EL ATAQUE DE LA VAMPIRA, Parte 4.1 - Las Bolas de Pablo

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24 ago 2021

EL ATAQUE DE LA VAMPIRA, Parte 4.1

 

EL ATAQUE DE LA VAMPIRA, Parte 4.

La ClĆ­nica para Adictos, Parte 1 de 2.

 

 CONTIENE BALLBUSTING F/M.   

 



La ciudad estĆ” en caos, CHO-FER es el actual lĆ­der de la mafia y en los Ćŗltimos 15 dĆ­as ha puesto en prĆ”ctica la estrategia de bombas humanas.

 3 explosiones suicidas ha sacudido la ciudad, generando muertos y confusiĆ³n en la ciudadanĆ­a. En estas partes del mundo era casi imposible pensar en inmolaciones.

 Las autoridades descartaron cualquier relaciĆ³n de los atentados con grupos religiosos o terroristas extranjeros, es simplemente la nueva tĆ”ctica de la mafia.

 La policĆ­a se pregunta, como personas sin idealismos ni convicciones religiosas se detonan con un explosivo?

 

 

En una habitaciĆ³n de la clĆ­nica psiquiĆ”trica Vital Medical Center, dos hombres estĆ”n teniendo relaciones sexuales con un par de chicas, los varones son guardias de esa clĆ­nica especializada en tratar las adicciones por drogas.

Uno estĆ” dĆ”ndole a una mujer por el ano, el Ć­mpetu del guardia es brutal, el sudor no cesa de caer desde su frente. La mujer en cuclillas no para de jadear ante la penetraciĆ³n.


Mientras el segundo guardia recibe una mamada, la arrodillada mujer parece ordeƱar el falo en crecimiento mientras era sostenida del cabello, el macho gozaba.


Las dos parejas son observadas sin notarlo, la habitaciĆ³n tiene un amplio espejo el cual permite mirar todo desde un cuarto contiguo.


Repentinamente la chica que daba la mamada comienza a verse extraƱa, sacude ligeramente su cabeza, como si tuviera una fuerte jaqueca… por fin parece despejar su mente y alarmada saca el pene del guardia de su boca…

 

…Intenta levantarse, se quiere ir. El hombre la retiene del cabello, manteniĆ©ndola de rodillas.

—A donde crees que vas, dulzura?, sigue chupĆ”ndola!

 

—No, dĆ©jame ir!—Reclama la joven.

 

—Nada de eso, abre la boca!

 

Se da un forcejeo entre ambos y la chica lleva una mano hacia el saco escrotal del macho. Los dedos se cierran alrededor de los testĆ­culos y aprieta!


—AAAUUuuuu!!—Grita con desesperaciĆ³n el guardia.  La joven tira un poco de su escroto, sacĆ”ndole un nuevo alarido al guardia…finalmente le suelta y se incorpora…Por su parte el varĆ³n pierde la erecciĆ³n, retrocede y se agarra los testĆ­culos.

 

La chica trata de escapar del sitio pero la puerta estĆ” cerrada, cuando voltea recibe un golpe de garrote por parte del otro hombre. La chica cae sin sentido al suelo.

 

El guardia voltea hacia su adolorido colega, quien no deja de brincar del dolor.

 

—Esa maldita perra!—Las manos del hombre acunaban con desesperaciĆ³n sus pelotas.

 

—Te lo advertĆ­—Le dice el hombre con el garrote—, siempre estate pendiente de su reacciĆ³n, a veces el compuesto A falla y recuperan la voluntad.

 

El compuesto A era una substancia experimental que de forma ilegal estaban probando en aquella clĆ­nica para adictos. TenĆ­a la cualidad de suprimir la voluntad humana con la dosis requerida, aunque aĆŗn era muy inestable su efecto.

 

Este par de canallas lo usaba para obligar a las chicas internadas en la clĆ­nica a acceder a sus vejĆ”menes sexuales…

 

—Por tu culpa debĆ­ dejar de comerme ese culo.—El guardia caminĆ³ hacia la mujer en cuclillas, ella parecĆ­a ida y simplemente esperaba que regresase el falo a su orificio anal— Pero continuemos mami, separa esas nalgas para papĆ”.

 

Todos los sucesos de los guardias con las mujeres fueron vistos por 3 hombres del otro lado de aquel espejo.

