EN BUSCA DE VIVIANA. Parte 1
AYUDA PATERNA.
CONTIENE BALLBUSTING F/M.
Tiene relaciĆ³n con los relatos: EL AHORA DE ALEXANDRA / EL ATAQUE DE LA VAMPIRA Parte 4 La clĆnica para adictos Parte 1 / A LA CAZA DE LA VAMPIRA Parte 2 y Parte 3/
Viernes 5:00 Am.
El Fuerte de Sevilla era el sitio de retenciĆ³n para Viviana Ocampo, —la hija del coronel de la policĆa Humberto Ocampo—, desde que la Vampira la raptĆ³ de la clĆnica para adictos.
La joven habitaba en un cuarto, custodiada sĆ³lo por un guardia y sin cadenas. El motivo para no intentar escapar —aparte de ser un laberinto el tercer subnivel del Fuerte—, era la dosis de heroĆna que a diario le suministraban.
Pero la noche anterior pudo ver en TV el arresto de su padre, entonces entendiĆ³ que su rapto no era por dinero sino para chantajear al coronel de la policĆa…Y ahora su progenitor estaba en problemas, la joven se culpaba, de alguna manera se sentĆa responsable, si no estuviera hundida en las drogas nunca hubiera sucedido aquello.
Esa noche no pudo dormir, se siente usada ahora que sabe la verdad, quiere escapar! Por primera vez su ansia por droga no la domina, le preocupa su padre, todos los insultos que le dijo cuĆ”ndo la internĆ³ en la clĆnica…Pero ahora sabe que la ama tanto que cometiĆ³ traiciĆ³n a los suyos, a la policĆa que ha sido su vida.
A las 5 Am la joven finge sufrir de abstinencia, llama desesperada a su Ćŗnico custodio, le ruega de rodillas una dosis de narcĆ³ticos. Este le dice que no tiene la dosis, en la maƱana le traerĆ”n la sustancia, como cada dĆa, debe soportar la “necesidad”.
—Por Dios!, la necesito ya!!!
Viviana se abrazĆ³ al sujeto, besĆ”ndole el cuello y pidiĆ©ndole sin fin la dosis, el hombre se alegra un poco al tener a la chica de 16 aƱos dispuesta a lo que sea.
Es cuando la mano de Viviana se cierra en el paquete del sujeto. Con furia la chica le aprieta las bolas de mediano tamaƱo de su captor.
—Maldito canalla! La joven le retuerce el escroto para aturdirlo lo mĆ”s posible. El varĆ³n esta rojo y con las venas del cuello infladas.
Por fin suelta el saco de pelotas del custodio y Viviana emprende la huida.
—Maldita zorra!!!
Mientras el sujeto se queda doblado cubriendo su dolida entrepierna, Viviana a toda prisa recorre el tercer subnivel…
…Es un laberinto, puede encontrar secciones iluminadas y otras oscuras, en cierta zona sufre de una tenue llovizna, la joven deduce que estĆ”n cerca de la bahĆa y el tercer subnivel quedarĆa tal vez bajo el nivel del mar…o el agua se filtra y de ahĆ el rocĆo.
Por fin ve mƔs luz y otras habitaciones, encuentra un telƩfono!
Llama a casa pero nadie contesta, se esconde debajo de un escritorio, puede escuchar al custodio muy cerca, quien lanza insultos en voz baja por su dolor testicular.
El jefe CHO-FER o esa mujer que llegĆ³ hace poco (La Vampira), no se deben enterar del incidente o podrĆa peligrar su vida. Por fortuna para el hombre hay pocas cĆ”maras en esa zona del subnivel 3, sin mencionar que parece que afuera del Fuerte algo sucede (Las 3 policĆas ya estĆ”n afuera e intentando ingresar)
Las llamadas a casa no son respondidas, tal vez no estĆ”n en casa sino pendientes de su padre detenido…que hacer entonces?
De pronto en la cabeza de Viviana aparece la imagen de NicolĆ”s, a Ć©l tambiĆ©n le insultĆ³ cuando la denunciĆ³ con su padre, deseaba lo mejor para ella y en vez de agradecerle le terminĆ³.
La chica marca el nĆŗmero de NicolĆ”s y la llamada entra.
