UNA NOCHE DE MIERCOLES, Para una mañana de Domingo. Parte 2 - Las Bolas de Pablo

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27 mar 2021

UNA NOCHE DE MIERCOLES, Para una mañana de Domingo. Parte 2

 

UNA NOCHE DE MIERCOLES,

 Para una mañana de Domingo. Parte 2

 

 CONTIENE BALLBUSTING M/M.

 

Estas son 5 historias cortas para que los lectores disfruten los domingos.

 

En la primera parte, Nicolás se dirige al estadio de beisbol en autobús, durante su recorrido rememora una experiencia con su exnovia Viviana, mientras tanto 3 individuos el final del autobús, al parecer tienen un interés por él. También se muestra una misteriosa persona quién viste chaqueta azul, y que despierta en Nicolás una increíble curiosidad.

Nicolás continuaba observando a aquella persona, pero de quién se trataba? Viéndole de lado y con la capucha puesta su rostro era un misterio,  el joven no paraba de analizarle.

Por el ancho de sus hombros, el tamaño de sus manos y zapatos, se notaba que era muy delgado, podría ser una chica?, pareció convencerse de ello mientras más le veía. La curiosidad le mataba y trataba de mover la cabeza buscando el mejor ángulo para llegar a verle el rostro. Incluso quiso levantarse para verle disimuladamente.

En ese instante una señora caminaba por el pasillo, llevaba paquetes de compras, bolso y un paraguas, con éste casi golpeó accidentalmente a aquel individuo en la cabeza.

Se escuchó: —Schei!, cuidado señora. —La primera expresión fue muy extraña.

La mujer dio un leve brinco de sorpresa y se disculpó por el casi accidente.

La expresión le confirmó a Nicolás que se trataba de un chico, pues su voz era excesivamente grave, ronca y flemática, como si tuviera catarro.

Cuantos años tiene ese flaco, 30?—Se decía Nicolás, quien inicialmente creía que se trataba de un adolescente, ahora tenía sus dudas. Pero al escucharle, claramente no podía ser una chica, una voz tan grave solo provendría de alguien con bolas entre las piernas.

Nicolás seguía asombrado por aquella voz, los testículos eran esenciales en la voz de un hombre.

Hasta la señora se asustó con esa voz, ja!. Yo tengo los huevos grandes, pero mi voz no es tan grave, de qué tamaño los tendrá este chico?. Como naranjas? —Analizaba con jocosidad, Nicolás.

Un par de minutos después, Nicolás no soportó más la intriga y decidió conocer el rostro del chico, le habló:

—Bonita chaqueta, cuanto te costó?

No hubo respuesta del chico.

—De que marca es?—Insistió Nicolás. Era obvio que se dirigía a él, pues los cercanos asientos estaban vacíos.

Parecía que no respondería el desconocido, hasta que se escuchó.

—Es marca Nike, y no recuerdo el precio.

Con escuchar más tiempo aquella voz grave, lograba denotar que sí se trataba de una persona joven, tal vez de su misma edad, a pesar de notarse hastiado al responder no daba la sensación de ser alguien malgeniado.

—Vas al partido de Beisbol?—Nicolás quería charlar un poco más con aquella persona que no se ladeaba, su cara aún era un misterio dentro de la capucha.

—Porque hablas conmigo?—Fue la frase del extraño que parecía poner fin a la escasa conversación.

Nicolás no se cohibió y respondió:

—La verdad es solo para pasar el rato, además que tiene de malo socializar con otra persona, pero si te molesta, me disculpo.

—No tienes que…—La profunda voz ésta vez denotaba amabilidad.

—Qué cosa no tengo qué?

—No tienes que disculparte, no has hecho nada malo, y no, no me molesta—A pesar del nuevo tono del extraño, en ningún momento giró la cara.

Nicolás vio cerca su parada y de pronto ver aquel rostro ya no era una prioridad. Como despedida expresó:

—Bueno, esta es mi parada, cuál es tu nombre extraño? Soy Nicolás.

La respuesta tardó: —Alexander.

El extraño usaba el móvil con su mano derecha y levantó la izquierda a modo de saludo, Nicolás observó un vendaje en esa muñeca y parte de la mano.

Se despidió y como la salida era hacia atrás, dejó el autobús sin siquiera ver el rostro del susodicho Alexander. En su mente se decía mientras caminaba:

Alexander, alias “Bolas de naranjas” JajajaNicolás soltó una carcajada que nadie escuchó.

Luego de bajar del autobús, Nicolás debía caminar unas pocas cuadras hasta el estadio. Sin darse cuenta los 3 individuos que le observaron desde el fondo del automotor se bajaron también y caminaron tras él. A su vez alguien más comenzó a seguir al trio, manteniendo eso sí, una considerable distancia.

Los perseguidores ven una zona solitaria y aceleran el paso.

Nicolás no logra reaccionar cuando los 3 sujetos le emboscan; Recibe un sorpresivo puñetazo en la cara que le deja aturdido, es cuando alguien le agarra de la espalda, trata de soltarse pero un nuevo puño, ahora a su estómago le deja sin aire.

Supone que le están robando.

