Golpea en las bolas a un Chacón - Las Bolas de Pablo

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28 mar 2021

Golpea en las bolas a un Chacón

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Ballbusting hombre/hombre


Bastian Chacón se rascó uno de sus grandes testículos que le picaba dentro de su ajustado pantalón corto, acto seguido miró al chico de 15 años que lo acompañaba a bordo de El Chacón, el mega yate de su abuelo, una inmensa embarcación con gimnasio, jacuzzis, piscina, sala de conferencias, sala de juegos, ascensor que se comunicaba con las 8 cubiertas que lo conformaban y un helipuerto (hasta la semana pasada en mantenimiento). 


Bastian
—¡Te regalo 50 000 dólares si golpeas en las bolas a cualquier Chacón! 

—¿Qué? —Rafael frunció el ceño. 

Era una mañana de fin de semana cuando en el precioso juguete de los 7 mares de Marcos Chacón se disfrutaba de una fiesta privada que en pocas horas todas las redes sociales iban a reseñar y criticar. 

—Lo que te digo chiquillo. Si golpeas en las bolas a cualquier Chacón te regalo 50 000 dólares —repitió el bromista científico de 42 años echándose a reír con emoción. 

Rafael
—¿Por 50 000 dólares haré eso? ¡Estás loco, hijo del diablo! ¿El sol te fulminó las neuronas? Puedo ir con mi abuelo y pedirle que me de esa cantidad sin nada a cambio. 

—¡Que mal agradecido eres, niño! —dijo Bastian bebiendo su refrescante piña colada—. ¿No has pensado que entre más dinero es mejor para ti? 50 000 dólares para mi a tu edad era una fortuna. Si lo juntas con 50 000 que te de el viejo Marcos ya te hará 100 000 y con habitaciones de un hotel de lujo gratis para ti, harás feliz a cualquier chiquilla de tu edad, campeón. ¡Hazlo será divertido! Es cuestión de matemáticas. 

—Yo sé que será divertido. Solo estoy pensando a quién. 

—Veamos, estamos en una posición estratégica —indicó Bastian acomodándose en su asiento. Junto al muchacho inspeccionaron el área ubicados desde el lugar más alto de la cubierta, tenían acceso visual completo a la fiesta—. Nuestro espectro de participantes comienza allá; algunos tienen una cuota de culpabilidad y otros son inocentes —señaló donde un hombre de 50 años conversaba con dos personas, una voluptuosa mujer con un traje de baño con estampado de leopardo y un muchacho (quizás el hijo de la mujer con un short y cuerpo pálido)—. Nuestro querido, adorado, amado y respetado Marcos Chacón. 

—¡Ni en broma le pego en los huevos al abuelo! 

—¡No seas pendejo! Mira sus músculos, Marcos siempre ha sido un hombre fuerte. De buen corazón, preocupado por todos y ladrón

—No digas eso —Rafael estrelló el puño en el brazo de Bastian. 

—Ja, ja, ja. ¿Ah, no? Mi querido hermano Marcos, él dice ser padre de 3 hijos, quizás tenga más no lo sabemos, ex ministro de turismo e ingeniero naval de profesión. Es seguro que tuvo una novia en cada puerto y dueño de una cadena de hoteles. La crítica dice que sus hoteles son producto del robo a la nación desde su trabajo como ministro de Turismo en su mejor época. 

—¡No digas eso, cabrón! —Rafael volvió a golpear el brazo de Bastian. 

Por supuesto que nadie nunca pudo comprobar nada —afirmó Bastian con una sonrisa cínica—. Tampoco olvidemos que tu bella abuela italiana tenía conocimientos en el manejo de hoteles. Cuando murió, tu abuelo sufrió mucho con su pérdida. ¿Por qué no vas y le bates los huevos a mi hermano con un golpe? Piensa la cantidad de leche ahí acumulada por años de viudo. Le harás un favor. Leche en polvo ja, ja, ja. 

—El hecho de ser tu hermano te convierte en mi tío abuelo. 

—Cállate —dijo Bastian doblando la cara—, aún no tengo edad para ese puesto. Nadie lo tenía en realidad; tú eres un error de nacimiento. 

—¡¿Qué?! —Rafael volvió a golpear el brazo del científico. 
—Uf, Marcos se molestó horrores cuando supo que a los 14 años Israel había embarazado a su noviecita. Pero no te tortures, cuando te tuvo en sus brazos Marcos al instante se convirtió en un abuelo chocho y te amó para siempre. Obvio ya no tenía más opción. ¡JA, JA, JA, JA! Pero en los nueve meses que estuviste en barriga de mami estuvo furioso. 

—Eres un hater de mierda —lo insultó Rafael—. Un tío abuelo incorrecto. 

Bastian tomó de su bebida. 

—¿Dónde está, dónde está? —decía buscando con la mirada. 

—¿Quién? —quiso saber Rafael. 

—El artífice de tu error. Tu padre. 

—Israel está allá sentado, viejo ciego. 