Jueves 6:30 Pm.
Tras narrar su historia (EL ANTES DE ALEXANDRA ), Alexandra decidiĆ³ quedarse en casa de NicolĆ”s, el problema era la madre y tĆa del chico quienes no debĆan enterarse de la presencia de la adolescente.
Mientras Alexandra acariciaba a Mr Coddle con su mano derecha, escuchaba atenta a NicolƔs.
—…Y te quedarĆ”s en mi habitaciĆ³n cuando mamĆ” y mi tĆa salgan a trabajar.
Alexandra estaba de acuerdo.
Ya casi a las 7 Pm, la madre llegĆ³ a casa junto a la tĆa de NicolĆ”s, ambas coincidieron en su llegada. Apenas ingresĆ³, la mamĆ” llamĆ³ a su hijo.
La mujer le contĆ³ que en las noticias de las 6 Pm apareciĆ³ el coronel Ocampo —padre de Viviana—. El alto oficial fue arrestado por ayudar a la mafia, segĆŗn informaron en las noticias, su hija fue secuestrada y Ć©l fue chantajeado de esa forma. El coronel estĆ” siendo investigado y nada se sabe de su hija.
Los hechos dejaron a NicolĆ”s atĆ³nito, decidiĆ³ buscar en internet la noticia, y en su cuarto observĆ³ la nota periodĆstica. Alexandra notĆ³ lo perturbado de su amigo al regresar de charlar con su madre…EntendiĆ³ que debĆa prestar atenciĆ³n a la noticia que su amigo veĆa.
La joven escuchaba de NicolƔs:
—Pero ella estaba en una clĆnica para adictos, como se la llevaron?—NicolĆ”s ignoraba muchas cosas y las noticias no decĆan mucho, la mayorĆa se podĆa considerar especulaciĆ³n.
Al finalizar el video la joven quiso saber que sucedĆa.
—Lo conoces?—PreguntĆ³ ante un preocupado NicolĆ”s—Me parece algo conocido, alguna vez le vi.— Alexandra reconociĆ³ al coronel Ocampo como un visitante de su casa, dĆ³nde todo el tiempo su padre el general Volsfgalsfz se reunĆa con otros oficiales.
—Es el padre de Viviana, mi novia…bueno, exnovia, y ahora ella estĆ” en poder de quien sabe que criminal...
Alexandra recordĆ³ cuando ayer NicolĆ”s le contĆ³ fugazmente que ya no tenĆa novia, sin duda la ruptura fue reciente.
—Debo ayudarla…—NicolĆ”s estaba cabizbajo.
Alexandra pareciĆ³ entenderlo, se preocupaba por ella, pero al tiempo que podĆa hacer Ć©l?, eran asuntos de la policĆa y si estaba en poder de la mafia era algo que claramente superaba su posibilidades.
—EspĆ©rame, voy a salir.
—A dĆ³nde vas NicolĆ”s?—PreguntĆ³ preocupada la chica.
—Debo ir a la casa de Viviana…
El chico no sabĆa quĆ© hacer, irĆa a la casa de Viviana, pero que pretendĆa encontrar allĆ?, con el coronel arrestado y la hija secuestrada, su familia ni siquiera recibirĆa al exnovio de la joven, ademĆ”s tal vez ni siquiera estarĆan en casa con todos sus problemas.
—Espera…—Alexandra le detuvo del brazo—No tiene sentido ir a su casa, no obtendrĆ”s nada de eso.
—Y quĆ© hago?!—NicolĆ”s se veĆa muy perturbado—Si detuvieron a su padre, ella ya no serĆa de utilidad para los secuestradores, podrĆan matarla, si es que ya no estĆ” muerta—SacudiĆ³ la cabeza quizĆ”s queriendo sacarse esa idea.
Alexandra soltĆ³ su brazo, y el joven tomĆ³ su chaqueta para salir.
—No pienses eso, tal vez aun la quieran para pedir un rescate…
—Ojala asĆ sea, pero eso no cambia nada, debo hacer algo…
NicolĆ”s quedĆ³ en silencio un rato, Alexandra le veĆa, en su rostro se notaba una profunda preocupaciĆ³n por su exnovia.
