EL ATAQUE DE LA VAMPIRA, Parte 4.2 - Las Bolas de Pablo

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28 ago 2021

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EL ATAQUE DE LA VAMPIRA, Parte 4.2

 

EL ATAQUE DE LA VAMPIRA, Parte 4.

La ClĆ­nica para Adictos, Parte 2 de 2.

 

CONTIENE BALLBUSTING F/M.

 

 

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En la primera parte, La Vampira y 3 secuaces asisten a una clĆ­nica para adictos, la cual es dirigida por Federico Monroe. AllĆ­ presencian los efectos del compuesto A, el cual ademĆ”s ha sido usado para que pacientes de la clĆ­nica se inmolen causando el caos en la ciudad. La Vampira y Monroe tiene una conversaciĆ³n en dĆ³nde el psiquiatra trata de reclutar a la asesina para crear una organizaciĆ³n criminal ellos mismos, pero la oriental rechaza la oferta y le va a asesinar por cometer errores en su trabajo. Monroe llama a 3 guardias para que le salven y el conflicto es inminente.

 

Ante la asesina estaba aquellos 3 guardias, no podĆ­a estar mĆ”s alegre la mujer, al fin tendrĆ­a un reto. Federico aĆŗn se sobaba las bolas, se ubicĆ³ tras los hombres.

 

ā€”AcĆ”benla!


 

La Vampira hizo un movimiento y los 3 guardias desenfundaron sus armas, los disparos iniciaron pero no acertaron al objetivo, la astuta oriental se ubicĆ³ a menos de un metro de las armas.  Los mismos guardias debĆ­an mover sus pistolas para no acertarle a uno de sus colegas, o terminar heridos por su propio fuego.

 

Los disparos entrecruzados y la falla en liquidar a la enemiga hizo que Monroe saliera de la oficina dejando la puerta cerrada, esperaba que sus hombres llegasen a matarla, pero existĆ­a la posibilidad y muy real de que fuesen ellos los asesinados.

 

Las armas quedaron vacĆ­as y los guardias empezaron a recargar, pero la asesina no les darĆ­a el tiempo.

 

ā€”AAuuuu!ā€”ExclamĆ³ el primer guardia cuando el zapato de la mujer ascendĆ­a entre sus piernas y le impactaba en los testĆ­culos. Enseguida el hombre dejĆ³ caer el arma de sus manos para cubrirse los cojonesā€¦

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ā€¦La Vampira jadeaba de gusto y le rematĆ³ con un gancho en la mandĆ­bula.

 

Llegaron los disparos de otro guardia que ya recargĆ³, pero la mujer usĆ³ al adolorido de escudo, asĆ­ se acabĆ³ la vida del guardia mientras el corazĆ³n de la excitada mujer latĆ­a a 150 por hora.

 

La Vampira soltaba una risilla, finalmente emergiĆ³ del moribundo escudo humano y se lanzĆ³ en una patada de artes marciales al rostro del que disparaba, en hombre rodĆ³ por el piso.

 

Una bala rozĆ³ el hombro de la oriental quien nunca dejĆ³ de ver al tercer guardia, la oriental era muy buena evitando las balas.

 

La asesina se agachĆ³ evitando mĆ”s disparos y se escuchĆ³ otro alarido:

 

ā€”AAAAhhhhhh!!!!!!!!!!ā€”El segundo y derribado guardia gritaba cuando las terribles uƱas negras de la Vampira se hundieron en su saco escrotal.

2.


Mientras sucedĆ­a la pelea, Monroe corrĆ­a hacĆ­a el Ć”rea de dormitorios, allĆ­ estaba Viviana Ocampo, no tardĆ³ en hacerla salir, mintiĆ©ndole sobre un ataque terrorista, la adolescente hacĆ­a lo que le dijese su proveedor de heroĆ­na.

