CONTIENE
BALLBUSTING MUJER/HOMBRE
Rafael dejó de mirar el mar por el balcón de la habitación para quitarse la ropa interior dejándola abandonada en el suelo; se fue a la cama donde se echó observado el techo. Era un chiquillo de 15 años, el mayor de los nietos de Marcos Chacón y único hijo de Israel. Su cuerpo era atlético, divino y muy blanco, su pija larga, hermosa, un poco inclinada a la izquierda a juego con un par de testículos muy grandes y peludos.
Comenzó a manipular su celular y en pocos segundos dudosos gemidos de mujeres que parecían al borde de un colapso pero no de locura precisamente escapaban de las bocinas del móvil. El joven disfrutó lo que sus ojos veían mientras su mano libre recorría desde el suave pecho a su pubis recortado.
Su miembro juveni de inmediato reaccionó con una erección palpitante y el sonido que provenía de su celular delataba que estaba disfrutando de un vídeo porno. Rafael se mordió el labio y dio un jadeo acariciando su pene de arriba abajo con la mano libre.
De momento su cerebro le jugó una mala pasada y se imaginó que la actriz profesional del vídeo era Bárbara Cohen, la muchacha que había retado a un duelo, y el hombre que la follaba era él. Fantaseando ese absurdo momento la polla del muchacho empezó a brotar presemen.
Rafael aumentó la velocidad de su mano, el mar se escuchaba delicioso, el momento era placentero y su mente le hacía imaginar que le estaba dando duro a Bárbara en el video, la montaba en un escritorio, la hacía girar boca abajo, le besaba los labios vaginales, ella se comía su polla, volvía a cojerla duro.
El joven trasladó su mano al pecho y se frotó el pezón izquierdo, sin apartar la mirada del video porno profesional que disfrutaba por el WIFI del hotel propiedad de su abuelo.
—Bárbara, Bárbara. Te tendré así. Ya lo verás.
Se imaginó esparciendo su leche sobre las pequeñas pero bonitas tetas de Bárbara, ¡que delicioso iba a ser! Rafael sintió que su respiración se aceleraba; cada centímetro de su cuerpo se sintió tenso pero al borde del éxtasis. Era una tensión exquisita y nada estresante. Era afortunado de contar con su propia habitación en el negocio de su familia.
Rafael continuó masturbándose a placer, el video porno se había terminado pero su mente continuaba fabricando pseudo imágenes de él y Bárbara acostados en esa habitación. Así una garrafa de semen se expulsó con mucha fuerza de su polla. Sintió su pene moverse mientras se vomitaba de semen. El fluido corporal cálido y pegajoso se acumuló en su estómago y algunas de las gotas bajaron por sus costados, unas más groserasy atrevidas chocaron en su cara.
Todo su cuerpo se relajó cuando terminó de eyacular, era como estar en las nubes, como ganar 100 campeonatos consecutivos, era como abandonar a Bárbara después de cojerla para darle su merecido y enseñarlo a respetarlo.
—Bebecita hermosa vas a ser mía —juró Rafael deseando que sus pensamientos se volvieran realidad.
Fue directo a la ducha, el agua tibia recorrió su delgado cuerpo, el eliminando ese poderoso olor a semen que se le pegaba a la piel. El agua también resbaló por su pene flácido y las grandes bolas que le había heredado su padre, abuelo y toda la generación de hombres Chacón.
Mientras el jabón recorría su cuerpo, su mente le hizo recordar a la bella y fabulosa Bárbara Cohen. Sintió rabia de volver a pensar en ella y porque no lo aceptaba como su novio. Siempre haciéndose la interesante, ¡era una flaca tonta que no veía sus atributos! Carita de guapo, fuerte, de una familia de machos, buena pija y con dinero para regalar.
—¡Pero ya vas a ver, Barbarita! Te voy a enseñar la lección.
Cuando salió de la ducha la toalla que se ciñó a la cintura se levantaba como una tienda de campaña con su palpitante erección (se había vuelto a masturbar en la ducha y su fogocidad no tenía fin). El nieto mayor de Marcos Chacón salió de la habitación vistiendo juvenil y a la moda. Un lente de sol decoraba su atractiva carita.
Las puertas del hotel se abrieron para él que salió a la calle grabando un stories para Instagram, la brisa de la playa se batía solo para él, moviendo las palmeras y las hebras de sus cabellos castaños. Vestía una camisa con mangas cortas. Iría al borde de la playa para fotografiarse y subir la imagen a sus redes sociales para ser la envidia de sus amigos. Quizás después se grabara con escena de telenovela; ya se le ocurriría alguna para TikTok.
Caminando hacia la bahía que estaba abarrotada de personas, clientes del hotel, lugareños y turistas, se sintió orgulloso de sentirse dueño de ese hotel en el futuro. Algo incierto para él con una familia tan grande y con un carácter arrogante y reprochable, pero todo estaba bien para su edad.
—¡Carajo! —susurró Rafael cuando la vio.