—Llévense la cartera y no me hagan nada.

Pero enseguida reconoce al tercer atacante, es el líder del trio y quién aun no le ha golpeado. Es Bornacelli. Alias “B”.

Isaac Bornacelli, era aquel estudiante de 18 años quien se encargaba de la distribución de drogas en la escuela, ante la denuncia de Nicolás, fue expulsado del colegio y juró venganza. Ahora la integridad física del joven denunciante estaba en peligro.

—Ahora me las pagarás, y te aseguro que te arrepentirás de ser un maldito delator—Expresó Bornacelli con una gran sonrisa.

Nicolás forcejeó desesperado, le iban a dar como mínimo una paliza, su forcejeo parecía dar frutos, pero Bornacelli le enterró un rodillazo en el estómago, deteniendo en seco su resistencia.

—Uuhh!

—En tu barriecito no te podíamos abordar, por eso te seguimos desde que saliste de casita, en estos lugares no hay quien te brinde ayuda.

Bornacelli lanzó un manotazo contra la entrepierna de Nicolás, el dorso de la mano impactó secamente los testículos del joven.

—AAmm!!!—El joven se mordió los labios para no gritar. Pero la expresión de su boca divertía a Bornacelli.

—Te dolió? Jajaja

—Co…cobarde, pelea como hombre!—Reclamó Nicolás.

Bornacelli se jactó, apretó el puño y con velocidad lo hundió en los cojones de Nicolás

—AAhh!!!—Esta vez no pudo evitar gritar.

—Jajaja, Claro que si te duele, maldito, jajaja.

Nicolás apenas podía sostenerse, los testículos le ardían y quería sobarlos, Bornacelli se quedó mirándolo, quería que sufriera mucho más.

—A ver cómo te sienta esto!

—AAAAhhhh!!!— gritó Nicolás cuando Bornacelli le enterró un fuerte rodillazo en los huevos.

Todos ríen ante el dolor del chico, le sueltan y Nicolás de inmediato cae al suelo y adopta la posición fetal, sus manos rodean sus testículos, quiere protegerlos lo más posible.

El trio de jacta y sacuden sus zapatos, los preparan para la acción, porque a continuación vendrá una lluvia de puntapiés contra el derribado joven, una actitud más que cobarde de su parte.

—Alto, policía! —Se escuchó con una fuerte voz.

Los agresores voltean sorprendidos, a los lejos ven a una persona de chaqueta azul quién levanta una mano, al parecer muestra algo.

Los tres están impactados, el visitante se acerca poco a poco, manteniendo la mano en alto, lleva algo que quiere que vean.

Bornacelli se pregunta

Un policía?, pero no viste como uno, estará de civil?...Pero parece alguien muy joven.

Sus colegas delincuentes dudaban, sentían cierta inseguridad ante aquella gruesa voz y ese rostro oscuro, pues la capucha no permitía detallarlo.

—Ay mis bolas—Alcanzó a decir Nicolás cuando desde el suelo alcanzó a ver al nuevo “invitado”. El joven se cerró más, reforzando el ovillo protector que mantenía sus pelotas a salvo de más golpes.

—Déjenlo en paz o les arrestaré! —El susodicho policía continuaba acercándose. Finalmente se detuvo a unos 8 metros.

—Quién demonios eres tú! —preguntó Bornacelli.

—Soy policía, váyanse o terminaran presos!

El joven de la chaqueta azul recalcó lo que intentaba mostrar, al parecer era una identificación, pero más que una placa se trataba de una credencial en su billetera.

Es un policía?, pero si es Alexander…—Pensó Nicolás, que reconoció la voz gruesa y ahora la chaqueta azul—“Bolas de naranjas” es un policía?.

—Oug!, bendito seas, Alexander! —Alcanzó a balbucear.

El líder notó la inseguridad en sus secuaces, no lo permitiría!

—Que esperan? acaben con ese entrometido!

—Pero es un policía, “B”. —Uno de los secuaces le recalcó el apodo, claramente por ser de apellido Bornacelli—No quiero meterme en esos líos…

—Idiota! no es un policía, es solo un imbécil que nos quiere engañar con su billetera, ni siquiera tiene una placa de verdad, vayan por él! —Bornacelli prácticamente les empujó.

Uno detrás del otro, los secuaces comenzaron a correr en dirección al “policía”, pero justo antes de llegar, el primero ve un objeto que es lanzado a su cara, logra atraparlo, son aquellos auriculares de diadema de costosa marca, el atacante se sorprende un instante.

—OOOhhh!!! —Exclama cuando Alexander le hunde ambos pies en el estómago, el chico se lanzó con todo el ímpetu contra el abdomen de su distraído atacante.

Alexander termina en el suelo, junto al golpeado sujeto que está de rodillas, con las entrañas hundidas y sin aire en los pulmones. La brutal patada doble hizo acobardar por un segundo a otro agresor.

—Patea a ese hijo de puta!—Le ordenó Bornacelli al analizar que tirado en el suelo, el supuesto policía estaba vulnerable.

La orden de su líder renueva los bríos del atacante y retoma su marcha, a toda velocidad se prepara para patear la cabeza de quién lastimó a su compañero.