El muchacho señaló con el dedo hacia el espacio oeste del yate donde un hombre de cuerpo cuadrado, cara rectangular y cabellos negros conversaba con otras personas. La plática parecía entretenida y fluida. Israel Chacón vestía con camisa sin mangas de color rojo y un pantalón corto que marcaba a la perfección sus grandes bolas colgantes repletas de semen. 

—Israel Chacón a sus 31 años es quién heredó la vena política del tigre Chacón. Nuestro querido abogado sueña con ser el gobernador de la isla, su partido lo apoya y es seguro que en cualquier momento ocupe el asiento en el palacio de gobierno. 

—¡Ya puedo saborear ese momento! —indicó Rafael frotándose las manos. 

—¿Para robar también? ¡Ja, ja, ja, ja! —Bastian volvió a recibir un puñetazo en el hombro de parte del muchacho—. Te daré un motivo para golpear las gónadas de tu prometedor papi. 

—¿Qué hizo? 

—Bueno te explico. Aunque tu adorado abuelo te dio el visto bueno cuando naciste como auténtico Chacón, a simple vista. Al paso del tiempo a Israel le surgieron dudas. 

—No entiendo. 

—Bueno, tú cumpliste cuatro, cinco años y seguías siendo un tierno niño rozagante, pálido, rubio, pero Israel esperaba a un pibe igual a él o sus hermanos, incluso a su padre —Bastian se echó a reír con malicia—, seguro quería un niño con cabellos negros como él o sus hermanos. Además tú papi ya estaba en la universidad, quería salir con sus amigos y disfrutar. Vino a mí y solicitó que te hiciera una prueba de ADN. 

—¡Que hijo de puta! 

—¡JAJAJA! Le expliqué que tus grandes bolitas eran pruebas de tu firma Chacón, pero él insistió que no eras su hijo. Era un inmaduro no lo culpo, así de inmaduro como a veces te pones tú. 

—¡Que hijo de puta! —repitió Rafael golpeando la mesa con la palma de la mano. 

—Entonces hice la prueba de paternidad con el resultado obvio. Tú saliste de las bolas de tu padre en su calentura juvenil. Tuve que sentarme a explicarle a ese tonto la ley de Mendel y los genes dominantes de tu madre de ascendencia polaca. No culpo a Israel, quería disfrutar y no cuidarte, merece una buena patada en las joyas de tu parte. 

Rafael gruñó. En ese tiempo un ruido de risas surgió del área de la piscina. 

—Ah, mi sobrino Simón, 23 años, el heredero de las habilidades comerciales de Marcos. 

Simón era de estatura alta, su cuerpo aunque no estaba altamente trabajado por el gimnasio se marcaba con algunos músculos, era muy esbelto y guapo. Vestía un bañador negro que se aferraba a sus nalgas pomposas. Estaba a orillas de la piscina para lanzarse al agua. Flexionó las rodillas y se zambulló. 

—¿Por qué Simón se merece un golpe en las canicas? —comentó Bastian rascándose la barbilla. 

Simón continuó nadando su cabello negro fue lo primero en salir a la superficie azul del agua. Había llegado al otro lado de la alberca donde se recostó a la pared, después sonrió y celebró junto a su grupo de amigos. 

—Simón se hizo famoso en toda la isla grabando un programa de turismo, iba y venía por todos los lugares visitando hoteles y posadas se divertía con su trabajo. Ahora lo veo en el anzuelo de los negocios, con su propia plataforma de televisión y generando contenidos de turismo. Bien por él y sus negocios. 

—No merece un golpe a las bolas. 

—¡Sí! ¡Ya! ¡Te quitó tu trono! 

—¿A qué te refieres, viejo marico? 

—Sí. Eras el único nieto de Marcos Chacón, aunque sabemos que los sobrinos que crió como sus propios hijos ya tienen descendencia; tú eras el único nieto sangre directa de su sangre. Podías hacer lo que quisieras con Marcos, hasta que la ex novia de Simón quedó embarazada del pequeño Vicente. Te arrebataron tu puesto como nieto rey y ahora debes compartirlo. 

Rafael se echó a reír. 

—¡Pégale a Simón por eso! ¿Dónde estará tu tío Pablo? 

—Por… —Rafael ya no lo ubicaba desde la última vez que lo vio en la popa— Puta no sé dónde está. 

—Pablo, 20 años estudiante de ingeniería naval también, él tiene el amor por el mar que sacó de tu tata. ¿Por qué golpear las bolas de Pablo? —Bastian volvió a meditar—. ¡Listo! No sé porque extraña razón ocurrió, pero no había nadie quién te atendería... ¡sí eso fue! La razón es que te dejaron al cuidado de Pablo, ¡vaya irresponsabilidad! Pablo y tú pueden ser casi contemporáneos. En fin, Pablo resolvió dejarte encerrado en la habitación y salir a jugar. ¡Por Dios, Pablito tendría 12 o 13 años!

Rafael volvió a ponerse furioso. Y Bastian se echó a reír. 

