EL PECADO DE ARNUBIS.
CONTIENE BALLBUSTING M/M Y F/M
Arnubis alias cara de sopa, caminaba aquella tarde de jueves con sus dos secuaces, el mal humor les gobernaba pues la noche de miĆ©rcoles les fue terrible con la paliza que les dieron entre NicolĆ”s, āel enemigo de Bornacelliā, y ese joven de chaqueta azul y hĆ”bil con el palo. (UNANOCHE DE MIERCOLES PARA UNA MAĆANA DE DOMINGO Parte 4).
EN LA MADRUGADA DEL JUEVES...
Tras reponerse de los terribles y múltiples golpes, los 6 jóvenes criminales comenzaron a discutir por lo sucedido.
āCuĆ”l es tu maldito problema?!āBornacelli casi le escupĆa respondiendo a un airado reclamo de Arnubis.
āMi problema?...te dirĆ© cual es!
āAAuuuu!!!āBornacelli soltó un aullido cuando Arnubis le enterró un rodillazo en los testĆculos.
Los genitales le dolieron como el diablo, ya de por sĆ tenĆa las pelotas inflamadas. De inmediato se agarró sus partes.
āMi problema es que nos arrastraste a tus lĆos, maldito! y no sólo perdimos plata por no poder trabajar, a todos nos dejaron listos para el hospital. Y para rematar me duelen las bolas, y mucho!
Enfurecido, Arnubis le remató con un puñetazo al rostro. Bornacelli cayó al piso enseguida.
āMaldito sucioāSe quejó el expendedor de drogas ante los ataques repentinos y desleales en su opinión, sus pelotas palpitaban, esos dos golpes le dejaron vencido en el piso.
Los compaƱeros de Bornacelli quisieron intervenir, pero los aliados de Arnubis sacaron sus navajas y les mantuvieron a raya.
El agresor se acercó al vencido:
āEn la calle se vive peleando sucio, tĆŗ con esa venta de drogas en colegios de maricas te crees mejor que nosotros los ladrones, pero tambiĆ©n eres basura.
Los ladrones se marcharon, en adelante ya no habrĆa sociedad alguna entre Arnubis y Bornacelli.
EN LA TARDE DEL JUEVES...
El trio de ladrones pasó por una fĆ”brica abandonada, uno de ellos se asomó por una ventana rota y no pudo creer lo que veĆa!
Dentro de la fĆ”brica se podĆa ver perfectamente a una mujer elegantemente vestida que hablaba por telĆ©fono.
āEs un telĆ©fono de la manzanita, tengo ojo de Ć”guila para reconocerlos a distancia, jefe!
Arnubis confiaba en la habilidad visual de su compinche, dudó un instante, temiendo alguna trampa de la policĆaā¦.Un blanco tan fĆ”cil?
Los 3 ladrones dieron una rĆ”pida inspección por todo el perĆmetro del lugar y sin amenaza a la vista decidieron entrar, no solo por el telĆ©fono, sino por cualquier cosa que la elegante vĆctima tuviese.
Mientras tanto la mujer, de rasgos orientales hablaba por telƩfono con un misterioso hombre:
āEstĆ” hecho seƱorā¦āExpresaba la mujer con orgullo.
āExcelente, y debo preguntar, sufrió?
āBastante, debo decir.
āBien, no esperaba menos de ti, mi Vampira!...Y el compuesto?
āLo tengo conmigo.
āPerfecto, ya quiero poder usarlo.
āPero debo decirle que he tenido problemas.
āY eso? TĆŗ con Problemas? No me reportabas problemas desde el incidente en la Academia de policĆa.
āNo le he vuelto, ni le volverĆ© a fallar, seƱor.
āDe que se trata, entonces?
āEse trió de puercas (policĆas), llegaron a mi escondite favorito, debĆ salir con prisa, ahora estoy en un espantoso sitio mientras se calman las cosas.
āNo te preocupes por esas 3, ya he pensado un plan para ellasā¦Es mĆ”s, ven esta noche para informarte.
āComo diga, seƱor.
Se escuchó un sutil ruido y la mujer miró de reojo.
āDebo colgar seƱorā¦un imprevisto me temo.
āUhm, alto riesgo?
āNo seƱor, sólo diversiónā¦
āEntiendo, te verĆ© en la noche.āLa llamada terminó.
āQue es lo que quieren?āExpuso la mujer en voz alta, y ante esto los 3 ladrones salieron de sus escondites.
āDanos el telĆ©fono y todo lo que tengas, colabora y no te pasarĆ” nadaāSentenció Arnubis.
āCreo que no voy a colaborarāRespondió la mujer, guardĆ”ndose el telĆ©fono en el vestidoā Hoy has cometido un pecado mortalā¦āse dirigĆa a Arnubis quiĆ©n claramente era el lĆder del grupoāā¦Me temo que todos estĆ”n violando el sĆ©ptimo mandamientoā¦son pecadores, y yo acostumbro castigar a los pecadores, jajaja.
āMaldita estĆŗpida!āArnubis y sus compinches sacaron sus navajas para intimidarla.
A pesar de la amenaza, la expresión de la mujer, era de total normalidad.
