ROBIN & SUPERBOY (5/14): ¿VENDRÁS A LA FIESTA? - Las Bolas de Pablo

Lo más nuevo

19 ago 2021

ROBIN & SUPERBOY (5/14): ¿VENDRÁS A LA FIESTA?


Escrito: FerchoMX

Contiene: Ballbusting hombre/hombre


Estás en la quinta parte de esta historia. En el siguiente enlace puedes leer la parte cuatro: "Deseos de fornicación"


   —¿Te pasa algo? No me has insultado, ni golpeado en las bolas —comentó Dick colocándose frente a mí con las piernas abiertas, yo me encontraba recostado en su sofá mirando mi teléfono móvil. Nos encontrábamos en su departamento. Él vestía un holgado pantalón de chándal gris claro que hacía resaltar su enorme bulto.


   Pensé en darle una palmada sorpresa, pero no tenía ganas de hacerlo, me sentía afligido y melancólico. Hacía dos días, Jon me había confesado que estaba enamorado de mí, desde entonces no había respondido a mis mensajes o llamadas. La verdad es que ni yo mismo sabía qué decirle si me llegara a contestar. 


Mi hermano Grayson
   —Vaya, en serio estás mal —dijo mi hermano levantando mis piernas, sentándose en el sofá y colocando mis piernas de vuelta, esta vez sobre su regazo. Con su palma frotó amigablemente el costado de mi muslo—. Puedes contarme, lo que sea que te preocupe, puedes decírmelo.


   Platiqué lo que pasó en nuestro encuentro con Brainiac y mi conversación con Jon en el lago. Él ya sabía que mi amigo me gustaba, y mucho, ya se lo había dicho.


   —Eres un suertudo, te sacaste la lotería del amor —comentó sonriente—, ¿sabes a cuántas personas se les ha declarado su crush


   —No, no lo sé, y tú tampoco lo sabes.


   —Es un comentario retórico, no una pregunta real —dijo él con una mirada acusadora, yo sonreí—. ¿Qué esperas para irlo a buscar?


   —No sé qué decirle, no sé si quiero… eso —dije.


   —¿Qué es lo que no quieres?, ¿estar junto al chico que amas?, ¿pasarla rico y coger? —preguntó él. 


    —¡Cállate, Grayson! —dije levantando mi pie, clavando mi talón en su hombría. Él gritó debido al dolor,  bajó sus manos por debajo de mis piernas para sobar sus testículos y se agachó, yo aproveché para aplicarle una llave al cuello, él palmeó mi pantorrilla para rendirse, todavía nos encontrábamos en el sofá—. No hables así de Jon.


   —Ya, Damian, me rindo. ¿Qué es lo que no quieres? —dijo poniéndose en pie, frotando su adolorido paquete—. ¿Salir del closet?


   Escuchar aquella maldita frase me hizo enojar, me levanté y ataqué a mi hermano. Luego de cinco minutos de lucha y forcejeo, que provocó algunos daños materiales en su departamento, él consiguió someterme en el suelo. ¡Maldita sea! Tanto él como Jason siempre usan su ventaja de estatura y peso para vencerme.


   —Damian, yo te voy a apoyar, estoy seguro de que Jason también y Tim ni se diga. ¿A qué le tienes miedo? —dijo mi hermano poniéndose en pie—. ¿No será a Bruce?, ¿o sí? Jason, Bárbara y Cassandra son bisexuales, yo soy heteroflexible, Tim y Steff, son los únicos cien por ciento heterosexuales en la familia. ¿Crees que a Bruce le va a importar?


   —Ninguno de ustedes es hijo de sangre —dije recostado en el suelo—. Yo tengo que ser mejor, debo mantener un legado. También soy un al Ghul.


   —Oye, tranquilo, cálmate, apenas tienes quince, no puedes tener tales preocupaciones.


   —Además, yo… odio ser gay, no me gusta, no quiero —respondí cubriendo mi rostro con mi brazo.  La verdad, me sentía muy avergonzado, por sentirme avergonzado de serlo.


