EL ATAQUE DE LA VAMPIRA, Parte 3. - Las Bolas de Pablo

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14 ago 2021

EL ATAQUE DE LA VAMPIRA, Parte 3.

 

EL ATAQUE DE LA VAMPIRA, Parte 3.

El destino de FandiƱez (Relato corto).

 

CONTIENE BALLBUSTING F/M.

 

 

Se acerca el amanecer y una mujer en traje de fiesta camina hacia un edificio, es algo extraƱo pues es un Ɣrea industrial y bastante solitaria a esa hora de la maƱana.

 

La mujer viste elegante, un impresionante vestido rojo y peinado impecable. Pero no se ve bien, parece algo tambaleante, se acerca a la puerta de aquel edificio de 3 pisos. El vigilante la ve venir.



El hombre detalla a la dama, es atractiva y de rasgos orientales. Deduce enseguida que debe venir de alguna fiesta o quizĆ”s un bar, aunque no hay muy cercanos…De todas formas ya amanece y la mujer no estĆ” para seguir la fiesta.

 

La femenina saca un cigarrillo y se lo coloca en la boca

 

—Tienes fuego, amorcito—El tono de la mujer es de ebriedad, todos los pensamientos del vigilante estaban en lo correcto.

 

El guardia busca un encendedor en su bolsillo, de pronto la ebria dama se apoya en su hombro, el sujeto sonrĆ­e, con gusto le darĆ” un “hombro amigo” si la mujer lo necesita…

 

…Sus pensamientos banales se magnifican cuando siente la mano de la mujer en su entrepierna.

 

La mano recorre con suavidad su bulto, casi masajeƔndole los testƭculos.

 

—Oh querida, si quieres acciĆ³n podemos ir adentro.

 

—SĆ­, eso quiero—La sonrisa de la mujer es de total aprobaciĆ³n.

 

El sujeto saca las llaves y abre la puerta de la edificaciĆ³n, la mayor parte del tiempo la mujer yace contra su pecho sin dejar de sobarle las pelotas por encima del pantalĆ³n.

 

La “pareja” ingresa y apenas se cierra la puerta tras ellos, la caricia en las bolas del guardia se transforma en apretĆ³n.

 

—AAahhh!!!—Se queja el macho cuando las uƱas de la mujer capturan sus testĆ­culos.

 

—Eres un estĆŗpido—La voz de la mujer ya no aparenta ebriedad, el hombre ahora sabe que todo fue una trampa y busca su arma, pero la otra mano de la femenina le bloquea el acceso a Ć©sta.

 

—Oh no…Nada de armas, querido.

 

Es la oriental quien toma el arma y suelta las pelotas del macho, Ć©ste retrocede de inmediato tomando su adolorida zona.

 

—Por cierto, gracias por dejarme entrar como tu amante…allĆ” afuera hay muchas cĆ”maras que lo registran todo.

 

Claramente la identidad de la mujer es la asesina conocida como La Vampira.

 

—QuiĆ©n eres y que quieres?—el macho se sobaba con desesperaciĆ³n los testĆ­culos.

 

—Vengo buscando algo, y tĆŗ me vas a decir dĆ³nde estĆ”.

 

—Vienes a robar?, aquĆ­ no hay cosas de valor!

 

—Y por eso tienen un guardia todo el tiempo afuera de un edificio casi abandonado?

 

—Maldita, el dueƱo es un cientĆ­fico loco y guarda sus cosas de quĆ­mica aquĆ­, no encontrarĆ”s dinero.

 

—Eso ya lo veremos, y levanta las manos!

 

—Me duelen las bolas, puta.

 

—No seas una nena y levĆ”ntalas si no quieres un tiro en la pierna como mĆ­nimo.

 

El guardia obedeciĆ³ y de inmediato la punta del zapato de la mujer se estrellĆ³ contra su peludo bulto de huevos.

 

—AAAHHH!!!!!!!—Enseguida el guardia se vio en el suelo.

 

Con su rehĆ©n a nivel del piso y en posiciĆ³n fetal, la mujer comenzĆ³ a revisar el sitio.

 

Sin encontrar lo que buscaba le exigiĆ³ informaciĆ³n sobre alguna caja fuerte. El guardia fue sincero al responder que no sabĆ­a nada.

