A LA CAZA DE LA VAMPIRA, Parte 2 - Las Bolas de Pablo

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7 sept 2021

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A LA CAZA DE LA VAMPIRA, Parte 2

 

A LA CAZA DE LA VAMPIRA, Parte 2. (Relato Corto)

 

 CONTIENE BALLBUSTING F/M.

 

 

Continuación de A LA CAZA DE LA VAMPIRA Parte1.

 

Las víctimas de la asesina siguen en aumento, pero los operativos del trio de policías, lideradas por la capitana Gertrudis Ferrer, han enojado a la Vampira. Ahora por fin obtienen la ubicación de la guarida principal de la oriental.


 

 Eran las 6:30 Am cuando de civil y en un auto civil, las detectives pasaron frente a la casa objetivo…La guarida de la Vampira!

 

En una rĆ”pida inspección se dieron cuenta que habĆ­a 4 guardias externos (todos de civil) y cĆ”maras de vigilancia en lugares estratĆ©gicos de la periferia, cualquier llegada de personas, —asĆ­ fueran policĆ­as de civil— serĆ­a detectado por los guardianes de adentro (De los cuales se desconocĆ­an su nĆŗmero).

 

Gertrudis planeó la estrategia:

 

—Necesitamos atrapar a un guardia para que nos dĆ© la clave de las cĆ”maras, asĆ­ podremos manejar la situación a voluntad.

 

La capitana observó a sus 2 detectives.

 

—Yolanda, eres la perfecta para esta misión, debes distraer al sujeto.

 

Angélica se burló.

 

—Si Yolanda, usa lo que Dios te dio para engatusar a ese hombre…

 

Gertrudis regañó a Angélica.

 

—Yolanda, el blanco es aquel guardia, el que estĆ” mĆ”s lejos del perĆ­metro de la casa.

 

Yolanda estuvo de acuerdo y comenzó a caminar rumbo al guardia, el cual tenía un arma en su cinturón.

 

—CariƱo, sabes dónde queda el centro comercial Flores Imperiales?—Yolanda buscaba distraerle, sabĆ­a que aquel centro comercial quedaba dos cuadras del lugar.—Me dieron esa ubicación para llegar a dónde voy.

 

El varón de inmediato vio a la bella mujer en un apretado blue jean y se prestó a colaborar.

 

—Claro seƱorita, queda cerca, camine por aquĆ­ y tras cruzar a la izquierda avance unas dos cuadras y entonces…

 

—Oh! que complicado…—Le interrumpió la mujer—…Me podĆ­as guiar mejor.

 

—No puedo alejarme de la casa que cuido.

 

—Pero solo me acercas, vamos!, guĆ­ame!… a la izquierda dijiste?

 

Yolanda comenzó a caminar dÔndole la espalda al guardia, quien quedó boquiabierto ante la retaguardia de la mujer.

 

 

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Aquel apretadƭsimo blue jean resaltaba las enormes nalgas de la detective, las mƔs deseadas de su distrito de policƭa.

 

El pene del varón dio un brinco dentro de sus propios pantalones…Siguiendo su apetito masculino y sabido que la mujer claramente buscaba algo mĆ”s que indicaciones, el guardia fue tras ella.

 

Observar aquel culo le puso erecto, esperaba que la mujer no volteara de imprevisto o le sorprenderĆ­a ā€œcontentoā€.

 

Desde la distancia las compañeras observaban, Angélica opinó:

 

—Hombre despuĆ©s de todo, que fĆ”cil caen.

 

—Es una ventaja para esta misión, y tenemos suerte de que Yolanda sea muy bella.

 

—Eso dice usted, jefa—Se notaban una molestia en AngĆ©lica.

 

Apenas los caminantes doblaron la esquina, Yolanda se dio vuelta y atacó al guardia con una fuerte patada en los testículos.

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El empeine de la mujer habƭa sido certero al chocar contra el saco escrotal del guardia, quiƩn nunca vio venir el golpe.

 

La saludable mujer, dueƱa de aquella carnosa retaguardia pateaba bastante fuerte…Las pelotas del guardia sintieron esa fuerza, incluso sus cojones crujieron…El varón apretó los dientes para no soltar un quejido,

 

Yolanda le remató con un golpe con la palma de la mano (Teisho) en la quijada…

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REPRESENTACIƓN DEL GOLPE DADO.

