Ruleta (4/4): La verdad para David - Las Bolas de Pablo

Lo mƔs nuevo

23 mar 2021

Ruleta (4/4): La verdad para David



CONTIENE

BALLBUSTING MUJER/HOMBRE 


—Hola —saludĆ³ David cuando se encontrĆ³ a Pablo en la solitaria habitaciĆ³n del polideportivo—. PensĆ© que no vendrĆ­as. No esperaba encontrarte o que llegarĆ­as primero que yo. 


—¿Para quĆ© me has hecho venir? —interrogĆ³ Pablo frĆ­amente. 

—¿Recuerdas este lugar? ¡Nuestro sitio! 

—SĆ­, el sitio que venĆ­amos a escondidas para que nadie supiera que eres una maricona. 

David bajĆ³ los hombros en seƱal de derrota. 

—Pablo, no quiero que discutamos. 

—¿Entonces quĆ©? 

—Hablemos, hablemos de todo. ¿Por quĆ© le tuviste que contar de lo nuestro a SimĆ³n? 

—SĆ­. Supe que te pegĆ³. Lo lamento mucho. Eh… SimĆ³n y yo somos muy unidos y lamentablemente le confiĆ© nuestro secreto y Ć©l se sintiĆ³ con derecho de actuar. Fue mi culpa, lo admito, pero igualmente lo tienes merecido. 

—Bueno, ya eso no importa… yo te amo, Pablo. 

—¿Me amas? ¿Y cĆ³mo lo demuestras? ¡DejĆ”ndome a la sombra! 

—Tengo novia, Pablo. 

—Y vas a tener un hijo con ella. Lo nuestro no tuvo futuro, quizĆ”s nunca lo tuvo. 

—No digas eso. Es difĆ­cil para mĆ­ salir del closet, para ti fue fĆ”cil y toda tu familia te apoya pero para mi… 

—¡No! —interrumpiĆ³ Pablo—. Para mĆ­, no fue fĆ”cil. A mi padre le costĆ³ muchĆ­simo aceptarlo, ¿quieres saber quien estuvo siempre apoyĆ”ndome allĆ­? ¡SimĆ³n! 

—No serĆ” fĆ”cil para mi salir del closet. No me atrevo. ¿QuĆ© dirĆ­a la gente de mĆ­? 

Pablo elevĆ³ la vista al techo. 

—Que cretino —respondiĆ³—. ¿Entonces quĆ©? No entiendo para quĆ© me has hecho venir. 

—Porque no quiero que lo nuestro termine. Te amo. 

—Entonces me tendrĆ”s como tu amante oculto mientras cargas en brazos a tu bebĆ© y te casas con tu novia, ¿sabes en quĆ© siglo estamos? 

—Pablo, no lo pienses de esa manera. 

PequeƱos pasos rebotaron contra las paredes haciendo entrar en alerta a los jĆ³venes amantes. Las pisadas salĆ­an a la luz y se encontrĆ³ con ellos. Pablo abriĆ³ los ojos de sorpresa y la piel morena de David se volviĆ³ pĆ”lida cuando su mirada se encontrĆ³ con la de su novia. 

—¿Elisa quĆ© estĆ”s haciendo aquĆ­? 

La muchacha se quedĆ³ mirĆ”ndolos. 

—Te vi caminar rĆ”pidamente y quise seguirte. 

—¿Qui… quiere… quiere decir que oĆ­ste todo? 

—SĆ­, David. 

David abriĆ³ los ojos y boca, estaba asustado. Pablo supo controlar muy bien sus nervios. 

—Que cochinada me provocan los dos. 

—Elisa, yo no… 

Elisa hizo una mueca de asco y se dio media vuelta para salir huyendo. David se girĆ³ y observĆ³ a Pablo. 

—Ve y sĆ­guela para que la convenzas de lo que escuchĆ³ no es cierto. Que tĆŗ eres un macho y yo soy la gata que es insistente contigo. 

—Pablo… yo… 

—¡SĆ­guela, tonto, hazlo por ti! 

David saliĆ³ corriendo de la habitaciĆ³n semi oscura. Era rĆ”pido al correr y pudo alcanzar a Elisa. 

—Espera, Elisa. Escucha, tenemos que hablar. 

—¡No me importa! ¿Por quĆ© me tuviste que mentir? 

—No tuve opciĆ³n. 

—¿OpciĆ³n? ¡Que descarado! 

Elisa mirĆ³ la entrepierna de David. Y clavĆ³ un rodillazo rĆ”pido y fuerte a las desprotegidas bolas del varĆ³n.

Las gĆ³nadas de David descansaban cĆ³modamente en medio de sus piernas cuando recibieron la potente rodilla de Elisa contra ellas, embistiĆ©ndolas contra su cuerpo, en un golpe sĆ³lido y deforma testĆ­culos.

David dejĆ³ escapar un bajo "¡Ooooooh!" gutural, mientras sus ojos se abrĆ­an de par en par perdiendo el enfoque.

—¡No quiero saber nada de ti y de tu noviecito! —respondiĆ³ Elisa machando su rodilla de nuevo en las bolas de David, haciĆ©ndolo gemir de dolor mientras se doblaba, agarrando sus jodidas bolas—. Eres un asqueroso pervertido y no quiero saber de ti. 

David fue directo al suelo, agarrando su entrepierna con el rostro contorsionado de dolor.

Elisa se arrodillĆ³ entre los muslos de David, separĆ”ndolos y apartando las manos del hombre de sus genitales para tener acceso a sus bolas. A pesar todo el dolor, la erecciĆ³n de David se veĆ­a apretada dentro del pantalĆ³n.

La chica apretĆ³ el par de cojones y David soltĆ³ un gemido.

La furiosa muchacha apretĆ³ con mĆ”s fuerza. Amasando y retorciendo las gĆ³nadas de David con toda la fuerza que pudo reunir, haciendo que el apuesto joven gritara y chillara de agonĆ­a. 

—¡Idiota, estĆŗpido, imbĆ©cil! —gritaba cargada de ira causando todo tipo de apretones a las bolas de David con ambas manos, presionando sus pulgares.

David gritaba como loco. 

Elisa soltĆ³ sus testĆ­culos y se levantĆ³ sobre sus pies. Unas lĆ”grimas se acumulaban en sus ojos, detallĆ³ al padre de su futuro hijo y se fue caminando de prisa. 

David se acurrucĆ³ en posiciĆ³n fetal, jadeando y gimiendo.

Pablo pasĆ³ por su lado sin prestarle atenciĆ³n.

—¡Pablo, Pablo! —lo llamĆ³ en tono quejumbroso.

Pero Pablo no girĆ³ nunca la cabeza. 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Pages