—Espera!...Yo….yo te puedo ayudar!
Hubo un silencio, y la joven explicĆ³:
—Si quieres hacer algo, debes entender la situaciĆ³n, debes saber todo lo relacionado con el caso del coronel y quien tiene a tu exnovia…Solo entonces podrĆ”s hacer algo o por lo menos intentarlo.
—Y cĆ³mo podremos saber todo eso?
—Yo puedo encontrar esa informaciĆ³n…Mi padre el general, me la puede conseguir.
—Tu padre?, pero estas alejada de Ć©l…y porque te darĆa la informaciĆ³n?
—Le ofrecerĆ© volver a casa a cambio de Ć©sta.
NicolĆ”s se alarmĆ³:
—Pero no puedes hacer eso Alexandra, aun no decides tu futuro!
—Quiero ayudarte, —La chica se sonrojĆ³—AdemĆ”s, el volver a casa no es mĆ”s importante que ayudar a esa chica raptada, como podrĆa desviar la mirada sabiendo que puedo hacer algo.
NicolĆ”s pareciĆ³ entender.
—Gracias…
—AdemĆ”s—Alexandra sonriĆ³ levemente—Lo haces ver como si volver a casa fuera un castigo, tampoco irĆa a una mazmorra o algo asĆ, jajaja.
Ambos rieron un poco.
—Necesito dinero para hablar por telĆ©fono.
NicolĆ”s le ofreciĆ³ su telĆ©fono mĆ³vil, pero Alexandra mostrĆ³ su costoso telĆ©fono de la manzanita…No podĆa usarlo pues cabĆa la posibilidad de rastrearlo, igual con el de NicolĆ”s, debĆa hablar por un telĆ©fono pĆŗblico.
Con algo de dinero de NicolĆ”s, Alexandra vistiĆ³ su ropa y bajĆ³ por la ventana para correr en una direcciĆ³n. La chica se alejaba unas 10 cuadras y buscĆ³ un lugar de telĆ©fonos pĆŗblicos.
El plan se puso en marcha… Alexandra marcaba el nĆŗmero de su padre desde un telĆ©fono desconocido.
Y comenzĆ³ una peculiar conversaciĆ³n telefĆ³nica, dĆ³nde el general Volsfgalsfz de inmediato preguntĆ³ por el bienestar de su hija y le exigiĆ³ regresase a casa. La joven ignorĆ³ sus peticiones y le explicĆ³ que necesitaba un favor para alguien.
—Favor?, y para alguien?—El padre querĆa saber con quiĆ©n se relacionĆ³ su preciada hija.
—Estoy ayudando a un amigo, PapĆ”.
—Amigo?!—El tono del padre se volviĆ³ severo— Por Dios! no me digas que caĆste en las garras de un malviviente.
—PapĆ”!
—Si te ha tocado un cabello, te juro que…
—Oh Schei, PapĆ”!—Alexandra estaba enojada pero al tiempo sonrojada…MĆ”s aun cuando cerca de ella habĆa otras personas, no habĆa mucha privacidad por estar hablando desde un sitio pĆŗblico.
—Controla ese lenguaje, jovencita!
—PerdĆ³n, PapĆ”…
—Vuelve a casa hija, una seƱorita como tĆŗ no debe andar en la calle, y ni siquiera cerca de facinerosos.
—Ćl es un buen chico…pero que digo?, no te tengo que explicar nada!
—Claro que sĆ! eres una menor de edad y ese degenerado se aprovecha de ti…
Alexandra miraba al cielo fastidiada por la actitud de su padre.
—… Sabes lo Ćŗnico que buscan los hombres de una niƱa como tĆŗ.
—Ćl es menor tambiĆ©n, PapĆ”—La joven no debiĆ³ mencionar eso pues su padre pareciĆ³ enloquecer.
—Oh! Peor aĆŗn!, los adolescentes se dejan llevar por sus hormonas, y comenten imprudencias, dime tĆŗ y Ć©l han…intimado?
—PapĆ”!!!!—La chica ahora estaba mĆ”s roja que un tomate.
El tono del padre pasĆ³ del enfado al drama.
—Mi nena…Mi nena ha perdido su….dime la verdad Alexandra, has dejado de ser seƱorita?
