Chantaje (8/8): No te vayas, pipe - Las Bolas de Pablo

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8 sept 2021

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Chantaje (8/8): No te vayas, pipe

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Israel Chacón salió a la superficie del agua en la piscina de la casa de Enzo, nadó hasta la orilla, muy cerca de donde su hermano adoptivo estaba echado sobre una tumbona. El candidato a la gobernación de la isla salió del agua sentĆ”ndose en el borde de la alberca y se acostó en el suelo dejando sus piernas sumergidas en el agua. 

—”Me hacĆ­a falta esto, carajo! —declaró el polĆ­tico mirando al cielo—. TambiĆ©n quiero surfear y bucear. La campaƱa ha sido muy larga y dura, Āæcierto, chó

Chó era un diminutivo de nombre que los familiares usaban con Enzo desde niƱo. Pero Enzo usando Ćŗnicamente un short pequeƱo y negro tenĆ­a la mirada clavada en el agua y los labios apretados en un rictus duro. 

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—¿No te ha parecido ruda la campaƱa, chó? —insistió Israel. Su hermano no se inmutó. El candidato a la gobernación se sentó, agarró un puƱado de agua y se la arrojó en la cara, haciendo que el hombre saltara en su asiento; Israel emitió una carcajada—. Planeta Tierra llamando a Enzo Daniel Chacón Girolamo. 

—”SerĆ”s huevón! 

—¿Huevón yo? Ā”Huevón tĆŗ, pendejo! Tienes dĆ­as que te noto perdido en la luna de Valencia. ĀæQuĆ© te ocurre? 

—Nada —afirmó Enzo arrugando mucho el ceƱo. 

—¿Seguro? EstĆ”s mĆ”s preocupado que yo con la campaƱa? ĀæCuĆ©ntame quĆ© sucede? ĀæSe trata de Mark? 

—No, mi hijo estĆ” bien. 

—¿De Amy, entonces? ĀæTe estĆ” poniendo el cuerno con otro hombre? No mĆ”s dime y mi equipo de barrio le darĆ” una lección a ese fulano. 

—No, pendejo. No es nada. 

—”Enzo! ĀæA caso no nos tenemos confianza? Tienes dĆ­as muy raro; no te hagas el tonto conmigo. 

Israel comenzó a lanzarle del agua de la piscina, la hermandad entre ellos dos era tan sólida como la de Pablo y Simón. 

—”Basta! 

—Entonces me contarĆ”s quĆ© sucede. 

Enzo afirmó y salió de su cómodo asiento. Se sentó junto a su hermano. 

—ConocĆ­ a alguien. 

—”Uju! Ā”Otra mujer! Ā”Se trata de tĆŗ poniĆ©ndole los cuernos a Amy! Ā”Bueno no es de extraƱar porque si le fuiste infiel a la madre de Mark con Amy, el karma le estĆ” regresando a ella! 

—”CĆ”llate, huevón! —Enzo dio una palmada a la abultada entrepierna expuesta de Israel. 

El polĆ­tico apretó los dientes y contuvo la respiración. Se encorvó un poco y se echó a reĆ­r. 

—Por lo menos dime si la conozco. ĀæApareció durante la campaƱa? 

—No te dirĆ© quiĆ©n es y es mi Ćŗltima palabra. 

—”Chó! 

—Lo cierto es que ella —habló Enzo refiriĆ©ndose en realidad a Felipe—, me hizo conocer un mundo nuevo, sensaciones y cosas que yo nunca antes habĆ­a experimentado. Aunque la relación no parece tener un buen futuro no dejo de pensar en ella, me gusta. Pero, tampoco quiero dejar a Amy por esta otra persona. 

Israel se echó a reĆ­r. 

—¿Nuevas sensaciones? Ja, ja, ja. ĀæTe dio droga? Ja, ja, ja. Suenas como quinceaƱera, rey. 

—”Eres un pendejo! Ā”OjalĆ” pierdas la gobernación! 

Israel emitió una carcajada y jaló a su hermano del brazo antes de que se levantara y se fuera. 

—EscĆŗchame, pendejo. Te darĆ© mi consejo de hermano mayor y mĆ”s experiencia. Si esta otra mujer te gusta, pero tampoco quieres dejar a Amy. Tener una relación con ambas no te servirĆ”. ĀæLa otra sabe de tu relación con Amy? 

—SĆ­. 

—Ah, caray. Pues, estoy seguro que en los primeros meses te va a ir muy bien con esta mujer, pero al cabo de un tiempo Amy se va a enterar y tendrĆ”s que escoger entre una de las dos. Al mismo tiempo, me comentas que tu relación con esa mujer no tiene futuro. ĀæEntonces quĆ©? ĀæSolo sexo? 