Reunidas con sus amigas usando un diminuto bikini con estampado de tigre estaba Bárbara compartiendo esa rica mañana en la playa. Se veía hermosa con sus abundantes cabellos sueltos, riéndose, seguramente contando chismes estúpidos. Rafael la contempló de pies a cabeza, posó los ojos en los pequeños senos, como limones, en la angelical sonrisa de la chica, su culo de diosa de la belleza. Sin embargo recordó sus desplantes cuando él le hacía algún piropo.
—¡Pero miren quién está aquí! —llegó diciendo hacia las chicas. Tan pronto Bárbara lo vio, volteó los ojos sintiéndose molesta—. Si es la desnutrida y su grupo de amigas. Hermosa Bárbara, cada día estás más flaca. Me va a dar mucho miedo luchar contra ti, lo confieso. Pienso que vas a saltar de las cuerdas y te vas a partir, ¡ja, ja, ja, ja!
—No vengas a molestar, Rafael —respondió Bárbara—. También no seas pesado y respeta este momento que estoy con mis amigas. Tus problemas conmigo pertenecen a un único lugar, activa tu GPS y búscalo. Le diré a Pablo cuando venga para que te regañe.
Ella y sus amigas se echaron a reír lo que incrementó la ira de Rafael.
—Pablo es un puto. ¡No te rías! ¡Lárgate de mi playa! ¿A caso no sabes quién soy yo? ¡Te mandaré a echar si no te vas a la cuenta de 3!
Bárbara lo contempló y una vez más reaccionó riéndose.
—¡Te voy a hacer tragar tierra el día de la pelea, flacuchenta!
Bárbara se tornó más seria y así se puso de pie.
—Hazlo —respondió haciéndole frente—. Solo un poco hombre reta a una mujer a la pelea. No entiendo como puedes ser nieto de Mister Chacón y toda su familia. Sobrino de Pablo, él nunca haría eso. No es de hombres pegar a las mujeres.
Una amiga de Bárbara discretamente comenzó a filmar con su celular.
—¿Y qué sucede, raquítica? ¿Tienes miedo de mí? Te haré tragar tierra ese día. A penas saltes de la cuerda te vas a partir un hueso. ¿Tienes miedo que un hombre te joda? Somos seres superiores. ¿A dónde queda tu igualdad y que tenemos los mismos derechos?
—Eres un desubicado. ¡Marico!
—Te voy a hacer mi perra ese día, como lo que eres.
Hubo mezclas de asombro e insultos de parte del grupo de chicas. Inclusive Bárbara abrió la boca sorprendida, Rafael en su lugar echó la cadera hacia adelante y movió los brazos en dirección a su paquete como gesto de arrogancia y virilidad.
—Te haré mi perra y en cada momento vas a pedir más y más. Te voy a dejar paralítica. Ahora imaginate así: desnutrida y sin poder caminar.
—¡Eres un corriente de mierda, niño estúpido! —exclamó la muchacha.
—Te haré mi perra, Bárbara Cohen, mejor dicho Bárbara se la cojén. Ja, ja, ja. ¿Entiendes? Cohen-Selacojén.
Los ojos de Rafael se volvieron blancos cuando sintió que sus testículos se deformaron rápidamente en la palma de la mano de Bárbara. El dolor era más allá de cualquier dolor que hubiera experimentado. Patéticamente se puso de puntillas, mientras gemía de agonía y trataba de respirar.
—¡Su… suel… sueltame!
—¡No hasta que me pidas perdón, grandísimo marico!
Las amigas de Bárbara comenzaron a lanzarle porras:
—Ponlo en su lugar, Bárbara.
—Tú puedes, amiga, reviéntale los cocos.
—¡Aplasta sus bolas!
—¡Déjalo sin hijos!
Rafael estaba contenido parecía un bichito indefenso en comparación con el león rugiente de segundos atrás. Sus ojos estaban llenos de lágrimas. La playa y todo a su alrededor estaba borroso.
Bárbara amasó los gordos testículos con los dedos, usando el pulgar para aplicar presión mortal.
Rafael gruñó sin fuerzas para permanecer de pie.
Los ojos de Rafael se cerraron mientras caía de rodillas sintiendo el dolor en sus bolas. La burla de las muchachas hirió su orgullo haciéndolo sentir humillado. Se acurrucó y gimió con toda la fuerza que le quedaba, y las risas fueron en aumento. Bárbara flexionó su delicado músculo ante la cámara que la filmaba.
—La próxima semana le pateo el culo a este imbécil.
Un grupo de muchachos se acercó a las chicas traían comidas y bebidas allí estaba Pablo. Su amiga Bárbara le hizo frente.
—Tu sobrino es un idiota.
—¿Qué hizo ahora? —Pablo miró a Rafael y negó con la cabeza en señal de desaprobación.
Para mal de males el chiquillo recibió un regaño de Pablo frente a los demás, mientras lo sostenía entre sus brazos y lo hizo caminar al hotel.
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