—¿No lo recuerdas? ¡Ja, ja, ja! No te preocupes. Hablemos de los hijos de mi fallecido hermano Régulo, tres sobrinos a los que Marcos se llevó a vivir con él, cuando mi hermano y su esposa murieron. Pascual es el mayor con 34 años, ¿lo ves por allí? 

—No. 

Pascual Chacón aunque escapaba de la vista de ellos, se encontraba también en la extensa cubierta. Tenía 34 años, su piel era bronceada producto de su exposición constante al sol. Su cabello es castaño y muy corto. Su abdomen lleno de músculos y pectorales grandes y potente, de brazos fuertes. Estaba comiendo una exquisitez que su esposa le había entregado para satisfacer su apetito. 

—¿Qué ponzoña le vas a clavar a Pascual para que lo odie, viejo marico? —preguntó Rafael. 

Bastian pensó durante varios segundos rascándose la barbilla. 

—Oye la verdad no tengo nada para qué culpar en contra de ti. Quizás sería genial que le regales un golpe en las bolas frente a su esposa. 

Rafael se echó a reír. 

—Ella podría disgustarse contigo por maltratar a su hombre o sentirse agradecida por vengarla ante tantas infidelidades que le ha hecho ese mujeriego. 

—Ah, ya lo he visto. Está allá a lo lejos sentado. Una pregunta, ¿cuánto le pesan las tetas? Estoy seguro que tiene más senos que su mujer. 

Ambos se echaron a reír con fuerza. 

—Los tres hermanos tienen grandes pectorales —afirmó Bastian—. Así era mi pobre hermano Régulo, la más tetona de nosotros. 

—No sé quién tiene las tetas más grandes entre Pascual y Matías. 

Los dos dirigieron la atención al otro Chacón de tez tostada y cuerpo más cuadrado y fuerte que su hermano Pascual. Se trataba de Matías Chacón, su principal atractivo además del guapo rostro de cabellos cortos y rubios eran sus protuberantes y fortísimos pectorales. Tenía un diminuto calzoncillo negro que acentuaba una nalgas firmes y paradas, un reloj inteligente estaba en su brazo. Invitaba a su pequeño hijo para entrar a la piscina. 

—¿Por qué debo golpear a Matías en las bolas? 

—Por diversión. 

—Eso lo haré con todos. 

—Bueno, acude a él que está con su hijo y le preguntas al niño quien de ustedes dos es más fuerte. Por supuesto que el niño apoyará a su padre, entonces vendrás tú y le clavas una patada en las toronjas a Matías que lo dejará humillado y como un débil frente al niño que se pondrá a llorar. 

—Eres muy malo. 

—Los científicos tenemos 75% de nivel de maldad. 

—Y por último pero no menos importante Enzo Chacón, de 29 años. El único de los sobrinos que llama como papá a su tío Marcos. Está tomando el sol desde hace rato por allá en la tumbona, cerca de la piscina. 

La mirada de Rafael recorrió de principio a fin el área de la alberca por la fila de asientos. Encontró al rubio Enzo muy relajado bañándose de los rayos del sol. Usaba gafas y su cuerpo estaba lleno de tatuajes, específicamente en su abdomen y una pierna. 

—¿Razón para golpear a Enzo?

—Para que sepa que no es un dios y hacerle poner los pies en la tierra. Odiaba a tu madre, decía que era una rubia ridícula.

—¡Hijo de puta! 

—Enzo es el más bohemio de la familia. Tu abuelo se trajo a vivir a sus sobrinos cuando apenas Enzo era un bebé. Dentro de esa apariencia de carcelario, con sus tatuajes tenemos a alguien de corazón noble y con huevos grandes que merecen ser machacados por un chico que es la generación de relevo. 

Rafael se quedó mirando toda la cubierta; con mirada vivaracha afirmó. 

—Ya sé a quién golpear en las bolas. 

—¿Sí? ¿A quién?¿A los culpables o inocentes? 

—Ven conmigo, boomer. 

Los dos abandonaron la mesa y bajaron las escaleras para poner pies en la larga cubierta. Dieron cortos pasos con Rafael a la cabeza. 

—¿Qué sucede? —preguntó Bastian cuando el chico se detuvo—. ¿A quién buscas? 

Rafael Chacón se rió, se dio la vuelta y pateó las pelotas de Bastian con toda la fuerza que pudo reunir.

Su empeine chocó con las preciosas y grandes gónadas del científico, clavándolas en su cuerpo y aplastándolas como tortillas.

Bastian gritó a todo pulmón y se derrumbó en el suelo mientras su sobrino nieto se reía a carcajadas.

—¡Te lo mereces por cizañero! —se burló Rafael—. Venir y pedirme todo eso. Te lo tienes bien merecido. 

Bastian se retorcía de dolor en el suelo agarrándose las doloridas pelotas, ahora no iba a regalarle nada al muchacho.
¿A cuál nuevo Chacón le darías un golpe en las bolas? (admite selección múltiple)
Marcos
Israel
Simón
Pablo
Pascual
Matías
Enzo
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