 

El dĆŗo toma rumbo al Ć”rea de preparaciĆ³n de medicamento, allĆ­ en un Ć”rea refrigerada se ubicaba un portafolio especial con clave, adentro y bajo cero yacĆ­a el compuesto A.

 

El plan de Monroe es simple, tomar todo aquello que la Vampira vino a buscar y abandonar la clĆ­nica, una vez asegurado el sitio regresarĆ­aā€¦ o de vencer la villana, escaparĆ­a fuera de la ciudad... DespuĆ©s  buscarĆ­a como montar su organizaciĆ³n criminal o incluso pactar con CHO-FER a cambio de su vida y libertad.

 

Al llegar al Ć”rea de medicamentos se topĆ³ con una batalla a bala. Apenas escucharon los disparos de la oficina, los 3 acompaƱantes de la Vampira fueron en busca del compuesto Aā€¦  Esa era su misiĆ³n desde el principio. Ahora se enfrentaban con dos guardias que se atrincheraron en el Ć”rea.

 

Federico y Viviana no podĆ­an acercarse al sitio por lo que buscaron un escondite. Monroe hallĆ³ una habitaciĆ³n, allĆ­ apareciĆ³ una mujer desnuda quiĆ©n gritaba.


 

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ā€”QuiĆ©nes son? ALƉJENSE!ā€”Se trataba de la misma mujer que bajo el efecto del compuesto A habĆ­a hecho una felaciĆ³n al guardia, pero tras reaccionar le apretĆ³ los testĆ­culos. Luego de ser noqueada por el otro guardia, fue dejada desnuda e inconsciente en aquel lugar.

 

Federico fue a silenciarla, pero la mujer callĆ³ al ver a la joven Viviana, de vista la conocĆ­a como otra paciente de la clĆ­nica. Los Ć”nimos se calmaron y Monroe le contĆ³ una mentira, justificĆ”ndose como protector de Viviana y el querer ayudar a todas.

 

La mujer de 26 aƱos cuyo nombre es Patricia, le contĆ³ al director ā€”sin que la adolescente escucharaā€” que habĆ­a sido narcotizada y obligada a realizar felaciĆ³n a uno de los guardias, Federico le prometiĆ³ justicia cuando lograsen escapar y avisar a las autoridades. El psiquiatra era un completo hipĆ³crita pues Ć©l mismo promoviĆ³ el uso del compuesto A con las jĆ³venes de la clĆ­nica.

 

 

La pelea o mĆ”s bien dicho ā€œla masacreā€ en la oficina de Monroe, continuaba.

El guardia con el escroto sangrante se retorcĆ­a,  la mujer oriental se incorporĆ³ una fracciĆ³n de segundo para brincar sobre la entrepierna del varĆ³n, otro alarido se escuchĆ³ cuando el tacĆ³n femenino se hundiĆ³ en su testĆ­culo derecho. La mujer parecĆ­a apagar un cigarrillo.

Su colega guardia no pudo disparar sobre la mujer por temor a darle a su compaƱero...Ese fue un error mortal.

La Vampira corriĆ³ en su direcciĆ³n y ante las balas modificĆ³ su rumbo ocultĆ”ndose tras el escritorio del director.

El sujeto con la hemorragia escrotal terminĆ³ desmayĆ”ndose, su mano manchada de sangre ahora yacĆ­a sin que agarrar y sobar.

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Nuevamente el Ćŗltimo guardia se quedĆ³ sin balas y la Vampira aprovechĆ³ā€¦ EmergiĆ³ de su escondite y atacĆ³, el guardia reaccionĆ³ lanzĆ”ndole un puƱo, evitado por la dama, quien ahora detrĆ”s del hombre le conectĆ³ una patada al hueco de la rodilla, haciĆ©ndole caer al piso.
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La caliente mujer le tomĆ³ de la cabeza, hĆ­per extendiĆ©ndole el cuello, preparĆ³ la mano y de un zarpazo le rebanĆ³ la garganta.