—Schei!, eh, perdĆ³n!…PapĆ”, claro que no, yo nunca…Oh! Pero tĆŗ no deberĆa preguntar esas cosas!...Voy a colgar!—AmenazĆ³ la joven.
Ante lo que parecĆa un ultimĆ”tum para dejar de tratar ese tema, el padre se calmĆ³.
—Me disculpo, sĆ© que es tu madre quien debe hablar de esas cosas, pero ella no estĆ” ahora, seƱorita… Pero Ć³yeme bien hija, le tendrĆ”s que rendir cuentas cuando vuelvas.
Alexandra planteĆ³ dejar ese tema y centrarse en el motivo de la llamada.
Expuso el caso de Viviana, la hija raptada del coronel Ocampo, necesitaba toda la informaciĆ³n que le pudiese dar su padre sobre el caso del rapto y que mafioso era el responsable...A cambio ella volverĆa a casa.
El general no salĆa de su asombro ante la peticiĆ³n de su hija, pretendĆa que le diera informaciĆ³n confidencial, pero lo que mĆ”s le preocupaba es que de seguro se estarĆa metiendo en asuntos peligrosos, no podĆa ceder a una peticiĆ³n asĆ, pero por otro lado, ella ofrecĆa regresar al hogar, y toda la familia anhelaba eso.
El general no daba una respuesta. Era mejor que la joven dejara ese caso en manos de las autoridades, pero su hija siempre fue muy terca.
—PapĆ”, decide! No creo que estĆ©s haciendo tiempo…
La joven se referĆa a que si el general estaba intentando localizar la llamada nunca llegarĆan a tiempo, ella se irĆa antes.
Ante el silencio del alto oficial, la adolescente agregĆ³.
—PapĆ”, tu sabe que estarĆ© bien, tengo “esto” en mi muƱeca izquierda—La joven observĆ³ con seriedad su muƱeca y mano vendada—Yo puedo hacerlo, puedo ayudar a esa chica! Y puede no tener mucho tiempo…
—Con respecto a eso…lo, lo has usado?
—Lo usĆ© para escapar de la academia, eso ya lo sabias, pero desde entonces, NO.
—De acuerdo, hija…Y quĆ© hay de tu parte?
—En una semana me presentarĆ© en la casa… Es una promesa, logre resultados o no con la informaciĆ³n, juro por mi abuelo que regresarĆ©.
El general sabĆa que aquel juramento valĆa, y su hija siempre fue una persona que cumplĆa sus promesas, en eso le enseĆ±Ć³ bien.
Alexandra sonriĆ³, si su padre le enviaba la informaciĆ³n, ya serĆa un avance en ayudar a Viviana.
—PapĆ” no soy tonta, asĆ que no me enviarĆ”s la informaciĆ³n por mail o en una USB que puede ser rastreable, serĆ” en fĆsico, asĆ que envĆa a Elsa en su vehĆculo a traerme los documentos, si veo a alguien sospechoso cerca no aparecerĆ©….Ah! y llamarĆ© unos minutos antes a Elsa, y si no me envĆa un video de ella en el lugar que escogerĆ© y mostrando algo de los documentos, sabrĆ© que no cumpliste tu parte y no llegarĆ© al encuentro.
—SeƱorita desconfiada, eres una insolente!, saliste igual que tus hermanos mayores, pero cuando vuelvas a casa habrĆ” que recordarte modales, porque no voy a permitir, bla, bla, bla…—El general comenzĆ³ una serie de regaƱos, ignorados por la hija.
—Una hora antes del encuentro te enviarĆ© un mensaje con la ubicaciĆ³n, y date prisa porque serĆ” esta misma noche.
La joven se despidiĆ³ y colgĆ³.
Al regresar a casa de NicolĆ”s, la adolescente contĆ³ lo sucedido.
—Alguna idea de donde sea el encuentro? Debe ser un sitio pĆŗblico y con mucha gente, no confĆo en el general, podrĆa enviar a alguien para seguirme…En el estadio de beisbol podrĆa ser?
—No, los jueves no hay partidos, hasta el sĆ”bado habrĆ” juego.
De pronto NicolĆ”s mostrĆ³ una tenue sonrisa.
