CONTIENE
BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE
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Javier
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Javier es un joven de 23 años, rubio y con los ojos de color verde, ha estado jugando waterpolo desde que tenía 12 años. Tiene un cuerpo fuerte que siempre ha llamado la atención de la gente. Hoy juega en el equipo estatal y estudia ingeniería informática en la universidad. En los últimos años, Javier descubrió un excitante gusto por el ballbusting entre hombres. Observando el volumen dentro del traje de baño de sus amigos de equipo, siempre se preguntó cómo sería destruir un par de pelotas después del entrenamiento en la piscina.
Javier pasaba horas observando los huevos mojados en los trajes de baño de los jugadores mientras jugaban en la piscina. Pero no existía nada comparado con el volumen del traje de baño de José, un waterpolista que también estudiaba informática. El cuerpo de José es muy musculoso, es blanco con cabello castaño y cara de chico malo.
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José
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Una tarde en la hora en que todos salían de los vestuarios para irse a casa, Javier se dio cuenta de que los únicos que aún estaban en el área eran él y José. Y tuvo una idea audaz: decidió espiar a José, el muchacho estaba mojado y sin camisa, solo con su traje de baño y zapatillas de deportivas. Javier se da cuenta que lo mojado de la prenda hizo que se atascaran con sus huevos y polla. Lo que le hizo poner extremadamente cachondo.
Javier observó los movimientos que José dio: comenzó a manipular una pelota de goma anti estrés, se tumbó en un banco y alzó la pelota en el aire atrapándola con su mano y poco después sucedió algo que hizo que Javier trepara por las paredes. La pelota de goma se desvió en un arco y cayó sobre José. Y golpeó justo en el medio de sus hermosas piernas, en los huevos, el golpe sonó como un látigo rompiendo un muro de concreto, sonando las bolas de José, haciendo que sus ojos se abrieran de dolor y su expresión aflojara un gruñido proveniente del interior de su estómago, pero luego su expresión cambió a una cara de profundo placer.
Javier no podía soportar ver toda la escena, su polla ya estaba dura de solo mirar a José, no supo por qué pero empezó a caminar hasta el nadador.
Los dos se miraron. José sosteniendo sus huevos tratando de controlar el dolor y Javier agarrando su polla erecta dentro del traje de baño.
—Hombre, ¿estás bien? —preguntó Javier.
—Lo estoy, ¿y tú también? —responde José señalando la polla erecta.
Javier dice medio incómodo:
—Estoy mucho mejor ahora...
—Ya veo... Amigo, esa pelota casi me hizo correr... —dijo José y comenzó a mirar la entrepierna de Javier, no era tan grande como la suya, pero aun así, sus bolas sobresalientes hacen un gran volumen dentro de su traje de baño.
—Yo también... —respondió Javier.
—¿De verdad disfrutas el ballbusting o eres de esos tipos que no pueden recibir un golpe en las bolas? —preguntó José
—Hombre, me gusta ...—antes de que Javier pudiera terminar la afirmación, José lo tiró al suelo y golpeó sus bolas, sus huevos rebotaron con la fuerza del golpe, haciéndolo acostarse en el suelo y comenzar a retorcerse de dolor con su manos agarrando su entrepierna.
—¡Ja, ja, ja, ja…! —José aún no había terminado de reírse cuando Javier tomó la pelota anti estrés y la arrojó contra sus gónadas.
—¡Ahhhhhhhhhhh! —gritó José.
A pesar del dolor extremo que José expresó, no evitó que Javier lo dejara noqueado nuevamente con dos puñetazos consecutivos.
La polla de Javier y la de José estaban duras como roca, mojadas por el presemen que botaba las cabezas.
—Mi turno ...—dijo José y tomó la pelota de goma, golpeando los huevos de Javier. Los testículos rebotaron con el golpe.
Javier experimentó una mezcla de dolor y placer al mismo tiempo que sus ojos lloraron de agonía.
Después de varios minutos fue el turno de Javier, quien a pesar de estar completamente dolorido y vencido por el dolor que provenía de su ingle, tomó la pelota entre sus manos y dijo:
—Abre más las piernas...
—¡Carajo!
Javier arrojó la pelota anti estrés contra las gónadas de José, haciéndole gritar de dolor y retorcerse en el suelo.
—Ahhhhhhhhh... ¡Joder! Amigo, vas a fulminar mis ganas de ser padre —se rió José.
El escroto de los dos chicos estaba completamente hinchado, duplicando su tamaño.
—Hombre, mis bolas son enormes, es muy doloroso. Mira tus testículos, son por mucho, más grandes que los míos —dijo Javier
—Y no has visto nada, la semana pasada un tipo me pateó tan fuerte que no pude ponerme el traje de baño para el entrenamiento, mis pelotas se hincharon tanto que se salían por los lados —dijo José levantándose.
Estaban sentados uno frente al otro.
—Algún día te invitaré a jugar a casa —propuso José. Se quitó el traje de baño y dejó que sus bolas cayeran al aire—. Pero ya me voy.
Al ver los testículos de José, hinchados con gruesas venas que saltaban a la piel, Javier no pudo soportarlo. Lanzó un chorro de semen en su bañador dejando sus genitales empapados del líquido blanco. Era un delirio tener a José desnudo ante él y no poder hacer nada.
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