 

El sujeto apenas si pudo expresar algo, solo borbotones de sangre emergieron de su boca.

La pelea habĆ­a terminado y la jadeante oriental, se comenzĆ³ a tocar el clĆ­toris.

ā€”No!ā€¦aĆŗn no! hay trabajo que hacerā€”SuspendiĆ³ su labor y respirĆ³ con calma.

Al salir de la oficina el desmayado guardia despertĆ³ā€¦continuarĆ­a retorciĆ©ndose del dolor testicular por minutosā€¦sin mencionar el sangrado que tenĆ­a.

La Vampira le dejĆ³ vivo?...al parecer sĆ³lo por ahora.

 

Monroe ve casi imposible salir de la clĆ­nica con el compuesto A y Viviana, asĆ­ que elige. Le encomienda a Patricia escapar con la adolescente mientras el distrae a los atacantes, el director quedaba como un valiente para las dos mujeres.

 

Uno de los secuaces de la Vampira observa por una ventana a dos personas correr rumbo al bosqueā€¦ Una de ellas, la mĆ”s adulta, va desnuda. Sale por ellas al reconocer a Viviana, pues conocĆ­a bien su foto.

 

Se inicia una persecuciĆ³n en los terrenos aledaƱos a la clĆ­nica, el criminal no tarda en casi alcanzar en carrera a las dos mujeresā€¦Patricia sabe que vienen a matarlas, pero se arma de valor y quiere proteger a la adolescente, desea hacer algo Ćŗtil con su vida marcada por las adicciones!

ā€”Corre niƱa, corre!, yo lo retrasarĆ© busca la carretera y que un auto te lleve!

Viviana le agradeciĆ³ y la desnuda mujer emprendiĆ³ una carrera hacia el hombre. Este se hallaba armado pero no quiso matarla.

Cuando Patricia llegĆ³ con Ć©l, le lanzĆ³ un puƱo a la cara, el hombre le bloqueĆ³ fĆ”cilmente el brazo, pero enseguida la desnuda le pateĆ³ la entrepierna.

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ā€”OOuug!ā€”Se quejĆ³ el hombre, doblĆ”ndose.

 

Patricia quiso rematarle pero el varĆ³n a pesar del dolor pudo reaccionar, estaba muy enfadado y le descargĆ³ un golpe al rostro con la pistola que llevaba en la otra mano.

Patricia quedĆ³ en el prado sin sentido.

ā€”Me lleva el carajo!ā€”El varĆ³n daba graciosos brincos buscando alivio, observĆ³ a la mujer con odioā€”DeberĆ­a matarte, puta!

 

Mientras esto pasaba se escuchan mĆ”s disparos adentroā€¦

ā€¦y es que Monroe apareciĆ³ por sorpresa en el Ć”rea de medicamentos con un arma automĆ”tica y logra dar de baja a uno de los lacayos de la Vampira, justo cuando Ć©ste ya salĆ­an con el portafolio especial.

Federico sonrĆ­e, al fin se apoderĆ³ del compuesto A! Acto seguido mantiene al tercer lacayo alejado, quiĆ©n trata de no ser alcanzado por aquella lluvia de balas.

ā€”OOOUUUUU!!!! ā€”Portafolio y arma caen de las manos de Federico, quien se agarra los genitales, por detrĆ”s apareciĆ³ la Vampira, quiĆ©n le pateaba los testĆ­culos.

El psiquiatra se retuerce en el suelo, estĆ” vencido!

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La peligrosa mujer logra el primero de sus 3 objetivos. El secuaz de la oriental emerge y agradece a su jefa por salvarle.

 

ā€”QuĆ©date aquĆ­ con el portafolio, Macario ā€”El nombre del sujetoā€”, voy a divertirme un poco con este traidor.

La mujer considera que aĆŗn debe sentir placer, asĆ­ que conduce a Federico al interior del Ć”rea de medicamentos y cierra la puerta. Macario sĆ³lo escucharĆ” los alaridos del psiquiatra.

