CONTIENE
BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE
āTe lo advertĆ ādijo Simón mirando al techo de la habitación de Pablo. Los dos hermanos estaban tendidos en la cama conversando sobre el embarazo de la novia de David, era la tercera vez que hablaban del tema en una semanaā. Te dije que no te metieras con ese tipo y tĆŗ reaccionaste como la tĆpica virgen tonta de telenovela barata, Ā«Oh, mi galĆ”n es bueno y yo lo voy a hacer cambiarĀ». Ā”JA, JA, JA! Ā”Que marica! Ahora yo, como tĆŗ hermano favorito tengo que protegerte y vengar el orgullo herido de mi pobre hermanita. La damisela en apuros.
āAy, no seas pendejo, Simón āse echó a reĆr Pablo golpeĆ”ndolo en el hombroā. Ya no hagas nada. Deja la situación asĆ. No quiero saber nada de momento de David.
āĆaaaaa, te lo dije. David es un idiota. No merece a alguien casto y de corazón puro como tĆŗ, Ā”mi reina!
Pablo volvió a golpear el hombro se su hermano y Simón continuó con sus bromas pesadas.
āPero si quieres divertirte con un garrote de carne, te ofrezco el mio. Ā”Ja, ja, ja!
Pablo también se rio y repitió el golpe contra su hermano favorito.
āĀæMe darĆ”s permiso, Pablo?
āĀæDe quĆ©, culo gordo?
āDe vengar el honor de mi lastimada hermana marica. Su rey ya no le clavarĆ” su espada por detrĆ”s.
āEres un insoportable. Ya no te cuento mĆ”s.
āĀæAh sĆ? Anda y busca a papĆ” para que le cuentes tus romances maricones.
āĀ”Vete a la mierda, Simón! āPablo habĆa perdido la paciencia y se disponĆa a salir de la cama, entonces su querido hermano lo sujetó con fuerza de los brazos, tumbĆ”ndolo y abrazĆ”ndolo contra la cama.
āHermanito, no te vayas. PĆ©game, pero no me dejes āse reĆa Simón oprimiendo a Pablo.
āĀ”SuĆ©ltame, suĆ©ltame o te muerdo!
āJa, ja, ja, ja. Ā”MuĆ©rdeme esta! ācomenzó a batir la cadera con fuerza encima de su hermano.
āĀ”Ja, ja, ja! Ā”Simón!
Cuando estuvieron mĆ”s calmados se echaron a reĆr en la cama y se soltaron. Simón se sentó y lo miró fijamente.
āĀæSabes que te quiero verdad, tonto?
āDesafortunadamente lo sĆ©.
Simón sonrió.
āAunque seas una puta marica darĆa mi vida por ti.
āCĆ”llate, culo gordo. Poco hombre. Impotente sexual.
Simón sonrió.
āAyer lo hice.
āĀæSĆ? ĀæQuien fue la pobre chica a la que le metiste tu pequeƱa polla?
Pablo también se sentó.
āĀæQuĆ© hiciste, culo gordo? ĀæTambiĆ©n te metieron la carne por detrĆ”s? Pobre papĆ” tiene dos hijos que son unas lobas.
āĀ”Ja, ja, ja! Le di su merecido a David.
La sonrisa se extinguió del rostro de Pablo.
ā”””¿QuĆ©?!!!
La noche anterior David se estaba vistiendo después de una intensa pelea en la empresa. Cuando recibió la visita de Simón.
De Simón haber sido gay se hubiera fijado en el magnifico cuerpo de David y en lo apretada que se veĆa su trusa y los musculosos muslos.
āHey amigo, querĆa hablarte un tema āconversó Simón.
āĀæSĆ? ĀæQuĆ© dices, pana? ĀæAlguna alianza para las luchas?
āĀæAlianza? ĀæContigo? Ćaaa. No harĆa una alianza con una marica como tĆŗ. Eres la mĆ”s marica de las maricas.
Simón se rió entre dientes. Luego echó la pierna hacia atrĆ”s y pateó los huevos de David con toda la fuerza que pudo reunir. Fue una patada fuerte que dio justo en el blanco. Las bolas de David se aplastaron dentro de su trusa haciendo que escapara un grito. Su mandĆbula se abrió y su rostro se quedó pĆ”lido. Luego se dobló haciendo una fea mueca de dolor agarrĆ”ndose los dos huevos.