 

—Eso fue doloroso pero me arriesgarĆ­a—Uno de los que observan se tocĆ³ los genitales, no envidiaba al adolorido guardia. Otro coincide con su amigo, incluso soltando una risilla.

 

Tras los 3 y saliendo de un rincĆ³n oscuro, aparece una elegante mujer quien tambiĆ©n observĆ³ los sucesos…Se trataba de la dama oriental conocida como La Vampira.


—QuĆ© clase de estupideces hacen aquĆ­—La mujer saliĆ³ del lugar mĆ”s que fastidiada.

 

Por mucho, lo que sucedĆ­a en aquella clĆ­nica estaba en lo depravado e ilegal, pero quien era el responsable de todo?

 

Esa persona era Federico Monroe, el director de la clĆ­nica y un renombrado psiquiatra…


…El ambicioso hombre habĆ­a hecho un pacto criminal con el jefe mafioso conocido como CHO-FER, y usaba la clĆ­nica como lugar de experimentaciĆ³n para ese prometedor compuesto de control de voluntades.

 


Minutos despuƩs La Vampira caminaba por un pasillo rumbo a la oficina de Federico Monroe. El pasillo tenƭa de un lado amplias ventanas que permitƭan observar los frondosos alrededores. La clƭnica estaba en la periferia de la ciudad, cerca de un extenso bosque.

 

La peligrosa dama llegĆ³ a su destino y le hablĆ³ a la secretaria de Monroe, una joven mujer de nombre Martha, quien se impresionĆ³ ante la hostil presencia de la oriental y quedĆ³ congelada.

 

La Vampira entonces se saltĆ³ a la secretaria y pretendiĆ³ ingresar a la oficina del psiquiatra, pero un fornido y alto guardia le cerrĆ³ el acceso.


—Espere! no puede ingresar sin anunciarse— ExpresĆ³ la secretaria, que por fin reaccionĆ³.

 

—Lo siento seƱora, debe anunciarse primero — El guardia era fĆ­sicamente atractivo y se notaba el grosor de sus bĆ­ceps que asomaban con la camisa manga corta.

 

—QuĆ­tate de mi camino— La oriental le plantaba cara, estaba con una expresiĆ³n de malgenio.

 

—Necesita anunciarse, seƱora.

 

—QuĆ­tate o perderĆ”s algo mĆ”s que tu mediocre trabajo.

 

El guardia frunciĆ³ el ceƱo ante la amenaza, no se moverĆ­a e iba a contestarle cuando sintiĆ³ un impacto en su entrepierna.

 

 —GAaaaahh!! —SaliĆ³ de su boca al sentir el duro rodillazo que la oriental le conectĆ³ en los testĆ­culos.

 

El hombre se doblĆ³ del dolor, cubriendo sus partes, mientras la Vampira levantaba la mano formando su conocida garra.

 

—Rodolfo! —ReaccionĆ³ la secretaria alarmada ante el golpe al guardia.

 

La Vampira la mirĆ³ de reojo, por un instante la secretaria se mostrĆ³ enojada y parecĆ­a querer atacarla, pero la frĆ­a mirada de la Vampira le hizo retroceder.

 

La atacante reconociĆ³ la reacciĆ³n de la secretaria…Sin duda tenĆ­a alguna relaciĆ³n sentimental con el atractivo guardia.

 

—QuĆ© demonios sucede? —ExpresĆ³ Monroe, quiĆ©n saliĆ³ de su oficina por el alboroto.

 

—Este entrometido que me obstruye el paso, sin duda quiere morir —La Vampira pareciĆ³ preparar sus peligrosas uƱas.

 

—Basta! —ExpresĆ³ Monroe quien no querĆ­a un incidente. La Vampira bajĆ³ la mano.

 

—DĆ©jelo!!, mala mujer! —AƱadiĆ³ y reclamĆ³ casi al instante la secretaria ayudando a sostener al dolido varĆ³n, quien solo acunaba sus bolas.

 

Monroe observĆ³ que el guardia habĆ­a sido lastimado en la entrepierna, parecĆ­a que le dolĆ­a demasiado.

