Como parte de su campaƱa para ganar la gobernación del Estado insular Orinoco, Israel Chacón fue acompaƱado con su equipo polĆtico a una zona de la región habitada en su mayorĆa por personas de tez amulatada, como en muchas regiones de LatinoamĆ©rica, el hecho se debĆa al asentamiento que tomaron los esclavos africanos en tiempos de la conquista espaƱola y que hasta la actualidad se mantenĆa, conservando sus raĆces africanas ancestrales.
Tras la estupenda gira polĆtica que consistió en visita casa por casa de los candidatos del mismo partido (uno por la alcaldĆa de la zona y el otro por la gobernación), Israel Chacón fue invitado a pasar una noche en la localidad al son del tambor y la fogata a orillas del mar. ĀæCómo rechazar tal propuesta a una gente que se portó tan bien con Ć©l? AdemĆ”s que compartir una noche ahĆ representaba humildad de su parte, socialización, fotografĆas para demostrar que solo no era un polĆtico de traje y corbata y lo mejor es que darĆa un claro mensaje a su principal contrincante, Ā”se reunĆa con todos los estratos sociales! TambiĆ©n porque eso representaba votos.
En la fiesta nocturna lo acompañó Pablo como cabecilla del grupo juvenil por el partido y del proyecto polĆtico de su hermano a la gobernación. Estaba Simón, Enzo y Pascual, el mayor de todos los considerados hermanos Chacón.
Pascual de 34 aƱos, estatura alta, casado y bronceado por el sol nunca dudó en visitar cuanta vagina se le atravesara y su actual condición de padre de familia y esposo preocupado no lo libraba de su fama de mujeriego. Aquella noche movĆa el cuerpo con bastante soltura con la iluminación de la candela. Su pecho se encontraba desnudo y brillante de sudor, un diminuto calzoncillo rojo bamboleaba de un lado a otro la figura de su pene, como si una serpiente se balanceara en una cornisa luchando por no caer. Su cadera se movĆa con tanto profesionalismo que cualquiera hubiese creĆdo que en sus genes estaba una firma africana y no una criolla ligada con italiana.
Israel Chacón estaba sentado sobre un tronco de Ć”rbol en la arena, sostenĆa un vaso con una bebida de esas que animan el Ć”nimo y conversaba con un grupo de prietos, vestĆa de un pantalón corto que compró a Ćŗltimo momento (acentuaba el inmenso tamaƱo de las gónadas que la naturaleza y su familia paterna le regaló), y franela oscura. Por un momento se distrajo y leyó un mensaje de texto que Simón a pocos metros de distancia le envió.
Debe ser aburridĆsimo estar aquĆ sentado y que no puedas salir a divertirte como lo haces en tus fiestas privadas. Sal del closet polĆtico y mueve el culo como Pascual. Saca tu mejor lado populista.
El verdadero hijo mayor de Marcos Chacón levantó la vista hacia Simón y ambos intercambiaron miradas cómplices. Hasta una sonrisa adornó el guapo rostro del polĆtico. Sus oscuros ojos vagaron hacia donde el grupo bailaba allĆ estaba Pascual Chacón moviĆ©ndose junto a una hermosa mulata, de cuerpo grĆ”cil, tetas firmes segĆŗn el ajustado traje de baƱo, caderas anchas y nalgas prominentes. El cabello suelto surcado por varias renzas. Estaba seguro que su hermano Pascual iba a pasar una noche de acción con la despampanante y hermosa negra.
«⦠solo asegúrate que Pascual sea reservado y no me haga quedar mal con el pueblo, no quiero que hablen del hermano del candidato». Fue parte de la instrucción que el hermano escribió en respuesta a Simón.
«Sus palabras son órdenes, jefecito» fue el mensaje que envió Simón. En parte usaba aquel término para hacerlo rabiar y como broma.
Israel volvió a unirse a la conversación sobre la polĆtica nacional y para recordar de sus propuestas a la gobernación. Mientras un experimentado artesano hacĆa un maratónico relato de sus aƱos de juventud y las oportunidades laborales que recibió con el partido Renovación DemocrĆ”tica, un hecho llamó la atención de Israel. Domingo Ibarra, su compaƱero de partido y candidato a la alcaldĆa del municipio Libertador sostenĆa conversación con un acalorado negro, el hombre agitaba las manos con violencia y se observaba bastante furioso. Hecho que le llamó la atención porque horas antes el mismo personaje fue gentil con Ć©l, identificĆ”ndose como leal al partido y con su candidatura. ĀæPor quĆ© se veĆa con rabia? El candidato a alcalde con serenidad le hablaba y por sus movimientos se notaba que querĆa calmarlo.
Israel hizo un intercambio de miradas con Enzo, que desvió su atención a la conversación de Domingo Ibarra y el furioso prieto, seguidamente se encogió de hombros y siguió oyendo la conversación del artesano.