—Ni eso es. 

Israel dobló las cejas y parpadeó mirando a su hermano. 

—Omite lo Ćŗltimo que dije, Israel. 

—El sexo se consigue en cualquier lado, hermano. En todo caso, si estĆ”s seguro que esa mujer no te conviene sigue con tu vida al lado de Amy. Yo pienso que es lo mejor. 

Enzo afirmó con la cabeza clavando la mirada en el suave baile del agua. 

ĀæPor quĆ© pensaba tanto en Felipe si estaba seguro que esa relación no tenĆ­a futuro? ĀæPor quĆ©? ĀæPor quĆ© tenĆ­a que sentir atracción por otro hombre como Ć©l si era un interĆ©s que nunca antes experimentó en su vida? No ocultaba que extraƱaba mucho las horas de compartir con Ć©l tumbados en el mueble acariciĆ”ndose en silencio. Emitió un suspiro. 

Israel le puso la mano en el hombro en seƱal de apoyo. Enzo le sonrió con sentimiento de pesar. 

Horas despuĆ©s los dos hermanos partieron al hotel familiar, el candidato polĆ­tico se fue rumbo al spa estaba decidido a terminar su domingo en medio de lociones y masajes que no le hicieran recordar en campaƱas. Enzo hizo una investigación en la recepción sobre la disponibilidad de la sala de proyecciones en lo que quedaba de horas para ese dĆ­a, al saber que estaba disponible hizo una llamada telefónica y partió rumbo a la oficina de su padre donde se puso a hablar con Ć©l durante varias horas. 

Por otro lado el Ć”nimo de Felipe habĆ­a decaĆ­do mucho desde que explicó la verdad a Enzo Chacón, sus bajas intenciones de chantaje a Ć©l provocaron que Enzo lo eliminara de su vida para siempre, lo bloqueó del WhatsApp y ya nunca mĆ”s tuvieron contacto. Por eso se quedó perplejo cuando en la pantalla de su celular se mostró su nombre con una llamada telefónica que dudó en atender. De hecho contestó en el segundo intento. Enzo no le dio tiempo de hablar, solo le dijo que lo esperaba a las 6:00 pm en la sala II de proyecciones  del Neptuno Palace. 

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Felipe sintió un vuelco en el corazón. A la hora planteada llegó al bonito hotel oliendo a perfume y vestido de traje y corbata. Al presentarse en la recepción le indicaron la ubicación del lugar y fue acompaƱado de un botones. 

—¿Felipe Gargano? —susurró la recepcionista a su compaƱero cuando el hombre se alejó. 

—Efectivamente —afirmó su compaƱero—, es el hermano de la candidata rival de Israel. Seguramente viene a pactar asuntos de polĆ­tica, asĆ­ se maneja ese sucio mundo. 

—No lo dudo —indicó la muchacha—, el seƱor Enzo me pidió discreción. 

—Vaya, vaya. 

DespuĆ©s de usar el ascensor y caminar un iluminado pasillo Enzo fue acompaƱado al lugar indicado. Le dio las gracias al botones y entró a la sala. Estaba oscuro. 

—¿Hola? —preguntó con duda. 

Las luces se encendieron a control remoto y Felipe Gargano abrió la boca sorprendido, no por la majestuosidad y aires de oficina del espacio sino porque ocupando el asiento en la cabecera de la mesa Enzo Chacón lo esperaba totalmente desnudo. Su cuerpo brillaba bajo las luces y su polla flÔcida estaba a un lado de su muslo mientras que sus grandes testículos le colgaban entre sus piernas abiertas.

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Felipe contuvo el aliento sin dejar de comĆ©rselo con la mirada. Sintió que su pene se hacĆ­a grande dentro de su pantalón. 

—Cierra la puerta no quiero que me entre frĆ­o —dijo Enzo como una broma, ya la sala contaba con aire acondicionado. 

Enzo cerró la puerta con seguro tras de sĆ­ y se quedó ahĆ­ sin mover con una graciosa y grande erección en su pantalón. 

—¿Cómo estĆ”s? —quiso saber Enzo. 

—Confundido. 

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Enzo le regaló una tierna sonrisa, esa que tanto le gustaba a Felipe porque contrastaba tanto con sus rasgos salvajes. 

—Ven —lo invitó. 

Felipe caminó lentamente hasta detenerse frente a Ć©l y admirar a pocos centĆ­metros lo excelso de su cuerpo de dios. 