 

—Pero que tonto eres Rodolfo, como te atreves a molestar a la seƱora…Vamp —Monroe se detuvo en llamarla Vampira, aunque ese era el Ćŗnico nombre con el que la conocĆ­a— AyĆŗdale a caminar Martha, y bĆŗscale una bolsa de hielo a ese imprudente.

 

La pareja comenzĆ³ a alejarse de la Vampira y Monroe.

 

—Eso, eso, vĆ”yanse y no nos molesten— Federico hizo pasar a la Vampira.

 

El guardia se aferraba al hombro de la secretaria, irĆ­an a la cocina en busca de hielo.

 

Martha lamentaba la situaciĆ³n de Rodolfo, efectivamente Ć©l era su amante. OdiĆ³ a aquella oriental que le lastimĆ³ las bolas a su amando…

 

…Y precisamente la noche anterior le habĆ­a besado sin fin las pelotas al guardia…Aun recordaba el sabor de ese bello escroto afeitado.


—Te las voy a besar Rodolfo!, te vas a reponer—ExpresĆ³ Martha, decidida a aliviar a su hombre…Algo que para nada molestarĆ­a al adolorido macho.

 

En la oficina, la visitante y el psiquiatra tratarĆ­an temas de negocios, Federico era una persona alegre y tratĆ³ de des estresar el ambiente, le ofreciĆ³ una copa de coƱac a la oriental que descansaba en una fina silla.

 

—No gracias, irĆ© al grano…


—Como gustes—Le interrumpiĆ³ Monroe— MĆ”s ya estoy enterado que no te agradĆ³ lo que viste, pero debo decirte al igual que se lo he dicho a CHO-FER, el compuesto A es imperfecto, se requieren altas dosis y no siempre es efectiva, hay que pasar mucho tiempo escogiendo a la persona ideal para obtener un resultado 100% efectivo, y aun asĆ­ sigue siendo inestable… Se los he repetido, sin el compuesto B no se puede garantizar nada, necesitamos ese compuesto terminado.

 

La mujer seguĆ­a con la mirada al psiquiatra, quien bebiendo whisky no dejaba de caminar de un lado a otro de la oficina.

 

—Ese es asunto de FandiƱez, le estamos presionando para que termine el compuesto B.

 

—Eso lo viene diciendo desde hace semanas…el seƱor CHO-FER deberĆ­a usar un mĆ©todo mĆ”s efectivo de presiĆ³n para con FandiƱez

 

—No te metas en las decisiones de CHO-FER—Le regaĆ±Ć³ la mujer.

 

—Ok, yo sĆ³lo doy ideas…Pero lo mĆ”s seguro es que FandiƱez ya terminĆ³ el compuesto B, solo que se hace el tonto, quien sabe si no tiene otro comprador y les quiere ver la cara.

 

—En eso coincido contigo, pero estoy sujeta a las decisiones de mi jefe…Pero no tengo tiempo para charlar asĆ­ que irĆ© al grano…Me llevarĆ© a Viviana Coral.

 

—Ah sĆ­!, la joven Viviana, me causa curiosidad el interĆ©s que tienen en esa chica.

 

—Espero que te atuvieras a mi advertencia y tus lacayos no le hayan hecho nada.

 

—Por supuesto que nadie la tocĆ³, pero eso sĆ­, me la ha chupado a gusto…

 

La oriental mostrĆ³ una expresiĆ³n de reproche.

 

—…Y antes que se ponga seria, seƱora Vampira, le aclaro que nunca le he dado el compuesto A, ella pide mi verga! harĆ­a lo que sea por heroĆ­na, asĆ­ que siempre aceptarĆ” hacerme una felaciĆ³n a cambio de su dosis de droga…Por cierto anoche estuvo estupenda.

 

—No quiero saber detalles… Eres un puerco!

 

 

Viviana siempre estaba desesperada por su abstinencia de heroĆ­na, la adolescente de 16 aƱos llevaba mĆ”s de medio mes en la clĆ­nica tratando su adicciĆ³n, su padre la habĆ­a internado a la fuerza. Pero lo que una clĆ­nica normal debĆ­a tratar aquĆ­ se lo secundaban, la corrupciĆ³n era total en este lugar.