 

—QuĆ© tonterĆ­a—Se decĆ­a a sĆ­ misma la mujer—Todo es como lo anticipĆ©, sĆ³lo esa persona sabrĆ” donde estĆ” lo que busco….En fin! a deshacerse de la basura.

 

La oriental se acercĆ³ al aun dolido guardia. Le propinĆ³ un puntapiĆ© en el costado, mientras revisaba su telĆ©fono.

 

—Hora de encargarme de ti, cariƱo…—Mientras observaba la pantalla, la mujer empezĆ³ a mover la otra mano, colocando sus afiladas uƱas a modo de garra

 

En el telĆ©fono no habĆ­a nuevos mensajes, sĆ³lo se leĆ­a el Ćŗltimo de hace 15 minutos.

 

Va para allĆ”…

 

 

Mientras tanto…

 

FandiƱez acababa de salir del apartamento de Ernesto, le dolƭan las pelotas despuƩs del enfrentamiento contra Ʃste. LINK:LA NOCHE DE PESADILLA DE ERNESTO.



El sol apenas asomaba en el horizonte, subiĆ³ a su automĆ³vil de lujo y tomĆ³ rumbo a su laboratorio clandestino, allĆ­ extraĆ­a la esencia clave para el sabor superior de la Show-Cola, la cual despuĆ©s enviaba a sus diversas fĆ”bricas clandestinas.

 

FĆ”bricas era un decir pues todas eran pequeƱas factorĆ­as dentro de viviendas comunes…



SUPONGAN QUE SON BEBIDAS CARBONATADAS EN LUGAR DE ALCOHOLICAS.

 

…AsĆ­ si un sitio era incautado tenĆ­a otros de respaldo…Aunque los sobornos a la policĆ­a local le mantenĆ­an a salvo de cualquier operativo de las autoridades, sumado a la asociaciĆ³n que tenĆ­a con miembros de la mafia, principalmente con aquel misterioso sujeto llamado CHO-FER.

 

FandiƱez llegĆ³ a un primer piso en la zona industrial, se trataba de un edificio de 3 pisos aparentemente sin uso, pero con una puerta de seguridad y siempre un guardia en la entrada principal…ExtraƱamente el guardia no se encontraba en su puesto.

 

Al ingresar, el quĆ­mico recorriĆ³ un estrecho y oscuro pasillo hasta llegar a un amplio salĆ³n, ese era su laboratorio. GuardĆ³ las muestras de esperma en un amplio refrigerador y se dispuso a marchar. El dolor de pelotas no le daba Ć”nimos para trabajar Ć©ste dĆ­a. IrĆ­a a su amplia casa para reposar.

 

—Ya te vas?—Se escuchĆ³ una voz femenina, la cual sorprendiĆ³ a FandiƱez.

 

—QuĆ©?...que haces aquĆ­?, como entraste?

 

La Vampira estaba sentada en un cĆ³modo sillĆ³n en la esquina del laboratorio.



—CĆ³mo entrĆ©?, tu guardia fue muy amable en dejarme pasar…aunque—La mujer dio una mirada detrĆ”s de una cercana mesa—Creo que ahora no se siente muy bien.

 

FandiƱez detallĆ³ cuando la oriental arrojĆ³ una pequeƱa toalla hacia sus pies, se le notaban extensas manchas de sangre.

 

—Y cĆ³mo te fue con tu cita?—FandiƱez supo ahora que le habĆ­an vigilado toda la noche.

 

—Ya lo sabes, no?

 

—Por tu rostro lleno de golpes no parece que fue una dulce velada.

 

—Es el sacrificio que hago por mi empresa…

 

—Sigues con esa tonterĆ­a de la Show-Cola, te confieso que no la he probado, dicen que es muy deliciosa. Pero ahora jamĆ”s la probare sabiendo lo que guardas en ese refrigerador.

 

—Viste en mi refrigerador, buscabas eso, verdad?

 

—AsĆ­ es, CHO-FER quiere el compuesto B.

 

—Supongo que ya tienen el compuesto A.

 

—Exacto, en la clĆ­nica para adictos fueron tan amables en facilitarlo, pero eso ya lo sabĆ­as no?

 

—Pero yo hice un trato con CHO-FER, no apruebo lo que pasĆ³ en la clĆ­nica, seguramente tĆŗ en persona fuiste la responsable de lo que pasĆ³ allĆ­.

