Una noche de miércoles. Para una mañana de domingo parte 1 - Las Bolas de Pablo

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21 mar 2021

Una noche de miércoles. Para una mañana de domingo parte 1

 CONTIENE BALLBUSTING F/M Y M/M.

 

5 historias cortas para que los lectores disfruten los domingos.

 

Nicolás salió de casa aquel miércoles a las 6 pm en dirección al estadio de beisbol. Estaba entusiasmado pues era su primer miércoles de beisbol desde hace semanas.

El joven de 16 años estudiaba en último grado de secundaria, y los últimos días habían sido de conflictos escolares, esta noche esperaba distraerse y celebrar el triunfo de su equipo.

En la cercana estación tomó un autobús biarticulado, se trataba de un vehículo con capacidad para 240 pasajeros, pero apenas 40 iban a esa hora.

Nicolás no se percató que junto a él ingresaba alguien que desde su casa le venía siguiendo, el individúo uso su teléfono y dio instrucciones, así en la siguiente estación dos jóvenes más ingresaron. Los 3 sospechosos entre los 16 y 18 años, se ubicaron en las lejanas sillas del fondo y no dejaban de observar a Nicolás.

De inmediato uno comenzó a patear el espaldar del asiento del frente, incomodando a un joven sentado allí.

Nicolás estaba ubicado junto a la ventana, veía las sucias callejuelas de un sector poco recomendado. Ante el terrible paisaje desvió al mirada, fue cuando en el suelo pudo ver el fragmento de una página de periódico, se leía en letras grandes CHO-FER.

El joven reconoció la palabra, según decían en la radio se trataba de un criminal que apareció hace poco en la ciudad, era todo un misterio pues no se sabía nada de éste, la policía era criticada por no tener ni siquiera su fotografía.

De repente miró a su lado, había una persona sentada atravesando el pasillo a su izquierda, junto a su ventana opuesta, entre ambos no había nadie por lo que Nicolás podía verle perfectamente. Era de mediana estatura y bastante delgado a pesar de su holgada ropa, y aquello fue lo que más le llamó la atención. Usaba una chaqueta manga larga de color azul, a simple vista se notaba que era costosa, la prenda se continuaba con unos blue jeans holgados y finalizaba en zapatos deportivos, todo su atuendo era de marcas, cómo usaba la capucha no podía ver nada de su cabeza.

Tenía dinero a pesar de usar el transporte masivo, Nicolás justificó que aquello no era raro, incluso se podía ver a ejecutivos en autobuses, sin duda eran más rápidos que los interminables trancones si usaban sus autos particulares.

El joven se sorprendía cada vez que detallaba a esta persona, llevaba al cuello unos auriculares de diadema marca Beats (Paguen por la publicidad!), los más costosos del mercado, también su teléfono, —que llevaba en un bolsillo de la chaqueta y parecía a punto de salírsele—, era un último modelo de aquella marca de la manzana mordida (Paguen por la publicidad!).

Quiso decirle sobre la inminente caída de su teléfono, pero de repente el autobús tuvo un repentino freno por una luz roja y Nicolás volvió a ver por la ventana, ahí se encontró una escena que le afectó.

Cerca de la esquina se vendían estupefacientes como hot dogs, y eso que aún no eran las 7 pm. Una mujer extremadamente delgada y con rostro demacrado compraba drogas. Eso le hizo rememorar acontecimientos de hace un mes.

 

 

—Cómo pudiste decirle a mi padre!—Se quejaba Viviana, ante un Nicolás que la había ido a visitar.

 

Viviana era la novia de Nicolás, pero éste le había contado a su padre la adicción a las droga de su hija, el estricto padre, quién era policía, la iba a llevar aquel fin de semana a una clínica privada para adictos, la joven se sintió traicionada por su novio.

 

—Es lo mejor para ti, mi amor—Se justificaba el novio quien en la habitación de la chica decidió darle la cara por acusarla.

 

—No te lo perdonaré Nicolás!

 

—Eso no me importa, ódiame si quieres, pero tu bienestar es lo primero para mí.

 

—Es culpa de esa maldita perra, verdad?, te dijo que me acusaras , no?, te quiere para ella!—Viviana se refería a Mariela (La chica con braquets del relato UNA VISITA A LA FARMACIA)—Es una quita novios!

