca abajo en el suelo y con sus manos busco la barbilla del muchacho, los labios se volvieron a acercar en un profundo beso. Rodrigo sintió cosas emocionantes en el estomago, mientras el beso se prolongaba sucesivos segundos, al separarse las bocas Fabián miro a Rodrigo, y este también lo enfocaba. 


El jornalero observó la entrepierna de Rodrigo, el muchacho tenía el pene tan erecto como a principio de la reunión. Ante sus piernas abiertas, Fabián le dio un puñetazo en las bolas.


Rodrigo gritó adolorido y se revolcó por el suelo sobándolas, Fabián comenzó a colocarse el pantalón rápidamente sin ropa interior, agarro el jeans de Rodrigo y sacó todo el dinero que consiguió de los bolsillos, era mucho, salió de la caballeriza y se detuvo en la puerta a contemplar a Rodrigo que yacía en el suelo sobando sus gónadas, el rostro de Fabián no mostró ningún signo, simplemente se fue del sitio.

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