Pascual Chacón hizo una pausa para tomar alcohol y después volvió al ancestral baile con su repetida bailarina de la noche.
![]() |
Domingo Ibarra |
āSi me disculpan, vengo a robarme un momento al candidato. SeƱor gobernador, por favor venga conmigo.
Eran hombres de edades cercanas, Domingo era mayor, pero por la jerarquĆa polĆtica de Israel como candidato y mĆ”ximo lĆder del partido en la isla su trato en pĆŗblico era de respeto. Ya en intimidad se tuteaban.
āĀæQuĆ© sucede, Domingo? āquiso saber Israel cuando se apartaron del grupo.
āSe trata de Pascual.
āĀæQuĆ© hay con Ć©l? āla mirada del candidato se dirigió al hermano que bailaba a tono con la sonriente morena al ritmo del tiquiti taki del tambor.
āAquel hombre, que ya conoces. Me ha reclamado. «”Aparta al colorado ese de mi negra si no quieres que busque mi machete y lo corte!Ā».
Israel entornó los ojos.
āĀæLe dijiste que es mi hermano?
āSĆ. Y no le importó porque Ć©l le estĆ” bailando a su negra y quiere que lo aparte de ella por las buenas.
āGuau āIsrael tambiĆ©n dejó escapar un silbido. No era un mito que los habitantes de la zona eran bastante recelosos con los forasteros y en especial si era de otro tono de piel. PodĆan ser mĆ”s violentos si le bailaban a su mujer sin la aprobación debida. No habĆa mĆ”s que decir, apartar al colorado de la fresca mulata.
Dada la orden a Enzo, él pudo retener a Pascual por cierto tiempo, pero el honorable hermano con varios tragos encima, el pene erecto por culpa de la dama y su natural deseo carnal pudieron mÔs, dio un manotazo en el aire a su hermanito querido y se fue a buscar a la mujer que sudorosa descansaba con sus amigas. Ella con una encantadora sonrisa aceptó la mano del caballero y salió a bailar.
El rostro furioso de Israel no se pudo ocultar. Se sentó al lado de Enzo.
āĀæPor quĆ© lo dejaste ir?
āPorque es un cabrón y no hace caso.
āNo quiero problemas con los negros āsusurró el candidato a gobernador con los dientes apretadosā, han sido muy generosos con nosotros. Ve a buscarlo.
āPues deberĆas ir tĆŗ āse rebeló Enzo. Ambos se sostuvieron las miradas y el menor de ambos se cruzó de brazosā. A mĆ no me oye.
Pero no faltó mÔs.
Un grito femenino resonó por encima de los tambores que tuvieron que parar, deteniendo momentĆ”neamente la fantĆ”stica reunión y el golpe de los tambores. Lo peor era que el grito femenino venĆa de un hombre, Pascual era apretado de los testĆculos por el corpulento prieto que llegó detrĆ”s de Ć©l.
El rostro de Pascual Chacón estaba contorsionado por el dolor, mientras el negro apretaba sus gordas y vulnerables bolas con toda la fuerza que pudo reunir.
āĀ”Te mandĆ© a decir por las buenas que te apartaras de mi mujer, estĆŗpido colorado. Ā”Y no obedeciste! Ā”Ahora aprende por las malas!
āĀ”Francisco, detente! āexigió asustada la negraā. ĀæEstĆ”s loco?
El conjunto de hermanos Chacón y otros presentes se acercaron para intervenir. Comandados al frente por Israel.
āAmigo, por favor, detĆ©ngase āpidió el candidato en tono firme, pero respetuoso.
El negro lo observó e ignoró continuando apretando la vida de los testĆculos de Pascual. Aplastó y torturó el par de bolas tan fuerte como pudo. Los dos grandes cojones se sentĆan latir, dando cualquier cosa por liberarse y volver a su estado original.
āFrancisco GarcĆa, detente ādijo Domingoā. Ćl se va a quedar tranquilo, te lo prometemos.
āAsĆ va a ser āafirmó Israelā. Yo me hago responsable.
āNo quiero a este colorado encima de mi mujer āordenó el prieto retorciendo con saƱa el abultado par de huevos en sus poderosas manos de herrero y haciendo chillar al caliente varón. Pascual hizo otro afeminado grito que podĆa dejar en duda su reputación de macho alfa, semental y mujeriego.
El negro por último le estiró las bolas logrando que por el efecto Pascual uniera las rodillas, cuando lo soltó de sus gónadas. Se postró en la arena, gimiendo a causa del dolor.
Israel hizo una señal a sus hermanos que se llevaron entre brazos al debilitado hombre y a continuación inició una serie de disculpas al temido prieto, que lograron ser aceptadas.
āAl final usted no es culpable, gobernador āle dijo el malhumorado negroā, la culpa es del colorado ese.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario