Uno de ellos era Pablo que con celular en manos emitía un live para Instagram. Las normas electorales del país demandaban que el único organismo en mostrar los resultados era la institución oficial, todo lo demás era inferencias.
—Estamos esta noche muy emocionados —decía Pablo a la cámara. Tras de él un grupo de jóvenes, del ala jovenil del partido daba brincos celebrando—. Tengo que agradecer especialmente a todos los que votaron. Estoy completamente seguro que desde hoy se escribe una historia de revolución democrática para la isla Orinoco.
Su hermano Simón apareció en el foco. Estaba sudando de tanto saltar. Sostenía un vaso de ácero inoxidable con un liquido que seguramente era alcohol. El inseparable hermano de Pablo se unió abrazándolo por el hombro y dando un grito de euforia.
Más allá de la entrada y del vestíbulo del edificio dos guardias custodiaban el ingreso a las oficinas principales, uno estaba a pie de las escaleras y el otro ante el ascensor. Enzo Chacón no necesita dar la contraseña para subir, ya lo conocían. El caballero de 29 años regresaba de casa con una indumentaria más selecta para la celebración. Olía mucho a perfume caro. Mientras subía en el elevador sonreía mirando la pantalla del celular, era la imagen de un delito electoral, pero cometido con mucho cuidado y sin molestar a nadie. Felipe Gargano había votado por Israel.
Enzo llegó a la sala prácticamente VIP escogida para aquella noche, ahí estaban algunos dinosaurios de la política, jóvenes en ascenso con ansias de poder, empresarios y uno que otro halagador de cuello blanco.
—¡Ganamos, Enzo! —lo saludó Jesús Morales, uno de los mejores amigos de la infancia de Israel y que se desempeñaba como experto en número y estadísticas. También había cambiado su horrible ropa desgastada por algo acorde para la noche. Aquel hombre desde el mediodía aseguró que los puntos daban clara ventaja a Israel, en la tarde notificó que la victoria era para Chacón. Y en la noche con copias de las pruebas de los resultados en los centros de votación en la isla se jactaba de sus cuentas.
—¡Eres un az! —Enzo lo abrazó, igualmente vestido como todo un caballero, a Jesús no se le quitaba el olor a cigarro de encima.
A continuación se escucho un ruido estridente desde la planta baja, gritos de emoción, consignas y la repetición del nombre del nuevo gobernador crecía por montón.
Marcos Chacón se acercó a la ventana panorámica.
—Llegó el gobernador —anunció con un brillo en la mirada.
El Israel que llegó minutos después de la mano de una radiante Patricia era completamente diferente al que se bajó del vehículo, estaba completamente despeinado, lleno de sudor propio y ajeno que manchaba su traje y sus zapatos pisados. Todos los que allí estaban acudieron a él en estampida igual emoción o más recatada que la multitud de abajo.
—Cuéntame qué sucedió con Domingo Ibarra en el municipio Libertador? —quiso saber Enzo mientras su primo era ahogado en abrazos.
—Resultado arrasador —declaró Jesús—. Antes de que la mañana terminara ya sabíamos que era el nuevo alcalde.
—Genial.
Los dos hombres esbozaron sonrisas de triunfo cuando el gobernador caminó hasta ellos. Extendieron los brazos muy grande y se abrazaron al nuevo gobernador.
Más allá Marcos Chacón observaba su celular y negaba con desaprobación una publicación de Twitter que la principal rival política de Israel. Se leía:
La Oligarquía de isla Orinoco trabajó a favor de la corrupción estas elecciones.
Marcos Chacón emitió una sonrisa, que mala perdedora. Abrió los ojos lleno de sorpresa y el corazón le daba un vuelco. En los parlantes instalados en el edificio resonó la voz de la coordinadora principal del Consejo electoral del país. Era el momento del nombramiento oficial de Israel como gobernador.
—¿Y si hacen fraude electoral y nombran a Valeria? —apuntó nervioso el candidato. Patricia se colgó de su abrazo, vanidosa de ser la nueva primera dama del estado.
—No seas tonto —lo calmó Jesús Morales—. Tenemos las pruebas para acusar el fraude.
La transmisión oficial por todos los medios anunció a los habitantes la felicitación por acudir a las urnas electorales, el reflejo estadístico de los resultados generales, la petición de los candidatos de aceptarlos y la celebración por parte de los ganadores de manera respetuosa y organizada. Seguidamente comenzó a dar el nombre de los nuevos ganadores por los estados del país.
Israel estaba que moría del nervio esperando una traición del instituto independiente, Patricia sonreía feliz. Jesús Morales se veía confiado, con su excelente labor ese día firmaba su destino como próximo candidato a diputado local y provisional nombramiento como jefe de gobierno. Enzo estaba ansioso y Marcos Chacón se quedó relegado junto a la ventana.