—Tengo una idea!
El joven le comenta que el lugar perfecto es su escuela, estos dĆas se desarrollan eventos deportivos, donde participan varias escuelas, e incluso universidades, el Ć”rea deportiva especĆficamente el coliseo permanecĆa abierto hasta el final de las actividades, casi siempre cerca de la medianoche, toda la zona estĆ” llena de deportistas y abierta al pĆŗblico.
—VestirĆ”s el uniforme deportivo de la escuela y nadie te distinguirĆ”!
Alexandra estuvo de acuerdo, con la condiciĆ³n que NicolĆ”s no fuera con ella, ni por accidente querĆa involucrarlo en sus asuntos con su padre.
El chico aceptĆ³ y acordĆ³ quedarse afuera de la escuela, esperĆ”ndola para volver juntos a casa.
NicolĆ”s saliĆ³ como un rayo y fue a casa de su amiga Mariela. (La misma de los relatos UNA VISITA A LA FARMACIA y LA FIESTA UNIVERSITARIA )
Por casualidad se la encontrĆ³, pues la chica estaba a punto de salir, NicolĆ”s percibiĆ³ en ella una mezcla de alegrĆa y tristeza…mĆ”s alegrĆa.
Fugazmente, Mariela le comentĆ³ que habĆa asistido anoche a una fiesta y habĆa hecho sexo oral al chico mĆ”s admirado de la universidad (HĆ©ctor ChalĆ³n).
NicolĆ”s en realidad no querĆa saber de eso.
Por otra parte, le comentĆ³ que su amigo Ernesto habĆa sido agredido la noche anterior, (LA NOCHE DE PESADILLA DE ERNESTO ) y ella se quedarĆa hoy a cuidarlo, para maƱana temprano tenĆan planeado ir a la policĆa a poner la denuncia por la agresiĆ³n.
NicolĆ”s enviĆ³ saludos a Ernesto (a quien conocĆa solo de vista) y le deseĆ³ pronta recuperaciĆ³n…El joven planteĆ³ a su amiga el motivo de su visita.
Como Mariela habĆa asistido a la misma escuela que NicolĆ”s aĆŗn tenĆa sus uniformes, y no dudo en prestarle la prenda deportiva a su amigo.
—SĆ³lo no la uses tĆŗ mismo, serĆa raro ver foros tuyas con uniforme de chica.
—Que bromista!...Ya te dije es para un asunto importante, te prometo que te contarĆ© todo en unos dĆas cuando tengamos mĆ”s tiempo.
Tras irse Mariela, NicolĆ”s pidiĆ³ prestada una motocicleta a uno de los hermanos de la chica, no era raro que a veces se la prestaran…Con Ć©sta tendrĆa un medio de transporte veloz para llevar y traer a Alexandra a su destino.
Rato despuĆ©s…
—Creo que te aprovechas con Ć©sta idea tuya…—ExpresĆ³ Alexandra al salir del baƱo, vistiendo la ropa deportiva de Mariela.
NicolĆ”s observaba lo bien que se veĆa la joven con esas ceƱida prenda…el uniforme contaba de un suĆ©ter manga corta, algo holgado, un muy pequeƱo calzĆ³n y medias altas que llegaban a los muslos.
—CuĆ”l?—NicolĆ”s desviaba la mirada ante la recriminaciĆ³n de la chica.
—Ay, no seas hipĆ³crita!, querĆas verme usando esta vergonzoso uniforme, muestra demasiado! — NicolĆ”s trataba de ver con disimulo a la chica, se veĆa muy hermosa en ese uniforme.
Alexandra trataba de bajar el suĆ©ter mĆ”s y mĆ”s, para que cubriese el pequeƱo calzĆ³n.
—Si mi padre me viese usando esto…se infartarĆa!
—Estoy seguro que en la playa has usado bikini…y eso cubre menos.
—SĆ, pero es en la playa, no en plena ciudad!
A las 10 Pm, NicolĆ”s fue a la cocina y tomĆ³ un rollo de papel aluminio, cargĆ³ su mochila y se disponĆa a salir.
—MamĆ”, saldrĆ© un rato, vuelvo a media noche, adiĆ³s!
Pero la madre dio un brinco de la silla que ocupaba y casi le detuvo.
