EL ATAQUE DE LA VAMPIRA, Parte 1. - Las Bolas de Pablo

Lo mƔs nuevo

3 ago 2021

demo-image

EL ATAQUE DE LA VAMPIRA, Parte 1.

 

EL ATAQUE DE LA VAMPIRA, Parte 1.

Objetivo: El Navajas!

 

 

CONTIENE BALLBUSTING F/M Y M/M.

 

Tiene relación con el relato: MUJERES POLICƍAS Parte 3.

 

 

El Navajas, el jefe de sicarios de la mafia, había sido capturado por la oficial de policía Yolanda Taylor, la mujer recibió una medalla y muchas felicitaciones.

1

Pero que sucedió con el capturado?

 

El Navajas estaba en ā€œLA SIERRA MORENAā€ una prisión de mĆ”xima seguridad. Adentro estaba totalmente aislado de la población regular, incluso los guardias que tenĆ­an contacto con Ć©l fueron bien escogidos para evitar que fueran sobornados o presionados con sus familias desde el exterior.

 

 

DOS DƍAS ANTES.

2


…La rubia -originaria de los Estados Unidos-, le consentĆ­a el pene al Navajas, el macho se saboreaba viendo a aquella belleza en esa sexy ropa interior negra.

 

No tardó la gringa en desnudarse y recibir los besos del impaciente Navajas, quien ademÔs le tocaba las pequeñas mamas.

 

Con dos dedos la hembra extrajo de su coƱo un pequeƱo artefacto envuelto en plĆ”stico…se trataba de una navaja retrĆ”ctil, que por ser de fibra de carbono pudo pasar los detectores de metal…Ya fuera del plĆ”stico el arma estaba lista para ser usada.

 

Pero el varón se percató de la traicionera acción de la rubia y dio un brinco atrÔs poniendo distancia entre sus carnes y aquel objeto mortal.

 

La mujer se abalanzó lista a apuñalar al sicario, quien de una rÔpida patada en la mano le voló el filoso objeto. La hembra retrocedió en un mero instinto defensivo.

 

No entendió cómo la habĆ­a desarmado demasiado fĆ”cil…Estaba en problemas!, ella era consciente que no tenĆ­a la habilidad para enfrentar a un experto en combate mano a mano como lo era El Navajas.

 

Siguiendo su entrenamiento, la rubia enseguida buscó una ventaja, miró la entrepierna del desnudo varón. Sus bolas colgaban bastante.

3


Con todas sus fuerzas lanzó una patada contra los testículos del Navajas. Buscaba debilitarlo y tener oportunidad de retomar la filosa arma. Pero el hombre estaba bien atento y le interceptó la pierna.

 

—Oh, no no no, nada de eso monita, nada de golpes bajos…La Ćŗltima mujer con quien me peleĆ© me trató mal las pelotas, no mĆ”s!

 

El macho aprovechó la pierna capturada y atrajo a la mujer hacia él, le propinó un fuerte gancho en la boca del estómago dejÔndola boquiabierta, un impacto de puño en la frente y la mujer quedó con los ojos en blanco.

 

La agresora yacía desmayada en los brazos del sicario. El macho se saboreó de nuevo y le tocó a gusto una teta.

 

—Lo siento mi amor, pero desde que esa puta policĆ­a me atrapó ya no bajo la guardia con las mujeres…y menos si es una puta o finge serlo.

 

El sicario depositó a la extranjera sobre la cama y procedería a disfrutar de su cuerpo.

 

Terminado el abusivo acto, el sicario llamó a los guardias.

 

El criminal analizó el origen del atentado:

 

—SueƱan los jefes mafiosos si creen que me dejarĆ© matar tan fĆ”cil. Si quiero seguir respirando debo desconfiar de todos y de todas.

 

Conocido el suceso se armó el escĆ”ndalo. Era el tercer intento de asesinato contra el sicario en menos de un mes…Ésta vez una asesina novata y de poca monta tomó el rol de una prostituta para ingresar a la prisión y matar al sujeto.

 

La mujer fue rƔpidamente sacada del sitio y puesta bajo custodia policial.

