Competencia de abuelos (1/3): conversación bochornosa - Las Bolas de Pablo

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27 sept 2021

Competencia de abuelos (1/3): conversación bochornosa



Estanislao Kołodziejski se cruzó de brazos y puso los ojos en blanco cuando Marcos Chacón acompañado de su hijo Israel apareció ante la puerta del departamento de su hija para llevar un inmenso pastel de cumpleaños a Rafael Chacón Kołodziejski en sus 16 primaveras. El adolescente fue a recibir con mucha emoción a su abuelo paterno.

Era la noche del lunes 27 de septiembre y en el departamento estaban los amigos más cercano del rubio heredero compartiendo y jugando.

El viejo Estanislao, un emigrante polaco de 60 años, conservado hombre de estatura alta, tez bronceada, cabellos castaño claro y poblado bigote tenía un gran rencor hacia los Chacón, desde la perspectiva política hasta el campo familiar. Aquel sucio candidato a la Gobernación izquierdoso de manera irresponsable embarazó a su hija cuando eran adolescentes y Marcos Chacón desde aquella época, 16 años atrás solo se comportó como un hipócrita. Ciertamente estuvo furioso cuando un adolescente Israel con la frente llena de espinillas embarazó a su novia y su propio padre repelió los meses de embarazo de los ociosos jóvenes. Solo bastó que el bebé naciera para que el abuelo paterno se llenara de orgullo con su gran heredero generacional.


¡Odiaba a Marcos Chacón en todos los ámbitos! ¡Siempre triunfador! ¡Bonachón! ¡Jovial! ¡Creyéndose el mejor! ¡El gran patriarca! ¡Adoptando a tres de sus sobrinos como hijos propios para perfilarse como el abnegado hombre ante la sociedad! ¡Ministro de turismo de un partido político populista! ¡El que se creía el hombre más perfecto sobre la tierra! ¡Cuánto odiaba a ese tipo que con bastante cariño abrazaba a su nieto! 16 años atrás no era el mismo abuelo cariñoso, sino un hombre amargado porque su hijo había dañado su futuro y le manchaba su historial como ministro.

Encima de todo, ¡un tipo desubicado! A sus 51 años el hipócrita Chacón vestía como si tuviera la edad de uno de sus hijos. Esa noche tenía una camiseta negra ajustada y jeans rotos, ¡que tipo más patético! Pensó Estanislao.

Lo que más odiaba Estanislao, era que Marcos Chacón se había robado el cariño de su nieto, ¡cuanto detestaba a ese miserable por hacerle aquello! Si bien Rafael lo adoraba como abuelo, no demostraba la misma admiración y devoción que se volcaba sobre el abuelo Marcos.

Para su mayor rabia el nieto tenía por nombre Marcos Rafael, ¡tuvieron la grosera desfachatez de omitir un auténtico nombre polaco de una gente tan pura como su familia!

Marcos Chacón era tan egoísta, pensaba Estanislao, que había desplazado como padre a su propio hijo Israel. A ojo de buen entendedor Rafael se dirigía a Israel como si fuera su hermano mayor. ¡Que familia disfuncional! Se repetía Estanislao bebiendo de su whisky.

Con horror el hombre pensaba como los Chacón ensuciaron su hermoso código genético condenando con su sello al buen muchacho de portar unos testículos grandes y tener que transmitirlo a todos sus descendientes varones.

—¿Cómo está, Marcos Chacón? Pensé que no se atrevería a venir por aquí, disculpe, lo digo porque como también planificó una super fiesta para Rafa este fin de semana en su hotel, pensé que guardaría energías —comentó Estanislao cuando su ex consuegro le saludó—. Aprovechando que ya está aquí. Quiero decirle que me parece una gran irresponsabilidad de su parte regalarle un vehículo a mi nieto, ¿qué pretende? Rafael cumplió 16 años no la mayoría de edad.

Marcos Chacón que tampoco profesaba el mayor cariño por el otro abuelo de su nieto, un seguidor del partido COPOR que, vestidos de social cristianos besaban a escondidas la derecha, no tuvo gran tacto en demostrar tolerancia. En su lugar hizo una sonrisa que para nada pareció sincera.
—Ya he hablado con mi nieto, su nuevo auto no será para ir de fiestas o salir a echar pinta con los amigos. Pongo las manos al fuego por lo responsable que ha sido Rafa cuando maneja. Yo mismo me encargué de enseñarlo a manejar. ¿Y usted qué ha hecho por él?

Estanislao lo miró con ojos de fuego.

—Todo, he hecho todo. Solo sucede que usted quiere abarcarlo por completo, señor Chacón. Hasta la responsabilidad de padre la tomó.

Marcos Chacón dobló el ceño molesto. En la mesa del recibo Israel Chacón se divertía charlando como uno más entre los amigos de su hijo.

—No le acepto que diga eso, señor Culodziejski —negó Marcos burlándose del apellido del honorable emigrante.

—Kołodziejski —corrigió Estanislao—. Kołodziejski, tu nieto también lleva el apellido.

—Oh, disculpe —continuó Marcos, bastante cínico—. Sucede que Chacón es su primer apellido y prácticamente su tarjeta de presentación.

Estanislao volvió a mirarlo con desdén.

—Su buena ascendencia polaca es su mejor presentación. El físico es lo que primero se observa —afirmó Estanislao.

—¿El físico? Mi nieto tiene unas buenas toronjas Chacón entre las piernas. Ahí está presente mi herencia en su físico —se burló Marcos.

Estanislao observó a su interlocutor de pies a cabeza con mirada de furia.

—Un par de huevos horribles que le cuelgan como campanas amorfas. Par de veces el niño se queja porque se sienta sobre ellos.