 

La chica nunca se atreviĆ³ a hacerle una felaciĆ³n a su ex novio NicolĆ”s. (El mismo NicolĆ”s que conociĆ³ y da posada a Alexandra, la misteriosa chica de la muƱeca vendada. LINK:) Pero desesperada por su adicciĆ³n, la chica se le llegĆ³ a ofrecer a Monroe. Ɖste prevenido por la Vampira solo le aceptĆ³ el sexo oral.

 

El director de la clĆ­nica gozaba como la joven le chupaba el glande…poco a poco la inexperta en felaciĆ³n fue ganando experiencia con el pene del psiquiatra. Para Monroe el saber que ella era especial para aquellas peligrosas gentes y por algĆŗn motivo que desconocĆ­a, le generaba cierta jactancia y altivez.


Viviana llegaba a sentirse mal por aquellos actos, no olvidaba a NicolƔs, pero ahora necesitaba la droga. Monroe en persona le inyectaba la heroƭna entre los dedos de los pies para no dejarle marcas en los brazos.

 

—Pues se acabĆ³ ese vejamen para con ella, se viene conmigo pero ya!—La frase de la Vampira sacĆ³ a Monroe de su fugaz y pervertido recuerdo.

 

—Lo que tu quieras, pero aun no entiendo el interĆ©s en esa chica Coral, aunque me intriga su informaciĆ³n personal, en nuestras secciones de felaciĆ³n me he enterado que es hija de un policĆ­a…pero nunca tuve el interĆ©s en preguntarle mĆ”s.

 

La Vampira le mirĆ³ con seriedad y expuso:

 

—En realidad su apellido no es Coral, es Ocampo, es Viviana Ocampo hija del coronel de la policĆ­a Humberto Ocampo.

 

Monroe pareciĆ³ entender.

 

—Ya veo, su padre la ingresĆ³ con otra identidad para evitarse un escĆ”ndalo.

 

—En efecto, pero entre nuestros contactos en la policĆ­a hay un cercano al coronel y Ć©ste nos informĆ³ del suceso.

 

—Ahora veo porque es valiosa para CHO-FER.

 

—Es muy valiosa para sus planes…Tener a la hija de un alto oficial de la policĆ­a es igual a tenerlo cogido de las pelotas, harĆ” lo que le digamos si no quiere que su amada hijita sea lastimada.

 

La Vampira se mostraba abierta a informar cosas al psiquiatra.

 

—Te contare algo Monroe, hace un tiempo el jefe me enviĆ³ a raptar a la hija de un general de la policĆ­a, entrĆ© con un equipo de inĆŗtiles a la academia de policĆ­a pero de alguna manera la chica se nos escapĆ³.

 

—Entiendo, perdieron la oportunidad de tener a un general de las bolas y ahora no quieren errores, aunque considero que tu venida no era necesaria, aquĆ­ no habĆ­a riesgo alguno, Viviana estĆ” bajo mi voluntad, harĆ” lo que sea por la heroĆ­na.

 

—TambiĆ©n vine por otra cosa…Me llevarĆ© el compuesto A, son ordenes de CHO-FER.

 

—Ya veo, dos asuntos con una visita.

 

El psiquiatra vio el momento de plantear algo que tenĆ­a pensado desde hace tiempo.

 

—Sabes algo, Vampira—Monroe se ubicĆ³ justo detrĆ”s de la mujer—DeberĆ­as trabajar conmigo, hagamos sociedad.

 

Las manos del Monroe comenzaron a masajear los hombros de la oriental


—EstĆ”s algo tensa—El psiquiatra era bueno con el masaje, pero la oriental le veĆ­a muy seria.

 

—Y a que te refieres exactamente con esa sociedad.

 

—Seriamos socios, deja a CHO-FER y fundemos nuestra propia organizaciĆ³n criminal, sĆ© cĆ³mo suena, pero tengo recursos…lo he pensado bien, crĆ©eme!

 

La mujer era incrĆ©dula, parecĆ­a escuchar sĆ³lo fantasĆ­as de un ambicioso personaje.

 

—No estĆ”s planeando mucho sin tener las cualidades apropiadas?, no eres mafioso Federico, no intentes serlo sin la experiencia necesaria.

 

—Pero tĆŗ me ayudarĆ­as con eso, sabes todo sobre tu jefe y como te dije, tengo recursos. Conozco varios polĆ­ticos que invertirĆ­an en nuestra organizaciĆ³n, los polĆ­ticos siempre buscan sacar beneficios de todo…Incluso duplicarĆ© lo que te pague CHO-FER….AdemĆ”s tengo el compuesto A en mi poder, y podemos usar a Viviana para chantajear a su padre policĆ­a, usaremos el plan de tu jefe nosotros mismos.