 

 

ĀæPero porque para las autoridades era valioso El Navajas?

 

La fiscalía y otras agencias del gobierno habían tentado al criminal para que testificara contra sus jefes, toda la cúpula mafiosa de la ciudad. Inicialmente el Navajas fue leal, pero al ofrecerle el perdón de sus innumerables asesinatos, una nueva vida en protección de testigos y hasta una pequeña fortuna, el sicario aceptó delatar a todos.

 

Muchos pensaban que era una locura perdonar al sicario de todas sus atrocidades, pero si querían descabezar a toda la mafia de un solo golpe, aquel terrible sujeto era su única opción.

 

Cuando los mafiosos se vieron en riesgo de ser delatados comenzaron los intentos de asesinato.

 

Tras el nuevo atentado se suspendieron de inmediato las visitas de mujerzuelas al prisionero, uno de los ā€œgustosā€ que le habĆ­an concedido al valioso testigo.

 

 

EL DƍA DE HOY.

 

Una mujer de rasgos orientales estaba en la cabina de un camión junto al conductor. En la parte de atrÔs 8 hombres alistaban sus armas y tÔcticas.

 

La mujer usaba una chaqueta negra y pantalones de cuero rojo carmesƭ. Afilaba sus uƱas pintadas de negro.

4


El teléfono sonó y la mujer contestó:

 

—SĆ­ seƱor, dĆ­game…

 

—Todo listo?

 

—Si mi seƱor CHO-FER.

 

—Sabes bien que no hay margen de falla, Vampira. Tu objetivo es claro, El Navajas debe morir para que yo pueda ascender.

 

—SĆ­ seƱor, Ć©sta ciudad serĆ” muy diferente con usted a la cabeza de todo.

 

—Exactamente…no fracases, Vampira.

 

—Cuando le he decepcionado seƱor?, en dos horas el Navajas serĆ” silenciado para siempre.

 

La conversación acabó y el camión arrancó.

 

Media hora despuĆ©s el camión se estrellaba a toda velocidad contra uno de los muros de la prisión ā€œLA SIERRA MORENAā€, ubicada a 35 kilómetros fuera de la ciudad.

 

—Ja!, que imbĆ©ciles—Se burlaba un guardia en una torre de vigilancia de la prisión, el sitio albergaba 3 hombres y se elevaba casi 7 metros—Creen que estrellando un camión derribarĆ”n uno de nuestros muros?, ingenuos! Son de un grosor impenetrable, jajaja…

 

Sus risas fueron interrumpidas por una fuerte explosión, el camión traía explosivos y la detonación abrió un amplio boquete. Con el muro abierto se dio una salida de prisioneros, junto a un ingreso de 10 infiltrados armados

 

Los guardias se prestaban a jugar al tiro al blanco desde su alta posición privilegiada, cuando observaron un objeto volador en su dirección…Era un dron kamikaze que llevaba explosivos y que se estrellarĆ­a contra la torre de vigilancia, acabando con la vida de los 3 guardias.

 

El caos reinó la prisión, enfrentamientos en cada esquina, presos atacando a guardias y muchos otros escapando.

 

Con una buena zona de la prisión asegurada, la mujer oriental reunió a 4 hombres y les encomendó ir al Ôrea de baños y lavandería, si no estaba en el pabellón de celdas, El Navajas podría estar allí. La orden era simple:

 

—El objetivo es El Navajas, mĆ”tenlo a toda costa.

 

El equipo de criminales pagados tomó rumbo al Ôrea asignada mientras la mujer iba a las celdas, esperaba ser ella la premiada en hallar el objetivo, no estaría mal un pequeño duelo físico contra el exjefe de sicarios de la mafia, tenía entendido que era hÔbil con el cuchillo y buen peleador a puño limpio.

 

 

EN EL ƁREA DE BAƑOS Y LAVANDERƍA.

 

Durante el ataque, El Navajas se daba una ducha a solas, dos guardias le custodiaban cuando se escucharon las explosiones y el tiroteo inició. Pronto uno de los guardias fue llamado a la ā€œBatalla por la prisiónā€ mientras el otro permanecĆ­a custodiando al Navajas, quien apenas pudo colocarse los calzoncillos.