—AAiiii!!!—Se queja el agresor cuando Alexander le recibe con una patada a la rodilla, aun desde el suelo el muchacho sabía defenderse.

La lesión en la rodilla le dejó encorvado y no vio cuando Alexander se incorporó y lanzaba un rodillazo a su rostro. Otro rodillazo a la cabeza del sujeto con el hundimiento en el estómago y ambos agresores están en el suelo.

Alexander salió indemne de aquellos dos ataques y ahora sólo faltaba Bornacelli, pero éste se abalanzó contra el chico de chaqueta azul como un toro, le tomó por sorpresa conectándole un puño que se hundió en el rostro oscurecido por la capucha, el impacto dio en su mejilla.

Nicolás con un —Cuidado! —Trató de advertirle, pero el dolor de pelotas lo tenía sin aire para alzar la voz.

Alexander se estremeció con el impacto y no pudo evitar que su atacante le empujara hacía atrás con violencia. Finalmente Alexander recibió un fuerte impacto en la espalda cuando “B” le hizo chocar contra un poste de energía.

Bornacelli vio una oportunidad de acabarlo rápidamente y le enterró un rodillazo en la entrepierna.

—Ugh! Schei!—Exclama Alexander con esa extraña frase, doblándose por el dolor.

La acción y reacción despiertan una amplia sonrisa en la cara de Bornacelli.

Nicolás presenció a distancia el golpe bajo, temió lo peor, ese ataque a los huevos sin duda dejaría a Alexander en el suelo como a él. Y fuera de bromas, si en verdad los tenía como naranjas, pues estaría acabado.

Es nuestro fin!

Alexander estaba inclinado del dolor y su atacante levantó el puño para impactarle la cabeza, Bornacelli calculaba que dónde sea que le acertara, le dejaría tendido en el suelo.

—Éste entrometido pagará por su osadía y por esa tontería de ser policía.

—Eres mío! AAAAhhh!!!—Gritó de dolor Bornacelli cuando inesperadamente Alexander contratacó con su propio rodillazo entre las piernas del agresor.

Fue un impacto duro y certero, siendo de rodilla pequeña, ésta impactó en pleno centro del escroto de Bornacelli.

—AAiii—Se quejó aún más “B”, quién cruzó los muslos apenas se retiraba la rótula de Alexander, en su dolor no entendía como pudo contratacarle después de aplastarle las bolas con su rodilla, ¿cómo no quedó aturdido ante el golpe en una zona tan sensible?

El presenciar un contraataque sin siquiera mostrar aturdimiento por el rodillazo previo que recibió, hace que Nicolás piense:

—“Bolas de naranjas” las tiene de hierro!

Alexander cerró el puño de su mano semi vendada e impactó la nariz del líder. Ahora los 3 canallas estaban en el piso.

—Lárguense!—Se escuchó con aquella fuertísima voz—o se quedarán a que vengan mis refuerzos, no tardar en venir, facinerosos! —Alexander se tomaba la dolida mejilla.

—Vámonos “B”, vámonos—Expresó uno de los derribados, su colega le siguió, y Bornacelli viéndose sólo fue tras ellos, cojeaba mientras mantenía las manos anidando sus huevos.

—Maldición!—Su plan de venganza contra Nicolás había terminado con una estrepitosa derrota para su grupo, todo por aquel entrometido de chaqueta azul—Pero esta me la pagan, malditos! —Sentenció.

Nicolás les vio marcharse y pudo relajarse, quedó boca arriba cubriendo sus bolas, trataba de tomar bastante aire.

El joven miraba al cielo, detalló las nubes de un tono verdoso por el smog, de pronto se asomó la cabeza de Alexander, pudo ver el oscuro rostro por tener la capucha puesta, la cabeza se acercó más y se aclaró la zona facial.

Podía ver el rostro de Alexander, por primera vez lo veía y quedó sin palabras.

El chico de la chaqueta azul tiene una cara más allá que agraciada, simplemente el término sería bonita, su cabello era muy corto, aunque se notaban un par de mechones de cabello a ambos lados del rostro, casi cubriéndole las orejas.

De pronto una gota entra en su boca, identifica el sabor de inmediato, es sangre! Detalla un hilo de sangre que bajaba de la comisura labial de Alexander, la consecuencia del golpe que recibió en el rostro.

Nicolás traga la saliva con el férrico sabor. No deja de detallar aquel bonito rostro que le observa expectante.

—Es una chica, lo sabía!—Pensó Nicolás.

—Estas bien?—La fuerte voz se mostraba amable.

Y es esa misma voz grave la que borraba la insulsa teoría de Nicolás.

—No, no lo es!, debe ser un chico afeminado, ellos tienen la cara bonita, aunque es raro un afeminado con esa tremenda voz.

—Me escuchas?, Estás bien?—Recalcó Alexander.

La cabeza de Nicolás cambió a otro tema:

—… “Bolas de naranjas” me ayudó…

Alexander volvió a preguntar y ésta vez Nicolás reaccionó:

—Estoy bien, Gracias…

 

CONTINUARÁ…

 

***

 

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