La cáida de un dictador - Las Bolas de Pablo

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13 oct 2021

La cáida de un dictador

—¡De veras que ya no encuentro que hacer contigo, Marcos Rafael! —regañaba Marcos Chacón al mayor de sus nietos.

El adolescente de 16 años lo miraba con ojos bondadosos postrado en el sofá de una habitación en un hospital privado. En la cama Israel Chacón observaba la situación, lo acompañaba estando de pie, su amigo Jesús Morales.

—¡Espero que no cometas otra estupidez y elimines el video!

—Ya lo hice abuelo, perdón.

—¡Dame tu celular!

—¡No, abuelo! Ya borré el video. Crees que lo voy a tener ahí para que me vuelvas a joder con tus sermones, ¡estás loco!

Marcos Chacón se quedó observando al muchacho.

—¡No me faltes el respeto, Marcos Rafael! ¡Un broma estúpida más y te inscribo en la escuela militar sin derecho a salir los fines de semana! No eres un pendejo de 5 años.

Rafael se echó a reír.

—Pendejo como Vicente –dijo.

Marcos furioso hasta los dientes, reclamó. —Aún así el hijo de Simón ha demostrado más madurez que tú. Estoy decepcionado.

—¡Abuelo! ¡Ya les dije que lo siento, carajo!

El patriarca de los Chacón se giró sobre sus talones dirigiéndose hacia Israel y Jesús.

—Todo está bajo control —aseguró Jesús Morales, recientemente designado como jefe de gobierno en la isla—, el equipo de prensa de la gobernación se encargará de informar a los medios que el señor gobernador estará unos días alejado de sus quehaceres por una ligera intervención de gastritis.

—¡Es inaudito! —se quejó Marcos negándo con la cabeza.

—Ya está papá —sonrió Israel, levantó las sábanas y miró con horror sus bolas moradas e hinchadas, más grandes de lo que ya eran—, al menos estoy bien, varios días tomando desinflamatorios y retomaré mis actividades pronto.

—Jesús, encargate que el anuncio de la supuesta gastritis de Israel cale en el ojo público. Si la loca de Valeria Gargano se llega a enterar de la verdad lo usará en contra de todos. Estoy seguro que se burlará del malestar de Israel a pocos días después de su investidura.

—Todo está a pedir de boca —aseguró Jesús—. Se hizo firmar un contrato de confidencialidad con el personal de salud que atendió a Israel.

Marcos Chacón negó con la cabeza como gesto de resignación y molestia. Dirigió una mirada de furia a su nieto, todo despatarrado en un asiento y el muchacho clavó la mirada al suelo. Marcos Chacón salió de la habitación.

Israel y Jesús se instalaron a conversar asuntos de política regional. Rafael utilizó su celular para ingresar a los archivos y encontrarse con el vídeo que rememoró la razón por la que estaban en el hospital. El joven se colocó los audífonos y lo reprodujo.

En la pantalla apareció él, estaba situado en su habitación en la casa del gobernador.

—Hola, soy Marcos Rafael Chacón —saludó a la cámara—. Soy el único hijo de Israel Chacón Statuto, el recién electo gobernador de Orinoco. Es domingo por la mañana y el primer ciudadano de la isla descansa de una larga semana de trabajo, observen —se llevó el dedo índice a la boca en señal de silencio y abandonó la habitación, ocultándose tras las paredes consiguió enfocar en la sala de estar a Israel observando la televisión un partido de la NFL. El guapo gobernador vestía camiseta sin manga y pantalón corto negro, sus gruesas piernas velludas estaban desnudas. Rafael retornó a la habitación—. Esto es una calabaza —el muchacho colocó ante la lente de la cámara una inmensa fruta de color verduzco—, en muchos lugares es utilizada para el halloween, y hoy la voy a usar para la caída de un dictador. Ja, ja, ja.