āĀæTe dolió, eh? Ā”Aguja! ādijo en forma peyorativa en referencia a los hombres que tienen relaciones sexuales con hombres y mujeres por igualā. AsĆ de lastimado por ti se siente mi hermano. Confió en una relación contigo y tĆŗ solo te burlabas. Ā”Aguja! Te metiste con el Chacón equivocado.
David gruñó con las dos manos apretando sus doloridas bolas, su rostro continuaba retorcido de agonĆa, mientras su estómago se mezclaba de dolor y la cadera a ambos lados le dolĆa.
āHijo de puta ācontinuó Simónā. A tu estĆŗpida novia se lo voy a decir. ĀæQuĆ© harĆ” cuando sepa que te acuestas con otro chupa pollas?
āNo, no⦠ay, no lo hagas āDavid gimió de dolor.
āSĆ, que horrible. Eliza te chupa el pito mientras tĆŗ se lo chupas a Pablo āSimón se echó a reĆr mientras veĆa a David retorcerse en el suelo.
āNo lo hagas, por favor āsuplicó David, meciĆ©ndose hacia adelante y hacia atrĆ”s, agarrĆ”ndose las bolas.
āQue asco de hombre eres. Es que ni como gay de closet vales la pena. RevisarĆ© tu contrato en la empresa, debemos concluir relaciones laborales.
āY, Āæquieres saber que es lo peor? Que te has burlado de mi hermano favorito, hijo de puta. Ā”BĆŗrlate de Israel o del pesado de Enzo, no sĆ©! Te has aprovechado de sus buenas acciones.
De un momento a otro, Simón se abalanzó sobre David y lo dejó paralizado contra el suelo, boca abajo, con los brazos inmovilizados en la espalda, jadeando y gruƱendo. El hermano de Pablo estaba sobre Ć©l, le agarró y exprimió los testĆculos tan fuerte como pudo.
āĀ”Aaaaaaah! Ā”Aaaaaaah!
Eran los gritos de David mientras sentĆa como sus bolas eran deformadas por la gruesa palma de Simón, que aplastaba sin alguna gota de clemencia.
āSufre, perra, sufre.
En un intento de desesperación, David pudo mover su mano y agarrar la entrepierna de Simón que tenĆa los muslos separados encima de Ć©l.
āĀ”Ay!
Simón abrió los ojos de sorpresa y dolor, pero supo hacer frente retorciendo los testĆculos de David.
David gritó cerrando los ojos restando de inmediato la fuerza sobre Simón, el dolor que recorrĆa su cuerpo era mĆ”s grande. Sus testĆculos se deformaban en la implacable mano de Simón.
āNo quiero verte cerca de Pablo āordenó Simón agregando mĆ”s presión y retorciendo los huevos, pulsando su pulgar con toda la fuerza que pudo reunir en los blandos órganos, acabando con la vida de los espermas de David.
David chilló con voz casi femenina haciendo reĆr a Simón a carcajadas.
Soltó el escroto, dejÔndolo acurrucarse como una gÔrgola humillada y herida.
āSĆ, efectivamente āafirmó Simón frotĆ”ndose las manosā. Hay que revisar tu contrato. No estoy seguro si debes seguir perteneciendo a la nómina de Cinturón de honor.
David dejó escapar un gemido lastimero. Sus grandes y pesados testĆculos estaban ligeramente rojos e hinchados. Sin apartar la mano de sus gónadas se arrastró por el suelo hasta recostarse a una pared. AllĆ separó sus piernas y se quedó mirando la zona de sus gónadas hasta que el pie de Simón lo golpeó por sorpresa.
La planta chocó con las dos papas, clavÔndolas en su cuerpo con un fuerte golpe.
āĀ”Ooof!
La mandĆbula de David se abrió y su rostro se puso blanco como un papel, el dolor subió de sus testĆculos pisados a su abdomen.
Simón impulsó una fuerte pisada entre los muslos de David, tan fuerte que le machucó los testĆculos.
David se retorció en el suelo, gritando.
āTus bolas son bastante dĆ©biles ādijo Simón, afincando el pie entre los muslos, provocando otro grito agudoā. No entiendo que vio mi hermano en ti si eres un mequetrefe.