—Un momento! a donde vas?
—Voy a verme con unos amigos.
La madre desconfiaba.
—Otra vez prestĆ”ndole la moto a esos chicos, —La madre escuchĆ³ la moto cuando su hijo llegĆ³, se asomĆ³ por la ventana y le vio guardarla en el garaje del vecino—A dĆ³nde vas en realidad muchacho endemoniado.
—MamĆ”, ya te dije, sĆ³lo voy por ahĆ con unos amigos, pero no voy a beber, tu sabes que yo no soy un borracho…y siempre llevo el casco puesto, ademĆ”s te lo repito, volverĆ© a media noche o un poquito mĆ”s, cĆ”lmate vieja.
—MĆ”s te vale no hacerme trasnochar como ayer, ademĆ”s, no me has contado lo que te pasĆ³.
—MamĆ”, te prometo que maƱana temprano te cuento todo…adiĆ³s—NicolĆ”s saliĆ³ como alma que lleva el diablo.
A continuaciĆ³n el joven fue en busca de un telĆ©fono pĆŗblico para enviar el mensaje del lugar y hora de la reuniĆ³n…serĆa a las 11 Pm en el coliseo de una escuela.
Al regresar se acerca al jardĆn y hace bastante ruido con la moto, la seƱal esperada por Alexandra para salir por la ventana del tercer piso.
La joven se asomĆ³ y NicolĆ”s descendiĆ³ de la moto, haciĆ©ndole una seƱal de que no habĆa nadie cerca. Le alegrĆ³ al chico ver que Alexandra no llevaba encima del uniforme su ropa comĆŗn (chaqueta y jeans)…Pero la adolescente no bajaba, en lugar de eso le hacĆa unas seƱales, como alejĆ”ndole.
NicolĆ”s no entendĆa que querĆa decirle y no era conveniente levantar la voz. Alexandra se retirĆ³ de la ventana y unos segundos despuĆ©s un papel envuelto caĆa a los pies de NicolĆ”s. Ćste decĆa: VOLTEATE!!!
El joven entendiĆ³, y acatĆ³ la orden de la chica que no querĆa ser vista bajando un muro con aquella prenda de deportes que tanta vergĆ¼enza le causaba. Alexandra descendiĆ³ y ya en el suelo, no aceptĆ³ palabra alguna del NicolĆ”s. La chica estaba roja de la pena y la molestia.
El dĆŗo se coloca los cascos y la moto arranca, Alexandra rodea la cintura de NicolĆ”s para sostenerse bien, Ć©l joven al principio se siente afortunado al ser sostenido por la chica, pero despuĆ©s sacude su cabeza…no es momento de eso.
REPRESENTACIĆN DEL DĆO EN MOTO.
NicolĆ”s es hĆ”bil conduciendo la motocicleta, va con gran velocidad y las frenadas son algo bruscas en los semĆ”foros. Con cada detenciĆ³n, Alexandra apoya su cabeza contra la espalda del chico, es un movimiento normal y el joven no se inmuta, estĆ” concentrado en la conducciĆ³n…
…Pero no es lo mismo con la adolescente…La constante cercanĆa con NicolĆ”s genera algo diferente en la muchacha…
…En otro semĆ”foro, la adolescente recuesta ligeramente su cabeza contra la espalda de NicolĆ”s, lo hace a propĆ³sito y permanece un rato ahĆ, sus mejillas se colorean al tiempo que se abraza con mĆ”s firmeza a la cintura del conductor…casi quisiera que nunca cambiara la luz roja.
Antes de llegar a la escuela se detuvieron, Alexandra sacĆ³ su costoso telĆ©fono y le instalĆ³ el chip, ahora podĆa llamar a Elsa en espera del video donde le confirmarĆa que cargaba con los expedientes
—No serĆa mejor usar un telĆ©fono pĆŗblico, aĆŗn se encuentran lugares abiertos para llamar, y por aquĆ cerca.