 

…Cuando el macho retrocedió para tomar su mandĆ­bula, la detective le daba ahora una palmada en las pelotas que por un instante dejó sin protección.

 

El grito naciente del guardia fue silenciado por Gertrudis, quien por detrƔs le abordaba y cubrƭa la boca con la mano.

 

—Excelente patada baja, Yolanda—Felicitó la capitana, quien tenĆ­a mĆ”s que dominado al sujeto.

 

—Gracias, jefa.

 

—Bueno, para algo debĆ­a servir tu enorme culo, no?—Era claro que AngĆ©lica sentĆ­a celos de su voluptuosa compaƱera y se desquitaba con comentarios sarcĆ”sticos.

 

Antes de que Yolanda le reclamara, la capitana les llamó la atención:

 

—Atentas, vamos a hacer bien el trabajo, nada de distracciones!

 

Metieron al guardia al auto y le obligaron —So pena de un apretón testicular de AngĆ©lica— a decir la clave. Con Ć©sta tuvieron el control de las cĆ”maras y coordinĆ”ndose vĆ­a web con un genio de computadoras en la central de policĆ­a, pudieron apagarlas y manipularlas a su antojo.

 

La capitana llamó a los refuerzos mientras se encargaban de emboscar a los restantes 3 guardias:

 

Gertrudis se mostró cómo una mujer pidiendo información, no recurrió a la seducción como Yolanda, sólo a la sorpresa! Apenas el guardia desvió los ojos, la capitana ya le atacaba con la velocidad de un rayo…Un puƱo a la manzana de adĆ”n le impedĆ­a quejarse y casi al tiempo el respectivo puƱo en el bulto genital. El hombre cruzó los muslos y terminaba de rodillas. Un golpe ligero al oĆ­do y estaba nocaut.

 

AngĆ©lica por su parte casi deshueva al guardia que le tocó, se acercó por detrĆ”s y le clavó con violencia el botĆ­n entre las piernas, el macho quedó boquiabierto, doblado y con los muslos cruzados…En unos segundos encontró el pavimento.

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Un golpe de karate en la nuca y el hombre se dormía. La detective quedó aburrida de lo fÔcil con que le neutralizó. Se recriminó por patearle tan fuerte los testículos, de haber sido menos entusiasta en su agresión el sujeto le hubiera resistido mÔs.

 

Nuevamente Gertrudis se ocupó del tercer guardia, la capitana llegó por detrÔs y con sigilo metió una mano entre las piernas del hombre apretÔndole las pelotas mientras con su mano opuesta le cubría la boca.

 

—QuĆ©date quieto, huevón…

 

El macho se quejó en silencio, mientras su escroto era comprimido, sudó y torció los ojos, desmayÔndose.

 

Por fin aparecieron los refuerzos, los cuales en nĆŗmero de 6 y todos de civil penetraron a la casa.

 

Tomaron por sorpresa a los custodios internos, quienes resultaron ser 5 en total. Ni siquiera hubo un tiroteo.

 

—Rayos!—Se quejó Gertrudis al no encontrar a la Vampira, aunque habĆ­a indicios de que allĆ­ dormĆ­a. Mientras requisaban el lugar, se mantenĆ­an alerta por si corrĆ­an con la suerte de que la asesina volviera a casa…

 

…Agentes afuera aparentaban ser los guardias, y todo el sector residencial no se percató que algo habĆ­a sucedió en aquella casa vecina.

 

 

Tras asesinar a FandiƱez y apoderarse del compuesto B La Vampira llegó sola a su guarida, enseguida se dio cuenta de los guardias falsos…Estaba iracunda, su escondite favorito era allanado.

 

Con rapidez ingresó al segundo piso de la edificación, sabía todo de ese lugar y por una ruta alterna pudo evitar a los policías que registraban todo a su paso.

 

Cuando entró en su habitación notó que habĆ­a un policĆ­a de civil en la entrada, aun los ā€œPuercos saqueadoresā€ no llegaban a su cuarto.

 

TodavĆ­a podrĆ­a sacar lo que guardaba en una secreta caja fuerte.

 

La mujer estuvo atenta a los movimientos del policía, y cuando éste volteó un instante hacia la dirección opuesta, la oriental vio su oportunidad, cómo un rayo le atacó!, de inmediato le hundió un puño en la entrepierna.