Simón torció el pie como si estuviera apagando un cigarrillo. David estaba casi llorando, pero Simón no se contuvo, siguió aplastando los testĆculos bajo su suela.
David intentó alejarse arrastrÔndose, pero Simón se inclinó y lo agarró de las bolas y tirando hacia él.
āĀæNo que muy hombrecito? No vas a ir a ninguna parte āse rió Simónā. ĀæQuĆ© hacĆas con estos huevos? ĀæSe los empujabas a Eliza en su coƱo y despuĆ©s a Pablo? ĀæO viceversa?
Los ojos de David se abrieron con horror. āPor favor, dĆ©ā¦
Simón lo calló retorciendo sus pelotas.
āCarajo. No sĆ© por quĆ© no hice esto desde la primera vez que Pablo me contó tu primer desplante, tu decepción de origen. Yo le dije, Ā«no te enamores ese imbĆ©cil porque no vale la pena. Mereces algo mejorĀ». Y Ć©l no quiso entender.
David lo miró desesperado.
Y Simón lo miró a los ojos.
āSĆ, grandĆsimo cabrón. SĆ© que estĆ”n juntos desde el primer dĆa, marico. Pablo y yo somos como uno. Lo bueno es que la marica es Ć©l, pero igual lo amo con todo mi perfeccionamiento.
Una y otra y otra vez Simón aplastó las pobres bolas de David.
āĀ”DĆJAME!
āMe asegurarĆ© que no puedas regar tu semilla nunca mĆ”s.
Simón terminó de relatar su experiencia la noche anterior a su hermano que le devolvĆa una mirada seria y furiosa.
āĆ tutto, amico mio ādijo en italiano para su hermano menorā. He terminado.
ā”¿Cómo te atreves?!, Ā”desgraciado! Pobre David, cómo estarĆ”.
āLlĆ”mame desgraciado o como quieras. Pero estĆ”s que me sacas un ojo con eso.
Simón sonrió mirando la entrepierna de su hermano que se veĆa abultada con una erección, Pablo se sonrojó, se habĆa excitado con el relato del maltrato a las bolas de David, se cubrió con una mano y con la otra marcó al nĆŗmero de David.
āNecesito llamarlo. Debe estar mal. ĀæQuĆ© le terminaste de hacer?
āĆaaaaaaa, no le hice nada. El bastardo se desmayó. Lo deje dormir tranquilo y me fui. Mereces un hombre fuerte de verdad, no una seƱorita como esa.
āEres una mierda. No te vuelvas a meter en eso, culo gordo.
āSi no quieres que me meta en tus problemas, no me vengas a contar como una vieja chismosa. Te pareces a la vieja Katherine, la que pide siempre la habitación 851.
Pablo se llevó el teléfono a la oreja esperando la llamada. Simón simplemente apretó el puño y lo estrelló en la ingle de Pablo.
Los ojos de Pablo se abrieron y soltó un grito ahogado cayendo de lleno en la cama. Oportunidad que tuvo su hermano para arrebatarle el celular y cancelar la llamada.
āAhora te agradecerĆa mucho que tuvieras un poco de dignidad y amor propio y no llames a ese hijo de puta.
āĀ”Simón!
āNo, tonto. Recuerda como actuaba siempre. Antepone a su novia por encima de ti para que no vieran que era una marica a la que le gusta la carne por detrĆ”s como tĆŗ. Tu horrible y flĆ”cida carne, Ā”ja, ja, ja!
āTe odio.
āDespuĆ©s me lo vas a agradecer āSimón sonrió, flexionó el brazo y se dio un besoā. No seas mal agradecido. Dame las gracias porque ocupe un espacio de mi valioso tiempo, que nunca volverĆ” en tu miserable vida.
Pablo gimió agarrÔndose las bolas.
āSi quieres un pito para jugar te dejo el mĆo āSimón se burló revolviendo el cabello de su hermanoā. Por tu dignidad me llevó esto āguardó el celular de Pablo dentro de sus calzoncillos, si antes el joven tenĆa el paquete abultado ahora con el celular allĆ tenĆa una marca obscenaā. IrĆ© al gimnasio a mejorar mi cuerpo, no volverĆ© a ser un culo gordo. AsĆ que ponte guapa y regia para que entrenemos como los machos que somos. Agradece que gozas de mi aprecio, no todos tienen ese beneficio en mi corazón.
Simón salió de la habitación, riéndose.
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