 

—Una vez mĆ”s estas en lo correcto, pero tu trato con CHO-FER tenĆ­a un tiempo de duraciĆ³n y Ćŗltimamente le prestas mĆ”s atenciĆ³n a tu basura de bebida que a tus compromisos…

 

—Supongo que CHO-FER se cansĆ³ de la espera.

 

—Te lo voy a pedir amablemente, dame el compuesto B.

 

—Amablemente?, cĆ³mo con mi guardia?

 

FandiƱez arroja unos tubos de ensayos que estaban en una cercana mesa de experimentaciĆ³n, enseguida un montĆ³n de humo llena la habitaciĆ³n. Disimuladamente se habĆ­a acercado y detallado los compuesto ubicados en esta. CombinĆ”ndose nitrato de potasio y una fuente de azĆŗcar, una chispa y se genera el humo.

 

De inmediato el quĆ­mico emprende la huida o no es asĆ­?

 

La mujer oriental va en su busca, pero el humo interfiere su vista, escucha un sonido caracterĆ­stica y se arroja al suelo.

 

BANG! BANG! BANG! Son las detonaciones de un arma. Con la distracciĆ³n del humo, FandiƱez fue a una gaveta dĆ³nde bajo llave guardaba un revolver.

 

—Maldito!—Expresa la mujer quien desde el suelo comienza a moverse, sin duda hacia el origen de los disparos.

 

BANG! BANG! responde la Vampira con el arma del guardia asesinado.

 

El humo dificulta la ubicaciĆ³n de su enemigo, pero la Vampira rĆ”pidamente le cierra la ruta de escape.

 

Cuando FandiƱez parece estar en el pasillo que le darƭa vƭa libre hacia la puerta, recibe un golpe en los genitales.

 

—AAAAaHHH!!!!—Se queja el quĆ­mico, cuyas pelotas siguen muy lastimadas por el enfrentamiento con Ernesto.

 

Y es que oriental le estaba esperando y le acababa de dar una patada desde el suelo, el zapato de la mujer aplastĆ³ con fuerza las dolidas partes del hombre.

 Centrado en cubrir y sobar sus testĆ­culos, el arma de fuego terminĆ³ en el suelo…

 

Ahora FandiƱez era presa fĆ”cil para aquella depredadora…

 

El humo comenzĆ³ a disiparse y el encorvado varĆ³n ya podĆ­a ver a la mujer en traje rojo. Estaba seria.

 

—Esa fue una gran imprudencia, FandiƱez…te has ganado algo de mi enojo.

 

La mujer le enterrĆ³ las terribles uƱas en el hombro… el dolor en el varĆ³n fue intenso...enseguida era conducido por la oriental nuevamente hacia el laboratorio como si se tratase de un muƱeco de trapo.

 

—Donde estĆ” el compuesto B…—Ya en el laboratorio se detuvieron en todo el centro de la habitaciĆ³n.

 

FandiƱez se mordiĆ³ los labios por el dolor, no le dirĆ­a nada.

 

—Como quieras, cariƱo—La Vampira le liberĆ³ el hombro…tenĆ­a algo mĆ”s doloroso en mente para que soltara la lengua.

 

—AAAAAHHHHH!!!—Se quejĆ³ a todo pulmĆ³n el quĆ­mico cuando la oriental le agarrĆ³ de los testĆ­culos y con una impresionante fuerza le levantĆ³ unos centĆ­metros.

 

—Habla!—ExigiĆ³ la dama, que enterrĆ³ las uƱas en la masa gonadal del varĆ³n.

 

FandiƱez movƭa la cabeza de un lado a otro desesperado por el castigo a sus pelotas ya muy lastimadas, la saliva casi en forma de espuma salƭa por su boca.

 

La mujer uso la otra mano para sostenerle del cuello, manteniƩndole elevado. Las uƱas afiladas entraron en la piel, haciƩndole sangrar de inmediato.

 

Por fin las garras aflojaron y FandiƱez terminĆ³ libre de rodillas. La mujer comenzĆ³ a caminar de un lado a otro

 

—Puedes ahorrarte Ć©ste sufrimiento, querido FandiƱez. Sabes lo que tienes que hacer.

 

El hombre negĆ³ con la cabeza, era realmente terco.

 

La Vampira no se sentƭa excitada, ella querƭa un reto, pero FandiƱez no era peleador, y ademƔs desde antes ya estaba lastimado.