—No NicolĆ”s, no puedo recibir en un telĆ©fono pĆŗblico video o imĆ”genes de unos expedientes confidenciales, podrĆa meter a mi padre en problemas, debo usar mi propio telĆ©fono—NicolĆ”s entendiĆ³— Para eso es el papel aluminio, una vez reciba el mensaje de Elsa, apagarĆ© el telĆ©fono, sacarĆ© el chip y cubrirĆ© el telĆ©fono con Ć©l, eso bloquearĆ” cualquier rastreo o por lo menos lo dificultarĆ”.
La joven tomaba muchas prevenciones para con su padre el general.
Y asĆ, Elsa respondĆa con el video encargado, comprobando que se encontraba en el coliseo y llevaba consigo los expedientes del caso Ocampo.
Alexandra ingresĆ³ a la escuela sin problemas y sin ser notada, a Elsa le fue difĆcil reconocerla hasta que estaba a un metro de vista.
Tras un saludo corto…
—EstĆ” muy cambiada seƱorita Alexandra, se cortĆ³ el cabello…
—Ha habidos algunos cambios en mi vida, pero dejemos la charla, dame los expedientes.
Con los documentos en la mano, Alexandra se dispuso a marchar, pero Elsa le informĆ³.
—Dos cosas, seƱorita… La primera, Su padre enviĆ³ a unos hombres para detenerla, Ć©l no me dijo, pero yo soy curiosa y los vi hablar con Ć©l y despuĆ©s subir a un auto negro…Son 3 sujetos!, en mi viaje aquĆ reconocĆ su auto siguiĆ©ndome…Yo soy fiel a usted seƱorita, usted me ayudĆ³.
—Y te lo agradezco Elsa, pero la verdad ya me lo esperaba…Es un terco!
—Su padre se preocupa por usted seƱorita Alexandra, no sĆ© de quĆ© se trata pero usted se estĆ” metiendo con personas peligrosas y Ć©l no lo puede permitir.
—Yo sĆ© lo que hago Elsa, confĆa en mĆ.
—Como usted diga seƱorita…Y la segunda cosa, su padre me obligĆ³ a esto, asĆ que debo preguntar…lo siento.
—Y quĆ© es?
—Su padre quieres saber si ha perdido la virginidad….Lo siento seƱorita!—Elsa se mostrĆ³ apenada.
Alexandra colorada parecĆa a punto de estallar, pero se tragĆ³ el coraje y expresĆ³:
—Dile que le mando a decir, que no se meta en su vida privada!
Elsa se disculpĆ³ una vez mĆ”s.
Alexandra se dispuso a marchar, comenzĆ³ a alejarse, siempre pendiente de las personas a su alrededor, cuando ya tomaba rumbo a la salida, un hombre se le acercĆ³.
—DiscĆŗlpeme seƱorita, sabe dĆ³nde quedan los sanitarios?
—Por supuesto quedan…
De pronto la adolescente proyectĆ³ su calzado contra la entrepierna masculina…una potente patada se incrustĆ³ en los genitales del varĆ³n.
La joven se quedĆ³ frente a Ć©l.
—Crees que no te reconocĆ?
Y el plan del varĆ³n de tomarla descuidada se le invirtiĆ³ porque Alexandra reconociĆ³ su rostro como uno de los escoltas de su padre. La joven empujĆ³ al dolido macho, guardĆ³ los expedientes dentro del suĆ©ter y comenzĆ³ una carrera para salir del sitio.
Pronto dos hombres emprendieron tambiĆ©n la persecuciĆ³n, y asĆ en una zona mĆ”s despoblada se notaba claramente que eran los enviados de su padre.
Alexandra maniobrĆ³ dejando uno atrĆ”s, pero el otro—que habĆa desaparecido de la vista de la chica —apareciĆ³ ante ella.
El sujeto, mucho mĆ”s veterano llevaba un bastĆ³n extensible, un arma usada por la policĆa para golpear y reducir a los sospechosos.
Sin duda el general les dio permiso de golpear a su hija si era necesario, y con su colega en el suelo tomĆ”ndose los testĆculos, claramente era necesario usar la fuerza con la descarriada jovencita.
La adolescente parecĆa dispuesta a enfrentarlo, cuando el varĆ³n le lanzĆ³ un golpe con el bastĆ³n, la chica se deslizĆ³ entre sus piernas, aferrĆ”ndose al muslo derecho del hombre.
