El bolas de toro (1/10): Felipe Corona - Las Bolas de Pablo

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7 mar 2021

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El bolas de toro (1/10): Felipe Corona

CHNTJ


El bolas de toro es una historia antigua del blog que vale la pena recuperar, en aquel tiempo fue muy leĆ­da y recibĆ­ buenos comentarios.


CONTIENE

BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE


El mundo de la lucha libre siempre estĆ” lleno de violencia, y la violencia atrae la fuerza y la fuerza aproxima la envidia, mĆ”s si quienes la impulsan son personas arrogantes y se ganan el odio de los demĆ”s, como lo es Felipe Corona, un hombre de 40 aƱos, de nacionalidad mexicana, estatura media, tez morena y como manifestante de su fuerza en el ring estĆ” su cuerpo dotado de potentes mĆŗsculos. A pesar de su carrera como destacado luchador Felipe es conocido entre las mujeres por su apelativo de ā€œel hombre toroā€ quizĆ”s por dos orĆ­genes, una podĆ­a ser por su potencia sexual cada vez que estaba con una o mĆ”s de una fĆ©mina en la cama se comportaba como un semental taurino o por el tamaƱo de sus testĆ­culos, dentro de su bolsa escrotal tenĆ­an un peso considerable… tal vez ambos rumores estaban conectados. Lo cierto es que no habĆ­a mujer que se negara a un acto sexual con el macho y Ć©l no era tipo de negarse a ellas.

 

Pero siempre esta clase de hombres desarrollan una envidia a su alrededor, Felipe tenĆ­a un grupo enemigos en su propia empresa de lucha libre que lo detestaban a mĆ”s no poder, diferentes eran las razones, por haber ganado una pelea, por quitarle a la mujer, por acostarse con la novia, por robar un contrato, envidia a su cuerpo, envidia a su fama, en general Āæque mĆ”s decir?… Felipe era un hombre admirablemente detestable.

Era lunes por la mañana de marzo, el año estaba transcurriendo rÔpido y muchos sentían que era una repetición del 2020, atrÔs había quedado la emoción del 01 de enero cuando la esperanza parecía propicia para nuevas oportunidades. El gimnasio estaba concurrido de luchadores y deportistas.

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El grupo que centra la atención se formó rÔpidamente, observando cómo llegaba nuestro engreído protagonista. Enzo uno de los luchadores favoritos de la división con una sonrisa maquiavélica observó la protuberancia en el pantalón de Felipe (el hombre toro o conocido también en los bajos fondos sexuales como el bolas de toro), parecía una serpiente que zigzaguea de lado a lado. Mirando le preguntó:

—¿Cómo estĆ”n esa bolas de toro?

A lo que Felipe respondió:

—Llenas de leche, cabrón. ĀæQuieres alimentarte? Tengo un poco de chocolate blanco para ti.

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Vandor
Enzo se burló, su amigo Vandor Beek, un holandés de piel pÔlida y cabellos rojos se apoyó en su hombro.

–Yo creo que estĆ”s asustado de la pelea dentro de dos noches.

—¿Pero quĆ© dices, wey? Le partirĆ© su madre al Danilo Rey. Como lo hice la Ćŗltima vez que le arrebatĆ© el tĆ­tulo.

—No olvidemos que le arrebataste el tĆ­tulo de la peor manera —dijo Enzo—. Le diste un puƱete en todo el centro de los meros huevos.

—El pobre quedó K.O. de inmediato y tĆŗ aprovechaste la ocasión y sellaste la pelea. Danilo Rey estĆ” furioso y quiere la revancha, Felipe.

—Danilo Rey no tendrĆ” nunca oportunidad contra mĆ­.

—Eso ya lo veremos —se burló Enzo.

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Danilo Rey
La noche de la pelea Danilo Rey hizo su aparición caminando a través de un pasillo iluminado por el fuego, la canción de AC/DC no se detuvo hasta que subió al cuadrilÔtero. Lucía un calzoncillo negro y botas de igual tonalidad. Su piel era bronceada y su cabeza calva no le restaba la virilidad que regalaba a derroche.

Con una entrada diferente, Felipe ingresó al cuadrilÔtero saltando enérgicamente, vestía un ajustado calzoncillo verde que guardaba pero no protegía sus prominentes genitales.

La campana dio inicio a la pelea de esos dos grandes del cuadrilƔtero.

Austin+Theory+.15—ImbĆ©cil—susurraron los labios de Felipe.

Danilo Rey suspiró, le dedicó una mirada propia de adversario y levantó los puños poniéndose en guardia.

Felipe comenzó el ataque, un fuerte puñetazo dio en la quijada de Danilo Rey. El hombre perdió el equilibrio y cayó al suelo, la gente gritó emocionada. Se levantó rÔpidamente de la lona, Felipe se alzó ante él con el puño levantado, Danilo Rey bloqueó los siguientes golpes. Como si fuera un derechazo su puño rebotó contra el calzoncillo del atacante.

Felipe gritó de sorpresa y dolor abriendo los ojos.

—Ooooh—respondió parte del pĆŗblico.

Con su experiencia de lucha libre, Danilo Rey echó su brazo hacia atrÔs y lo impulsó adelante con una fuerza contundente, su movimiento era llamado Cañonazo. Y de nuevo el puño rebotó contra el calzoncillo amarillo del hombre toro. Los 2 huevos de Felipe fueron golpeados directamente por el otro retador.

Felipe gritó quedÔndose petrificado, sintiéndose ferozmente humillado ante tanto público, muchas cÔmaras de celulares memoraban el grandioso ataque. Felipe aplicó también un Cañonazo al rostro de Danilo Rey, ambos cayeron con mucha fuerza en la lona. El Ôrbitro mediante gritos exigía que se levantasen.