 

El macho poseía un cuerpo atlético y su calzoncillo mostraba el gran bulto de sus genitales, sin mencionar que por estar su piel algo húmeda, la tela se volvía transparente.

5


Minutos despuƩs los 4 agresores aparecƭan en el lugar.

 

El Navajas vio la entrada de los sujetos armados, el hombre en calzoncillos no podía estar mÔs desprotegido, su única esperanza de vida era el oficial de custodio que tenía al lado.

 

El dúo sicario/guardia se resguardó detrÔs de una enorme mÔquina de lavado de ropa. La puerta del Ôrea de lavado quedó bloqueada por 2 sujetos mientras los otros 2 revisaban minuciosamente.

 

El oficial de custodio de apellido Herrera no dejaba de temblar, el sicario le veĆ­a…éste guardia iba a protegerlo?

 

De improviso El Navajas le dio un golpe al guardia en la manzana de adƔn, seguido de un rodillazo en la ingle.

 

—Uughm!—Expresó el hombre, quien se cubrió las bolas mientras el preso le arrebataba el arma.

 

—Nada personal amigo, pero no me das mucha confianza de que puedas cuidar mi trasero.

 

El Navajas soltó un golpe con la cacha del arma y el guardia quedo sin sentido.

 

Los sujetos se movilizaron para llegar por los flancos al dĆŗo, pero es cuando El Navajas acciona el arma, un disparo perfora la clavĆ­cula derecha de uno de los atacantes.

 

El herido cae al piso y los otros 3 corren a cubrirse.

 

El sicario avanza con rapidez y llega con el derribado, quien le trata de apuntar, pero la herida le debilita el brazo. No tiene la fuerza para levantar el arma y defenderse…El Navajas lo sabe y actĆŗa a gusto.

 

—AAAhhh!!—Exclama el sujeto cuando El Navajas le pisa la entrepierna, el dolor le hace soltar el arma. Sus pelotas quedaron aplanadas ante el redondo talón del sicario.

 

—Adiós amigo!—Un tiro en la cara acaba con la existencia del sujeto.

 

El Navajas es intrĆ©pido y estĆ” consciente de que puede vencer a los otros 3…Se lanza a dónde ya sabe que estĆ”n cubriĆ©ndose los otros atacantes.

 

El atlƩtico hombre parece caƭdo del cielo, pues literalmente se arroja contra los 3 hombres, asƭ todos quedan aturdidos. El sicario es el primero en incorporarse y de un tiro le vuela la tapa de los sesos a otro atacante.

 

Los dos restantes responden con fuego de sus armas, pero el sicario se refugia tras un pequeño muro, a continuación se inicia un corto intercambio de disparos.

 

Pronto el semidesnudo macho se queda sin munición. Los dos tipos deciden acabarlo, aparecerÔn por ambos lados para así evitarle cualquier ruta de escape.

 

Pero cuando ejecutan su plan, uno ve venir algo velozmente contra el…Es un cuchillo que se clava en su cuello…El Navajas le quitó la filosa arma al primer enemigo, justo despuĆ©s de aplastarle las pelotas.

 

El herido se saca el metal del cuello…Obviamente la sangre fluyó rĆ”pidamente.

6


Con el rival próximo a la muerte solo quedaba uno.

 

Pero simultĆ”neamente a arrojar ese mortal navajazo, el sicario se abalanzó sobre el Ćŗltimo atacante, se dio un forcejeo en el piso donde el sicario le quita el arma…el sujeto reacciona apretando los testĆ­culos del Navajas, viĆ©ndole en calzoncillos es fĆ”cil ubicar el bulto genital del sicario.

 

Pero El Navajas muestra un rostro de enojo y responde rÔpido, le da un cabezazo en el rostro del sujeto, quién dolido le libera las pelotas. A continuación le conecta dos puñetazos en el rostro, dejÔndole aturdido.