—Ya le daré mis consejos.

—Sí, hágalo. Como solo usted sabe hacerlo, siempre fastidiando la vida ajena. San Marcos Chacón, hay que nombrarlo. Voy a postularlo al Vaticano. El mejor hombre del mundo.

—Simplemente hay quienes nacemos con estrellas y otros nacen estrellados —replicó Marcos Chacón sintiéndose divertido.

Estanislao sintió que le hervía la sangre, siempre aquel viejo idiota tenía la marca del triunfo encima. ¡Exitoso y socarrón! Era la peor combinación junta.

—Al menos le heredé una buena hombría —afirmó Marcos—. ¿De ti no hay mucho que decir, Culodziejski?

—¿A caso no ha oído de la salchicha polaca? Cuando quiera se la doy de comer.

—Nada como una excelente carne criolla no cumpla —afirmó el ex ministro de turismo llevándose la mano a su entrepierna, agarrándose el impresionante bulto, mostrando un gran conjunto de carne guardado en sus pantalones.

El hecho llamó la atención de una amiga de Rafael, una extraña chica que sentía un cierto grado de atracción por los hombres mayores. Viendo a Marcos apretar su entrepierna se le hizo agua la boca. Se acomodó en el asiento y dijo a viva voz:

—Debe ser muy agradable tu vida, Rafael. Tus papás son muy jóvenes y tus abuelos también. ¿Cuál de los dos señores es tu favorito?

Rafael emitió una sonrisa, similar a la de Israel cuando se pone nervioso. Dirigió miradas a Marcos y Estanislao. 

Chacón sacaba el pecho con orgullo y Estanislao estaba petrificado como si se preparase para el paredón.
Claramente el cumpleañero tenía un favorito, pero no se atrevió a dar respuesta.

—Mis abuelos son unos crack—se limitó a contestar.

—Di la verdad, Rafael —dijo Estanislao como si estuviera herido—. Sin vergüenza alguna, di que prefieres a Chacón.

Marcos abandonando todo ápice de compostura sonrió mostrando los dientes y guiñó un ojo, su pupila abierta brillaba de alegría. Chasqueó la lengua.

—Di que prefieres a este izquierdista con ropa y vida de derecha —concluyó Estanislao.

—Oye, yo soy socialdemócrata, para explicarte que yo…

Las frases de Marcos Chacón se vieron interrumpidas cuando Estanislao Kolodziejski apretó el puño y lo impactó en su hombría, lastimando sus bolas de 51 años. Marcos Chacón dio un salto, seguido de un gruñido gutural después de sentir como la dureza de los nudillos chocaban contra la tranquilidad de sus grandes bolas.

—¡Ooooooouuuuuch!


Marcos Chacón se agarró los testículos con una mano, frunciendo el ceño de dolor y molestia. Con la otra mano se apoyó contra un muro donde reposaban recuerdos de viajes a Polonia.

Estanislao se echó a reír.

—¡Papá! —reaccionaron cada uno de los hijos.

La madre de Rafael era una preciosa rubia de 31 años, piel blanca y suave como la seda, su mirada conservaba la gracia angelical de los 15 años.

Los compañeros de Rafael se dividieron en mezclas de emociones. Muchos se sorprendieron, algunos se rieron por el divertido giro de la reunión y pocos se llevaron las manos a las gónadas, porque comprendían aquel intenso dolor que solo un macho ha experimentado.

—A leguas se nota que este viejo no aguanta ni cinco golpes —explicó Estanislao—. Se cree muy bueno, el mejor de todos y sopla el viento y se lo lleva. ¡Muchachos! —se dirigió al grupo— ¡La vida es dura!

—¡Dura es la que te voy a dar, viejo maricón! —respondió Marcos Chacón. Dicho eso empujó su calzado Adidas a la hombría del polaco desde atrás. Subiendole las maduras bolas al techo de su pelvis.

¡POF!

—¡¡¡AAAAAAAAH!!! —Estanislao movió la campana de la boca, mientras que sus ojos se cristalizaban con la mirada perdida en el horizonte. Se llevó las manos a los testículos y cayó de rodillas. Tieso de dolor.

—¡Papi! —Katrine Kolodziejski, acudió a atender a su padre.

Israel hizo lo propio, Marcos Chacón estaba doblado de dolor acunando su majestuosa virilidad.

Estanislao también se agarraba los huevos y estaba a punto de llorar.

—Nosotros nos vamos, chicos —dijo Israel.

—¡Esto no se va a quedar así, Marcos Chacón! —juró el polaco—. Yo soy mejor hombre que tú y mejor abuelo.

—¡Cuando quieras nos enfrentamos!

—El sábado —juró Estanislao, todavía de rodilla, con los muslos separados y ambas manos en la entrepierna—. Después de terminar la fiesta de Rafael te reto a un duelo de hombres. Ahí te darás cuenta que soy mejor hombre y mejor abuelo, ¡grandísimo fanfarrón!

—¡Te espero, Culodziejski!

Marcos Chacón y su hijo se retiraron, Rafael ayudó junto a su linda madre a sentar al abuelo. Al mismo tiempo sus amigos no se aguantaron en comentar:

—Esa fiesta va a estar muy buena.

—¡Yo voy a Chacón!

—El polaco promete, ¡es más imponente!

—¿A caso no viste que sus músculos no sirvieron de nada?

—Los dos viejos se van a reventar las bolas.

—¿Qué importa? Ya tuvieron hijos.

—¡Que asco, no! Son unos abuelos, es más interesante si ocurriese con alguien de 30 años.

—Yo apuesto mi dinero al ministro.

—Y yo al polaco.

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