—AAAiiiii!!!! —GritĆ³ el veterano cuando la chica le dio tremenda mordida en la cara interna del muslo.
El dolor bloqueĆ³ al sujeto, quien dejĆ³ caer el bastĆ³n. Alexandra soltĆ³ la carne y mirĆ³ un poco mĆ”s arriba, expresĆ³:
—Expuesto!…—De inmediato le dio un puƱo ascendente en los testĆculos, los cuales tronaron.
La joven escapĆ³ mientras el veterano quedaba con la boca en forma de “O” y finalmente se desplomĆ³ sobre sus rodillas.
El tercer hombre ya casi la alcanza, pero la joven usa una enorme roca aledaƱa a la pared para impulsarse y da un salto alto, logrando volar el muro y asĆ salir del colegio…
…Pero el perseguidor no se rinde, usa la misma roca para proyectarse y dar su brinco. Siendo mĆ”s pesado no supera el muro, pero si logra sostenerse del borde, lo va a lograr!...
...Pero cae en la trampa de la Ɣgil adolescente quien le esperaba, y apenas le ve asomarse, Alexandra da un nuevo brinco desde afuera y le propina un veloz puƱo en la nariz; Tomado totalmente sin guardia, el sujeto de va de espaldas cayendo dentro del colegio.
El golpazo le deja el cuerpo adolorido y sin poder incorporarse. Desde afuera Alexandra alcanza a escuchar sus quejas y groserĆas, La joven expresa:
—VivirĆ”…
Le grita a NicolƔs, quien al verla agitada y en huida, prende la moto y ambos escapan sin perseguidores a la vista.
En el camino la joven sacia la curiosidad de su amigo, contando la emboscada puesta y cĆ³mo evadiĆ³ el cerco.
NicolĆ”s mantenĆa buena velocidad, pronto estarĆan en casa, pero casi a mitad de camino, Alexandra le pidiĆ³ detenerse.
—Debemos revisar los documentos.
—Revisarlos?, claro, pero lo haremos en casa
—No NicolĆ”s, debe ser aquĆ, mi padre pudo colocar algĆŗn rastreador en ellos.
Y asĆ el dĆŗo comenzĆ³ a buscar; No tardĆ³ NicolĆ”s en detectar un extraƱo dispositivo adherido a una carpeta.
En efecto era un dispositivo de rastreo.
—Lo sabĆa…Conozco a mi padre.
La joven se deshizo rƔpidamente del rastreador.
Es cuando en una carpeta abierta Alexandra nota una foto, queda boquiabierta, NicolƔs no sabe que le sucede.
—Que ocurre Alexandra?
—Es ella! —La fotografĆa era de nadie menos que de la asesina conocida como La Vampira.
—Ella?, quien?
—La mujer que tratĆ³ de raptarme en la academia…La de rasgos orientales.
NicolĆ”s observĆ³ la foto, conociendo por primera vez el aspecto de aquella peligrosa mujer.
—NicolĆ”s, esa maldita sin duda es la responsable del rapto de Viviana!
CONTINUARĆ…
***
ANEXO.
Cerca de las 11 Pm, La madre de NicolĆ”s pasaba por el cuarto de su hijo, alcanza a escuchar rasguƱos en la puerta, es Mr Coddle quiĆ©n se quedĆ³ adentro cuando el joven saliĆ³ a toda prisa. La mujer abre la puerta y el gato sale.
La madre curiosa ingresa al cuarto, enciende la luz y encuentra la cama desarreglada, piensa en tenderla cuando observa hacĆa el baƱo abierto, allĆ puede ver una chaqueta azul colgada, nunca habĆa visto esa prenda. Al tenerla de cerca la madre sabe que no pertenece a su hijo, la toma y huele…un olor ligero y suave inunda su nariz…de inmediato deduce:
—Una chica… Esto pertenece a una chica!
La madre se sintiĆ³ decepcionada con su hijo.
—Ay jovencito!, metiste a una chica aquĆ a escondidas* muchacho descarriado!, vas a tener que dar muchas explicaciones!!
*A Viviana se le permitĆa ingresar a la habitaciĆ³n del adolescente, siempre que no fuera de noche, ademĆ”s se trataba de su novia, y bien conocida por la madre.
***
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