 

Un segundo despuĆ©s, el sicario se incorpora y toma la navaja del acuchillado en el cuello, el individuo ya estĆ” muerto…Prefiere usar la navaja que un arma de fuego.

 

Con enojo entierra el cuchillo en la ingle del Ćŗltimo atacante.

 

—AAAHHHHHHHH!!!!!!— Exclama el varón con una fuerza sobrehumana, es su Ćŗltimo sonido en vida.

 

El sicario retira el cuchillo y otra hemorragia da inicio.

 

—Nadie se mete con mis pelotas…—El sicario escupe al sujeto, quien pronto recibe la muerte.

 

Ahora con una pistola y su ensangrentado cuchillo, El Navajas se presta a dejar el lugar.

 

En la entrada aparece una persona armada de fusil quiĆ©n le bloquea la ruta de escape…Es la mujer oriental!

 

 

MINUTOS ANTES…

 

Mientras los 4 sujetos iban y combatían contra El Navajas, la mujer oriental fue a la zona de celdas, allí no encontró al objetivo y atrapó a un guardia para que le diera la información que necesitaba.

 

—Dónde estĆ” El Navajas?!, respóndeme!—La mujer estaba cansada de perder el tiempo.

 

—No lo sé…No sĆ© dónde estÔ—Juraba el guardia mientras la mujer oriental le apuntaba con el fusil al rostro.

 

La mujer parecĆ­a molesta, sabĆ­a que le mentĆ­a abiertamente.

 

—Mira guardia de quinta, mĆ”s te vale decir la verdad o si no…

 

Fastidiada retiró el arma y usó las manos, con una le atrapó del cuello con firmeza, mientras con la otra le agarró los genitales…Aplicando fuerza con ambas manos elevó al guardia unos 60 centĆ­metros.

7


—Ughh, Ugh!—Expresaba el hombre al verse en alto y sentir como la mano de la mujer comenzaba a cerrarse con mĆ”s fuerza alrededor de sus pelotas.

 

—Habla de una vez o te arranco las bolas.—La presión sobre aquellas pelotas aumentó…el sujeto sintió como la mujer trataba de torcer su escroto.

 

—Ayyy, ayyy…—Cedió ante el castigo gonadal—EstĆ” bien, estĆ” bien…EstĆ” en la zona de duchas…

 

La oriental liberó al guardia y retomando el fusil le disparó en la cabeza.

 

—Eso es por hacerme perder el tiempo, imbĆ©cil!

 

 

VOLVIENDO AL MOMENTO ACTUAL.

 

La mujer aparecĆ­a en el lugar y momento indicado para enfrentarse al sicario.

 

El Navajas y la oriental estaban frente a frente, las armas de ambos se apuntaban, por un instante se miraron a los ojos, cómo asesinos reconocieron en el otro esa mirada de otorgar la muerte.

 

Los disparos comenzaron y tras 5 tiros ambos estaban a cubierto.

 

—AsĆ­ que tĆŗ eres El Navajas…un gusto conocerte.

 

—Lo mismo digo, desconocida.

 

—Eres bueno esquivando balas, Navajas.

 

—TĆŗ tambiĆ©n eres buena, Āæpero con quien hablo?

 

—Me conocen con el alias de La Vampira.

 

—Vampira?...TĆŗ eres la asesina del seƱor mafioso CHO-FER. He escuchado de ti. Dicen que eres muy buena en combate.

 

—No tienes idea, querido.

 

—Sabes, hice un par de trabajos para CHO-FER, pero nunca le vi en persona.

 

—Y nunca en la vida le verĆ”s…

 

—Supongo que tĆŗ llegaste luego…CHO-FER  es un mafioso relativamente nuevo, y en poco tiempo ha acumulado mucho poder.

 

—Y tendrĆ” mĆ”s poder despuĆ©s de hoy.

 

—Creo que en verdad debo estar preocupado, prĆ”cticamente han destruido esta cĆ”rcel para llegar a mí… Pero debo preguntar…Porque CHO-FER me quiere muerto? PrĆ”cticamente conozco nada sobre Ć©l, pensĆ”ndolo bien, Ć©l se beneficiarĆ­a de que delate a los otros mafiosos, asĆ­ tendrĆ­a menos rivales en los negocios.