—He tomado una decisión que no puedo hechar para atrĆ”s —dijo Enzo—, aunque debo odiarte por lo que hiciste, voy a ceder a este horrible sentimiento que siento. Esta especie de SĆ­ndrome de Estocolmo. SerĆ© tuyo, todo esto que ves aquĆ­ —dijo pasando la palma de su mano desde el pecho a la cadera— es para ti

Felipe se inclinó sobre Enzo y colocó su mano en el pecho. DespuĆ©s la bajó hacia sus testĆ­culos hasta que le dio una palmada. 

—¿De quĆ© se trata todo esto, Chacón? 

Enzo gruñó y despuĆ©s se rio. Su polla empezaba a reaccionar. 

—Lo estuve meditando y siento que me acostumbre mucho a ti, pipe. Aunque deba seguir con mi vida y alejarme de ti una parte de mi cerebro me hace pensar en tu nombre a cada instante. ĀæCómo estarĆ”? ĀæQuĆ© hace? ĀæQuĆ© pudo hacer? 

Felipe tomó los grandes testículos de Enzo y los apretó con su mano. Chacón abrió los ojos y apretó los dientes.

—Ahora soy yo el que tiene miedo —afirmó Felipe—, mucho y no sĆ©. No lo sĆ©. 

Retorció las bolas de Enzo, haciéndole soltar un gemido ahogado.

Felipe se apretó los labios, miró a Enzo y lo soltó de las bolas.

Enzo gimió y se dobló ligeramente.

—¿QuĆ© pretendes hacer con la mujer botox? 

—Con Amy no quiero terminar. La amo. Eso lo debes saber. 

—Carajo, no puedo competir contra ella. Siempre ha sido tu mujer. Ā”Vete a la punta del cerro, Enzo! 

Felipe se dio la media vuelta caminando con toda su abultada erección con destino hacia la puerta. 

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—Pipe, no te vayas —fueron las palabras de Enzo, sonaron como una sĆŗplica. Se habĆ­a quedado frotando sus bolas. 

Felipe volvió a observarlo, encontrĆ”ndose con una hermosa mirada. 

—No te vayas, pipe

—¿Entonces, quĆ©? —Felipe se acercó a Ć©l abriendo los brazos en seƱal de una desesperada respuesta. 

Enzo corrió hacia Ć©l y simplemente lo tomó de la barbilla y lo besó en los labios. Felipe correspondió. Estuvieron dĆ”ndose besos sin interrumpir por casi 20 segundos hasta que Felipe Gargano volvió a apoderarse de los grandes testĆ­culos de Enzo apretando con fuerza. 

Enzo contuvo el aliento y se paró firme, alejando su rostro del de Felipe. 

—¿Quieres que sea tu estĆŗpido amante? 

Aplicó mĆ”s presión, los ojos de Enzo se agrandaron. Para que pudiera hablar, Felipe tuvo que dejar de apretarle los huevos, sin embargo no apartó su mano. 

—AsĆ­ comenzamos en un principio —alegó Enzo—, tĆŗ y yo encerrados en la complicidad de tu departamento. Al principio te odie, pero hiciste que te fuera conociendo, enamorĆ”ndome de la persona que en realidad eres. De compartir el silencio y el ruido contigo. 

—Yo te quiero tener solo para mi. No creo que esto vaya a funcionar asĆ­, tengo miedo de que falle y que nos descu… 

Enzo lo interrumpió con un beso en los labios que nuevamente capturó la atención de Felipe. 

Cuando se separaron sostenieron la mirada. 

—SerĆ” un secreto entre los dos. Nada tiene que cambiar. No hay nada que perder. 

—A ti te puedo perder. 

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—Shhh —Enzo, liberado de los testĆ­culos, suavemente llevó a Felipe contra la robusta mesa donde lo hizo recostar. Se sentó encima de Ć©l sacĆ”ndole el saco y despuĆ©s abriĆ©ndole la camisa. 

La polla de Felipe estaba dura como roca, creando un contorno muy duro bajo las firmes nalgas de Enzo Chacón.

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Los dos hombres tenían expresión de amor en su rostro. Enzo regaló varios besos al cuello de Felipe y Gargano a su vez le besó los pezones hasta dejÔrselos duros.

Cuando Felipe estuvo completamente desnudo recibió un inexperto sexo oral de Enzo, sin embargo, estuvo un poco bueno y ya lo enseƱarĆ­a a mejorar. DespuĆ©s, Felipe le correspondió a Enzo llevĆ”ndolo a la cima del placer, se frotaron en la mesa sin dejar de compartir besos y caricias. Estuvieron uno al lado del otro masturbĆ”ndose hasta causar un destrozo pegajoso con sus rastros de semen sobre la mesa utilizada por ejecutivos. 

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