   —Que seas homosexual no tiene nada de malo, estamos en la década de los veinte del siglo veintiuno —dijo Dick arrodillándose a mi lado. 


   —Tú mismo lo has dicho, yo sería el primero y el único gay en la familia, el resto de ustedes puede coger con el sexo opuesto —respondí.


   Dick tomó su celular e hizo una llamada en altavoz. Quien contestó del otro lado era mi padre. Mi hermano se lo dijo, Padre no le dio importancia y siguieron conversando sobre una misión que Bruce le había encargado.


   —¿Ves? No pasa nada, Damian.


   —¡Te odio! —grité, al tiempo que daba una fuerte patada en los testículos a mi hermano y salí corriendo de su departamento, él quedó arrodillado con la cabeza en el suelo y el trasero levantado.   


En esta posición dejé a mi fuerte y poderoso hermano.

   Haciendo parkour, descendí velozmente por la escalera de emergencia. Ojalá le haya hecho estallar alguna de sus pelotas. Él no tenía derecho de divulgarlo, ni a Padre, ni a nadie. ¿Quién se creía que era? En verdad sentía mucho coraje e ira, si yo le contaba algo, no era para que lo comentara con alguien. Quería romper cosas, quería golpear algo. Corriendo llegué a una estación de trenes abandonada, comencé a lanzar piedras a un vagón vacío, posteriormente lo pateé con la planta de mi pie hasta cansarme.  Hablar con Dick solo me había puesto peor, seguramente Padre se lo diría a la Liga de la Justicia y ellos a los Titanes... ¡Rayos! ¡Mierda! ¡Maldita sea! ¡Odio este puto mundo! ¡Odio ser gay! En ese momento, sonó mi celular, observé una notificación en la pantalla, era un mensaje de Rachel (Raven).


“¿Vendrás a la fiesta?”



   Sin desbloquear mi teléfono, lo guardé, no quería que ella se enterara de que leí su mensaje. Aquella noche se llevaría a cabo una fiesta en Star City, era el cumpleaños número dieciocho de Bart Allen, el nieto de Flash, quien hace años llegó del futuro, él formaba parte de los Jóvenes Titanes, nos caíamos mal, muy mal. En nuestro primer encuentro lo derroté en ‘Eth Alth’eban. Como había sido el de más edad del grupo, siempre tuvo inconvenientes para respetar mi autoridad. Sí, sí, lo admito, la mayoría de las veces yo también me había portado como un patán y un cretino con él. 


   Connor Lance Queen de diez años, el miembro más reciente del equipo, hijo de Flecha Verde y Canario Negro, pondría la mansión de su padre para que se llevara a cabo el evento. A esa fiesta asistiría Jon, no tendría por qué no hacerlo. Era una buena oportunidad para verlo, moría de ganas de volver a estar junto a él, no sabía lo que le iba a decir llegado el momento, pero el solo pensamiento de encontrarme con él, me hizo sonreír, me sentí feliz. Tomé un autobús que me llevaría a Star City. 


Uno de los guardias del evento
   En el festejo no habría ningún adulto mayor de veintidós años, solo los Jóvenes Titanes y amigos, civiles de nuestros colegios y escuelas, gente común y corriente. Eran las nueve de la noche cuando llegué al lugar, el impresionante despliegue de seguridad en los alrededores me impresionó. Era la fiesta más grande que yo hubiera presenciado, un DJ europeo de renombre ponía la música en ese momento, había un escenario montado donde una solista de pop, un reguetonero famoso, un grupo de pop coreano y una banda de rock británica, se presentarían en diferente momento, aquello era como un festival musical privado. Había gente nadando en la alberca, cerca de cinco mil adolescentes conversaban o bailaban por todo el lugar, especialmente en el inmenso jardín. 


   Yo llevaba un vaso rojo de plástico con una mezcla de tequila y refresco de toronja. En el camino me topé con Jaime y Gar (Blue Bettle y Chico Bestia), nos saludamos y conversamos un rato. Hice una transmisión en vivo conviviendo con algunos “fanáticos de lo sensual”, después de todo, yo era una celebridad. Me topé con otros influencers invitados con los que conviví, durante casi tres horas no hice más que pasarla bien. En todo ese tiempo no conseguí dar ni con Jon, ni con Bart, era demasiada la magnitud del evento. 