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El policía abrió los ojos cuando sus pelotas parecieron aplastarse por completo, la mujer se incorporó para taparle la boca y evitar que soltara el grito que le nacía del fondo de los pulmones.

 

El agente se doblaba y ante la asesina quiso hacer algo, pero un golpe de karate en la nunca le dejó sin sentido.

 

—Maldito puerco!, —La Vampira le agarró los testĆ­culos, queriendo enterrarle las uƱas, pero desistió—Agradece que no te asesino, no por el tiempo que me tomarĆ­a, sino porque inconsciente no puedes sufrir y asĆ­ no vale la pena…

 

La mujer arrastró adentró al policía y cerró la puerta.

 

Una vez adentro sacó unos 15.000 dólares que guardaba en una pequeña caja fuerte, arrojó en la caneca de basura todo documento comprometedor que guardaba y le prendió fuego.

 

La mujer se dispuso a salir sin ser vista, como hubiera querido matar ā€œpuercosā€, pero entregar el compuesto B a su jefe era la prioridad…

 

…Pero lo que sĆ­ hizo fue dar otro puƱo en los testĆ­culos del policĆ­a, quien no pudo quejarse…

 

—Toma esto, maldito! —Pum! Sonó el puƱo al impactar la bolsa de bolas.

 

A la Vampira le pareció ver por un roto de los blue jeans del policía, un par de pollitos que se asomaban curiosos, le había roto los cascarones a los huevos?, obviamente solo fue su imaginación.

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—Maldita sea!—Expresó Gertrudis al saberse que alguien violó el perĆ­metro y noqueó a un policĆ­a…El cual terminó en el hospital con el escroto inflamado—FUE ELLA, ESTUVO AQUƍ!!!, Entró a la edificación justo en nuestras narices! —La ira de Gertrudis era inmensa.

 

La capitana ordenó un operativo de búsqueda por los alrededores sin resultados.

 

La Vampira se escondería por unas hora, incluso usó una fÔbrica abandonada para ocultarse, allí asesinaría a 3 ladrones que quisieron robarla. EL PECADO DEARNUBIS.

 

 

Aquella misma noche pasadas las 11 pm, el doctor Morales realizaba la autopsia de Fandiñez, el guardia de su laboratorio y de 3 ladrones de poca monta, el forense llamó al equipo de Gertrudis pues los 5 cuerpos tenían heridas típicas de la asesina.

 

—Pobres desgraciados—Expresó Gertrudis, al escuchar la descripción de las heridas de los muertos.

 

Angélica sintió asco al saber que a uno de los muertos le sacaron los ojos.

 

—Jefa, esa maldita es una sanguinaria, hay que eliminarla cuanto antes!

 

—Eso ni me lo digas, Soler—Respondió la capitana—Por ahora sólo concĆ©ntrense en investigar a ese tal FandiƱez, su muerte no me termina de cuadrar, parece un hurto, La Vampira le robó algo?, eso no me encaja, y si es asĆ­ quiero sabe que le robó…A trabajar!, esta noche ninguna se va a su casa!

 

Soler y Taylor no reclamaron, estaban muy centradas en su caso y el fallar en atrapar el dƭa de hoy a la Vampira les habƭa hecho compenetrarse mƔs en el caso, no descansarƭan hasta atraparla!

 

A la 2 Am. Gertrudis recibió una llamada, un informante al que llamaban Juvenal les dio un dato: La guarida de CHO-FER!

 

—Es una de las guaridas principales de CHO-FER, pero no es seguro que se encuentre allí—Explicaba Gertrudis minutos despuĆ©s a sus dos detectives—Pero ella si estarĆ” en el sitio, Juvenal me confirma que por dejarla sin su escondite principal, su jefe la llamó a esa guarida.

 

—Y si es confiable la fuente?—Interrogó AngĆ©lica.

 

—Claro!—Respondió la capitana—Juvenal ya en el pasado me ha dado información valiosa de las organizaciones mafiosas, es un valioso informante.

 

—Si CHO-FER estĆ” allĆ­ serĆ­a el fin del liderazgo de la mafia—Expuso Yolanda.

 

—Vamos ahora mismo? —Expresó Soler.

 

—No!, hay que ser muy delicadas con la información, recuerden lo que sucedió ayer con el coronel Ocampo.