 

—En eso te equivocas, cariƱo. Si la cĆŗpula de la mafia es arrestada por tus declaraciones, sus familiares y herederos les reemplazarĆ­an y todo seguirĆ­a igual, pero con tu muerte…

 

El Navajas entendió la idea:

 

—Con mi muerte todos los mafiosos estarĆ”n en deuda con tu jefe, estarĆ”n agradecidos de que silenciara a quiĆ©n los podĆ­a delatar…Tu jefe serĆ” prĆ”cticamente el lĆ­der de la mafia en esta ciudad…muy astuto su plan.

 

—En efecto, el que aceptaras el trato de la fiscalĆ­a abrió una interesante oportunidad para mi jefe…se vienen cosas buenas para Ć©l…Y tu muerte es el inicio de todo.

 

El sicario se quedó pensando un instante, sólo le quedaban un par de balas en su arma, no tenía buenas posibilidades de sobrevivir.

 

—Entonces que va a pasar, Vampira?, cómo quieres terminar con esto, sabes que los refuerzos de la policĆ­a no tardan, solo debo mantenerme vivo hasta que aparezcan.

 

—EstĆ”s en lo correcto, que te parece si acabamos esto de asesina a asesino.

 

—Me parece bien, asĆ­ el mejor quedarĆ” vivo.

 

—Jajajaja, excelente…tira tu arma.

 

No tardó la pistola en rodar por el suelo, la mujer se incorporó, al tiempo que lo hacía el semidesnudo criminal.

 

—Me das el frente estando aun armada…lo crees prudente?

 

—No dispararĆ”s, soy un asesino con experiencia y reconozco lo que vi en tus ojos…No quieres matarme de una forma simple, quieres hacerlo demostrando que eres la mejor…Eso es algo que se disfruta… Por eso me matarĆ”s sin disparos.

 

—En efecto, ansĆ­o reclamar tu muerte.

 

El Navajas mostró el cuchillo.

 

—El Navajas es mi alias, ahora verĆ”s el por quĆ©!…—La mujer arrojó a lo lejos su fusil— Y que usarĆ”s tĆŗ, alias La Vampira, tus colmillos? Jeje…

 

—No, usarĆ© mis uƱas.

 

El varón se tornó serio, aquellas no eran uñas normales, sería una confrontación difícil. La mujer se retira la chaqueta y estÔ lista para el combate.

 

El duelo inicia con El Navajas lanzando cortos y veloces golpes de cuchillo, la oriental los evita y responde con ataques de sus terribles garras.

El hombro del Navajas recibe un leve rasguƱo y su contraataque rasga la blusa de la Vampira.

Ahora cada arma estƔ frente a frente. El cuchillo contra las uƱas negras de la Vampira.

8


Se da un choque entre el metal y las uñas, estas resisten bien. Nuevo choque y fragmentos de uñas así como alguna chispa emergen, son dos objetos muy sólidos. De alguna forma la mujer ha fortalecido sus uñas volviéndolas tan rígidas como el metal.

 

Una abertura en la defensa de la mujer y el cuchillo pasa por encima del hombro de la Vampira. Un leve rayón en la piel la hace sangrar…La mujer sonrĆ­e…no es nada serio.

 

La Vampira agarra el brazo derecho del Navajas bloqueÔndole el arma, le ataca con un rodillazo en su estómago, pero el varón responde con un puño al hombro de la mujer haciendo que ésta le suelte el brazo y el cuchillo quede libre.

La Vampira comienza a jadear, igual El Navajas, la lucha es intensa, el sudor  emerge por los poros…pero los sonidos de la mujer son mĆ”s intensos y tiene un origen diferente al esfuerzo. El Navajas los reconoce…la Vampira estĆ” excitada.

—Eres una perra enferma, como gozas del duelo.

—No puedo negarlo Ha,ha,ha—No deja de sonreĆ­r la muy desvergonzada.

El Navajas lanza sendas cuchilladas al estómago de la Vampira, quien a pesar de romperle la blusa, los esquiva indemne.