   Me escabullí a la parte trasera de la mansión, por un muro escalé hasta la azotea, necesitaba un poco de privacidad y menos ruido para pensar. Fue entonces cuando lo vi recostado, era Jon, entre sus piernas abiertas se encontraba Bart, frotando sus muslos y ocasionalmente su pecho. Ambos reían.


¿Estoy mintiendo?

   —¡Oye! Déjalo en paz, maricón —grité a Bart. Él había salido del clóset tres años atrás. 


   —No lo llames así —intervino Jon.


   —Eso es lo que es —dije—. ¿Estoy mintiendo?


    Inesperadamente, comencé a sentir un muy intenso dolor que provenía de mis genitales, ascendía hasta mi estómago e hizo estremecer todo mi cuerpo. Grité agudamente y caí al piso sobándome los testículos, no me podía ni levantar, ni hablar o hacer algo. Gritaba en agonía y lágrimas escaparon por mis ojos. En cuestión de un solo segundo, Bart me había golpeado en las bolas decenas de veces o tal vez cientos, no lo sabía, solo sentía que deberían llamar a una ambulancia. 


   —Durante tres años te dedicaste a hacer bromas acerca de mi sexualidad, comentarios hirientes. Insultos y burlas es lo único que recibí de ti —dijo Bart— ¿Sabes algo? Tu querido amigo Jon, también es gay. ¿Te vas a burlar de él? ¿Lo vas a maltratar? ¿Dejarás de ser su amigo? Eres un maldito homofóbico e intolerante, me das asco.


   Yo sentía mucha náuseas y vomité, me encontraba pálido, tembloroso y con mucho malestar. No llevaba el traje de Robin, solo ropa normal. Bart empezó a patearme, Jon miraba hacia otro lado, no intervenía ni me defendía. Tal vez aún se sentía muy incómodo en mi presencia, por eso no sabía como reaccionar.

Bartolomeo Allen, el maricón
que me deshizo las bolas

  —A nadie le caes bien, nadie te quiere, todos, apenas y te toleramos, eres arrogante, un imbécil, patán, grosero, hijo de puta —Bart me decía mientras me pateaba—. La única razón por la que eres líder de los Titanes es por ser hijo de Batman, la única razón por la que te volviste influencer en primer lugar, fue por ser un Wayne, sin tu padre no eres nada. 


   Me encontraba en muy mal estado, no podía pensar con claridad, mientras protegía mi cabeza, dejé al descubierto mi entrepierna, Bart aprovechó para patearme, no una, sino decenas de veces más en un solo parpadeo. Grité agudamente y comencé a llorar, mientras me retorcía torpemente en el piso. Fue entonces cuando pude ver que Jon daba un fuerte golpe a Bart, lanzándolo varios kilómetros lejos, en ese instante me desmayé. 


   Lo siguiente que recuerdo es que desperté en una lujosa habitación con arquitectura árabe, frente a mí estaban mi abuelo, mi madre y un hombre joven, alto, menor de treinta años, muy apuesto. 


   —Literalmente, tus jóvenes testículos fueron destruidos por ese bastardo velocista  —dijo Madre sentándose junto a mí en la cama—. Pero el agua del Pozo de Lázaro los ha regenerado. Vas a estar bien, podrás darme un nieto.


   —¿Qué hago aquí? ¿Quién es él? —pregunté mirando al hombre joven.


   —¿No lo reconoces? Míralo bien, hijo. ¿A quién crees que se parece?


Era como verme en un espejo.

   Ahora que observaba con detalle, las facciones de ese individuo eran muy parecidas a las mías, era como verme en un espejo. La única diferencia entre nosotros, era que yo era un muchacho y él, era un hombre ya crecido. 


   ¿Quién es este hombre adulto que es idéntico a nuestro joven Damian? ¿Cuáles serán sus intenciones?



No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Pages