 

La mujer renovĆ³ su ataque. Se arrodillĆ³ ante FandiƱez, y le dio dos golpes en la cara, el hombre descubriĆ³ su entrepierna y la garra femenina se apoderĆ³ rĆ”pidamente de aquellas lesionadas gĆ³nadas….Enseguida lo hizo la otra mano.

 

—AAAAUUU!!!!

 

Las uƱas de ambas manos de la Vampira penetraron mĆ”s, y el quĆ­mico de inmediato se rindiĆ³.

 

—DĆ³nde estĆ” el compuesto B?

 

—EstĆ”…estĆ” en una caja fuerte, en el piso...

 

—Gracias—Las manos de la Vampira estaban manchadas de sangre, sangre de los genitales del quĆ­mico.



Tras limpiarse las manos, la oriental siguiĆ³ las instrucciones dadas.

 

MoviĆ³ el pesado refrigerador (el cual tenĆ­a ruedas) y justo debajo habĆ­a un acceso, al abrir la puertecilla encontrĆ³ una caja metĆ”lica con una cerradura digital. Introdujo la clave dada por el dolido quĆ­mico y encontrĆ³ un frasco metĆ”lico, estaba frio… Adentro estaba el compuesto B preservado perfectamente bajo cero en aquel contenedor.

 

FandiƱez por su parte estaba realmente en pĆ”nico, acunaba sus pelotas pero sentĆ­a una humedad en su pantalĆ³n, se trataba de sangre, la oriental le habĆ­a lesionado el escroto y la hemorragia estaba activa.

 

La Vampira se le acercĆ³ ya con su objetivo en mano y ayudĆ³ a incorporar al quĆ­mico. Por donde pasaba FandiƱez dejaba un goteo de sangre.



Le hizo sentar en el sillĆ³n que minutos antes ella ocupĆ³.

 

—Descansa un poco querido—La mujer buscaba algo en su telĆ©fono.

 

FandiƱez sabƭa su destino, y desesperadamente querƭa cambiarlo:

 

—DĆ©jame vivir, te darĆ© todo lo que tengo…me irĆ© de la ciudad y tu jefe no lo sabrĆ”.

 

—Hablando de mi jefe—La mujer al parecer ubicĆ³ un archivo en su telĆ©fono—Te dejĆ³ un mensaje…

 

Se reprodujo el audio: “FandiƱez serviste bien a la causa, el compuesto B es el complemento del compuesto A, siempre fuiste un cientĆ­fico muy prometedor…pero nuestra sociedad termina este dĆ­a. Vampira, encĆ”rgate por favor!”.

 

—Lo lamento FandiƱez, pero debo cumplir las Ć³rdenes de mi jefe.

 

La mujer levantĆ³ al quĆ­mico, el cual no tenĆ­a fuerzas para hacer nada, con violencia le arrojĆ³ contra una esquina de la habitaciĆ³n.

 

FandiƱez rebotĆ³ contrala pared para quedar en pie, sin defensa alguna en su ingle herida…La Vampira caminĆ³ hacĆ­a Ć©l con una clara intenciĆ³n…patearle los testĆ­culos!



El patadĆ³n contra en el bulto gonadal del FandiƱez fue brutal…El hombre no tenĆ­a fuerzas ni para proteger su herida hombrĆ­a y recibiĆ³ toda la fuerza de la Vampira.

 

—AAAArrrggg!!!—La cara del quĆ­mico se arrugĆ³ como si tuviera 80 aƱos.

 

La fuerte patada hizo que el sangrado escrotal aumentara, al contacto del zapato emergiĆ³ la sangre a presiĆ³n. El pobre quĆ­mico apenas se cubrĆ­a la masculinidad.



FandiƱez terminĆ³ en el piso en posiciĆ³n fetal. Lentamente la sangre brotaba de la herida, el quĆ­mico se desangraba….La mujer se le acercĆ³ y expresĆ³ con una sonrisa:

 

—Es tu destino FandiƱez…es el destino de todos los que se oponen a CHO-FER.

 

El hombre cerrĆ³ lentamente los ojos, la muerte le llegĆ³. La oriental tomĆ³ rumbo a la salida.

 

—Con los compuestos A y B en poder de CHO-FER, esta ciudad se enfrentarĆ” a algo nunca visto.

 

 

 

FIN.

 

 

***

 

 

 

 

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