La pelea continĆŗa, pero el manejo de ambas manos le da una ventaja a la mujer quien finalmente hace saltar el cuchillo de la mano del Navajas

Es cuando el desarmado varón le lanza una patada a cara, ello la detiene y le patea la rodilla, Ć©l retrocede…

…La mujer le da una patada a la cabeza, Ć©l retrocede mĆ”s… Finalmente contraataca, se da un intercambio de golpes, le varón le evita las garras y logra impactarla en el costado y aprovechando su desbalance le conectar un puƱo en la cara.

La mujer retrocede un instante, sangra del labio pero sonrĆ­e, se lame la sangre.

Ahora se da la ofensiva de la Vampira, quiĆ©n finalmente logra hacer efectiva su ventaja con las uƱas…Le aruƱa el brazo y el abdomen…El Navajas se ve herido, no son lesiones profundas pero sangra, debe retroceder!

El varón estĆ” fuera de balance, la mujer le conecta una patada voladora a la cabeza y el queda en el suelo boca abajo, intenta levantarse pero la Vampira le propina un puntapiĆ© en las costillas y enseguida otro, al macho le falta el aire…

…Un tercer golpe de pie a los costados deja al Navajas sin nada de oxĆ­geno.

La excitada oriental no le da tregua y le impacta una fortĆ­sima patada en la mandĆ­bula. El Navajas queda tendido en el suelo boca arriba.

La mujer se inclinó ante el derribado macho, quién aturdido estaba a su merced.

PodĆ­a ver su cuerpo completamente sudado, su calzoncillo al estar empapado era mĆ”s transparente, allĆ­ acostado en el piso se veĆ­a su polla semirrecta descansando hacia la izquierda…Y aquellas pelotas dentro del escroto recogido, —Sin duda por efecto del ejercicio y el estrĆ©s del peligro— estaban muy cerca de ella.

9


La Vampira se incorporó, seguía agitada de la excitación, llevó una pierna hacia atrÔs y le descargó un fuerte puntapié en los testículos.

 

El choque de la punta del calzado contra sus pelotas hace que el macho reaccione con un grito de dolor y desesperación:

 

—AAAAhhhhhh!!!!!!!!!

 

Tras el grito, El Navajas no da mƔs seƱas de resistencia, ha quedado inconsciente.

 

Es el fin del Navajas y la Vampira ya decidió su destino.

La mujer se arrodilla de medio lado al macho, con su mano izquierda irrumpe en su bulto testicular, hundiendo sus afiladas garras. Las uƱas se cierran penetrando en el escroto el cual sangra de inmediato…En su inconsciencia el cuerpo del varón se tensa al mĆ”ximo.

Sin soltar sus genitales, la mujer se acerca al cuello del Navajas y clava sus dientes en el sitio justo.

El dolor de pelotas y cuello se suman haciƩndole reaccionar.

—AAAAAAAAAAHHHHH!!!!—El macho da un aterrador alarido.

La mujer usa su mano derecha para mantener al Navajas acostado, por fin se retira la boca de la mujer para traer consigo un pedazo de carne.

La Vampira le destrozó la carótida, una hemorragia a presión surge y se extingue la vida del Navajas.

La mujer se incorpora jadeante, su boca gotea sangre, el enemigo estÔ inerte y yace rodeado de un impresionante charco del rojo líquido vital. No tarda la femenina en tocarse el clítoris sobre el pantalón.

La muerte del Navajas significó la inmediata huida de los atacantes…

Con el sicario murieron los esfuerzos de las autoridades por enjuiciar a los jefes mafiosos de la ciudad. Ahora no habría obstÔculos para que el misterioso CHO-FER aumentara su poder entre la cúpula de la mafia.

 

FIN.

 

***

 

NOTA: …Ahora no habrĆ­a obstĆ”culos para que el misterioso CHO-FER aumentara su poder entre la cĆŗpula de la mafia…o si lo habrĆ­a?

Lean el siguiente relato de La Vampira: SANGRE MAFIOSA.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Pages

undefined