—Por el estado Orinoco… —se escuchó la voz de la rectora.
Simón y Rafael llegaron a la sala.
Simón y Rafael llegaron a la sala.
En todo el edificio retumbó la alegría y nuevamente Israel era tomado en brazos y encogido en un círculo de sus nuevos aduladores y gente que de verdad le apoyó desde un primer momento. En la planta baja Pablo saltaba de la emoción junto a sus compañeros del ala juvenil del partido.
Patricia estaba orgullosa comenzó a recibir mensajes de sus nuevas amigas que la envidiaban, no solo tenía a un hombre rico y guapo para ella, sino al nuevo gobernador.
Marcos Chacón abrazó con afecto a su hijo.
—¡Felicitaciones, Israel. Te la mereces, marico! —fue la incorrecta felicitación de su hijo Rafael, sin embargo estaba emocionado y se colgó de los brazos de su padre.
Mientras todos los gestos de alegría se demostraban para el nuevo gobernador de la isla. El equipo de sonido del partido trabajó en un balcón del edificio donde el candidato electro se iba a dirigir al público. Lo iba a acompañar su equipo de trabajo más cercano y tras él Patricia y Rafael como gesto político estratégico de solidez familiar.
—Oye, Israel —se acercó a él un joven que en los últimos días trabajó en la campaña y en el call center del partido durante las elecciones. Nadie lo conocía en realidad y consiguió colarse en la sala porque averiguó la contraseña—. Felicidades, gobernador.
—Muchas gracias —afirmó el político extendiendo la mano.
—Sin embargo, Valeria Gargano te envía un mensaje.
—¿Qué? —Israel dobló el ceño.
—¡Eres el ganador y a partir de hoy tendrás a la peor oposición que haya existido en esta isla! —anunció el espía. Con eso echó la pierna hacia atrás y empujó una fuerte patada en la entrepierna del gobernador.
El pantalón casual de Israel no pudo detener la fuerza de la sorprendente y dura patada que se estrelló contra su pelvis. Las bolas del ex candidato aborbieron toda la potencia del golpe, comprimiéndose entre el empeine y la pelvis. Israel abrió los negros ojos y escapó un grito de terror. Cayó de rodillas agarrándose los testículos.
El espía emprendió la huida siendo sostenido por Jesús Morales, comenzaron a forcejear.
—¡No dejen ir a ese bastado! —rugió Marcos Chacón.
–¡Mi amor! —Patricia corría hacia su macho convaleciente.
Israel se mecía de rodillas en el suelo sujetándose los cojones, con la mirada perdida y la boca abierta buscando aire para respirar.
El espía consiguió levantar la rodilla contra la entrepierna de Jesús Morales, que lo dejó ir mientras caía de costado al suelo sujetándose los pequeños huevos y encogiéndose de dolor. Sus testículos se habían estrellado con bastante fuerza para dejarlo incapaz de defenderse.
—Ay, ay —repetía lleno de dolor con la cara en una mueca de pesar y congoja.
El espía iba escalera abajo y en vano fue detenido por el equipo de seguridad. Le esperaba una demanda y un mal futuro.
Arriba el equipo atendía a Israel y lo envolvía en atenciones.
El candidato estaba sentado en un mueble de cuero y siempre afirmaba sentirse bien. Frotaba sus genitales con una mano, sus grandes toronjas en medio de sus piernas se mostraban sin vergüenza en el abultado pantalón.
El pobre Jesús Morales fue opacado en atención. Estaba sentado en el suelo y apoyado en una pared con ambas manos en los testículos. La boca estaba torcida mientras procesaba su dolor.
Enzo y Pablo lo habían ayudado.
—¿Estás bien? —quiso saber Enzo.
—S… sí —afirmó Jesús—. Nada en este momento va a eclipsar el triunfo de Israel, menos la loca del dildo.
—Que mala perdedora —comentó uno de los Chacón.
Israel a lo lejos seguía acariciándose los huevos con una mano, se recostó en el espaldar mientras alguien le traía una botella de agua cerrada.
—¿Estás bien, muchacho? —quiso saber Marcos Chacón.
—Sí —afirmó Israel. Se agarró las grandes bolas con ambas manos y sonrió de dolor—. En minutos vamos a dirigirnos al público. Que Valeria quede ardida.
—¡Es una loca! —la insultó Patricia, abrazó a su hombre muy preocupada por el salud de las grandes pelotas que horas más tarde ella se iba a llevar a la boca en un momento íntimo. Aunque Israel todavía tenía dolor de testículos ella le dedicó especial atención.
Ofrezco también una versión donde Valeria es la ganadora, para leer clic en el siguiente link
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