El joven dejó la calabaza sobre su cama y salió a la sala, allí colocó su celular apoyado en un respaldo donde pudiese enfocar de mejor manera a Israel sentado mirando la televisión y el joven apareciendo de sorpresa detrás de él.

Rafael contuvo la risa y se fue corriendo a su habitación. Israel simplemente no le prestó atención, siguiendo enfocado en el apasionante partido de fútbol americano del que era fanático.

Rafael Chacón apareció en escena sosteniendo la calabaza caminando por el pasillo, cuando cruzó el umbral de la sala se atrevió a gritar:

—¡PIENSA RÁPIDO, ISRAEL!

De todos modos el gobernador no tuvo tiempo de reaccionar.

La calabaza cruzó volando el aire y aterrizó con bastante precisión y fuerza sobre su desprotegida hombría, pulverizando en el acto sus bolas.



—¡OOOOOoooooooooooh! —fue el largo y doloroso grito de Israel al sentir sus huevas ser aplastadas por la pesada calabaza que se estrelló en su hombría. El hombre cerró los ojos y abrió la boca mientras se agarraba los testículos.

Rafael salió corriendo y se situó a un lado de su celular para estudiar la reacción de su progenitor.

La calabaza rodó a un lado mientras el desafortunado Israel se retorcía de dolor en el mueble sosteniéndose los huevos, sintiendo el profundo dolor por todo su cuerpo y como sus grandes testículos palpitaban entre sus dedos.

—¡Ah, ah, ah! —era lo único que podía decir—. ¡Oh, oh, ooooooh! Mis bolas, ay, ay, Rafael.

Rafael tomo su smartphone y se enfocó, tenía una gran sonrisa en el rostro.

—Y así cae un dictador —dijo a la cámara a pesar de los ruidos dolorosos de Israel.

Volvió a enfocar al gobernador de Isla Orinoco, el cuál estaba acongojado en el sofa sosteniendo sus bolas y quejándose a más no poder. Su culo estaba elevado, la mejilla contra el sofá y ambas manos acariciando sus bolas.

—¡Me duele! ¡Aaaaaaaaah! —pudo decir el guapo hombre cuya fuerza corporal fue nula de solo recibir un daño en su hombría—. Aaaaaaaaah.

Rafael se rio y culminó la grabación.

De esa manera el Rafael que ahora se encontraba en una habitación de hospital decidió eliminar el video de la memoria de su celular. Tenía como plan editarlo para subirlo a las redes sociales, pero solo quedaría en proyecto después del terrible regaño de su abuelo. El muchacho se levantó del mueble y se acercó a Israel que estaba en solitario después de la salida de Jesús.

—Oye, Isra. ¿Estás bien?

Israel lo miró y después clavó la vista al televisor que transmitía un canal de noticias.

—Hombre no fue nada, el doctor dijo que en unos días bajará la hinchazón y estarás repuesto.

Israel siguió ignorandolo.

—Mano, voy a darte un abrazo para que veas que te quiero —anunció Rafael extendiendo los brazos e intentando acercarse a él, hasta que de la nada recibió un sólido puñetazo del propio Israel en sus partes blandas—. ¡Ay, gran cabrón! —al joven se le llenaron los ojos de lágrimas y cayó de rodillas al suelo frotándose las gónadas—. Israel, marica, eso dolió, tú nunca me habías pegado en las bolas. Aaaaaay.

—Por algo se comienza —sonrió Israel.

La puerta de la habitación se abrió y Marcos Chacón apareció en el umbral, sus ojos bajaron al suelo en donde Rafael yacía con la frente en el suelo sosteniendo sus genitales. Luego dirigió la vista a Israel que son una dulce sonrisa levantando y apretando el bíceps demostrando su fuerza. El patriarca de los Chacón, a juzgar por su rostro, se disgustó.

—¡Ustedes dos son un par de idiotas! —dijo antes de volverse sobre sus pasos e irse cerrando de un portazo.


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