ā€”SUELTAMELOOOOSSSSS!!!! ā€”Expresa a todo pulmĆ³n Federico, sin duda le tienen de los cojones.

Macario recibe un mensaje de texto de su compaƱero, aquel que fue por las dos jĆ³venes que escapaban. Le comunica que atrapĆ³ a Viviana Ocampo.

 

Tras 5 minutos de alaridos, emerge la mujer, sus manos y sobre todo su boca gotean sangre, la oriental estƔ mƔs que agitada, el piso bajo ella se mancha rƔpidamente del lƭquido vital de Monroe.

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El director de la clĆ­nica ha pasado a mejor vida.

 

La Vampira alcanza a reĆ­rse un poco, pide un paƱuelo para limpiarse la sangre. Macario se queda viĆ©ndole la boca, recuerda el porquĆ© del apodo de su jefaā€¦Casi siente pena por Monroe.

 

Cuando la oriental pareciĆ³ emprender la retirada, el secuaz le preguntĆ³:

 

ā€”Que hacemos con el cuerpo de Paulo? ā€”Se referĆ­a al compaƱero asesinado por Monroe.

 

ā€”DĆ©jalo, solo estorbarĆ­a.

 

Macario bajĆ³ la cabeza y sin que su jefa lo notase la observĆ³ con enfadoā€¦asĆ­ trataba a su subalternos?, y si Ć©l hubiera sido el caĆ­do?, tambiĆ©n quedarĆ­a allĆ­ abandonado como basura?

 

El par con el portafolio saliĆ³ por el lado norte del edificio, segĆŗn las previas instrucciones del otro secuaz, en aquella direcciĆ³n se reunirĆ­an con la adolescente capturada.

 

Por fin se topan con el tercero y Ćŗltimo de sus objetivos. AllĆ­ estĆ” el secuaz con Viviana, la tiene esposada.

 

A unos pasos de ellos, Macario ve a una mujer desnuda, parece desmayadaā€¦La reconoce, es la misma joven que le apretĆ³ los testĆ­culos a aquel guardia mientras le hacĆ­a la felaciĆ³n. Macario se quedĆ³ viĆ©ndola, su boca se humedeciĆ³.

 

Ante el cuestionamiento sobre la chica, el secuaz responde.

 

ā€”Esa puta me pegĆ³ en las bolas, decidĆ­ no perder el tiempo matĆ”ndola, o se me hubiera escapado la mocosa Ć©sta.

 

ā€”Que hacemos con ella?ā€”El secuaz preguntĆ³ a su jefa.

 

ā€”Dejen a Patricia en paz! ā€”InterrumpiĆ³ la adolescente y La Vampira avanzĆ³ hacia Viviana.

 

La chica enseguida sintiĆ³ temor ante la presencia mĆ”s que intimidante de aquella dama.

 

ā€”Vaya vaya, Viviana Ocampo, hija del coronel Humberto Ocampo.

 

Viviana trataba de resistir.

 

ā€”Malditos que quieren conmigo?, quienes son ustedes?, son terroristas?, dĆ©jenme yo no sĆ© nada, dejen ir a Patricia, canallas!!ā€”La chica era muy escandalosa y fue interrumpida cuando La Vampira le conectĆ³ un fuerte puƱo en el estĆ³mago. Los ojos de Viviana quedaron vidriosos y se cerraron, ya no molestarĆ­a mĆ”s.

 

ā€”Justo a tiempo jefa ā€”ExpresĆ³ Macarioā€”Ya llegan los recolectores.

 

Se referĆ­a al arribo de 3 secuaces en una camioneta, eran enviados por CHO-FER con la misiĆ³n de llevar a un escondite diferente a Viviana.

Los 3 sujetos saludaron a la peligrosa mujer y bajo Ć³rdenes subieron a la inconsciente Viviana a su vehĆ­culo. EsperarĆ­an la seƱal para partir junto a La Vampira y sus acompaƱantes.