 

—No salgas con eso, Mariela es una amiga nada más, tú sabes que conozco a sus hermanos, además ella me ha ayudado en el periódico escolar.

 

Mariela era unos años mayor, y mientras estuvo en la escuela hacía parte del diario, pero una vez se graduó continuó aportando asesoría al periódico, ahora por gusto propio.

 

Lo dicho por Nicolás era cierto, siempre fue amigo de los hermanos de Mariela y desde allí hizo amistad con la chica, quien ahora alternaba los estudios universitarios con el trabajo atendiendo una farmacia.

 

—No!, esa puta con alambre de púas en la boca anda detrás de ti!, detrás de esto!

 

Viviana agarró el paquete genital de Nicolás, aferrándose con fuerza a su pene y testículos.

 

—Aauuu!, déjame Viviana—Se quejó Nicolás sintiendo sus cojones bien sujetos.

 

—Esa perra sabe que tú eres mi novio, pero te quiere para ella, maldita!

 

—Suelta!—Nicolás tomaba la muñeca de la joven tratando de que le soltase, mientras la novia se aferraba más a los genitales del chico.

 

—Y parece tan tímida, pero es sólo apariencia, es una puta!

 

—Deja de decirle puta y suéltame!—Exigió Nicolás.

 

—Es una puta! Me han contado que les chupa la polla a todos, no miento Nicolás, es una cualquiera!

 

—Que me sueltes!—Nicolás hizo fuerza con la pelvis y se alejó de aquella garra, pero como Viviana no aflojó, sintió como sus testículos eran estirados, todas las estructuras dentro de sus bolas junto a los conductos espermáticos sintieron el duro maltrato, fue un movimiento demasiado brusco, pero el joven por fin pudo liberarse.

 

—AAiiii!!—Se quejó Nicolás ante el forzado estirón a sus genitales.

 

El chico se dobló del dolor, alejándose torpemente de su novia.

 

Viviana sintió como aquellas pelotas escapaban a punta de fuerza de su mano prensadora, sabía que le había lastimado.

 

En un principio se dijo a si misma que se lo merecía, si se acostó con Mariela, ese estirón de bolas era el mínimo castigo, pero de inmediato cambió de idea, la supuesta aventura con esa mujer no eran más que conjeturas suyas, no tenía pruebas de nada.

 

Trató de acercarse para una disculpa, pero un —Aléjate!— y una fuerte señal de Nicolás para que se mantuviera lejos la hizo detener.

 

—Perdón Nicolás, no quería hacerte daño en los huevos, ¿pero porque tiraste?

 

—Y tu porque no me soltaste… Oh!, condenada, Aauuu!—Nicolás se masajeaba los testículos sobre el pantalón.

 

—Bueno, pero… pero si tuvieras los huevos más pequeños, no hubiera…—La joven no supo cómo terminar la frase con la que buscaba justificarse.

 

—Entonces es mi culpa por tener las bolas grandes? Si piensas lo que acabas de decir?—Nicolás estaba muy enojado, por fin se incorporó respirando profundo.

 

Al verse sin una respuesta coherente, la novia volvió al tema previo.

 

—Mariela te la chupa verdad?, aun con esa trampa para osos que tiene en la boca te la chupa. Como yo nunca te la he querido chupar, por eso la preferiste, no es así?

 

—Estás loca Viviana, ya te dije que somos amigos y ya.

 

La novia se quedó pensativa, parecía no saber qué hacer ni decir. Nicolás pareció querer marcharse.

 

—Oh Nicolás!, no te vayas!, ven, déjame chupártela—La chica fue hacía Nicolás y trató de tomar el falo del novio, quien enseguida la rechazó con las manos— Lo haré, serás el primer hombre al que se la chupe, pero ayúdame, dile a mi padre que no me meta en esa clínica, por favor.

 

—No Viviana, debes entrar a desintoxicarte, si quieres le pediré a tu padre que me dejen ir a visitarte.

 

La chica de enfadó ante lo inevitable de los hechos, de pronto estalló en ira:

 

—Entonces sabes qué?, no quiero verte más!, no vas a verme a ningún lado, ahora mismo termino contigo, Nicolás!  Lárgate, ya no somos novios!, me traicionaste!