āRespetarĆ”s los bienes ajenos y pagarĆ”s las deudas, no quitarĆ”s o retendrĆ”s lo ajeno contra la voluntad de su dueƱo, ni causarĆ”s daƱo al prójimo en sus bienes. āLa mujer recitaba el sĆ©ptimo mandamiento, algo de total desconocimiento para los 3 cacos.
La mujer corrió de repente contra uno de ellos, este se vio sorprendido y dudo en usar su armaā¦Un grave error!
Dos dedos de la mujer se hundieron en el cuello del joven delincuente, como si se tratase de un objeto punzante. La piel no pudo detener la fuerza extraordinaria de aquellas uƱas y Ʃstas penetraron.
āAAAhhh!!!āGritó el ladrón cuando de su cuello emergĆa un chorro de sangre a presión. Le habĆan perforado la carótida.
āMALDITAAA!!āFue el grito de guerra del exasperado Arnubis, quiĆ©n lanzó un navajazo a la mujer, fĆ”cilmente evitadoā¦La dama oriental detuvo la muƱeca con fuerza, torciĆ©ndosela e inmovilizando el arma ofensiva.
El tercer ladrón veĆa tambiĆ©n con cuchillo en mano a acabar con la dama, pero Ć©sta le recibĆa con un golpe de empeine en los testĆculos!
āAAaahhh!!āExclamó el sujeto, soltando su navaja.
La dama enseñó sus uƱas a Arnubis, estaban pintadas de negro en las puntas. El ladrón se asustó al verlas, parecĆan las garras de algĆŗn ave rapaz, no le extraƱaba que pudiesen herir el cuello de su compaƱero tan fĆ”cilmente.
La mujer dio un golpe de palma en la nariz de Arnubis⦠El impacto a los huesos propios de la nariz le dejó aturdido y temporalmente ciego por las lÔgrimas y secreción nasal.
La hĆ”bil fĆ©mina tenĆa ahora el arma de Arnubis, pero no la usarĆa, asĆ que la retrajo y guardó en su vestido.
Fue entonces contra el sujeto dolido de sus bolas, el joven estaba sin reacción sólo se tomaba los genitales.
Una patada a la cara le hizo elevar la cabeza, y descuidar sus bolas!
āAAAAAAHHHHH!!!āGritó el sujeto cuando la femenina le apretó los testĆculos. Un apretón mortal que en segundos logró que el pantalón se le tiƱese de rojo⦠Aquellas fuertes uƱas le perforaban el escroto, como si se tratase de cuchillas clavadas.
El varón sentĆa una real tortura china.
āPobrecito, no creo que te queden sanos, JajajajaāLa mujer retiró la manoā¦sólo para atacar los ojos del ladrónā¦VaciĆ”ndoselos de un solo ataque de uƱas.
āAAAAAHHHH!!!!!!!!!!!!!!!āFue un grito de ultratumba. El joven se derrumbó sobre sus rodillas, tomĆ”ndose las vacĆas cuencas oculares.
Pero la mujer con una expresión sĆ”dica, le conectó una patada de artes marciales en la nucaā¦asĆ acabó con su sufrimiento!
Arnubis ya podĆa ver bien y observó la terrible escena, esa mujer āque arrojaba los ojos de su compaƱero al suelo, como si se tratasen de basuraā, era un demonio escapado del infierno sin duda, jamĆ”s habĆa visto tal muestra de salvajĆaā¦Corrió para salvar su vida!
Las piernas de Arnubis se movĆan a su mĆ”xima velocidad, debĆa salir de la fĆ”brica. La mujer oriental estuvo atenta a su escape y comenzó una corta persecución.
Aun con tacones, la dama era rĆ”pida! y casi a punto de alcanzarle, dio un brinco apoyĆ”ndose contra un muroā¦el acrobĆ”tico salto la ubicó frente a Arnubis, cerrĆ”ndole el escape.
El joven ladrón se sorprendió al verse interceptado tan rÔpido, enseguida abrió los ojos y soltó un grito.
āAarrggg!!!ā Le habĆan dado un rĆ”pido puƱo en los testĆculos que le hizo retroceder.
Entonces la mujer inició una lluvia de patadas y puƱos contra la humanidad del ladrón, la sangre emergĆa a escupitajos!
Finalmente una patada en la cabeza le derribó. La oriental se quedó justo frente a él, elevó muy alto la pierna y la descargó en forma de pisotón contra la garganta de Arnubis.
āTu pecado te condenóā¦āUn poco mĆ”s de fuerza se aplicó a la garganta y se escuchó un tronido. Arnubis dejó de moverse.
āJajajajajajaā¦jajajajaja!!āLa mujer oriental comenzó a reĆr al tiempo que jadeaba, fue cuando acercó una mano contra la zona de su entrepierna y comenzó a frotar sus partes Ćntimas sobre la telaā¦la fricción aumentó sus jadeosā¦
ā¦Tres frotes mĆ”s y decidió detenerse, por fin se calmó su respiración.
La mujer abandonó la fÔbrica dejando 3 cadÔveres y mucha sangre.
FIN.
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