ā€”Que hacemos ahora, jefa? ā€”PreguntĆ³ el otro secuaz.

La Vampira mostrĆ³ una leve sonrisa.

ā€”Quemen la clĆ­nica!

ā€”Si seƱora!

ā€”Y la chica desmayada?ā€”ExpresĆ³ Macario.

La oriental la mirĆ³ un instante con desprecio.

ā€”Que se queme tambiĆ©nā€¦llĆ©vala cerca de la clĆ­nica, que la alcance las llamas.

 

ā€”Jefa, serĆ­a una pena que muriera una bella joven.

 

ā€”OlvĆ­dalo Macario, no toques a esa joven mĆ”s que para llevarla a la hoguera.

 

ā€”Entiendo jefaā€¦ā€”Macario se mostrĆ³ pensativo un instanteā€”Por cierto, jefa, puedo irme con los recolectores?

 

ā€”SĆ­ adelante, ambos se irĆ”n con ellos, nos reuniremos en la base. ā€”La oriental le dio la orden a los recolectores de partir una vez los dos subordinados volviesen de causar el incendioā€”Le llevarĆ© en persona a CHO-FER el compuesto A.

 

La Vampira tomĆ³ rumbo a la zona de estacionamientos, allĆ­ abordarĆ­a su vehĆ­culo.

 

Macario y su compaƱero cargaron a Patricia hacia la clĆ­nica, la dejaron a uno metros de la edificaciĆ³n y en menos de 5 minutos se iniciĆ³ un incendio.

 

Mientras los secuaces regresaban con sus aliados, Macario le expresaba a su colega:

 

ā€”Es una lĆ”stima, es una chica hermosa. ā€”Se saboreaba los labios de recordar su piel blanda y su desnudez.

 

ā€”OlvĆ­dalo amigoā€”Le dijo su compaƱero.

 

El incendio se desatĆ³ y el caos cundiĆ³ en la clĆ­nica, para fortuna de todos, -tanto empleados como pacientes-, El guardia Rodolfo (ya repuesto de las bolas y Ć©l Ćŗnico guardia con vida) tenĆ­a acceso a todas las puertas, Ć©l y su amante la secretaria Martha lideraron la evacuaciĆ³n de la edificaciĆ³n.

 

La mayorĆ­a evacuarĆ­a el edificio en direcciĆ³n Sur.

 

En cierto momento, Patricia despertĆ³!

 

Se sentĆ­a devastada, lo primero que percibiĆ³ fue un fuerte olor a quemado, abriĆ³ los ojos y vio una columna de humo muy alto, algo se quemaba a lo lejos, fue entonces cuando sintiĆ³ su propio cuerpo, la estaban penetrando!

 

Un hombre estaba encima de ella y le hacĆ­a el amorā€¦Era Macario.

 

Macario finalmente no se fue con los recolectores, fue y alejĆ³ a Patricia del fuego para violarla.

 

Esa era la razĆ³n para salvarla, nada de un acto desinteresado, simplemente buscaba satisfacer su perversiĆ³n con la mujer, desde que la vio haciĆ©ndole la felaciĆ³n a aquel guardia, la joven le despertĆ³ el falo, querĆ­a hacerla suya y ahora la tenĆ­a para Ć©l solo!

 

Pero la mujer no reaccionĆ³, estaba abatida, parecĆ­a rendirse ante la forma en que la vida la trataba, tal vez era su castigo por permitir que las drogas la consumieses, debĆ­a pagar por ello y lo aceptaba.

 

El desnudo Macario notĆ³ su despertar, pero tambiĆ©n su mirada de sumisiĆ³n, solo sonriĆ³ā€¦se dejarĆ­a hacer de todo.

 

De pronto, el recuerdo de Viviana agradeciƩndole por la ayuda vino a la mente de Patricia, ya no podƭa salvar a aquella adolescente, pero ese instinto de querer protegerla, de sacarla de todo esto que ocurrƭa, la hizo luchar!...

 

ā€¦La mano de Patricia se deslizĆ³ bajo el cuerpo de Macario y atrapĆ³ los testĆ­culos del distraĆ­do hombre.

 

ā€”AAAUUUUUU!!!! ā€”GritĆ³ Macario, cuando la mano de la joven comprimĆ­a y tiraba con furia de su escroto para que le sacase el pene.

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El adolorido se le quitĆ³ de encima y la desnuda Patricia emprendiĆ³ la huida hacia el bosque.

 

ā€”Maldita puta! ā€”Macario estaba enfurecido, se incorporĆ³ como pudo y comenzĆ³ a perseguirla. Fue fĆ”cil para la mujer dejarlo atrĆ”s.

 

Macario vio un movimiento tras un tronco...alguien se ocultaba tras Ć©l.

 

ā€”Grave error querer esconderte, putaā€¦me las pagarĆ”s!

 

Pero cuando Macario apareciĆ³ frente a quien se escondĆ­a, recibiĆ³ una patada en la caraā€¦

 

ā€¦El varĆ³n retrocediĆ³ y pudo observar de quiĆ©n se trataba.

 

ā€”Eres un degenerado y ya me cansĆ© de tus estupideces.

 

El hombre estaba asustado, se trataba de mismĆ­sima Vampira!. La oriental llevaba el portafolio en una mano. La mujer sospechĆ³ la conducta pervertida de su subalterno y que no cumplirĆ­a a cabalidad sus Ć³rdenes, eso la enfadaba.

 

ā€”Jefa, perdĆ³neme! ā€”No le quedaba mĆ”s que suplicar.

 

ā€”Que te perdone?, cuando no puedes obedecer una simple orden?, te dije que no te metieras con esa muchacha, pero parece que solo piensan con el pene, entoncesā€¦Entonces castigarĆ© tu pene!

 

ā€”No jefa, espere, deme una segunda oportunidad para serle leal.

 

ā€”Una segunda oportunidad?

 

ā€”SĆ­, por favor dĆ©mela. Yoā€¦ ā€” No terminĆ³ la frase cuando la garra de La Vampira se apoderĆ³ de su cuello y la otra mano la tomĆ³ del falo desnudo.

 

Las uƱas penetraron en la suave piel del pene haciƩndole sangrar de inmediato.

 

Macario daba gritos de agonĆ­a que se perdĆ­an en el bosque. De su boca aparecĆ­a saliva hecha espuma.

 

La Vampira le miraba seria, no se sintiĆ³ excitada ni por el hecho de estar tocando un falo desnudo. Pronto la mujer se aburriĆ³ y oprimiĆ³ sus uƱas en el cuello, causando una hemorragia mĆ”s letal.

 

Por fin liberĆ³ al hombre y este convulsionĆ³ en el suelo hasta expirar.

 

ā€”Darte una segunda oportunidad?, no! ya estuvo bien de segundas oportunidades por el dĆ­a de hoy...Y sĆ³lo se la darĆ­a a quien me puede ser Ćŗtil ā€”Expresaba en voz baja y mirando al hombre muerto.

 

La oriental abriĆ³ el portafolio especial, al parecer tenĆ­a el cĆ³digo para abrirlo. Adentro habĆ­a 3 contenedores de apariencia sofisticada y conservaban muestras congeladas del compuesto A.

 

La mujer sacĆ³ uno de los contenedores y lo colocĆ³ tras una gran acumulaciĆ³n rocosa. Se marchĆ³ totalmente inexpresiva, sin un Ć”pice de culpa o de felicidad, mientras escribĆ­a un mensaje de texto.

 

El mensaje enviado decĆ­a.

 

Lado norte, 250 metros de la edificaciĆ³n, detrĆ”s de las rocas altas.