 

Nicolás abandonó la casa de su hasta ese día pareja, tenía la esperanza de que una vez el tratamiento contra la adicción surtiese efecto, volvería con ella.

 

Pero casi un mes después, el noviazgo con Viviana parecía algo que pertenecía al pasado, ni siquiera sabía cómo iba en su recuperación pues el estricto padre se negó a dejarle acercar a ella, después de todo ya no eran novios.

 

Desde aquel día, Nicolás se interesó en desmantelar la venta de droga dentro y en los alrededores del colegio, en una dedicada labor pudo desenmascarar a un estudiante de apellido Bornacelli, quien lideraba la distribución dentro de la institución, el alumno fue expulsado y las cosas parecían mejorar.

 

Regresando a aquel miércoles y al autobús, Nicolás se sacudió aquellos pensamientos y giró la cabeza observando a los escasos pasajeros.

 

Retomó la mirada a aquella persona de la chaqueta azul, tenía cierta envidia  no sólo por aquella costosa prenda, sino por sus artículos electrónicos, el teléfono móvil ahora estaba en manos del misterioso individuo. Nicolás desarrolló una real curiosidad por saber de quién se trataba pues aun no le veía el rostro.

 

Mientras tanto en el fondo del autobús, los 3 sospechosos jóvenes no dejaban de observar a Nicolás. Estaban pendientes del momento en el que descendiera del vehículo.

Uno de ellos aun daba patadas ocasionales al asiento de enfrente. Inicialmente lo hizo por molestar, ahora ni siquiera se daba cuenta lo que hacía.

 

—Ya deja de patear eso!—Reclamó el joven que usaba la silla, había perdido los estribos. Se trataba de un chico de unos 19 años, de mediana estatura y quién usaba lentes.

 

Por fin se armó de valor para la queja.

 

El ofensor fue tomado por sorpresa por el acto de valentía.

 

—Vaya, el cuatro ojos tiene valor, jajajaja.

 

Exaltado por la adrenalina, el afectado empujó al sujeto que reía.

 

—Déjenlo en paz!—Reclamó una señora que observaba todo, y quién sabía que el provocador no estaba sólo.

 

—Usted cállese vieja estúpida—Intervino otro del trio que parecía claramente el líder.

 

La grosera actitud silenció a la mujer y el líder enseguida se fue contra el joven, éste viendo a dos rivales se atemorizó.

 

El líder era un poco más alto que su compañero y se aprovechó de la conmoción del muchacho para tomarle de la entrepierna.

 

—Uummpp!—Expresó el joven cuando sintió que le agarraban los testículos.

 

—Jajaja, que pasa? Muy bravo cuatro ojos, tienes pelotas?, ja!—el líder le apretó las bolas haciendo que el agredido se mordiera los labios evitando  gritar.

 

—Pedazo de mierda, jajaja—Añadió aquel que pateó  la silla.

 

—A ver cuánto aguantas, jajaja. —El líder aumentó la presión y la cara del joven se mostró arrugada y suplicante, el agresor se vanaglorió por tenerle sometido.

 

—Hey B!—Expresó el tercer miembro del grupo, que aún no intervenía. Hacía referencia al líder, B, así le llamaban.

 

El líder levantó la mirada y vio a otras personas mirando el asunto, no quería llamar la atención por su misterioso seguimiento a Nicolás así que vio conveniente terminar la agresión.

 

Detalló que se acercaba una parada y apenas la cercana puerta se abrió, le guió de las pelotas colocándole justo en la puerta, le soltó los huevos y le dio un tremendo empujón sacándole del autobús biarticulado.

 

El muchacho terminó de rodillas ya dentro de la estación. Alguien le arrojó a la cabeza el morral de su propiedad justo antes de cerrarse la puerta automática.

 

El joven apoyó la cara contra el piso, el apretón de bolas le dejó con ganas de vomitar.

 

El trio de desadaptados se jactó por la agresión al muchacho, pero la calma retornó a la cola del autobús. Ahora debían mantenerse sin sobresaltos, esperando el momento en que Nicolás se bajara.

 

 

CONTINUARÁ…

 

***

 

 

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