 

Monroe le dio el frente a la mujer.

 

—QuĆ© te parece mi oferta?, debes admitir que es muy buena, tengo ambiciĆ³n.

 

—Querido Federico, no te lo niego, en verdad tienes ambiciĆ³n, creĆ­ errĆ³neamente que eras solo un engreĆ­do sin escrĆŗpulos, hay que tener ambiciĆ³n si quiere reemplazar a un jefe de la mafia.

 

—Entonces aceptas?

 

—Eres de admirar, realmente debes tener las pelotas bien puestas para querer reemplazar a CHO-FER.

 

—Te aseguro que las tengo, mi vida. —Monroe se sentĆ­a inflado en su orgullo, aquella peligrosa mujer le daba crĆ©dito por su arriesgada jugada.

 

—Lo sĆ©, y cuento con que las tengas.

 

La mujer sonriĆ³ y de inmediato le descargĆ³ un puntapiĆ© en los testĆ­culos.

 

—OOuuuggh!!—Monroe se doblĆ³ cuando la punta del agudo zapato le impactĆ³ el saco de bolas. La Vampira le rematĆ³ con una patada ascendente al rostro. El tacĆ³n de la mujer casi le da en las gafas.


—No gracias es mi respuesta, pequeƱo mafioso… Ahora debo realizar mi misiĆ³n, en realidad no vine a tratar 2 asuntos, sino 3...Y ese tercer asunto es tu muerte!

 

La Vampira se incorporĆ³ y se ubicĆ³ rĆ”pidamente en la puerta evitando el escape de Federico, quiĆ©n con una mano en las pelotas se veĆ­a confundido.

 

—Por quĆ©?…por quĆ© me quieren eliminar—Era claro que su reciente propuesta no era la causa para sacarlo del camino, este era el plan original de la oriental.

 

—Fuiste muy Ćŗtil para experimentar en la clĆ­nica con el compuesto A, aquellos 3 que escogiste para ser bombas humanas, hicieron su trabajo, sĆ© que deben ser dosis altas del compuesto y no en todos funciona, pero los 3 conejillos de indias resultaron exitosos y la ciudad es un caos…Pero cometiste un grave error.

 

—De que error hablas, maldita?—El psiquiatra abrĆ­a y cerraba los muslos tratando de aflojar la tensiĆ³n que sentĆ­a en el contenido de sus calzoncillos.

 

—El tercero que explotĆ³ era un Ex soldado y por eso estaba en el sistema de identificaciĆ³n, eso lo hizo rastreable por su ADN. La policĆ­a ya dedujo que de esta clĆ­nica salieron Ć©l y los otros 2 suicidas… Se te dijo que debĆ­as indagar bien en el pasado de los “voluntarios a bomba”. Nuestras fuentes dentro de la policĆ­a nos anticipan que harĆ”n un operativo aquĆ­ maƱana temprano. ..AsĆ­ que toda la evidencia debe desaparecer…y tĆŗ mi querido Federico, eres parte de la evidencia.

 

—Maldita puta!, No me matarĆ”s tan fĆ”cil!

 

Monroe metiĆ³ la mano en su bolsillo y se escucha un click!, unos instantes y la puerta fue derribada. Entraban 3 guardias con armas; El psiquiatra nunca confiĆ³ en la Vampira, siempre estuvo prevenido de ella y tenĆ­a un botĆ³n de alarma para que su escolta le protegiese…

 

…Cuando entraron a la oficina oprimiĆ³ disimuladamente el botĆ³n, alertando a su guardias…el segundo click fue la seƱal de que algo estaba mal y actuaron.

 

Ante la intromisiĆ³n, la mujer habĆ­a abandonado las cercanĆ­as de la puerta y ubicĆ”ndose contra una pared observaba a aquellos 3 sujetos.


—No esperaba menos…—La mujer de inmediato comenzĆ³ a sentir un calor interno, una pelea se avecinaba y ya se sentĆ­a excitada.

 

 

CONTINUARƁ…

 

 

***

 

 

 




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