Danilo Rey fue el primero en hacerlo, seguido de Felipe que estaba arrodillado protegiendo sus bolas, tenía cara de dolor. Dando un gruñido logró ponerse de pie. Danilo Rey se lanzó contra él y le propinó un puñetazo en el rostro.

En poco tiempo Felipe logró contrarrestar los golpes y reaccionó defendiéndose de Danilo, intercambiando entre ambos varios movimientos luchísticos rÔpidos y poderosos. En determinado momento Felipe le dio un cabezazo a Danilo Rey directo a la nariz.

Danilo Rey perdió el equilibrio e hizo un gran esfuerzo para no caerse.

Felipe golpeó con su particular fuerza salvaje el rostro idiota de Danilo Rey. El luchador contraatacó con un cañonazo en la cara y Felipe retrocedió contra las cuerdas, con un ojo entrecerrado. Danilo Rey se abalanzó contra él, primero pegÔndole en la cabeza, Felipe enseguida se protegió, seguido golpes en las costillas. Al tacto Felipe se protegió, mientras gruñía como respuesta, Danilo Rey le regaló un rodillazo en los huevos, para rematarlo con un golpe sonoro en el rostro.

Felipe hizo otra vez cara de dolor, perdió el equilibrio y con gracia cayó al suelo agarrÔndose las bolas, el dolor era implacable.

Danilo Rey sonrió y se inclinó hacia él.

Felipe intentó defenderse, usando las rodillas, pero el mÔs mínimo movimientos de ellas, hizo que sus grandes pelotas le dolieran aún mÔs.

—SerĆ”s un toro castrado —declaró Danilo Rey alzando su mano y estrellĆ”ndola en la nariz de Felipe, sacĆ”ndole un hilillo de sangre. El Ć”rbitro lo separó de Ć©l.

Danilo saltó con energía a las cuerdas, saludando al público y viendo como desde un sitio especifico Enzo y Vandor lo saludaban y aplaudían.

Felipe se levantó con movimientos lentos, se sentía derrotado.

Danilo Rey lo miró desafiante, pensado que Felipe, ya no era rival digno de él. Aterrizó sobre la lona en posición de defensa.

Felipe se lanzó contra Danilo Rey intentando golpearlo en vano, ataques que Danilo pudo esquivar y reírse de él, en su lugar Felipe hizo un gracioso gesto de dolor mostrando como la pelea le hizo daño a sus testículos.

Danilo Rey sonrió descaradamente, sin darle tiempo para recuperarse, alzó la pierna, y hundió la bota deportiva entre las piernas de Felipe, pulverizando sus huevos contra la pelvis con un impacto colosal.

Felipe se estremeció, sus ojos se llenaron de lÔgrimas, abrió la boca y cayó al suelo una vez mÔs dominado por el dolor gonadal.

Danilo Rey de manera antideportiva lo pateó en las costillas.

Felipe hizo un gesto de dolor desde el suelo. SituÔndose entre sus piernas Danilo Rey miró al público, esperando su aprobación, hecha esta, la punta de su pie chocó de nuevo entre las piernas del gran luchador, por lo que el guerrero gritó a puro dolor (y con la fuerza de sus pulmones).

—Detente, detente—dijo el Ć”rbitro. Danilo Rey obedeció

Felipe quedó tendido en la lona, sujetÔndose la ingle. Movió lentamente la cabeza y se levantó, golpeó en los abdominales a Danilo Rey.

—”Eso no me hace daƱo!—gritó Danilo.

De nuevo Felipe iba a golpear, pero seguía lento en sus movimientos. Danilo Rey lo frenó, dio un puntapié y capturó sus testículos contra la pelvis.

Felipe gritó mostrando los dientes como gorila.

Danilo Rey orgulloso, alzó de nuevo el pie y pateó las bolas de su rival. Felipe gritó mÔs fuerte.

—”Detente!—exclamó el rĆ©feri.

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Felipe cerró los ojos, el terrible dolor que salía de sus bolas en dirección a todo el cuerpo. Miró el paquete de Danilo Rey. El aludido se dio cuenta de la intención, hizo un mínimo gesto de sonrisa maligna y lo golpeó con fuerza en la cabeza, Felipe se tambaleó; estaba de rodillas y se inclinó ligeramente hacia atrÔs, pero pudo mantenerse. Seguido recibió un golpe en el pecho y para rematar una poderosa y certera patada en las bolas, siendo colmado nuevamente de dolor.

—”AAAAAAH!—gritó.

Sus ojos marrones resbalaron lÔgrimas, justo cuando intentó golpear también a Danilo Rey en la entrepierna, este echó su cuerpo hacia atrÔs, e impacto un puñetazo en su mandíbula.

El pĆŗblico gritaba enardecido viendo a Felipe llorando desconsolado, encogido con las manos en la entrepierna.

Sin tener clemencia Danilo Rey, agarró de los caballos a Felipe y le aplicó un gancho potente contra la mandíbula, el hombre desenfocó los ojos y cayó mareado sobre la lona.

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Danilo Rey saltó contento sobre las cuerdas. Cuando se enroscó sobre Felipe y el Ôrbitro hizo el conteo final, su oponente seguía acurrucado sollozando como un miserable sosteniendo sus cojones adoloridos e hinchados.

Danilo Rey se tomó fotos con sus fans, fue elogiado y vanagloriado. Todavía sobre el cuadrilÔtero, sentado contra las cuerdas, abrazando sus bolas con las dos manos Felipe lo miraba con envidia.

—Esto no se va a quedar asĆ­ —se decĆ­a.

Esa noche ya no podrĆ­a celebrar como el triunfador y tampoco recibirĆ­a las caricias de unas prostitutas que le ofrecieron por la victoria.

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