 

Los bomberos aparecieron pero fue inĆŗtil evitar la destrucciĆ³n de la clĆ­nica, ningĆŗn paciente resultĆ³ muerto, los cadĆ”veres hallados adentro estaban fallecidos antes del incendio (excepto aquel guardia de la hemorragia escrotal que La Vampira dejĆ³ con vida).

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El incendio fue perfecto para eliminar toda evidencia, y el escape de los pacientes y empleados dejĆ³ a las autoridades por el momento sin testigo alguno sobre los atentados con bombas (Ni el guardia Rodolfo tenĆ­a ganas de hablar temiendo alguna de represalia de los peligrosos criminales detrĆ”s de Ć©ste ataque).

 

***

 

Al dĆ­a siguiente en la estaciĆ³n de policĆ­a, la capitana Gertrudis Ferrer es llamada a la oficina del comandante.

 

La mujer se reporta a la Oficina del comandante McDonald, la secretaria la hace seguir.

oooo


ā€”SiĆ©ntese Ferrerā€”La capitana se ubica en el asientoā€”Ya sabe para que la mandĆ© llamar?

 

ā€”Si mi comandante, y estoy lista para lo que usted decida.

 

ā€”La prensa no deja de molestar con ese asunto de CHO-FER, ese canalla ha vuelto un caos esta ciudadā€¦Y es un vergĆ¼enza que no tengamos aun su fotoā€”El alto oficial hizo una pausa para tomar un copa de brandy.ā€”Pero de Ć©l se encargarĆ” nuestro grupo investigativo especialā€¦Necesito que forme un grupo para detener a su mano derecha.

 

ā€”Se refiere a La Vampiraā€¦

 

ā€”AsĆ­ es, esa maldita ha hecho de todo en esta ciudad impunemente, quiero que la capture o le dĆ© de baja, tengo entendido que le ha hecho un seguimiento a su actuar.

 

ā€”SĆ­ comandante, y estaba esperando esta misiĆ³n. Tiene usted razĆ³n, ella es la culpable de muchos asesinatos, entre ellos el del jefe de sicarios alias El Navajas y el homicidio del lĆ­der mafioso Emilio Mancera.

 

ā€”A mĆ­ no me importan los ajusticiamientos entre basuras, pero tambiĆ©n ha asesinado civiles y eso no lo tolerarĆ©ā€¦Proceda de inmediato y reclute una unidad de su plena confianza.

 

ā€”A la orden seƱor!ā€”La mujer se incorporĆ³ y saludĆ³ a su oficial superior.

 

La capitana reclutarĆ­a a las agentes Yolanda Taylor y AngĆ©lica Solerā€¦Se iniciarĆ­a un operativo para detener o eliminar a La Vampira.

 

Los operativos contra la mano derecha de CHO-FER se verƔn en los futuros relatos: A LA CAZA DE LA VAMPIRA, Partes 1 a 4.

 

 

***

 

ANEXO.

 

DespuĆ©s de la partida de los criminales y antes de la llegada de los bomberos, sucediĆ³ algo muy relevante en la clĆ­nica.

 

Cuando aĆŗn el edificio no ardĆ­a por completo, una persona emergiĆ³ y avanzĆ³ hacia el lado norte de la estructura, totalmente opuesto a los pacientes y empleados que aĆŗn escapaban hacia la zona sur (PerdiĆ©ndose Ć©stos en los bosques cercanos).

La persona recogiĆ³ tras las rocas el contenedor con el compuesto A, en su mano manchada de sangre llevaba un telĆ©fono dĆ³nde se leĆ­a el texto.

Lado norte, 250 metros de la edificaciĆ³n, detrĆ”s de las rocas altas.

 

ā€”Hoy tuve mi segunda oportunidad, no la desaprovecharĆ©.

Se trataba de Federico Monroe, quien se alejaba cojeando y sangrando levemente.

6


FIN.

 

***

 

 

 

 

 


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