 

Las detectives bajaron la cabeza, era una verdadera lÔstima lo sucedido al coronel: Al parecer había dado las rutas de patrullaje de la policía y acceso a información confidencial a la mafia. El medio día anterior había sido arrestado y ahora se exponía a un juicio. Fue un escÔndalo para la policía y todo el país se enteró en las noticias de las 6 pm.

 

Ahora mĆ”s que nunca debĆ­an desconfiar de sus compaƱeros, la mafia tenĆ­a infiltrados y si no se dejaban corromper ocurrĆ­a lo del coronel…Ninguna de las 3 odiaba al alto oficial, sabĆ­an por propia boca del coronel que accedió a las peticiones de la mafia porque tenĆ­an secuestrada a su hija Viviana….pocos pueden no ceder si tienen a su persona mĆ”s querida de rehĆ©n.

 

La capitana retomó la estrategia.

 

—El operativo debe involucrar al menor nĆŗmero de personas posibles, cualquier aumento de personal por el Ć”rea puede alertar al par de pillos…AdemĆ”s el plan debe ser minucioso y debo avisar al comandante para que envĆ­e refuerzo a mi seƱal.

 

La capitana tomó aire, ésta era la oportunidad de oro de darle un golpe final a la mafia.

 

—Soler!, Taylor! avisadas!, duerman un poco porque apenas amanezca empezarĆ” el operativo contra la guarida de CHO-FER y La Vampira!

 

 

Minutos antes Juvenal terminaba su llamaba a la capitana Ferrer.

 

—Te creyó?

 

—Si…si—El hombre con rostro de dolor era sostenido de los testĆ­culos por la Vampira, quien sonreĆ­a.

 

La mujer le soltó las bolas para al segundo hundirle un rodillazo en ellas.

 

—AAAHHH!!!—Juvenal cayó al piso.

 

La oriental se le sentó en el abdomen mientras se burlaba de él.

 

—Pobrecito, te duele mucho?, jaja, gracias a los contactos de CHO-FER dentro de la policĆ­a, pudo descubrir que eres informante de esa capitana de pacotilla…Cuando ataquen la guarida en mi bĆŗsqueda, caerĆ”n en una trampa, a esas les esperarĆ” una gran sorpresa!

 

Juvenal solo se quejaba.

 

—Por cierto Juvenal—Expresó la mujer mientras con su dedo Ć­ndice le palpaba la zona del estómago del hombre—Odio a los traidores!!

 

La mirada de la Vampira fue de enojo y tomando impulso enterró el dedo en el Ôrea del estómago del hombre, la dura uña de la mujer penetró profundo como si fuera un puñal.

 

Juvenal gritó y mÔs cuando le sacaban la uña y el dedo; La mujer le dio un cabezazo en plena nariz y otro mÔs, dejÔndole sin sentido.

 

La dama se levantó sobre un sangrante e inmóvil varón, quién pronto moriría en un charco de sangre.

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Acto seguido le quita la identificación al moribundo Juvenal y la guarda para ella. Cuando la policía recoja su cadÔver y le lleguen a identificar por sus huellas, ya hace mucho que las 3 policías habrÔn caído en su trampa.

 

La Vampira se marchó sin importarle dejar un cadĆ”ver tras de sĆ­, caminaba con una sonrisa por un tĆŗnel, rumbo a la estación del metro…Su ansiado desquite contra las 3 mujeres policĆ­as —Que tantos bienes le habĆ­an quitado— pronto tendrĆ­a lugar.

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—Jajajajajajaja! —Como se regodeaba ante lo que se tenĆ­a planeado.

 

—Una ayudita, damita…—Le habló un vagabundo que a esas horas estaba despierto en el tĆŗnel, No era una mala persona pero no le extraƱarĆ­a que la mujer escapara asustada, teniĆ©ndole por algĆŗn ladrón. Pero la mirada de la oriental era de absoluta seguridad e incluso retadora, el habitante de calle incluso pensó en alejarse de ella.

 

—Claro! por quĆ© no?, tampoco hay que ser malvada en todo, sin importar lo divertido que sea, jajajaja.

 

La mujer le arrojó al rostro un billete de 100 dólares, mientras se perdía a la distancia con su escandalosa carcajada.

 

 

CONTINUARÁ…

 

 

***

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